“Ok, muchachos. Se terminó el tiempo. Dejen de escribir y entreguen los exámenes”.
Se había terminado el tiempo de mi clase de Etica en los Negocios y estábamos justo a mitad de los exámenes semestrales. La gente comenzó a quejarse en todo el salón.
“Oigan, si no han terminado es porque no saben las respuestas, así que pasen las pruebas al alumno que está delante.”
Yo no iba a abandonar así fácilmente. Había enseñado en la universidad del barrio durante varios años, así que conocía sobre el asunto. Si uno les da mas tiempo es lo mismo. Deben entregar los exámenes cuando los pida.
“Profesor Urbina, ¿podemos hablar con usted?” - me preguntó una estudiante de tercer año. Yo le había dado clases anteriormente y la conocía como Elena, jugadora de football, de pequeña estatura, cuerpo esbelto y fuerte, y muy veloz, según se le notaba cuando jugaba en la cancha.
“Claro, ¿Qué pasó?” - le contesté en el momento en que cinco jóvenes señoritas se me acercaban. Las había visto a todas antes en mis clases, en los jardines de la universidad, y en el pueblo. Pero una no parecía pertenecer al grupo. Se llamaba Matilde y tampoco estaba en ningún equipo deportivo aunque tenía un cuerpo como si hubiera levantado pesas con mucha frecuencia. Siempre hacía bien los exámenes a diferencia de las otras cuatro amigas quienes tenían dificultad para pasar. Tenía la misma estatura, pero senos mas grandes que en este momento los tenía apretados por la franela blanca abierta en el estómago para mostrar que se había depilado. ¿Cómo no se había dado cuenta mas antes?.
”Profesor Urbina, queríamos saber si quería aceptar una invitación. ¿Le gustaría salir con nosotras esta noche?” - preguntó Sheila inclinando la cabeza hacia los lados.
“Si piensan que invitandome a tomar va a hacer que suban las notas, ya saben…” - dije riendome. Siempre iba a los bares de mala muerte del barrio e invitaba a todos un trago, especialmente a las personas maduras. En realidad no sabía por qué lo hacía, pero tal vez era porque tenía dinero porque trabajaba todo el día y además daba clases por las noches. O tal vez sólo deseaba recordar mis tiempos de mi juventud; que me acercaba a los 35 años.
“Si, ya lo sabemos” - dijo una bonita morena. Se llamaba Zaida. Ya otros profesores y estudiantes me habían hablado de ella. Era muy amistosa con todo el mundo. “Queriamos que usted viniera y estuviera con nosotros en el cumpleaños de Matilde. Va a cumplir 21 años.
“Ah, no sabía. Felíz cumpleaños” – dije, prestandole mas atención. Era demasiado bonita, de cabello largo y negro y una piel suave y blanca. Sus labios eran abultados y carnosos y ojos pícaros que parecían leerte la mente.
“Gracias” - dijo mirandome a los ojos. Dejé de mirarla y le dije a las muchachas que necesitaba corregir las pruebas antes de la clase del día siguiente y debido a que tenía que trabajar todo el día, lo tendría que hacer en la noche.
“Yo le ayudo” - dijo Matilde. “Lo podemos hacer juntos. En realidad queremos que usted venga. Las muchachas de aquí dicen que usted es muy divertido”.
De nuevo sonrió. No hubiera pensado en el ofrecimiento si alguna de las otras cuatro muchachas me lo hubiera dicho, pero Matilda parecía ser muy inteligente; sacaba las mejores notas del curso aparentemente sin mucho esfuerzo: cerebro, cuerpo, y andando con estas muchachas, pense que era bueno.
“Nos encontraremos en El Pez que fuma como a las diez, ok?- Dijo Zaida cuando se alejó con las muchachas, menos Matilde que se quedó. Estaba parada a mi lado observando lo que pasaba.
“Está bien. Creo que lo podremos hacer asi” - Me puse a recoger los exámenes y la bolsa de la computadora.
“Podríamos irno a las areas comunes y ponernos a hacer esto - le dije.
“Si, pero sera muy dificil porque las mesas son demasiado pequeñas.” Movió la cabeza y se cambió
el paquete a la otra mano cuando observé que al hacerlo los senos se le echaron hacia adelante.
