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Historias de mi puta y nada triste vida V

Al día siguiente, me levante alrededor de las diez de la mañana, salí al mercado que está cerca de la casa para comprar comida para desayunar y unas cervezas por que las necesitaríamos, entre al cuarto de ellas y les dije que se levantaran porque ya estaba listo el desayuno, fui a levantar a mi mujer para que bajara a desayunar levantándose con dolor de cabeza, le preparé una cerveza con limón y sal, mientras le insistía que comiera, al terminar mis cuñadas Bere y Mariana se turnaron para bañarse, mi mujer me pidió que nos bañáramos juntos, en el baño y con el morbo que tenía al saber que otra vez tendría sexo con mis cuñadas, tomé a mi mujer por la espalda y sin preguntarle le restregué mi miembro en sus nalgas, ellas accedió aun y cuando me decía: “chiquito, es que me duele la cabeza” pero no hice caso de sus palabras y la acomodé para que en la posición de perrito le metiera mi verga, ante mis acciones me dijo: “bueno pero que sea un “rapidín” porque están mis hermanas en la casa”, yo empecé con movimientos rápidos, ella se soltó y se empezó a venir y antes de que ella terminara yo me empecé a venirme junto con ella, salimos del baño, me vestí y fui al cuarto donde estaban mis cuñadas, les pregunté que: ”que se les antoja de comer?, para ir al mercado a comprar lo que haga falta” Cynthia me contestó que por ella no me preocupara porque mi mujer le había prometido acompañarla al centro de la ciudad a comprar ropa y accesorios y que lo mejor sería que ellas comieran en algún restaurante en la zona del centro, Bere me miro discretamente y sonreímos con cierta complicidad, me dijo:

-Cuñadito, nosotras comeremos lo que tú digas.

Mi mujer le pidió a Cynthia que le permitiera descansar un poco porque se sentía algo mal por la desvelada y los tragos, Bere y Mariana se prepararon unas cervezas y se pusieron a ver una película en el DVD en la sala, yo me quedé platicando en mi recamara con Cynthia, mientras mi mujer dormitaba, al ver mi mujer que Cynthia no dejaría de insistir, se levantó, tomó sus lentes oscuros y me dijo: “aprovecha y descansa, mientras llevo a esta niña al Centro”, me ofrecí a llevarlas, pero me señaló que prefería tomar el metro y no hacerme la mala obra de llevarlas hasta el centro, ya era medio día cuando mi mujer y Cynthia salieron de la casa, yo me quedé en mi cuarto y desde la ventana miré como se alejaban rumbo a la estación del metro, cuando volteo hacia la puerta, Mariana iba entrando a mi recamara, me abrazó y nos fundimos en un abrazo, seguido de unos besos apasionados y caricias ya sin el temor de que mi mujer nos fuera a sorprender, poco a poco le fui besando el cuello hasta llegar hasta sus pechos, le levanté la blusa y le quite el sujetador, dejando a mis ojos ese par de hermosos senos, Mariana ya estaba caliente, me dijo que nada mas de pensar en la tarde de sexo que tendríamos, la ponía a cien, sus pezones totalmente erguidos, los besé y les pasé mi lengua alrededor, bese sus pechos y me dediqué a mamarlos unos minutos mientras ella, me agarraba el pene, primero por encima de la ropa y después logrando deshacerme del pantalón y jalando mi miembro con fuerza y tranquilidad, me quitó la playera que llevaba y comenzó a besarme el pecho el abdomen y bajó hasta mis genitales, ya con el pene erecto en sus manos se lo llevó a la boca con suavidad, lamiendo el glande y acariciándome los testículos, me acostó en mi cama y siguió mamando mi miembro, yo le acariciaba las nalgas y como podía le sobaba los pechos, se levantó la falda para quitarse las pantaletas, pero le pedí que se quitara también la falda, ya desnuda se subió en mi metiéndose el pene en su vagina con una mano y con la otra se abría los labios vaginales, ya dentro de ella empecé a moverme, pero Mariana me hizo una señal de que ella llevaría el ritmo, así que la deje mientras tenia a modo sus pechos me levantaba para mamarlos y besarlos, noté como su piel se erizaba de placer cuando llegaba mi lengua a sus pezones, y su excitación aumentó cuando con mis manos le abría las nalgas para que, cuando se metiera hasta el fondo mi miembro le pegaran mis testículos en sus nalgas.

