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Capítulo 15 (Inocente)
Salimos de la cafetería acompañadas por Michael, un auto negro con vidrios polarizados nos estaba esperando, el conductor abrió la puerta trasera para que podamos entrar, ya adentro Michael nos colocó una capucha a cada una como siempre con una educación un poco irónica, comenzamos a avanzar mientras mi mente seguía pendiente de que nada sucediera en la cafetería.
—¿Sorprendida de verme? – pregunto luego de algunos minutos
—¡Basta de juegos Michael! ¿Cómo sabias que estaría en este lugar?
—Desde que nos separamos tengo gente siguiéndote las veinticuatro horas, comenzaba a extrañarte.
—“¿Gente siguiéndome?” ¿Quieres un nuevo rescate acaso? – logre soltar a pesar de mi vos quebrada.
—Ya lo veras…
El auto continuo con su camino, mientras todos permanecíamos en un silencio profundo, llegado el momento nos retiró las capuchas justo al llegar a un deposito abandonado, el celular de Halle sonaba por tercera vez a causa de Víctor, tuve que pedirle que lo apague ya que no sabíamos que nos esperaba, los grandes portones se abrieron dándonos acceso al interior, el lugar estaba convertido en una fortaleza, decenas de hombres armados podían verse en el patio central de esa construcción, nuestro auto ingreso en el edificio más grande y ahí descendimos justo en la mira de todos ellos, cámaras, computadoras, armas y lunáticos…Si una combinación terrible. Subimos por una escalera hasta el segundo piso para dirigirnos a una pequeña habitación, sus guardias revisaron a Halle y luego de desarmarla la escoltaron a otra habitación.
—¿Dónde la llevan?
—No te preocupes, en unos minutos la veraz de nuevo, esta es una conversación privada – agrego sonriente.
—Nunca retiraste a los hombres de la cafetería.
—¿Que?
—Los hombres que tenías en la cafetería, el trato era que si cooperábamos dejarías a toda esa gente en paz.
—Ahh eso… era mentira, no había nadie más conmigo, pero si no nunca hubieras decidido acompañarme.
—¡Me estoy aburriendo de tus juegos Michael! – No sabía realmente como fue que tuve el valor para decir eso, menos en nuestra situación – ¿Qué es este lugar?
—Este es el Sector-Dos, era aquí donde pensaba traerte luego de que te libere de Edward, no te preocupes él no lo conocía y Sara mucho menos. ¿Cuándo entenderás que no soy tu enemigo?
—¿Entonces qué quieres? No te das cuenta que no puedo más, que esta situación me supera – dije por fin rompiendo en llanto, se acercó a mi lentamente y en un abrazo intento consolarme.
— Quiero ofrecerte protección, Mariza a Sara no le importa si las industrias Vask existen o no, a ella le importa destruir a Víctor y sabe que a través de tuyo lo logra solo en unos minutos, estas en peligro con cada segundo que pases con él.
Me aparte de el con un empujón, limpiando mis lágrimas de forma desprolija con mis manos, mi mente tenia miles de ideas, pero ninguna de ellas me parecía lógica.
—¿Darme protección? – exclame con una risa cargada de nerviosismo – eres un demente, un asesino, jamás me iría contigo Michael ¡Jamás!
—Cambiar un asesino por otro ¿cuál es la diferencia?
—¡Víctor no es como vos, no es un demente o un psicópata!
—Y yo que pensaba que eras una persona inteligente – dijo Michael tras un suspiro – Víctor ha eliminado a sus competidores, ha destruido evidencia, ha lavado dinero, ha vendido armas a déspotas y mafiosos ¿Cómo crees que esta gente arregla sus negociados? Te guste o no tu novio es un asesino.
La mejilla de Michael en solo unos segundos tomo un color rojizo en el lugar que la palma de mi mano había golpeado, había sido el cachetazo más fuerte que había dado a alguien, pero el solamente me miraba inexpresivo como si realmente eso no hubiera sucedido y todo fuera un acontecimiento dentro de mi mente.
—Enojarse esta bien, pero respóndeme algo ¿Si quisiera lastimarte que me detiene ahora? –ante mi silencio solo sonrió consiente de que era un punto innegable…. Si quisiera matarme o dañarme en algún modo, tuvo ya las oportunidades de hacerlo ¿Debería que confiar en un asesino? – Te traje hasta acá para proponerte un acuerdo, una alianza realmente, tal vez si trabajáramos juntos podríamos protegernos mejor y neutralizar de una vez a Sara…sé que no es el mejor momento, pero cuando te tuve en mis brazos recordé el momento que existió entre nosotros.
—¿El momento que existió entre nosotros? Michael fue solo un beso y además eso fue un error, no significo nada – claro que lo recordaba, estaba desesperada por ser liberada, Michael me ofrecía protección y mi cuerpo cedió ante un ápice de cariño.
—Quiero mostrarte algo -dijo sacando un handie de su bolsillo – Soldados tráiganlo.
Permanencia en mi lugar sin saber qué era lo que estaba planificando la persona que se encontraba frente a mí, momentos después dos soldados entraron al pequeño cuarto donde nos encontrábamos acompañados por un hombre atado y amordazado, el pobre hombre estaba completamente lastimado su rostro sangraba debido a fuertes golpes.
—¿Señor Michael que quiere hacer con él?
