Era una tarde soleada, yo al fin , de mala gana, accedí a la invitación de mi amigo Alejandro, para acompañarle a esa tarde de toros, era la primera vez que asistía a un evento taurino, siempre me parecieron crueles y retrógrados, sin embargo allí estaba, no me sentía incómodo, el ambiente era cálido y excitante, mas aún cuando salió el primer matador, era asombroso su traje vistoso y ceñido, ni que decir ese notorio y tremendo paquete que destacaba en su entrepierna insinuaba , con desenfado unos pesados y enormes huevos apretados y cargados al lado izquierdo , como si eso fuera poco, una verga morcillona grande y gruesa hacia el otro costado, yo me ruborizaba viendo tamaño desacato al pudor, pero al mismo tiempo me perturbé y me excité , viendo tremendo aparato, desnudé con mi pensamiento al matador y podía ver unos testículos pesados y colganderos , muy peludos, escoltados por una verga venosa y enorme que guindaba de su entrepierna, que de pronto se erectaba y lanzaba un chisguete de lefa hacia el animal,yo estaba muy alterado, lo único que deseaba era que termine el espectáculo y yo correr hacia el camerino del héroe, asi lo hice en realidad,invadí el camerino del torero, cerré a puerta y me lancé hacia su entrepierna, desgarré su taleguilla y empuñé sus pelotas y con mi boca mamé su venosa y gruesa tranca, hasta que al fin logré que el torero eyaculara con fuerza su semen tibio y viscoso, pasó un minuto, ya su pene lucia morcillón colgando en su entrepierna, yo le sobé con lujuria hasta que aquel se puso duro, en ese momento me clavé en su sexo, y quedé extasiado, ahora soy un fanático de las corridas y casi siempre logro acallar mi lujuria con los bravos matadores.