~~No recuerdo
exactamente como empozó todo. Supongo que note su presencia
como hembra cuando ella cumplió los 16 o 17. Me refiero a la
sobrina de mi ex mujer. En esos tiempos aún estaba casado con
ella y nos visitábamos regularmente con mi cuñada y
su familia. Así, esta niña de pronto comenzó
a desarrollarse y a acentuar sus formas femeninas. Cuando asistimos
a su cumpleaños ella, que se llama Gabriela o simplemente Gabi,
vistió un vestidito con tirantes, que llegaba a medio muslo,
con un escote maravilloso. Al momento de saludarla la abracé
para entregarle su regalo y me vi sorprendido por la dureza de sus
senos, lo que me hizo inconscientemente acariciarle su cintura hasta
el comienzo de sus voluptuosas caderas. Esa tarde sólo tuve
ojos para ella, sin hacerme notar por supuesto. En más de una
oportunidad la abracé para deleitarme con su escote, el cual
dejaba ver un sugerente canalillo y gran parte de sus dorados senos.
La calentura me iba creciendo y no perdía oportunidad para
mimarla y propinarle inocentes caricias en sus desnudos
brazos. Me pareció que ella en un par de oportunidades se quedó
mirándome., de una manera distinta. Mi excitación
pronto me tendría sin capacidad de discernimiento y la verdad
es que sólo había una manera de bajarla. Así,
al poco rato pedí a mi ex irnos. El
camino a casa era del orden de 30 km por lo que yo sabía perfectamente
que se me haría eterno. De tal forma que planee actuar sobre
la marcha . Con
mi ex mujer, Claudia, siempre tuvimos una muy buena comunicación
sexual. Desde antes de casarnos ella sabía perfectamente como
calentarme y con el correr del tiempo se dio cuenta de que una de
mis preferencias es el sexo repentino, tanto en tiempo como en lugar.
Así, ella no se extrañó cuando a los pocos minutos
de partir aparté mi mano derecha del volante para posara sobre
su rodilla desnuda. Ella iba vestida con una falda que, sin ser minifalda,
le llegaba un buen poco sobre su rodilla. Arriba llevaba un ceñido
top cubierto por un bolerito calado. El top le marcaba su hermosos
senos, de tamaño medio pero si bastante duros, coronados por
unos incipiente pezones. La verdad que ella, trigueña con metro
sesenta y cinco de estatura, 91 cm de cadera y 88 de busto, es preciosa.
Es la mas hot de las cuatro hermanas, habiendo sentido
siempre cierta envidia de mis cuñados. Es que no entienden
que a las mujeres hay que ayudarlas para que se mantengan
bien. Yo siempre me he preocupado de que haga gimnasio y que tenga
una buena dieta. Con esto, una vez que mi mano se soslayó con
su rodilla fue avanzando a través de sus suaves piernas, levantando
la falda hasta llevar a rozar su braguita. Acariciando su muslo algunos
segundos, presioné para que lentamente separará un poco
la piernas y poder así tocarle su sexo por sobre la delgada
tela de encaje. Rápidamente sentí el humedecimiento
lo que me animó a despejar la situación
y acariciarla directamente. Abrí delicadamente sus labios y
humedecí mi dedo medio con los exquisitos y aromáticos
jugos que ya estaba generando y comencé un lento masaje a su
clítoris. Hasta el momento había mantenido mi vista
en el camino así que la voltear a mi derecha me encontré
con una imagen que me hizo sacudir la verga. Allí estaba Claudia
con la falda prácticamente enrollada en la cintura, sus piernas
separadas y la braga corrida. Sus senos, presionados aún más
por el cinturón de seguridad que en diagonal pasaba entre ellos,
con los pezones casi rompiendo toda la tela. Su rostro, con la vista
al frente, denotaba ya un cambio de color, levemente enrojecido, sus
ojos profundamente abiertos y más brillantes que nunca y su
boca.su boca a medio abrir esbozando ya un apenas audible aaaaaahhhhh .
