No sabría decir cuál de las dos hembras me daba más placer si la madre o la hija, las dos cada día eran más putas y atendían todos mis deseos, después de unos cuantos meses de relaciones, me preocupaba que se convirtiera ya en rutina, unos días con una otros días con la otra.
Un buen día después de una gran follada con Eugenia le propuse hacer un trío con otra mujer, como me imaginaba se sorprendió mucho y por la cara que puso para nada estaba convencida pues solo había tenido sexo intenso conmigo y nunca ni se le paso por la cabeza el tenerlo con una mujer, así que comencé a mentalizarla, siempre que podía ponía películas porno donde había tríos y la tranquilizaba, que sería de una forma natural.
A su hija le hice la misma proposición y esta lo acogió de mejor manera, pero tenía cierto reparo con la “otra” mujer, por supuesto que ninguna de las dos se imaginaban que serían ellas.
La ocasión llego el día de mi cumpleaños, las invite a cenar a las dos llegaron bien elegantes y un poco sorprendidas al encontrarse pero unas copas de vino bastaron para que la buena armonía volviera, después de la cena y con unas copitas de cava el ambiente ya era otro y las dos con ganas con darme su regalo particular, entre risas y cava les pedí que me sorprendieran, la primera fue Eugenia que se fue despojando de su vestido para quedarse con su ropa interior que se había puesto para la ocasión, un sujetador transparente y un tanguita minúsculo que apenas tapaba su vagina, mi pija comenzó a ponerse contenta, Isabel se dio cuenta enseguida de mi empalme y de la situación, comenzó a sobármela por encima del pantalón, se acercó Eugenia y comenzamos a besarnos mientras que Isabel saco mi polla y comenzó a mamarla suavemente, le quite el sujetador a Eugenia y comencé a lamer tus tetas y mordisquear tus pezones, y mis manos a frotar su chocho que enseguida se puso húmedo, los primeros gemidos brotaron, mientras Isabel seguía mamando cada vez con más intensidad, hasta le dije:
-Ahora te toca a ti Isabel.
Se levantó del sofá y comenzó a quitarse poco a poco la ropa mientras no dejaba de jugar con el clítoris de su madre, cuando se quedó desnuda se acercó y nuestras lenguas se juntaron con furia, mientras Eugenia se pellizcaba los pezones. Entre las dos me desnudaron y ataque las tetas de Isabel, su madre le tomaba el relevo con mi polla que estaba como un mástil de dura, se levantó Isabel y puso su coño en mi boca, el cual ataque metiendo mi lengua por todos sus rincones, así es como las quería mis dos hembras bien calientes, las dos bien calientes nos fuimos para la cama, ya se habían olvidado que era madre e hija, era mis zorras a cuál de las dos con más ganas de follar.
Ya en la cama el espectáculo era maravilloso dos mujeres divinas esperando desnudas que las follara, comenzó Eugenia que enseguida se clavo mi polla de un solo golpe mientras Isabel de nuevo me puso su chocho para que se lo volviera a comer después de un rato Isabel le dijo a su madre:
-No seas abusona que yo también quiero esa polla en mi coño.
-No sabía que mi hija era tan puta.
Contesto Eugenia, sacando de mala gana su coño de mi polla.
-Tranquilas mis zorritas que habrá para las dos.
Así que mientras Isabel se iba metiendo mi mástil poquito a poco Eugenia me pasaba sus tetas la cara para que me comiera sus pezones cosa que sabe que me encanta y a ella más.
Cuando ya estuve a punto de vaciarme, les avise y sentí las dos lenguas como se enfrentaban en mi polla para dejarme bien limpia.
Después de unos un rato de relajo yo en medio acariciando sus tetas suavemente y sus chochos chorreantes, comenzaron a pajearme de nuevo, hasta que la polla comenzó a recobrar sus fuerzas, cuando ya la noto dura Isabel se puso a lo perrito.
-Este culo quiere su ración .
-Tu qué opinas Eugenia.
-Y el mío también .
-Uno de tras de otro mis puticas.
Así que Eugenia me ensalivó la polla y en un par de embestidas ya estaba toda dentro del culo de Isabel, su madre mientras se masturbaba y se estrujaba las tetas.
-Anda Isabel échale una ayudita a tu madre.
Se acercó al coño de su madre le comenzó a lamérselo, al principio un poco sorprendida pero enseguida comenzó a gemir Eugenia, la hija comiéndole el coño a su madre, cosa que me excitaba cada vez más, hasta que note las contracciones de Isabel estaba a punto de correrse así que acelere hasta que comenzó a soltar sus fluidos y gritar como una posesa y cayo desplomada en la cama relamiéndose de placer.
No hizo falta decirle nada que Eugenia ocupo su lugar, metí mi polla en el coño de Isabel para tenerla mi mojadita y acudí al agujerito de Eugenia.
-Espera que habrá que engrasar un poco ese agujero.
Dijo Isabel y metió su lengua por el culo de su madre para dejármelo bien preparado, así que cuando enfile mi polla solita se metió sin grandes esfuerzos, mientras ofrecía el coño a su madre.
-Anda Eugenia prueba los juguitos de tu hija que son muy ricos
No estaba muy convencida pero después de varias embestidas mías Isabel le acercó su coño y comenzó a lamerlo al principio con cierto miramiento, pero se fue acompasando con mis sacudidas en su culo, allí estábamos los tres con gemidos y gritos dándonos todo el placer del que éramos capaces, enculando a la madre y la madre comiéndose el coño de la hija, después del coño vinieron las tetas, la hija respondía pajeando a la madre, así que enseguida vinieron las sacudidas preludio de un buen orgasmo, Isabel puso su boca en el coño de su madre para beber sus fluidos que como ella eran abundantes, yo le daba cada vez más duro hasta que:
-Me corro, dame tu leche por el culo
Después de chocar una y otra vez mis huevos contra sus nalgas le di una buena ración que le llego hasta las entrañas, enseguida Isabel después de beber los jugos de su madre vino a por los míos, le limpio el culo a su madre y me dejo mi polla reluciente.
Ya tumbados de nuevo, Eugenia e Isabel compartieron el resto de los fluidos dándose un morreo fenomenal. De nuevo en medio de las dos abrace y les dije:
-El mejor cumpleaños que he tenido en la vida sois divinas -a lo Eugenia respondió:
-En lugar de cumpleaños habrá que celebrar más cumple meses o lo que sea
-Si.
Contestó Isabel y los tres nos fundimos en un enorme beso