—Esperen instrucciones – dijo sencillamente antes de volver su atención a mí – ¿Sabes acaso quien es este hombre?
—“¿Que?” ¿debería acaso conocerlo?
—Este hombre fue enviado por Sara, ayer te reuniste con tu amiga en su departamento luego apareció un taxista con unas pizzas en la mano, el cual imagino que será el novio ¿no? – Era cierto Michael vigilaba mis movimientos y lo peor era que nadie se había percatado – este hombre tenía la misión de liquidarte junto con cualquiera que estuviera contigo.
Mi vista solo se fijó en este adolorido hombre que se hablaba frente a mí, sus ojos no mostraban miedo todo lo contrario me estaba intimidando mucho a pesar de que estuviera atado frente a mí, este no era mi mundo, yo no tenía nada que ver con gánsters o mafiosos, mis manos cubrieron mi rostro, tenía ganas de llorar, pero mi mente se enfrió y recobre la postura.
—Encontrare la manera de salir de toda esta mierda, no te necesito.
—¿No me necesitas para deshacerte de Sara?
—¡Puedo hacerme cargo sola!
—Ya veo. Traigan a su amiga.
Uno de los soldados abandono inmediatamente la habitación y tras varios minutos Halle apareció frente a mi esposada, la colocaron junto a Michael quien me miraba sonriente ¿Le parecía divertido algo de todo esto? Se acercó a mi Desenfundando su nueve milímetros y sosteniéndola frente a mi entregándomela.
—Vamos a jugar a algo – dijo parándose nuevamente junto a Halle quien me miraba expectante – Si me disparas salvas la vida de tu amiga.
Mi boca se abrió como si tuviera atado un enorme peso en mi mentón ¿Era en serio? Mis piernas comenzaban a temblar mientras observaba a sus soldados quienes me devolvían una mirada ártica ¿Qué caso tiene todo esto? Si asesinaba a Michael estaría firmando mi propia sentencia.
—Escuchen todos, si la Srta. Márquez me dispara queda inmediatamente en libertad junto con su amiga ¿Entendido?
—¡Si Señor!
“Fanáticos estúpidos”
Una fuerte cachetada impacta el rostro de Halle, la escena me devolvió a la realidad, mis ojos se fijaron en él.
—Estoy esperando Señorita – otro golpe impactaba contra ella - ¿No quieres salvarla acaso?
—“¡Si quiero… no soy una asesina!” ¿Quieres jugar? Juguemos – mi nueva arma apunto en dirección a Michael, mis manos temblaban casi o más que mis piernas, mi mente bombardeaba de ideas todo mi cuerpo, sabía lo que tenía que hacer, pero mi cuerpo no obedecía.
—Intentemos algo mas – se acercó a uno de sus soldados y le saco su revólver volviendo nuevamente a su lugar – Quiero que escuches con atención, voy a matarla, si no disparas para cuando mi cuenta llegue a tres tendrás soportar la carga de no haber podido salvarla ¿Entiendes?... Uno – el arma se apoyó en su sien derecha –… Dos – El arma hizo un sonido cuando corrió una de sus partes para atrás, lo que causo un espasmo en el cuerpo de Halle…por favor –…tre
Por fin unas pocas lagrimas cayeron, mi respiración se alteró en solo un segundo, cerré los ojos con fuerza disparando tres veces, tenía miedo de volver a abrirlos ¿El cuerpo de Michael o el de Hallé? La habitación había quedado en silencio, mis ojos se abrieron poco a poco, pero, nada había sucedido, ni siquiera sabía para donde habían salido los disparos,
—Libérenla – ordeno a sus hombres sonriente – ¿Te das cuenta acaso? Sara no solo sabe utilizar un arma ella puede asesinar a sangre fría sin ningún problema mientras que en tu caso cerraste los ojos y disparaste al techo.
—Me presionaste, no supe cómo reaccionar.
—Sé que fue duro, pero necesitaba demostrar mi punto.
Al menos Michael era un hombre de palabra, libero a Halle de sus esposas como había dicho ¿Su plan? Hablar personalmente con Víctor y establecer a Sara como un objetivo común, en si comenzaríamos a trabajar junto a un gigantesco grupo de asesinos “¿Cómo Víctor? No, no era así ¿Cuánto de cierto tenían las palabras de Michael? En lo que a mi respectaba nunca me había mentido, pero Víctor…” Llegamos al acuerdo que debíamos encontrarnos en la Mansión Vask pero solo se le permitiría la entrada a él y debía ir completamente desarmado.
—¿Qué quieres hacer con este hombre? – pregunto Michael observando al sujeto que había sido enviado para asesinarme la noche anterior.
—¡Nada, no me importa ese sujeto! -dije dándole la espalda.
Se escucharon entonces tres disparos tras de mí, me volví para mirar que había sucedido y me encontré al hombre Sara tirado en un charco de su propia sangre, había recibido tres disparos certeros en su cabeza.
—¿Que? Dijiste que no te importaba el sujeto
La respuesta había hecho sonreír ampliamente Hallé en cambio yo solo pude centrar mi vista en el cadáver, era una vista espantosa, mi cuerpo tuvo un fuerte espasmo, algo subía hacia mi garganta, mi vista permanecía congelada, un segundo espasmo se produjo y esta vez acercándome a una de los rincones de la habitación lo más rápido que pude, vomité lo poco que mi estómago contenía.
