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Mi sobrino paralitico tuvo el mejor regalo de navidad gracias a mí, gr

Mi sobrino paralitico tuvo el mejor regalo de navidad gracias a mí, gracias a lo que hice para que terminara siendo el mejor día de su vida

 

En estas fiestas es común ver a familia que no vemos durante todo el año. Estas fiestas decidí pasarlas con mi familia. Mi hijo y mi sobrino no estarían conmigo por distintas razones así que decidí pasarla con mi familia. Más concretamente mi padre y hermanos. Mi hermana fue pero sin mi sobrino porque el viajaría a Canadá por un concurso que había ganado en la universidad. Mi hermano llevo a sus dos hijos Manuel y Jorgito un muchachito de 19 años con una malformación que le impedía caminar pero en todo lo demás era un chico muy normal. Practicaba basquetbol en silla de ruedas y era muy bueno. Tengo entendido que era el capitán del equipo e incluso estaba becado. Los chicos de su equipo contaban con un par de campeonatos gracias a él. Él es un muchacho algo tímido pero a pesar de eso es muy alegre. Siempre tenía la pesada carga de tener que ir a todos lados en silla de ruedas. Cuando llego lo salude de beso. Yo fui a la fiesta con un vestido rojo de una tela muy delgada y sin sostén. El escote de mi vestido era muy provocador y abierto. Dejaba ver mis senos casi por la mitad y por el frio, mis pezones se remarcaban bajo la delgada tela roja. Hace mucho que no lo veía y se había puesto muy guapo. Se parecía algo a mi hermano pero mucho más a su madre que era una mujer muy linda. Esa noche Jorgito, como yo le llamaba de cariño llevaba una loción que me había hecho aspirar profundamente su olor.

−Hueles muy rico mi amor.

−Muchas gracias tía, es una nueva loción.

−Debes de traer a todas las chicas locas Jorgito.

−No tía, que va, por esta silla me es muy difícil conseguir novia.

−No digas eso corazón, una silla no es motivo para que te sientas menos.

−Eso lo sé, pero tal vez las chavas no piensan igual que tu tía Julia.

Yo le tenía mucho afecto a Jorgito porque me despertaba mucha ternura. Parecía tan frágil en ese entonces pero esta vez no era su cuerpo el que se encontraba en un estado de vulnerabilidad si no su corazón. La noche buena comenzó con una rica cena. Pavo, tamales y carne asada. Un verdadero festín digno de cualquier rey fue el que nos alimentó a todos los miembros de la familia García. Platicamos y nos pusimos al día sobre la vida de cada uno hasta que nos aburrimos el uno del otro. Después de algunos tragos me puse a platicar con mi sobrino más querido Jorgito. El no bebía nada solo refresco. Oye mi amor, estamos de fiesta, bebe un poco –dije mientras le entregaba mi vaso de whisky−. Me agache un poco ya que estaba en su silla y el fijo su mirada en mi vestido, directo a mi escote. Perdón mi amor, a veces estas cosas viejas se desbordan un poco de mi escote −dije−. No tía, para nada, tú te sigues viendo muy atractiva −dijo−. Eres muy dulce mi amor −dije−. Nos quedamos charlando por horas acerca de su escuela, sus amigos, lo que hacia mi hijo en su escuela hasta que llegamos a la zona peligrosa. Mi sobrino ya se había tomado tres wiskis y se veía notablemente mareado. Sus padres se habían ido a dormir a un cuarto de visitas ya que todos esa noche habíamos bebido demasiado para conducir y en ese día del año es imposible conseguir un taxi por lo que decidimos quedarnos todos en casa de mi padre. Apenas pudiendo hilar las palabras torpemente me pregunto después de horas platicando.

− ¿Tía, tú tienes un novio?

−No mi amor, todos los hombres son unos patanes.

−No todos somos así tía.

−Tu no mi cielo, tienes razón, tu eres un príncipe hermoso.

−Gracias tía, tú también eres hermosa, eres la mujer más bella y sensual que he conocido en mi vida entera.