“¿Qué te parece si vamos a mi apartamento? Tengo que regresar para lavar la ropa antes de que se haga de noche. Además, mis compañeros de cuarto no estarán”.
Ajaaaa!!! Esa era la razón por la cual no se fue con sus amigas. No me negué para que no se sintiera mal.
Llegamos a su apartamento en algunos minutos. Me dijo que me sentara y se fue a la cocina para regresar despues con dos cervezas y una botella de Vodka naranja que parecía haber estado en el congelador porque tenía escarcha por todos lados.
“¿Para qué es eso” - le dije, señalando el vodka al mismo tiempo que le recibía la cerveza.
“Me gusta tomarme un trago antes de ponerme a hacer los trabajos y tareas. Me calma los nervios “.
Levantó la botella, echó el blanco líquido: “Esto si funciona, y como estoy en casa, bueno, no hay problema”.
“Es verdad” - dije. Ella se echó un segundo trago. Yo le observaba el estómago, el cual tenía una buena forma, muy bonita. Se le vió un poquito el abdomen cuando levantó la botella y la camisa se le levantó mas arriba. Se le vio hasta el fondo de sus redondos senos que presionaban el brassiere.
“¿Por qué no extiendes las pruebas sobre la mesa mientras regreso?” - Señaló hacia una mesa grande de las usadas para tomar café. Este era uno de esos apartamentos que tienen la mayoría de los estudiantes de la universidad, de madera sólida, suficientemente grandes como para que diez muchachos se pudieran sentare a tomarse los tragos y jugar. Me entregó el vodka antes de irse a la otra sala. Miré como se alejaba caminando con sus blue jeans bien apretaditos contra el culo. Tenía un culo bien bonito y no me había dado cuenta de eso hasta ahora. Seguramente observaba las cosas mas obvias, a los expertos de la clase. Me eché un trago que me supo sabroso.
“Espero que no te importe. Tengo que buscar entre la ropa para ver que me pongo esta noche.”
Había regreado con una cesta de ropa, la mayoría de la cual eran shorts o pantaloncitos, pantaletas, con sostenes de diferentes colores; todas las cosas que yo no debería estar viendo. Matilde se dio cuenta que yo miraba toda la ropa y como me puse rojo cuando me descubrió.
”No se preocupe, profesor Urbina. Es solo ropa”. Sacó un sostén con un lazo de color morado: “Esto es como un sostén de bikini, no?”
”Ah, si, creo que si” - me senté y coloqué los exámenes extendidos sobre la mesa. Ya me caía sudor por mi frente porque hacía calor en ese apartamento, pero mucho calor. De nuevo me serví mas vodka.
“Profesor Urbina, no le de pena. Ya tengo veintiun años y su…su….”
“Tengo 33, y por favor llámeme Marcos”.
Supongo que si estaba observando sus pantaletas era porque me tenía suficiente confianza, y quería llamarme por mi nombre de pila.
“Ok, Marcos. Me puedes llamar Matilde" - Sonrió y se sentó a mi lado en el sofá. Tenía una calma y tranquilidad sorprendente a pesar de que yo podía verle el sudor que le comenzaba a bajar y se le acumulaba en la piel alrededor del area del cuello hacia las clavículas. Matilde me descubrió mirandole la minifalda.
“Creo que esto no está en el exámen, Marcos”. - dijo sosteniendose cada brasiere tamaño “C” en cada mano y apretándolos suavemente.
“Perdona que tenga que irme”. – Me comencé a levantar del sofá pero ella me agarró por el brazo. Su mano estaba pegajosa por la transpiración del calor que hacía. Fue mejor que me halara hacia atrás y me hiciera sentar de nuevo porque parado se me notaría el huevo que ya se estaba parando y poniendo bien duro.
“No te vayas. No me importa si me ves así. La gente prefiera ver a otras muchachas y no a mi”.
“¿Por qué” - pregunté sin pensar.
“No se. Tal vez se debe a que no participo en ningún deporte como ellos. Trato de no hacerlo”.
”Bueno, eso no tiene nada de malo” - le dije tratando de comportarme como el buen profesor que yo era.
Me soltó el brazo. Luego me entregó el vodka cuando traje mas. “¿Le importaría si me pruebo uno de estos para ver como me queda mejor para esta noche?”