—¡Por Dios! – nuevamente mi cuerpo se retorció casando que vomitara nuevamente.
—Mariza ¿Estas bien? – Hallé frotaba mi espalda mientras yo continuaba escupiendo – ¿Ya paso?
—Si, gracias – dije sentándome en el suelo a unos pasos del vomito – ¿En qué momento la vida humana perdió todo su valor Hallé?
—Es un mundo peligroso… por esto peleamos tanto, para defenderte de esto.
—No valgo la vida de otra persona…nadie vale la vida de otra persona, se supone que es algo sagrado.
—Volverá a serlo, te lo prometo – sus brazos me contuvieron en un abrazo que me devolvió una parte de mis fuerzas – Vámonos, es hora de volver a casa.
El camino rumbo a la mansión Vask se hizo muy largo, mi mente seguía repitiendo la escena en mi cabeza, al menos sabía que solo debía preocuparme por Sara, Michael me cuidaba o eso parecía o… la verdad en ese momento ya no sabía que creer, amigos, enemigos, asesinos, armas… me estaba volviendo loca, la seguridad de la casa de Víctor sonrió ampliamente al verme llegar, el auto que nos había llevado hasta el puesto de seguridad acelero desapareciendo de nuestra vista “Buenas tardes Srta. Márquez, que gusto volver a verla, se ve hermosa esta tarde…claro chicos solo soy una estúpida ¿verdad?” ingresamos dentro de la propiedad y fuimos recibidas por Natalia la chica que había sido puesta para que me ayude, supuestamente.
—Buenas tardes Natalia ¿Llego Víctor acaso?
—No Señori… Es decir, no Mariza, no llego… ¿quisieran comer algo, algo para tomar?
—Por favor…lo que sea, tengo mucha hambre.
—Enseguida Mariza.
Ocupamos la extensa mesa principal, mientras permanecíamos totalmente calladas, paso el tiempo hasta que Natalia apareció con nuestra comida, pasta con salsa portuguesa algo que sencillamente me fascinaba.
—Con permiso, buen provecho, me avisan sin necesitan algo.
—No, Natalia ¿Quieres acompañarnos?
—Eso no es apropiado Mariza.
—No te pregunte eso ¿Almorzaste?
—Si Mariza y aunque no lo hubiera hecho no sería apropiado igualmente, agradezco mucho su invitación.
—Me hubiese gustado que lo hagas, no me gusta que me veas como una especie de jefa o algo así.
—No lo hago, te agradezco tu invitación, tal vez algún día podamos almorzar juntas como amigas, permiso … espero que lo disfrutes.
Si bien no había comido nada en muchas horas mi estómago estaba cerrado, mi mente todavía revivía el momento de lo que Michael había hecho, no podía dejar de ver a aquel hombre en un charco de su propia sangre ¿Era cierto en todo caso que era un asesino de Sara? Lo fuera o no, no era la manera de solucionar las cosas, se deberían haber llamado a las autoridades, pero parece que eso nunca era una opción en este extraño mundo donde me encontraba ahora, donde la desconfianza, la corrupción y el asesinato reinaban, donde lo único que importaba era quien golpeara primero.
La noche llego, había pasado toda la tarde acostada, pero por más que intentara conciliar el sueño siempre pasaba lo mismo, siempre la misma escena era la que se repetía en mi cabeza, me aferraba a las finas sabanas que me cubrían ¿Pueden protegerme acaso de mis pensamientos? Necesitaba que así fuera. La puerta de la habitación se abría por tercera vez, ya le había explicado a Natalia que no me pasaba nada, que solo estaba cansada por eso no había probado bocado, pero al abrir mis ojos me encontré a Víctor mirándome desde la entrada de la habitación, se acercó lentamente arrodillándose a mi lado, mis ojos se llenaron de lágrimas al momento que lo abracé con todas mis fuerzas, los minutos pasaron mientras lloraba abiertamente ante él, una vez más…
—Tranquila…todo está bien – comenzó diciendo mientras sus dedos recorrían mis cabellos.
Esa simple afirmación termino de consumir la poca paciencia que aún conservaba, tanto mi cuerpo como mi mente no podían tolerarlo más… me separe de él como si alguna fuerza me hubiera por fin despegado.
—¡No, nada estará bien! absolutamente todo está mal, me quiero ir… quiero que nos vayamos.
—Tranquilízate ¿Qué paso?
—¡Me quiero ir! No quiero estar más así, me canse… estoy asustada.
—Es normal amor, entiendo lo que estas sintiendo.
—¡No, no es normal, nada de toda esta mierda es normal! ¿Tan difícil es de ver o es que acaso no quieres verlo? No quiero nada de todo esto, no quiero tener que vivir así, no quiero estar a tu lado así…
Su mirada bajo al suelo como si estuviera pensando que decirme o tal vez no sabía cómo negar algo de todo lo que mi furia había dejado escapar, solo un abrazo fue su respuesta, sentía su dolor, a lo mejor no sabía que más hacer para que todo esto terminara.
Los rayos del sol comenzaron a entrar por el enorme ventanal que se encontraba frente a nosotros, la discusión había terminado en un abrazo reparador, fueron sus brazos, su perfume, su presencia lo que durmió a mi mente y con ella a mi cuerpo, con respiración tranquila Víctor dormía a mi lado, me despegue de él intentando no hacer ruido, me arregle como pude mi cabello y baje a la primera planta de la casa para dirigirme a la cocina.
