Septiembre del 2002
Soy Antonio Lázaro, omito mis apellidos, tengo 40 años y vivo en Vigo, trabajo en la Organización Portuaria de esta ciudad (O.P.V.), en el mes de septiembre, yo estaba de vacaciones, mi mujer estaba con su madre, en Bayona, atendiendo un negocio que tiene mi suegra de Hosteleria, mi aburrimiento era máximo, pues mis hijos ya no estaban en casa, estaban con sus abuelos, mis padres en Burela, me encontraba mas solo que la una y aburrido.
Un vecino muy amigo mío me informa que se estaba organizando una excursión, por medio de una Asociación de Vecinos, una excursión de varios días, 8 en total, saliendo de Vigo y visitando Andalucía y levante, con regreso a Vigo,. Hable con mi mujer y esta me animo a realizar dicha periplo turístico. Pague la totalidad del importe 110.000 pesetas, aun hago las cuentas en pesetas, no entiendo los euros, y mi primer fracaso, la totalidad de las personas que iban en este viaje, eran personas jubiladas, y casi todos matrimonios, o grupos de amigas, pero bueno, una vez perdidos al rio de cabeza.
A las siete de la mañana del día 10 de septiembre, en el lugar indicado en la calle Coruña, me recogió el autobús, la azafata de la organización me pidió en comprobante y al verme solo me sentó junto a la única mujer que viajaba sola, me la presento y se llama Amparo, una señora de unos 55 años mas o menos, con la que comencé a charlar, al poco rato abrió una bolsa y tomo una revista, Diez Minutos y se puso a leer. Paramos a las 9 de la mañana en la Cañiza, para desayunar, esta señora no bajo siquiera del autobús, y permaneció silenciosa hasta llegar al Restaurante en donde comimos, bajo del autobús y se sentó en una mesa conmigo, hablamos y comimos, también bebimos una botellita de vino de Castilla. En el viaje de ida hacia el hotel en donde íbamos a dormir, aquí comenzamos a charlar, con una respetuosa amenidad, hablamos de nuestra vida, de nuestra familia, de los problemas que teníamos, etc., etc. Me contó que era viuda desde hacia tres años, que su marido había muerto de accidente de circulación, sus hijos no vivían con ella y casi no tenia amigas de su edad, ya estaba arrepentida de realizar esta excursión, pues cada cual iba con su familia o con su grupo, y nosotros dos parecíamos dos marginados en este viaje. Esta circunstancia nos unió un poco mas y seguimos conversando, hasta llegar al Hotel en donde dormiríamos esta noche, fuimos los últimos en bajar del autobús y claro en llegar a la recepción, como erramos individuales, nos habían reservados dos habitaciones individuales, que estaban situadas en otra ala del Hotel, nos tocaron el numero 1 y 2 respectivamente, esto todo eran las 7 de la tarde y nos anunciaron que la cena seria a las 10 de la noche, con lo cual teníamos tres horas libres para ver la ciudad de Mérida, fuimos a la habitación y nos cambiamos de ropa, vaqueros y una camisa de manga corta, ella cuando llego al hool del Hotel, venia vestida con una falda hasta la rodilla y una blusa de color blanco con una chaqueta a juego.
Salimos a dura una vuelta y a tomar unos vinos de la región, estos vinos no son los de Galicia y poco a poco nos fuimos desinhibiendo y hablando de cosas banales, pasamos por delante de una tienda de ropa, y yo hice un comentario, sobre la ropa interior de las mujeres, que a mi personalmente me chifla ver a las mujeres en combinación, sobre todo si es de color negro y muy cortita, no me hizo caso y seguimos andando y bebiendo estos generosos caldos, que cada vez daban mas calor al estomago y sobre todo una sensación de bienestar maravillosa, a la hora establecida estábamos en el comedor del hotel, en donde cenamos y seguimos charlando, estábamos en una mesa con seis personas mas, todos matrimonios y mayores, con lo cual salió el tema de la Santo Compaña, de las visiones y de las apariciones de los muertos, estos temas están muy metidos en el alma de los gallegos, y es una creencia muy arraigada en el recuerdo de sus muertos, pues así siguió la cena, cada vez uno contaba una historia de estas misteriosas apariciones, con muchos datos y señales, así transcurrió la cena y seguimos hablando de este tema, ya digo muy popular entre nosotros.