“Ah, no importa”. - Yo ni sabía que contestar. Pero solo al principio.
“Quisiera oir su opinión. Usted sae qué le queda sexy a las muchachas, no? Segurito que si sabe porque ve tantas chicas todos los días.”
Sonrió de nuevo. ¡Coño, que sonrisa tan bonita y pícara!!!.
”Le prometo ayudarlo a corregir los exámenes tan pronto como me diga cual me queda bien.”
“Está bien”. Seguí sacando las pruebas del maletín y colocandolas sobre la mesa para ordenarlas. Francamente, yo esperaba que se fuera al otr cuarto para cambiarse y luego regresar. Pero no lo hizo.
Antes de darme cuenta ya se había quitado la parte de arriba y estaba agarrando una pequeña camisa. Sus senos trataban de salirse desesperadamente del brassiere. No había duda de que eran demasiado grandes para el brassiere que usaba.
“Marcos, ¿Otra vez me estás mirando? Se supone que me vas a decir después que me ponga el sostén, no antes”.
“Disculpame” - la cara se me puso roja. Me daba vergüenza.
“Sólo me estoy quitando la ropa. ¿Entonces qué haces allí sentado sin hacer nada? . Mira mis pezones que se quieren salir del sostén, lo ves?
Se tocó los senos de nuevo, meneándolos. Luego me miró como esperando una respuesta.
"Creo que ya entiendo mejor”. Sus dos senos estaban en mis manos. La halé hacia mi lado y la senté en mis piernas en donde ya una marca mojada que se veía bastante indicaba que se me estaba saliendo el semen de lo excitado que estaba. Matilde no era la única que no tenía pantaletas.
“Ay, señor Marcos se le siente bastante” – dijo Matilde cuando colocó las caderas sobre el huevo. “Pero creo que no es correcto hacer esto”.
“¿No? – Ya casi no entendía nada, pero ¿qué querría decir con eso?
Yo se que no tengo el don de la longitud en mi departamento. Pero mi ex esposa me lo había dicho muchisimas veces. Su cuca tenía seis pulgadas y mi huevo no la llenaba. Pero cuando se paraba se ponia mejor. Creo que alguien allá en el cielo intentó fabricarmelo corto y para podler dejármelo demasiado grueso.
“Se siente un bulto” - su curiosidad sacó lo mejor de ella: se echó hacia atrás acostada sobre mi y me bajó los pantalones. Esta vez se oyó que imitió un pequeño gemido. Luego me tocó el pene con una mano y luego con la otra.
“Creo que nunca he visto uno así antes”
“Dices, ¿Uno como este?
“He visto huevos antes señor Marcos, pero no con esta forma. El de usted es grueso”. Ahora lo apretaba con ambas manos. “Mire, la cabeza es del tamaño enorme y el palo es enorme!!!”. Se inclinó para mirarlo desde mas cerca. No aguanté y me eché hacia delante un poco con un movimiento de las caderas enviandole todas las señales que los tipos le dan a las muchachas cuando quieren que se los bese.
“Ay, no se preocupe, yo mismo lo hago. Es un reto”. Se rió de nuevo, esta vez con risa nerviosa.
“Disculpe, es que estoy un poco nervioso y ansioso, creo. No me da pena decírselo, por que no?"
“¿Nervioso? No tienes por que estar así. Siempre te he deseado desde la primera vez que te vi en clases. Solo hagame este favor, mire”.
Me agarró la mano y se la introdujo entre las piernas. Sentí su cuca que se ponía mojada. Le restregué hacia delante y hacia atrás para que los dedos se metieran bien con lo pegajoso. Luego se los metí suavemente hasta adentro. Tomó aire para contener la respiración, luego lo soltó.
“¿Sabe? También quiero esto.” Matilde se inclinó y comenzó a besarme y chuparme la cabeza del huevo mientras yo le metía el dedo en raja húmeda. Trataba de meterle dos dedos pero cada vez que lo hacía ella gemía como si le doliera, así que no seguí.
“¿Por qué paró?” - preguntó.
“Pensé que le dolía”.
“No, era que ya casi estaba lista para acabar. Con este palo tan gordo en la boca y sus dedos metiendose dentro de mi no puedo dejar de pensar que me va a abrir mucho la cuca”. Dejó de hablar y de nuevo trató de poner su boca en el huevo.