—Buenos Días Mariza ¿Cómo estás? – pregunto siempre atenta cuando me vio.
—Mucho mejor gracias Natalia ¿Hay café preparado?
—Si, recién termino de hacerlo, está en la cafetera detrás de ti.
—Gracias – dije sirviendo el café en dos tazas, tomé un pote de dulce de leche, tostadas y manteca, acomodándolo todo en una bandeja.
—Deja que te ayude – dije acercándose a tomar la fuente
—No, Natalia puedo sola…gracias.
Abandone la cocina a un paso increíblemente lento mientras ella me miraba divertida, era obvio que pensaba que la bandeja se me caería en cualquier momento, mi cruel venganza solo fue sacarle la lengua para después subir las escaleras, entre nuevamente en la habitación sorprendiéndome de que siguiera dormido, coloque la bandeja sobre una mesita continua a la cama y comencé a tratar de despertarlo, desde su oreja fui dejando un reguero de besos, pero al llegar a su boca y chocar nuestros labios comenzó a corresponder lo que yo hacía, sus brazos me tomaron una vez más entre ellos, beso y mordió mi cuello, su labios llegaron hasta el lóbulo de mi oreja derecha y sus dientes tiraron de él, me encantaba cuando lo hacía, deje escapar un suspiro.
—Perdón amor, anoche estaba enojada, tenía miedo, dije cosas que no debía.
—Buenos días amor ¿Eres mi desayuno? – había ignorado mis palabras, no le importaba seguir la discusión.
—No, traje nuestro desayuno – nuestros labios volvieron a unirse con lentitud, disfrutando cada roce.
“¡Estoy famélica! Aunque…”
En su compañía mi apetito había vuelto, mi mente estaba tranquila, había vuelto a la normalidad, lo que estábamos haciendo en ese momento era normal, éramos una pareja normal, sin armas, sin mercenarios, sin Sara o Ángela, solo nosotros.
—Ya te lo dije, no puedo simplemente abandonar la compañía – sus dedos acariciando mi rostro que reposaba tranquilamente sobre su pecho tras el reparador desayuno.
—No te estoy pidiendo eso, nombra un nuevo CEO o crea una junta… algo, vámonos.
—No puedo, no ahora.
—¿Cuando?
—Pronto, te prometo que pronto.
Sus manos comenzaron a recorrer mi cuello, descendiendo poco a poco, comenzando como inocentes cosquillas, me gustaba verlo así, divertido y pícaro al mismo tiempo ¿Por qué no serlo siempre? Vivir lejos de todo… todo esto que estaba consumiendo mi mente. Giramos sobre el colchón hasta que quede bajo mi amor, las cosquillas descendieron paulatinamente hasta perderse bajo mi ropa, jugaba sobre mi ropa interior al momento que su lengua inspeccionaba mi boca, nuevamente estaba siendo llevada a un mundo distinto, solo amor y pasión dominaban allí, mi respiración se agitaba a cada segundo, un pequeño gemido escapo de mis labios, su sonrisa apareció frente a mí, nuevamente volví a arrancar todos los botones de su fina camisa, besos, caricias y sonidos placenteros llenaban la habitación, el estridente sonido de su celular intentaba interrumpir la magia por segunda vez, lo ignoramos totalmente envueltos en nuestros deseos, pero insistente volvió a sonar, una de sus manos abandono mi cuerpo para mirar de quien era la llamada y al espiar la pantalla de su celular un nombre destruyo en su totalidad el tierno momento <Ángela>
—¿Ángela?...
—No tiene importancia – sus besos intentaban retornar a la acción, pero era tarde, muy tarde.
—¿Por qué te llama? – escupí molesta mientras lo apartaba de mí.
—Mariza…amor, no le des importancia.
—Ahh… ¿soy yo el problema? – acomode mi ropa lo mejor posible mientras me encaminaba al baño cerrando la puerta tras de mí.
El poderoso chorro de agua caliente de la ducha comenzaba a caer, mientras la puerta era golpeada repetidas veces, cada vez con más intensidad
“¿Estás enojado? ¡Yo más! No voy a abrir, golpea todo lo que quieras”
Me desvestí lo más rápido posible ansiosa de que el agua se llevara todos mis problemas, el cálido liquido recorría mi cuerpo aliviándolo, pero no podía calmar mi mente, había llegado la hora de enfrentar las consecuencias de mis acciones, abrí la puerta encontrándome de lleno con su mirada, pero sorpresivamente era una mirada débil, lo ignore totalmente buscando la poca ropa que había llevado a su casa, me cambie consiente de que su mirada seguía cada uno de mis movimientos ¿Habría acaso algo que no conociera en todo caso?
—Podemos hablar por favor.
—No, no podemos, se hace tarde…
—Puedo decirle a Lucio que prepare el auto.
—No voy a ir.
—¿No vas a ir a la compañía?
—No, no voy a ir con vos.