Esta
visión me descontroló. Afirmé con más
fuerza el volante, con mi mano izquierda libre , retomé
mi visión al caminó y penetré su vagina tanto
como pude con mis dedos índice y medio. Ella de manera reactiva
cerró violentamente sus piernas presionando mi mano, cerró
los ojos, echó su cabeza hacia atrás y gimió
un mmmmmMMMM maravilloso. Comenzó a frotar sus
piernas juntas mientras yo mantenía mis dedos adentro moviéndolos
en círculo. Nos mantuvimos a sí por al menos 5 minutos
hasta que ella explotó. SiiiiiiiiiiiiMiiAmoooooooorAhhhhhhhHHHHH
Ingrese
a un camino lateral que llevaba a un sitio comúnmente frecuentado
por parejas, al cual no era la primera vez que íbamos. Detuve
mi Cherokee y me lance sobre ella. La besé largamente penetrando
su boca con mi lengua al unísono con mis dedos en su vagina.
En un momento retiré mi mano derecha de su sexo. Ésta
salió completamente encharcada. La acerque a nuestras bocas
aun unidas y compartimos es exquisito sabor y aroma de sus jugos.
En eso, con mi mano izquierda solté su contaron de seguridad
y recliné el asiento. Introduje el dedo medio de la izquierda
en su vagina humedeciéndose al instante. Continué besándola
y mantuve un mete saca con el dedo hasta hacerla estallar de nuevo
en su segundo orgasmo. Antes de que terminara con sus convulsiones,
gemidos y gritos, saqué el dedo y desplazándolo, siempre
en contacto con su cuerpo, lo hice penetrar su ano hasta la primera
articulación. Ella abrió los ojos como nunca y antes
de que terminara de sorprenderse introduje el dedo hasta la mitad.
Como todavía estaba sintiendo su orgasmo, esto lo amplificó
haciéndola arquear su cuerpo y emitir lisa y llanamente un
grito de placer desatado. Con
mi dedo aun adentro. Ella se recobró obsequiándome la
más dulce de sus sonrisas como agradecimiento. Sin embargo,
ella sabía que yo necesito más para sentirme agradecido .
Si mediar palabra, saqué mi dedo y regulé el volante
hacia arriba, deslicé mi asiento tan atrás como pude
y lo recliné. Ella soltó mi cinturón, me abrió
en pantalón y esquivando mi slip sacó mi verga enhiesta
y húmeda por el líquido preseminal. Cariño,
como te has puesto. Me dijo mientras lentamente me masturbaba.
Empecé a acariciarle los pezones por sobre la ropa, le saque
el dichoso bolero y le subí el top. Saque sus senos de su brasier
y me afané a recorrerlos con mi lengua, especialmente los pezones
que estaban como nunca, mordiéndolos como a ella le gusta.
Cuando sentí que ella nuevamente estaba tomando revoluciones
me tendí de espaldas. La amplitud del vehículo permitió
que se me subiera encima con las piernas separadas ensartándose
de golpe. Comenzó un movimiento circular, yo recostado y ella
erguida, dentro de lo le permitía el habitáculo del
Jeep. Para no mantenerme inactivo, terminé de sacarle el Top,
solté el brasier y comencé a masajear sus senos. En
ese momento me llegó como un rayo el recuerdo del escote de
Gabi. Sentí que mi miembro se hinchaba al máximo. Claudia
noto el palpitar, comenzó a gemir en ese momento de forma acelerada.
Yo, manteniendo mi mano izquierda en su teta, con la derecha la atraje
hacia mi, quedando nuestros torsos en contacto. Como tengo bastante
bello, el roce le estimulaba los pezones lo que la hizo sonreír.
Sus gemidos aumentaron en intensidad. Mi mano derecha la dirigí
hacia donde estaban unidos nuestros cuerpos. Son el dedo índice
recogí parte de la humedad que reinaba allí y se lo
introduje en el culo. Dio un respingo, aceleró el ritmo de
sus caderas y empezó a correrse. Cuando estaba en pleno orgasmo
se detuvo para sentirlo mejor, lo que yo aproveché para comenzar
un infernal mete saca que le desató una cadera de alaridos
descontrolados. Comenzó a vibrar como pocas veces la sentí
y explotó un nuevo orgasmo en ella que vino acompañado
del mío, llenándola de semen. Al
calmarse se recostó sobre mí. Yo aún dentro de
ella. Lentamente se bajo, se sentó en su asiento. Tomo mi pene,
se agachó y se lo llevó a la boca para dejar limpio.