Sobre las once y media yo me retire a mi habitación, para dormir, pues al día siguiente teníamos que estar a las 8 en el comedor para desayunar y salir hacia Sevilla, me tumbe encima de la cama y me puse a leer la revista Muy Interesante del mes de septiembre, me dio una buena ducha y me puso un bañador `para dormir. A las 12 de la noche llaman a mi puerta, abro la puerta y encuentro en ella a Amparo, con una bata de casa y su maleta en la mano, entra en la habitación y me lanza una buena reprimiendo, diciendo que no podía dormir por mi culpa, por haber hablado de los espíritus y ahora no era capaz de dormir en aquella habitación, así que se instala en la mía, se quita su bata, queda con una combinación muy corta de color azul marino muy brillante y se mete en cama, pues no puede dormir por culpa de mis comentarios y del miedo terrorífico que se había apoderado de ella, me hacer prometer que si me porto como un caballero no le importa que duerma en la cama, pero tengo que ser un caballero, pues le hice la promesa y me metí en la cama, bastante estrecha por cierto, al cabo de un rato, disimuladamente como quien no quiere la cosa, me fui acercado hasta que sentí como su ropa, la combinación rozaba mi piel y aquí comenzó a hervirme la sangre y el pené a poner duro, que por cierto es anormalito, como el roce siguió y mi amigo estaba que reventaba, cada segundo que pasaba estaba mas ardiente y mas deseoso de echarme encima de ella y si hacia falta violarla.
Amparo le dije, rompo mi promesa, no voy a ser un caballero, voy a ser el sinvergüenza mas grande de toda la Unión Europea, la cogí entre mis brazos y la apreté contra mi, el roce de su ropa de naylon, me ponía a tope, busque sus labios y la bese en su boca varias veces, en la primera, segunda y tercera, no tuve respuesta, en la cuarta sutilmente comenzó a contestarme con sus besos, con sus labios, a la sexta sus labios eran tan ardientes como los míos, nuestras bocas se abrieron y nuestras lenguas se juntaron y lamieron muchas y muchas veces, e una de estas tan desesperado estaba que la solté y baje mis labios por toda su combinación buscando su cueva, la cueva que tenia el tesoro escondido, la encontré la bese por encima de su combinación, y después por encima de su braguita de color negro, encendí la luz, le saque su braguita, abrí sus piernas y mi boca fue derecha a su misteriosa rajita, mi lengua busco su clítoris y la lamí y relamí tanteas veces, que creo que debió de pasar mas de media hora, cuando ella se vino abajo, con una serie de lamentos dignos de oírse, unas veces apuraba, lamía y chupaba otra lamía muy lentamente, muy despacio y rozaba con mis labios sus vulvas, se vino abajo y quedo muy agotada, me prometió que era la primera vez que un hombre la comía su coñito, su marido nunca se lo había hecho, su coñito estaba muy mojado y salivado, descansamos un ratito y ella cogió con su mano mi pené y comenzó a pajearlo muy despacio, muy despacio, al tiempo que yo le lamía sus pechos por encima de su sujetador de color negro, que poco le duro puesto, luego se los chupaba directamente, ella me seguía pajeando, hasta que comenzó a realizarme una buena mamada, muy despacio pero muy deliciosa, solo me aviso que cuando estuviera a punto a la avisara pues no quería tragar nada de nada, comenzó a chupar y a lamer mi cipote como una niña un helado, su lengua recorría todos las hendiduras y todos los recovecos, su boca succionaba con fuerza, el placer que yo sentía era inmenso, mi mujer con 30 años nunca me dio este satisfacción,. Cuando estaba a punto de estallar la mande parar, me levante y me fui al baño, la moje en la lavado varias veces para que se enfriara un poco, al poco rato volví a la cama y me acosté, la