Salí de la habitación seguida por Víctor ¿Cuántas veces tenía que repetirse esta escena? Debía aceptar que solo estaba celosa, solo era un llamado, pero para mí era más, baje las escaperas principales encontrándome a Halle quien se hablaba tomando un café en compañía de Luke, nos estaban esperando, pese a todos los pedidos de Víctor me negué rotundamente a ir juntos hasta las industrias Vask, Lucas paso a buscarme, atravesamos la ciudad hasta llegar a la seguridad de la compañía, fui recibida nuevamente por todo aquel que me veía pero ignorándolos a todos tome el ascensor para ir al último piso y sentarme por fin en mi lugar, Eva aun no había llegado pero lo que si había llegado era un sobre color madera que simplemente tenía escrito mi nombre, en su interior solo había un CD, tome la notebook sobre mi escritorio y lo introduje en ella para poder reproducirlo, en su interior solo se hallaba un archivo de video
—¿Estás viendo una película de esas en la oficina? Eres una chanchita... – la voz de mi amiga se apagó totalmente al reconocer a los protagonistas del video, cerro inmediatamente la notebook abrazándome – tranquila, tranquila amiga, estoy acá con vos ¿quieres que nos vayamos?
Mi mente estaba en un estado de confusión, odio, tristeza e impotencia por primera vez mi cuerpo se negó a soltar lagrima alguna, había sido destruida por completo, Ángela gano esa especie de guerra que se declarado entre nosotras por decirlo de alguna manera, pero no era por el hecho que se haya acostado con él en sí, lo que había conseguido destruirme era la fecha que aquella cámara mostraba, la conocía muy bien, ese mismo día mientras Víctor estaba teniendo sexo salvaje con esa prostituta rubia, mi vida estaba colgando de un hilo a merced de dos psicópatas, en esa fecha yo permanecía aun secuestrada.
**********
No podía seguir esperando una respuesta por parte del intercomunicador, ya había pasado más de una hora, salí de mi oficina decidido a confrontar a Eva quien permanecía en su escritorio mirando para todos lados buscando algo que ignoraba, su mirada se congelo al ver cómo me acercaba a ella, dio esperanzada una mirada atrás buscando algo que obviamente algo que no estaría ahí.
—Eva… te lo voy a preguntar una vez más ¿Dónde está Mariza?
—Le dije que viniera…voy a buscarla de nuevo – dijo levantándose de la silla
La respuesta de Eva me molesto mucho, estaba tomándome por un estúpido, la sujete fuertemente del brazo haciendo que de media vuelta.
—Basta, los dos sabemos que Mariza no está allá ¿No lo entiendes Eva? No es un juego, estas poniendo en peligro la vida de Mariza, quieren asesinarla – sus ojos se centraron en mi al momento que se llenaron de lágrimas - ¿Es eso lo que quieres? – susurre
Permaneció callada con la mirada fija en mí “¿No me crees acaso Eva?” cada segundo que pasaba era crucial, necesitaba que reaccione, una pequeña lagrima cayo por fin, surco su mejilla cayendo al piso como si estuviera peleando entre creer mis palabras y mantener la lealtad con su amiga.
—Claro que no, no quiero que nada le pase – susurro al fin con una voz quebrada – Lucas, el taxista que me acompaño a su casa cuando fue el rescate de Mariza…me mandó un mensaje hace unos minutos, me dijo que la dejo en una cafetería, pero no me dijo dónde, lo siento en verdad lo siento no sabía nada.
—Necesito esa dirección Eva, comunícate inmediatamente con él por favor no pierdas más tiempo.
Baje hasta la primera planta del edificio mientras hablaba con John, nos subimos a una camioneta de la compañía y emprendimos nuestro camino al centro de la ciudad, llegaría entonces un mensaje de Eva pidiéndome un sinfín de disculpas junto con la dichosa dirección, la cafetería se encontraba en un barrio bastante decente… si hubiera que decirlo de alguna manera, gente común con una vida común “¿Este tipo de vida quieres amor?”.
Entramos al lugar llevándonos casi todas las miradas, era obvio que llamaba la atención no solo por la flamante camioneta negra sino por el hecho de que el mismísimo Víctor Vask pisara una cafetería como esa, era un pensamiento muy ególatra, pero era algo cierto.
—Señor, las tácticas que sabe aplicar no servirán con esta gente.
—¿Qué quieres decir John?
—Que tal vez tenga que negociar por la información, no sé si me entiende Señor.
—Perfectamente.
Negociar por la información…pagarla, mejor dicho, me acerque a la barra, una fina capa de polvo cubría la superficie junto con el regordete empleado tras de ella, se aproximó con una sonrisa estúpida e hipócrita “Si, Soy Víctor Vask, terminen ya con tanto circo”
—Señor Vask…que honor…ehh se … perdón ¿Se le ofrece algo señor? Tal vez una taza de café, tenemos el mejor de la ciudad se lo garantizo.
—“Claro que si campeón… seguro” Estoy buscando a dos amigas, se suponía que nos viéramos acá pero tal vez ya se fueron.
—Viene mucha gente a esta hora señor…perdón por no ser de ayuda.
—Seguro ubicarás a Mariza Márquez ha salido conmigo en televisión y creo que en algunos diarios también “En el escándalo que comenzaron esos noteros que Lorena logro echar a patadas de todos lados…” Si pudieras ayudarme te lo agradecería.
—No lo sé mi memoria está un poco confusa…
—“John tenía razón…maldito corrupto” Tal vez, con esto se aclaren un poco tus ideas – Susurre depositando dos cientos dólares frente a él.