El alcohol le había dado algo de valor a sus palabras. Mi padre vino a la sala para decirnos que se iba a dormir y que no nos desveláramos demasiado. Yo aproveche para subir un poco de tono la conversación. Sabía que mi sobrino deseaba estar con una mujer. Por lo que podía deducir él no tenía novia, pero no quería preguntárselo para no hacerlo sentir más triste. Aunque acerca de su virginidad no tenía ni la más remota idea de cuál era su estado. No sabía si permanecía virgen o ya alguna chica había robado su castidad. Me tome el whisky entero para tomar un poco de valor y preguntarle cosas más atrevidas. ¿Dime Jorgito, tú has estado con alguna de tus novias en la cama? −pregunte−. Él puso una carita algo triste y bajo la mirada. ¿Qué pasa mi cielo, te incomode mucho con mi pregunta? –pregunte nuevamente−. No es eso tía, es solo que… yo nunca he tenido novia, esta es la primera vez que me atrevo a aceptarlo −respondió−. Parecía que estaba a punto de llorar tal vez motivado un poco por el repentino estado melancólico que el alcohol causa en algunos. No te preocupes cariño, ellas no saben lo que se pierden, cualquier mujer daría lo que fuera por estar al lado de un chico tan apuesto y dulce como tu mi amor −dije−. El me miro secándose una lágrima que brotaba de su ojo. No llores mi amor, incluso yo podría estar contigo −dije−. Él se quedó viendo a mi escote y yo aprovechando que mi familia estaba plácidamente dormida, quise hacerle un regalo de navidad a mi sobrino que no olvidara nunca. Me voltee y me agache de espaldas a él pidiéndole que me ayudara con el broche de mi vestido. El bajo la cremallera lo suficiente para darse cuenta que no llevaba sostén. Mi espalda quedo desnuda ante sus ojos. El no dijo nada y se quedó quieto en su silla. Yo lo mire excitada debido a los tragos que había bebido. ¿Quieres que te muestre mi pecho Jorgito? −pregunto−. El solo asintió con la cabeza viendo como caía la parte superior de mi vestido. Tía tus pechos son muy grandes –dijo con agitación en su voz−. Tú no lo sabes mi amor pero cuando tu madre te amamantaba se le cortó la leche y tú bebiste de mi pecho por más de un mes −dije−. ¿Enserio tía, no puedo creerlo? −preguntó−. Así es, eras un bebe muy tragón y goloso, te prendías de mi con mucha fuerza y ya no te despegabas te encantaba la lechita de tía –dije mientras reía−. Que rico debe ser poder chuparlas −dijo−. Yo le dije –ayúdame a sentarte en el sofá cama, solo espérame para poder prepararlo y que puedas dormir cómodo aquí, le prometí a tu madre que lo pondría listo para que duermas cómodo−.

Traje algunas cobijas y colchas del cuarto de enseguida y desarme el sofá para convertirlo en una cama confortable. Todos dormían tranquilamente en la segunda planta. Puse algunas colchan encima del colchón y él se trasladó desde su silla al colchón sin mi ayuda. Veo que eres muy autosuficiente amor −dije−. Bueno siempre he tenido que vivir con esto tía, ya estoy acostumbrado. Tal vez ya va siendo hora de que alguien te reconozca como lo que eres amor. Un hombre. Me quite todo el vestido quedando solo en mi tanga roja de encaje muy sexy y pequeña y mi collar de oro que caía en medio de mis senos. El no podía creer lo que sus ojos veían. Yo con mi mano lo empuje lentamente para que se recostara en la cama y él lo hizo. Yo quite su corbata tan elegante y muy lentamente fui desabrochando su camisa mientras besaba su cuello. Cuando por fin termine con los botones le quite su camisa y me recosté encima de él poniendo mi pezón derecho en su boca y dije a su oído –chúpalo como cuando eras chiquito amor−. El comenzó a mamarlo como un loco, lo hacía apasionadamente y sin control mientras amasaba mis dos senos con sus manos. En ocasiones cambiaba de lado queriendo devorar ambos pezones.

Yo le retire la teta como a un niño y comencé a besarle el pecho y fui bajando lentamente. Lo veía mientras lo hacía y el solo cerraba sus ojos tiernos. Quite el cinturón de su pantalón y le ayude para quitárselo. Quedo solo en un bóxer muy grande y tenía un bulto muy duro dentro de él. Se lo baje y salió una mata de vello enorme. Su vello púbico era muy chino y su pene era muy grande algo parecido a mi hijo, debido a que teníamos historia cubana en nuestra sangre era común los penes enormes en los hombres de la familia. Tenía un glande muy rosado y ancho y su pre eyaculación ya brotaba de él. Sin dudarlo la chupe y recogí con mi lengua para probarla. Un increíble y dulce sabor invadió mis papilas gustativas. Comencé a darle varias chupadas apretando mis labios alrededor de su polla joven y casta. Tía no sigas con eso, voy a llegar si sigues así –dijo mientras rechinaba los dientes−. Sus piernas permanecían inmóviles mientras yo succionaba su polla tratando de extraer aquel fluido virginal. El me tomo de la cabeza con una mano y gimió ahogando su placer en su mano. Su pene bombeaba y bombeaba sin parar. Mi garganta quedo llena y mi boca se desbordo por toda la cantidad de su semen. El solo respiraba agitado mientras veía mi cuerpo y mi boca llena de su semen desbordándose y chorreando por mi barbilla. Le mostré la boca llena de su leche y luego me la tome. Él no lo podía creer, nunca había visto algo así. Eso estuvo muy cachondo tía −dijo aun respirando con dificultad−. Espérate a que sientas esto mi amor –dije mientras hacía a un lado la tela de mi vagina y apuntaba su polla a la entrada de mi vagina. Continuara…

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