coloque encima MIA, y con mi mano conduje el misil hasta la entrada de su silo, con dos movimientos de cadera, el misil penetro hasta el fondo, estaba encima mía, la tenia penetrada, besaba sus labios, la tenia abrazada y el roce que me producía la combinación me estaba volviendo loco de verdad, comenzamos a movernos y a bombear con cuidad y despacio primero, con los labios unidos y las lenguas dentro enroscadas como dos serpientes, cada vez íbamos aumentando la frecuencia y la velocidad, casi casi a toda velocidad nos movíamos como posesos, tuve que concentrarme y pensar en otra cosa para poder aguantar hasta el final, cuando ella comenzó a gemir apreté los dientes y espere un poco, cuando sentí que ella había terminado, me solté y de mi cipote salió un torbellino de esperma, creo que inunde el interior de su vagina, con semejante corrida, nunca había expelido tal cantidad de leche en el interior de un coñito como en esta ocasión. Estábamos sudando como cerdos, las sabanas estaban empapadas de sudor y de leche. Nos fuimos a la ducha, nos duchamos, nos enjabonamos, se secamos mutuamente y volvimos a la cama, eran las tres de la mañana y no teníamos sueño, no había forma de dormir, yo volvía a estar empalmado, me acerque sigilosamente a unos de sus pechos y comencé a mamar muy lentamente muy despacio, su penzoncito fue trabajado por mi lengua de forma muy habilidosa, pues en muy poco tiempo ella volvía a estar dispuesta a dar mas guerra, volví a lamer y chupad su coñito, para calentarla mas y mas, y una vez que volvía a estar en forma le dio vuelta en la cama, la coloque boca a bajo y comencé a lamer su culo, no puso mucha resistencia, se dejo, poco a poco fui metiendo un dedito y después otro y otro, a estas edades se dilatan mas fácilmente que en las mujeres jóvenes, cuando pensé que estaba bien dilatado le coloque las almohadas debajo del vientre y apunte mi misil hacia su ojete, fue entrando poco a poco, muy despacio, en aquel lugar apretado, cálido y estrecho, muy despacio, bombeando poco a poco, ya digo muy despacio, cuando llego al final comenzamos a movernos, nunca la había metido en un culo, pero era maravilloso, nos pusimos en la cama con las rodillas en el suelo y apoyados en la cama, podía bombear y acariciar sus tetas,, sentía aquel calor que me quemaba el nabo y cada vez me gustaba mas, ella me decía mas rápido que me viene, mas rápido que me viene, comencé también a tocar sus labio vaginales y a tocar su clítoris, cuando no pude mas solté otro buen chorro de leche en el interior de su culo, creo que fue tan grande como el primero.
Amparo me comento que en sus 54 años, era la primera vez que le daban por el culete y que un hombre le comía el chochito, nos dormimos abrazados y deleitosos, aquella mañana me dejo que yo la vistiera como se viste una muñeca, yo fui colocando su ropa sobre su cuerpo, la vestí, con la pro mesa que a la noche la tenia que desnudar, y así fue, este viaje fue para nosotros dos como una luna de miel, no hubo noche en la que no follaramos por lo menos dos veces, en cada parada en las ciudades, en el tiempo de descanso compraba ropa interior sugestiva y atrevida, todas las noche lo primero era una buena comida de coñito para empezar después a trabajar en el otro asunto.
Desde que llegamos a Vigo una vez a la semana, una tarde de un día, voy a su casa, desde las 5 hasta las 10 de la noche, cada DIA me tiene una sorpresa con su ropa interior, y cada día que la visito follamos a disfrutar a morir.
Contare pronto una historia que me paso con Amparo y una amiga que la visitaba, estuvimos los tres un fin de semana en una casa rural en Taboada Lugo, esta es otra historia.
Amparo estoy dispuesto a dejar a mi esposa por ti.
Antonio Lázaro