Amigo, luego de tantos años, me diste el mejor regalo que pude haber tenido para mi natalicio, desde ya estaré agradecido toda mi vida.

En todo lo que me comentaste de tu señora, era todo cierto, resulto ser una puta, pero de las de verdad.

Cuando estaba vendado en la cama, y con la pija dura y bien para frente a ella, se me fue acercando con sus tacones inmensos de puta y su lencería negra bien diminuta, mostrándome que manjar me iba a comer y aun mejor sabiendo que era la esposa de mi mejor amigo.

La chupa de maravilla, me comía tan bien los huevos que me hacia gritar de placer, siguió por mis pies, me lamio todo lo que tenía a su alcanza, sentía que ella me deseaba, me puso sus tetas enormes y caídas sobre mi cara y no tuve más opción que devorárselas como un loco, lamiéndolas una y mil veces, como gozando en un sueño muy real.

-Ahora vas a ver como cabalga esta puta esa pija enorme.

.Cabalga y moveme esas tetas puta desgraciada.

No tenia fin sus movimientos de caderas, cabalgaba y cabalgaba una y otra vez al ritmo de mi verga y su flujo que salía disparado sin cese, ella gozaba y gritaba, para sumar más a la calentura, le amasaba las tetas y le pellizcaba los pezones, ella explotaba, tocaba su cuerpo con sus manos como no aguantando mas mi pija dura adentro, era de locos.

-Dios mío este es un macho, lo sabía, este era el verdadero macho que buscaba.

.Para un buen macho siempre esta una flor de hembra, por eso salen tan buenos polvos hija de puta. Que buenos cuernos.

Empinada tu señora tiene un culo enorme, el verdadero culo de madre y esposa cogedora, se lo comí desesperado, la frotaba ese agujero hasta reventar, luego me colgué su enorme tanga sobre mi pija y me la empecé a culear con intensidad, mis bolas chocaban tan fuerte contra su cuerpo que el solo hecho de escuchar ese sonido, la zorra se calentaba mas y mas.

-Que buenas bolas papito, se nota que te gusta culear mujeres casadas.

.Como disfruto este culo enorme, no pienso sacarla, voy a clavarte hasta reventar.

Las nalgadas eran furiosas, me movía al ritmo de la puta, pero ya mis piernas no podían más de tanto calvarla y bombear, su cuerpo era puro sudor, dándome cuenta que de verdad aguantaba.

La puse de rodillas y yo parado agarrándome las bolas y la verga, le seque el sudor de su frente, bien frotado por toda su cara, para que sienta lo dura que se la había puesto al macho amigo de su marido, a punto de explotar.

Acabe en sus ojos y su lengua, era mucha la leche y su asombro por tanto que desparrame en su cara, verdaderamente la hembra de tu mujer sí que aguanta los polvazos.

Nos bañamos y ella llego a tu casa toda cogida según lo que me conto, gracias por todo amigo mío, tu mujer es una puta.