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Categoría: Incestos

Sesión fotográfica II

Tenía un nudo en la garganta y estaba a punto de llorar, me tumbé boca abajo y miré para otro lado. Lo une parecía un día redondo en la que había conseguido tener cerca por primera vez a una chica preciosa desnuda y después a mi amor platónico desde mi adolescencia, ahora se había convertido en pesadilla. Yo siempre tuve claro que con mi madre no tenía ninguna posibilidad de tener sexo, pero yo quería que ella creyera que yo tenía buen pene de hombre y el pene de niño que yo tenía en realidad. La idea de usar aquella prenda con el relleno hubiera funcionado si hubiera pensado más con la cabeza que con el pito, pero no, tuve que cagarla.



Me di la vuelta en la cama y me puse a llorar sin que me viera la cara, pero ella no era tonta y se dio cuenta, entonces puso su brazo sobre mí para y me preguntó:



Ana: ¿Qué te pasa cariño, por qué te has venido debajo de pronto?



Jorge: Porque tengo el pito como un niño pequeño y acabas de vérmelo y eso me da mucha vergüenza. No quería que nadie me lo viera, pero me había quitado el tanguita en el baño, pero pensando en Carla y en lo bien que lo habíamos pasado, olvidé ponérmelo. Ya sé que eres mi madre y que tu no me ves con morbo, pero no me gusta que nadie me lo vea y menos una mujer, aunque seas tú y tengo miedo a tener pareja por si sale corriendo o se ríe.



Ella me respondió:



Ana: No debes preocuparte, siempre he pensado que el tamaño no es importante, he tenido rollos con tíos que lo tenían como un crío y me han hecho disfrutar muchísimo mediante el sexo oral y con sus manos. Si un hombre me gusta su tamaño me da igual, a no ser que sea un muermo. Si un hombre hace bien los preliminares, el tamaño es secundario. Así que no te reprimas e intenta algo con Carla.



Yo me preguntaba qué diantres eran los preliminares ni como se practicaban. Entonces pregunté a mi madre en qué consistían esos preliminares, ya que para mí era algo desconocido. Ella empezó a explicármelo sin tapujos.



Ana: Consiste en acariciar a la chica con tus manos suavemente los pechos, las piernas el cuerpo…



Yo pregunté:



Jorge: Sí, muy bien, pero ¿cómo se hace? ¿De qué forma?



Ana: Mira es muy sencillo.



Ella cogió con sus manos y empezó a acariciarse los pechos y el cuerpo. Yo empecé a ponerme malo. Ver a mi madre con esos pechos y ese cuerpo acariciándose esas tetas que parecían tan tiernas y tan suaves, me excitaba demasiado. Tanto que tuve que volver a ponerme boca ya que empezaba perder la vergüenza, me había vuelto a colocar frente a ella abajo disimulando estar más cómodo escuchando así.



Yo estaba súper cachondo, ya me había recuperado de la corrida en el baño. Pero ahora no tenía excusa para ir y menos podía levantarme con el cacahuete duro. En ese momento Deseaba poder tocar todo su cuerpo y sentir en mis manos esas tetas tan buenas.



Le eché huevos y llevando mi mano a su muslo dije:



Jorge: ¿Así mami? ¿Está bien?



Ana: Bueno, un poco más suave.



No me lo podía creer, no se había molestado. Parecía que solo veía inocencia en mi acción así que subí hacia arriba y acaricié su cuerpo acariciando suavemente. Seguía sin quejarse y me dijo que lo hacía genial. Hasta que llegue a su pecho, ahí me corté un poco más y dije:



Jorge: Perdona mamá, no era mi intención, pero es que Carla me encanta y tengo que aprender.



Ella con una sonrisa me respondió:



Ana: No te preocupes, no me ha molestado. Te entiendo, necesitabas un poco de educación sexual. Bueno creo que estás preparado. Vamos a dormir, ha sido un día largo. Gracias Jorge por participar en mi sesión. Espero tener éxito en la exposición y seguir haciendo más fotografías.



Jorge: Gracias mami, me lo he pasado muy bien, que descanses.



Ana: Descansa mi niño.



Pasaron 10 minutos y se quedó dormida. Yo seguía despierto, estaba súper feliz. Aunque ella había descubierto mi problema, Logré estar desnudo delante de mi madre y en la misma cama y lo mejor, tocar sus senos. Era sus tetas eran tiernas y suaves, parecían pasteles de crema.



Estaba muy cachondo y tenía muchas ganas de hacerme una buena paja con acariciando sus tetas y la vagina suavemente mientras dormía, pero aún tenía que esperar un al menos 15 minutos. Cuando mi madre coge bien el sueño duerme profundamente y no se despierta fácilmente.



Pasaron 15 minutos, que por cierto, fueron los más largos de mi vida. Fui despacio a su cuarto de baño y cogí un poco de papel higiénico y despacio volví a la cama. Estaba tumbada boca arriba, mojé mis dedos en saliva y acaricié vagina varias veces y volví a mojarme los dedos. Volví a acariciar lentamente durante un rato y al mismo tiempo con la lleva del pulgar, el índice y el pulgar me la iba cascando lentamente. Después acaricié sus senos poco a poco, mmm que delicia, pensé. Acaricié uno de sus pezones con cuidado, parecían dos rubíes, se habían endurecido. Ya estaba apuntito de correrme, estaba al límite. Me llevé de nuevo la mano a la vagina y estaba húmeda. No pude controlarme y comencé a correrme qué gustazo, empecé a echar gran cantidad de semen, no pensé que en la segunda corrida fuese a echar tanto. El papel que cogí no fue suficiente y tuve que ir al baño a lavarme un poco en el bidé. Me fui tranquilamente a dormir, feliz y contento de hacer realidad mi fantasía.



Continuará…


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 6
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