-Te gusta cómo te cojo cuñadita?
-Me encanta tu verga cuñadito, m me encanta ahua ahuu, me encanta como me tocas y como me pegan tus huevos en mis nalgas m.
-Estas bien rica Marianita, estas bien sabrosa y me encanta cogerte y como me lo mamas.
-ay! ay! Que rica la tienes, está bien rica, coges muy rico cuñadito coges muy rico.

Me tuve que detener en mis movimientos antes de que la eyaculación me traicionara, y en esos momentos, entró a la habitación Bere con una charola con tres tarros de cerveza preparados, dejó en el piso la charola y con un ademán mío, le señalé que se uniera a nosotros, mientras Mariana cabalgaba en mi miembro, Bere me besaba y se fue girando de tal forma que quedaba a su vista mi miembro enterrándose en la vagina de su hermana, alargó su mano para acariciarme la bes del pene, lo agarró y lo giraba en pequeños círculos por lo que Mariana empezó a correrse, Bere con su mano tocaba en algunos momentos la vagina de Mariana y apropósito levantaba su mano para que al bajar Mariana tocara su mano, le pedí a Bere que me acercara sus pechos, los besaba y lamia con fuerza, ella sola se fue colocando de tal forma que su vagina quedo en mi boca para que le diera tremenda mamada a su rasurada vagina, mi lengua aprovechando sus movimientos, le lamía el ano y noté como Bere cuando mi lengua quedaba ahí se detenía en su movimiento, pero volvía a moverse para restregarse en mi boca, los gemidos de las dos me enloquecían , les pedí que cambiáramos de posición, acomodando de perrito a Bere y las tetas de Mariana en mi boca, sin dejar de masturbarla y acariciarle esas rica nalgas, tramposamente, cada que sentía que de seguir me podría venir, me paraba y sacaba mi miembro de la vagina de Bere les daba sus cervezas, brindábamos y continuábamos, cuando Bere me pidió que no parara le dije a Mariana que nos ayudara besándole la “cosita” a Bere y ni tardo ni perezosa se metió debajo de ella para besar y lamerle los labios y el clítoris a Bere.

-Ay hermanita que rico saben tus “venidas”, y la verga de esta cabrón de nuestro cuñadito esta riquísima.
-Sigue hermanita sigue así chúpamela bien ahu, am, así hermanita ahu m aghm que rico pito ahu m.
-Vente cuñadita vente mójame la verga y la cara de tu hermanita anda mójanos.
Le insistió Mariana: -Bere, anda dame de beber hermanita, anda dámelos en la boca.

Bere, no tardó en hacerlo al igual que yo, escurriendo sobre mi falo y llegando a la boca de Mariana quien no dejo de lamer y tragar nuestros fluidos, se quitó de mi cuerpo después de un par de minutos y se acostó a mi lado.
Rieron a mas no poder, Mariana dijo: -Vamos a bañarnos, que ya ha sido suficiente.

Bere comentó ante la mirada atónita de Mariana: -Yo no aguanto quedarme callada, así que, te lo voy a decir aunque ésta mujer me mate, la próxima semana te tenemos una sorpresa así que vitaminate amorcito.

-Cual o que sorpresa?

Mariana contestó –Solo aguarda, no comas ansias, que ya comiste bastante con nosotras eres un privilegiado o no?

Solo atine a levantar los hombros y mover la cabeza en señal de aceptación.
Nos bañamos por separado, comimos y jugamos un juego de mesa en lo que llegaba mi esposa y su hermana Cynthia, después se prepararon para irse a sus casas y nos despedimos como si nada hubiera pasado, dejando en mi cabeza la intriga de tal sorpresa.
Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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