La dejé que hiciera lo que quisiera mientras otra vez jugaba con su raja. Yo restregaba el area alrededor del clítoris y metía y sacaba los dedos fuera del hueco. Ahora se chupaba la cabeza del huevo mientras le metía uno o dos dedos. Se apoyó contra mi mano y yo contra su boca. Dos veces sentí sus dientes contra el huevo pero no me dolió, sabía que estaba tratando de meterse toda la mandibula en el huevo.
Matilde se sacó el huevo con una tremenda chupada, haciendo ruidos. Miré hacia sus ojos y me di cuenta de lo que estaba pasando. Sonrió y dijo: “No puedo esperar mas, dámelo ya.” Alejó mi mano y se dirigió a la cabeza del huevo.
Lentamente se lo metió. Arrugaba el entrecejo un poco cuando la cabeza se resbaló e introdujo dentro de ella pero solo hasta allí pudimos llegar. En esa posición no se podía hacer nada, porque no lo tenía demasiado largo y además era demasiado ancho.
“Vamonos para la cama” – le dije.
“No, es mejor aquí” – dijo poniendose de rodillas y colocando la rodilla sobre la mesa alta que servía para colocar las revistas de moda. Con una mirada rápida a las portadas pude ver los títulos de los artículos como: “Dile lo tanto que lo amas”, “Si le dice que NO no crea que esa es la respuesta”, “Diez maneras de lucir mas sexy”, “No deje que él la controle”, y muchos otros, todos con la misma premisa -sexo, hombres, control.
Esa era la ironía. Matilde colocandose en la posición mas vulnerable, dándome la espalda, con las piernas abiertas, sobre las revistas que le decían como colocarse en esta posición. No esperé a que ella terminara de leer.
Le agarré las nalgas con las dos manos y se las abri un poquito. Tenia el hueco del culo mojado y hasta se cerraba y abria un poco. Se lo empujaba para meterselo todo. Luego le eché una mirada a su bello hueco de su culo. El hueco que se me quedaba mirando como pidiendome que le prestara atención. Me pregunté si alguna de las revistas le había dicho que el hueco del culo es como una calle de una sola via.
&&&&&&&&
“Apúrese, señor Marcos. Métamelo ya. No lo saque” – dijo respirando con dificultad. Entonces la obligué agarrandome el grueso palo y presionando la cabeza morada contra su mojada raja. Podía sentir que estaba un poco tensa. Restregué las manos hacia arriba y hacia abajo intentando darle un masaje para que desapareciera lo tenso. Soltó un suspiro y yo empujé un poco mas dejando que la cabeza se resbalara y se detuviera justo en el borde del culo. Sus apretados musculos de la cuca agarraron la cabeza de mi huevo y lo mantuvieron apretado. Lo metía y lo sacaba muy lentamente para asegurarme de que estaba lubricado con los jugos antes de meterselo mas hondo.
Luego de un par de minutos le agarré las nalgas de nuevo y se lo metí mas hondo a la Matilde. Podía sentir que se le estiraba la vagina. Gemía, no por el orgasmo sino por el nuevo sentimiento de ser pentrada completamente.
Pronto se lo tenía adentro completamente y se echaba hacia atrás para ayudarme en el empuje. Aunque se tomó solo minutos para meterselo, no tenía problemas para meterlo y sacarlo porque estaba adentro y le di seguido. Matilde se movía duro y mas duro. Ya no me podía contener mas así que intenté sacarlo y descansar un poco, o tomar algo de aliento pero seguía empujando fuertemente sin darme ninguna oportunidad. Luego hice lo único que se podía hacer para que bajara el ritmo: me lamí el dedo pulgar y se lo presione contra el culo. Entonces la presión del dedo contra su ano hizo que dejara de recular hacia atrás.
”¿Pasa algo malo? – le pregunté cuando bajó la velocidad y puso el músculo del ano bien apretado.
”No, no estaba segura, nada mas”.
“¿Segura de qué? – le pregunté. Yo sabía que ella quería que le metiera el huevo pero no sabía si le gustaba el dedo.
