Había tenido un día bastante complicado y me encontraba estresado y cansado, llevaba una hora de retraso, y la auxiliar se tenía que marchar, solo quedaba una paciente, la hizo pasar, y me dijo con una seña que me dejaba solo con ella; hubiese deseado postergar la cita para otro día, pero eso a esa hora ya no era posible; era una chica de 28 años, guapa,morena,de cuerpo delgado,y estatura mediana, venía con un dolor constante en una muela; al hacer la exploración, ví inmediatamente que se trataba de una fractura del molar, por lo que prescribí inmediatamente la extracción de la parte móvil, quedando la remanente para otra cita; así se hizo, e inmediatamente cesó el dolor; la paciente quedó completamente aliviada y tan contenta, que no paraba de agradecerme y de improviso se levantó del sillon y me dió un beso en los labios;
yo me quedé un poco sin reacción, nunca ma había pasado algo así, y sin pensarlo le tomé de las manos, nos miramos fíjamente, la intervención había sido muy sencilla, por lo que casi no había sangrado, y sin darnos cuenta nos besamos apasionadamente durante varios minutos creo, eso nos llevó a empezar a tocarnos todo el cuerpo, besarnos por el cuello, y poco a poco empezamos a desnudarnos, me quite la chaqueta clínica, y le quité a ella el jersey que llevaba puesto, seguidamente el sujetador, quedando al aire unas tetas preciosas, blancas y redondas, bastante generosas, las empece a lamer y a chupar, ella se estremecía de placer, y me quitó el cinturón y luego el pantalón, seguido del slip, salió un pene enorme que hace minutos estaba a punto de estallar, luego le quite el pantalon y las bragas fácilmente, quedando los dos completamente desnudos, apasionados y cachondos, ella tenía el coño lleno de líquido, así que puse en sillon en posicion horizontal, e imediatamente la tumbé en el, poniendome yo encima de ella, metiendo mi pene entre sus piernas, e introduciendolo en su vagina, mientras gritábamos de placer, una y otra vez, haciendo en movimiento cada vez más seguido y mas brusco, saltábamos sobre el sillon, moviendolo cada vez más, nos empezamos a tocar el culo con los dedos, metiendonos por el ano, esa sensación nos mandó a los dos al séptimo cielo, mi pene dentro de su coño, y nuestros dedos medios dentro de nuestros agujeros anales, ello era una experiencia de lo más placentera, que no llevó al climax total, soltando unos gritos y quejidos, que seguramente fueron oídos en las plantas altas del edificio; mi semen salió a chorros dentro de su vagina, que al separarnos vimos una mezcla con algo de sangre, proveniente de la ruptura del himen que increiblemente aún conservaba, tal como me confesó miutos después; por razones religiosas, no había hecho el amor, y estaba a punto de convertirse en monja, pero sin darse cuenta hoy cuando decidió besarme por primera vez, había decidido renunciar a todo ello y rediseñar su vida, yo había sido el comienzo de esa nueva vida; seguirá....