Lo mantuvo un buen rato, mimándolo y besándolo. Luego
se irguió, me ordenó el pantalón y me dio un
tierno beso. Estuvo
rico. Se
bajó la falda y se puso el top sin el brasier. Tampoco se puso
las bragas. Yo
devolví mi asiento a su posición, arranqué el
motor y retomé el camino a casa. En
lo que quedó del camino se me vino a la mente de nuevo Gabi.
El recuerdo de de sus senos, de sus piernas. El roce de su juvenil
piel. Sentí
que mi entrepierna se estaba reanimando. Mire a Claudia hacia el lado.
Iba con los ojos cerrados, las piernas cruzadas y su falda estaba
ya bastante arriba. Oprimí el acelerador y los 3.7 lt del Jeep
me hicieron recordar uno de los motivo por lo que lo compré.
Llegué a mi casa con una erección total. Accioné
el mando del portón automático e ingresé. Ya
adentro, en el jardín, estábamos protegidos de miradas
indiscretas. Así, di la vuelta rápidamente para abrir
la puerta de mi mujer (por cierto una de mis costumbres), no sin antes
liberar mi erguido ariete del cautiverio que le significaba el pantalón.
Ella al momento de bajar separó un poco las piernas. Estiró
la derecha hacia fuera, dejando la izquierda inmóvil. Antes
de que posara tierra su pié, la tomé del muslo y prácticamente
la arranqué del vehículo. Levantándola en vilo
la penetré antes de que diera cuenta de lo que estaba pasando.
Así, haciendo una paraguaya en el jardín
de mi casa empecé a darle.. Hasta
el momento ni ella ni yo habíamos pronunciado palabra. De hecho
yo sólo me había preocupado de su vagina. Así,
la miré a la cara. Tenía los ojos cerrados y estaba
como en trance. Su sexo, si bien es cierto estaba todavía húmedo
por el reciente encuentro, comenzó a generar abundante fluido
el cual, a medida que la embestía, comenzó a escurrir
por mis piernas. Ella, abrazada a mi cuello, con sus manos, y a mi
espalda con sus piernas, se dejaba dirigir por mi, que con un candente
movimiento de sube y baja la estaba llevando de nuevo al cielo del
placer. De pronto reaccionó. Abrió los ojos me miró
y me beso apasionadamente. Quieres matarme hoy? me dijo.
Como respuesta la dejé en el suelo y la giré. Me abracé
a su espalda y subí su top para sobarle los senos a mi antojo.
Ella sintiendo mi verga entre sus nalgas, proyectó su cuerpo
hacia atrás. Apoyó sus manos en el Cherokee y separó
sus piernas un poco. Yo me agaché y comencé con mi lengua
a recorrer su sexo. Encontré rápidamente su hinchado
clítoris, al que le hice un tratamiento especial .
Entre que lo aprisionaba con mis labios y lo lamía, todo con
un ritmo perfecto le ocasioné a Claudia un nuevo orgasmo aquella
tarde. Estaba ella sintiendo todavía en emborrachamiento del
clímax sexual cuando empecé a hacerle el culo con mi
índice derecho. Penetrando con mi lengua la vagina y mi dedo
su culo le logré extender su orgasmo por un buen rato. Cuando
sentí que ya desfallecía me incorporé, puso la
cabeza de mi pene a la entrada de la vagina y la penetré lentamente,
para que sintiera milímetro a milímetro la verga invasora
y hambrienta. mmmmhhhhhhaaaaaa.. amor mío .
Afirmado de sus senos, comencé un bombeo suave para terminar
en un exquisito metisaca violento. Afortunadamente eran alrededor
de las 8 de la tarde. Si hubiera sido más tarde, de seguro
que ella con su cabeza agachada, su pelo cubriéndole la cara
y su boca emitiendo gritos que habrían despertado algún
vecino. Yo acabé al momento de ella ser visitada nuevamente
por el dios del orgasmo. Mi emisión de semen fue menos pero
lo suficiente. Ese polvo estuvo bueno.. Cuando
dejé de sentir los efectos del orgasmo, solté sus tetas
magníficas y deslicé mis manos por su cuerpo, por su
espalda hasta sus caderas. Me acordé de nuevo de Gabi