—Buenos señor…
—Esos dos tienen amigos – dos cientos dólares más tuvieron que aparecer – Aunque querido amigo, soy un hombre poco paciente.
—Claro señor… ya las recuerdo – susurro al momento que tomaba el dinero – se fueron hace aproximadamente media hora señor.
—¿Tienes cámaras de seguridad?
Nuestras miradas se fijaron en el monitor frente a nosotros, hasta que por fin mi amada apareció en las grabaciones, el tipo que apareció en la foto que Flix me dio se reunió con ellas y luego los tres se marcharon ¿Qué mierda estaba pasando? El rastro se había enfriado, hasta ahí llegaba la pista sobre ellas, era la tercera vez seguida que llamaba a Halle sin respuesta, estaba colérico, debíamos volver a la compañía, tal vez ella llamaría, un frio intenso recorrió mi columna, no entendía que estaba pasando ¿se había ido a ver con el voluntariamente?
—Tenemos compañía señor, sujétese – dijo de repente mi jefe de seguridad.
Se produjo una explosión de velocidad, nuestro vehículo avanzo rápidamente entre las calles de la ciudad seguido por otros dos, John creaba una entramada ruta, saltándose semáforos, tomando las esquinas a gran velocidad “Sara, el sujeto con el que se encontró Mariza ¿Quién nos sigue ahora?” a pesar de que estaban a punto de alcanzarnos no nos atacaban, no nos dispararon ni intentaron envestirnos solo se limitaban a seguirnos, dimos un brusco giro en una de las avenidas principales de la ciudad, otros dos vehículos se hallaban al final de la cuadra. Le ordene a John que se detenga frente a los oscuros vehículos, los otros dos nos alcanzaron finalmente estacionando detrás, un solo hombre fue el que bajo, vestido con un traje tan negro como sus camionetas y con paso tranquilo se acercó a nosotros, sin más reparos subió a bordo en la parte trasera de mi vehículo encontrándose cara a cara conmigo.
—Buenos días, John por favor conduce – ordeno luego de enviar un mensaje a través de su celular a sus fuerzas las cuales tan misteriosamente como aparecieron se esfumaron.
Mi vista se cruzó con la de mi jefe de seguridad, quien más confundido de lo que yo mismo estaba decidió cumplir la orden del extraño sujeto.
—Hermosa mañana ¿No crees Víctor?
—¿Quién mierda eres? – Solté todavía sin sacarle los ojos de encima.
—Un nuevo aliado – Dijo sonriente – ¿Qué hiciste con el cadáver de Aigner?
—No respondiste mi pregunta.
—Está bien, continuare tu juego – suspirando lentamente antes de continuar - Christopher Jackson INTERPOL – saco del bolsillo interno de su saco una reluciente placa para corroborarlo – Para que termines de entenderlo bien digamos que en estos momentos soy algo así como una especie asuntos internos.
Mi mente se quedó congelada por algunos segundos ¿en que estaba metiéndome?
—¿Tengo que repetir la pregunta acaso? Víctor lo que hiciste quedo silenciado precisamente por nosotros, pero el gobierno alemán quiere tu cabeza en una fuente de plata, se creó un gran revuelo a nivel interno, créeme si te digo que la cosa esta mal y por favor no te esfuerces en negar algo de lo que ya estamos completamente seguros.
—Siendo así…no entiendo el porqué de la protección que me están dando.
—¿Reconoces a esta mujer? – efectivamente era una foto de Hannah – sabemos que mantienes cierto vínculo con ella, Su nombre real es Hannah Fellner alias Ángela Berit, Natalia Mendoza, Virginia Frank etc, etc… no me importa con que nombre la conozcas lo importante acá es que cooperes con nuestra investigación.
—¿Qué investigación? Realmente no estoy pasando por mi mejor momento, mi cabeza no está para lidiar con más cosas ¿Qué me garantizas de este acuerdo?
—¿Qué garantizo? – estallo en carcajadas – que divertido, lo dices como si tuvieras alguna opción, Víctor te garantizo que si rechazas nuestro acuerdo daré luz verde a los alemanes para iniciar tu captura, te garantizo que pasaras los próximos sesenta años en una prisión federal y te garantizo que tu hombría durara solo algunas horas dentro de una prisión compuesta por algunos personajes que nunca en tu vida desearías haber conocido ¿Quieres que te garantice algo más?
—Entonces…si entendí bien, si coopero con Uds. Lo de Aigner queda olvidado ¿No tendría que preocuparme por ninguna represaría por parte de los alemanes? Sería un buen arreglo, si decidiera cooperar ¿En qué tendría que cooperar realmente?
—En efecto, Aigner era un problema, pero lo que hiciste fue pasar por sobre las autoridades de un país soberano, si cooperas podemos mover influencias para hacer que todo se olvide. Veraz hace tres años comenzamos a analizar el perfil oculto del General, sus negocios y…sus socios, la tarea le fue encomendada a un grupo de cinco agentes dirigidos por una de mis mejores agentes, la investigación arroyo una serie de datos realmente increíbles, era un descubrimiento muy importante, rutas de distribución de drogas, centros clandestinos dedicados a la trata de persona y más, mucho más pero, todo cambio hace unos seis meses cuando Hannah ingreso a nuestros servidores y destruyo información muy delicada, si bien ese no fue un problema tan grande porque la información estaba respaldada casi totalmente lo triste fue que los otros agentes asignados fueron eliminados, desde ese momento Hannah se ha convertido en un fantasma y el hecho de que tu tengas un vínculo juega nuestro favor.
La reunión termino con mi absoluto silencio, simplemente pidió a John que se detenga, se bajó de mi vehículo y se perdió entre la población común y corriente.
—¿Señor?... Víctor ¿Qué hacemos ahora?
“Cometí un error…”
—No lo sé… vamos al bar preferido de papá por favor – mis manos sostenían mi cabeza abrumada por la idea que recién terminaba de entender…era verdad, era inocente.
Era una basura, Aigner había sido una basura, pero ¿Acaso no era el responsable de los atentados? Había confiado desde un primer momento en las palabras de Hannah sin tener ninguna evidencia, mi ira había dominado mis acciones de manera total y completamente irracional. Ahora sentado en la mesa de mi familia el vaso de Jack Daniels frente a mi seguía sin ser tocado.
“¡¡NO TENGO NADA QUE VER CON LA MUERTE DE LORENA!! ¡¡POR FAVOR VICTOR!! ¡¡SOY INOCENTE LO JURO POR MIS NIETAS, POR FAVOR!!”
Di un largo trago a mi bebida ¿Cuál era la diferencia entre Sara y yo? Las horas comenzaban a pasar, mi ira volvía a aparecer.
“Los otros agentes asignados fueron eliminados”
Coopere con el plan de Hannah para eliminar un obstáculo, había asesinado a una inmunda basura, pero inocente del crimen del cual lo acusaba, había sido usado, golpee fuertemente la mesa con mi puño tres veces antes de tirar el tranquilo vaso al suelo, todas las miradas se pusieron sobre mí, la seguridad del lugar se acercó rápidamente, pero fueron interceptados por el dueño quien se aproximó con una mirada extraña, pero definitivamente no era ira.
—Perdón Sr. Gatica… de verdad, prometo limpiarlo – dije levantándome inmediatamente
—Toma asiento Víctor – dijo sentándose en la silla que John había dejado libre hacia horas – Jack Daniels… tu padre lo tomaba solo cuando tenía un enorme problema ¿quieres hablar de eso? – me observo atentamente cuando negué con la cabeza – ¿Estas solo? Tu amigo se fue hace mucho, ven te llevo a tu casa.
—¿Puedes llevarme a casa de Lucrecia? – una respuesta que tarde en animarme a decir unos cuantos minutos.
—Claro Víctor…ven te llevo.
Nuestro viaje duro más de lo que yo imaginaba, la mirada de él se negaba a dejarme tranquilo, cada segundo nos acercábamos a un lugar que por años me había negado volver a pisar, el auto se detuvo, había llegado el momento, era hora de enfrentar lo que tanto había negado, al bajar del vehículo una ráfaga de viento lleno mis pulmones dándome valor, conocía bien el lugar, abrí las enormes rejas que daban la bienvenida a la propiedad, un lago camino de flores y frutales se extendió frente a mí, paso a paso me acercaba a la casona perteneciente a la familia de mi madre, subí los pequeños escalones hacia la entrada principal, la vieja puerta seguía ahí como cuando de niño visitaba los abuelos
“Nada cambio, todo sigue igual”
Golpee fuerte la sólida puerta y espere, hasta que por fin se abrió, una mirada cansada y familiar apareció frente a mis ojos, un brillo especial apareció en ellos, la sorpresa la había dejado estupefacta.
—¡Niño Víctor, que alegría! – La fiel ama de llaves y amiga de mi madre seguía a su lado
—Hola Teresa, también me alegro de verte ¿Dónde está Lucrecia?
—Pase por favor.
La antigua decoración seguía ahí, Teresa desapareció para reaparecer pocos minutos después con Lucrecia, quien mantenía una mirada más esperanzada que la que me mostro la última vez que me vio el día de la trágica muerte de Lorena, el sencillo recibidor estaba invadido de fotos familiares, tanto de sus padres como de Alex y mi padre, pero toda una pared me pertenecía, toda una pared dedicada exclusivamente a mí, de mi nacimiento, en la escuela, facultad, fotos con victoria, nuestras vacaciones en Bariloche, con Lorena, la misma foto que tenía sobre la mesa continua a mi cama.
—Hijo… no puedes imaginarte lo feliz que me pone que hayas venido – sus brazos me rodearon dándome un fuerte abrazo, mis brazos repitieron su acción con idéntica fuerza.
—Sentí la necesidad de venir… si molesto puedo irme.
—No mi amor, no me molestas en absoluto, esperaba verte de nuevo, no quería presionarte más, esperar a que tengas deseos de venir – expreso sonriente – ¿Ya almorzaste amor? Teresa prepara algo para celebrar esta visita.
Las horas pasaron mientras conversábamos de cualquier tema sin importancia, solo necesitaba despejar mi mente, deshacerme de cualquier preocupación que decidiera surgir, por primera vez en mucho tiempo estaba frente a ella como había sido en el pasado, un pasado que extrañaba y que necesitaba reconstruir.
—Pobre Alex, ese día me acuerdo que apareció llorando porque habías arruinado el dibujito que estaba haciendo para tu padre.
—Si… buenos tiempos – dije sonriendo, pero necesitaba saber que era lo que pudiera tener para ayudarme – ¿Puedo preguntarte algo?
—Por supuesto amor… ¿Qué pasa?
—¿De dónde conoces a Sara?
—Ya te dije, tu padre y Ernst fueron muy amigos ¿No te acuerdas de ella? Solía ir a casa, eras muy chiquito, pero tienen más o menos la misma edad…o eso creo, esta memoria no es tan lucida como solía serlo.
—¿Tiene algo que ver con Aigner?
—¿Aigner? No… bueno su padre y el fueron amigos, cuando Ernst murió, ella regreso a Alemania a vivir junto con su madre, perdí el rastro de ella luego de eso.
—Sospecho que ella está detrás de todo, todo lo malo que viene pasando es culpa de ella, pienso que busca venganza por el asesinato de su padre.
—¿Venganza? No lo creo… hijo, ella siempre fue una niña que repudio la violencia, me cuesta creer que ahora es una asesina a sangre fría.
—Si lo que digo es correcto ella es la responsable directa del homicidio de Lorena.
—No me lo recuerdes – sus manos taparon su rostro por algunos segundos y tomando aire profundamente me miro atentamente a los ojos – todavía tengo algunos amigos en Alemania, déjame que los llame para averiguar si saben algo de ella ¿Está bien?
—Gracias – una débil sonrisa apareció en su rostro, sus ojos no se apartaban de los míos como si necesitara decirme algo – ¿Ocurre algo?
—Sé que conociste a alguien especial – sus manos tomaron las mías acariciándolas, esperanzada – ¿Mariza se llama? Me encararía conocerla… de verdad, podrían venir a cenar mañana, si es que no hay mucho problema… de verdad me gustaría amor.
—Claro… le preguntare y te llamare para confirmar ¿Cómo sabias de ella?
—Lorena… me conto todo de ella y por la forma que hablaba deber ser una muchacha encantadora.
“Siempre supiste que algún día arreglaría mis asuntos con ella, mi dulce Lorena…estabas un paso delante de todos”
—¿Tienes alguna notica de tu hijito preferido?
—No digas eso los amo por igual, aunque siempre estuve más orgullosa de ti – susurro – ayer me llamo, está dando vueltas por Nevada, cuando se les terminen sus ahorros en whisky, juego y mujeres volverá a casa como siempre ¿Ya lo perdonaste?
—¿no era eso lo que querías acaso?
—Lo único que quiero es volver a unir a la familia mi amor ¿Es un pecado?
Volver a unir a la familia, una misión que pronto concluiría, mi conciencia debía reconocer que hablaba con verdadera razón, era tiempo que el Clan Vask volviera a ser uno o al menos volviera a unirse, a pesar de la partida de mi padre.
Había llegado la hora de volver a casa, para mi sorpresa Mariza ya habia llegado, pero fueron sus lágrimas las que causaron mayor sorpresa
“¡No, no es normal, nada de toda esta mierda es normal! ¿Tan difícil es de ver o es que acaso no quieres verlo? No quiero nada de todo esto, no quiero tener que vivir así, no quiero estar a tu lado así…”
¿De qué me había perdido en el momento que nos separamos? Fuera como fuera, la discusión termino sin respuesta para ella ¿Qué se supone que debía contestar?
Me desperté temprano, Mariza seguía dormida a mi lado, mis pensamientos seguían en la noche anterior, la observé como se levantaba y arreglándose salió de la habitación mientras simulaba seguir dormido, los minutos pasaron hasta que sentí que volvía con nuestro desayuno, la discusión había quedado olvidada, nuestros cuerpos volvían a necesitarse, la había extrañado, me excitaba cada vez más sus gemidos me mostraban que el juego funcionaba con ella, podía sentir la humedad y el calor que provenía de entre sus piernas, seguíamos hambrientos, su sabor estaba tomando el control de mi cuerpo, me enloquecía causar sensaciones tan palpables en su hermoso cuerpo, pero las cosas no salieron como las tenía previstas, en ese momento y tras la insistencia revise mi celular que llevaba cinco minutos sonando.
< Llamada Entrante: Ángela
< 2 Llamadas perdidas: Ángela
Era tarde Mariza se había dado cuenta, la pasión y la temperatura se apagaron por completo, se encerró en el baño y luego me dejo plantado en casa mientras a ella venía a buscarla el novio de Eva, decidí darme un buen baño frio para tratar de tranquilizarme, momentos más tarde atravesé los enormes portones de Industrias Vask, la gente me saludo casi como algo protocolario aunque la verdad no me importo en lo más mínimo, necesitaba hablar con Mariza, pero al llegar ni ella ni Eva se encontraban, un empleado me dijo que estuvieron minutos antes pero se habían ido sin dar ninguna explicación. Esa conducta Lorena la castigaría despidiéndolas inmediatamente ¿Tanto alboroto por una llamada? Entre en mi oficina esperando que mi bella durmiente tenga tiempo para recapacitar, pero al llegar encontré sobre mi escritorio un sobre de madera, tenía el nombre de mariza, ya había sido abierto, en su interior se encontraba una carta de Mariza renunciando e insultándome con total desprecio y junto con eso un CD, lo inserte en mi notebook y puse para que reprodujera el único archivo en su interior un video
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