“Nada, no es nada, solo estaba tratando de descansar un poquito” – dijo esto y comenzó a echar hacia atrás metiendose mi grueso palo. Yo estaba bastante tranquilo y demoré bastante el clímax pero cuando siguió empujando hacia atrás con el dedo en el fondo del culo, eso me excitó mas. Estos empujes hacia atrás y la presión sobre su ano hicieron que el dedo se resbalara hasta adentro. Dio un gemido y gritó pero no me detuve dandole duro.
Entonces escupí hacia abajo desde la boca en el dedo pulgar para tener mas lubricación. Si hubiera tenido vaselina le hubiera metido bien el dedo dentro de su apretado culo. Empezó a quejarse y luego a respirar con dificultad. No me pude aguantar mas y le diparé mi carga de semen adentro con un potente empuje. Esto hizo que mi mano diera una sacudida involuntaria y el dedo se hundiera con fuerza mas adentro en el trasero de Matilde. Dejó salir un ¡Ay! Y luego cayó sobre la mesa conmigo sobre ella.
“Siempre pensé que usted algún día me tendría así, señor Marcos , pero nunca que usted fuera tan sucio”. Matilde dijo esto mirándome sobre su hombro.
”Bueno, hay que usar las dos formas” - dije sonriendole. “Tal vez deberías ser mi asistente y corregir los exámenes varios dias a la semana”.
“Claro!!” - contestó con bastante ánimo. “Yo le pongo las calificaciones siempre y cuando me de una recompense por mi esfuerzo” - dijo sonriente.
“Créame, sólo recibirá mi recto culo” - Le sonreí quitándome de su trasero. Matilde se dio vueltas para verme, todavía de rodillas, y su cara apenas pulgadas de mi semi parado huevo. “Deberíamos seguir y estar con las amigas para celebrar el cumpleaños, no cree?”
“Quiero mas de esto” - dijo agarrándome el huevo con una mano y atrayéndome hacia ella con la otra. “ Ellos entenderán que no pudimos ir, no se preocupe” - ¿Cómo me voy a quejar con una bella niña mamándome el huevo?”
“No hay que preocuparse”- dije, disfrutando el momento sabiendo muy bien que yo solo quería disfrutar mas de esta estudiante.
FIN FIN FIN FIN
Traducido por Marcos Urbina
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CUENTO ORIGINAL EN INGLÉS
“All right people, times up, pens down, hand the booklets forward.” My Business Ethics class just ran out of time on their mid-semester exams. A few groans rolled around the room.
“Hey if you didn’t finish then you didn’t know it, pass them up.” I wasn’t going to give in. I had been teaching at the local community college for several years so I knew the ropes, if you gave more time once you would have to do it always.
“Mr. Dawson, can we talk to you?” A third year student asked me. She had been I my classes before. I knew her as Shelly, she was a soccer player, small stature, firm body, and extremely fast as I had seen on the field.
“Sure, what’s up?” I responded as five young ladies approached me. I had seen them all before in my classes, around campus, in town. But one didn’t seem to belong with the others. Her name was Matilda, she wasn’t on the sports teams yet had the body as though she worked out frequently. She always did very well on the tests unlike her four bosom buddies who struggled to pass. She was similar in height, but had larger breasts that were now strained behind a tight white T-shirt open at the belly revealing a piercing. Why hadn’t I noticed that before?
“Mr. Dawson, we were wondering if you’d come out with us tonight?” Shelly asked tilting her head side to side.
“Getting me drunk won’t make me give you a higher grade you know.” I joked. I often went to the local drinking holes to buy a few rounds for the of age crowd. Not sure why I did it, maybe because I had the money since I worked a full time job as well as taught at night. Or maybe it was I wanted to keep in touch with my youth, I was pushing mid-thirties.
“No, we know that.” A cute brunette said. Her name was Shawna, I had heard about her from other professors and students. She was very friendly with the boys. “We wanted you to come out and help us celebrate Matilda’s 21st birthday.”
“Oh, I didn’t know. Happy Birthday.” I said looking at her differently now. She was really pretty, long black hair, soft white skin, big puffy pout lips and hazel eyes that seemed to read your mind.
“Thanks” She said looking into my eyes. I broke the stare and told the girls that I needed to correct the tests before tomorrow’s class and since I work all day I have to do it tonight.
“I’ll help you.” Matilda said. “I can do it with you. I really want to have you come out. The girls here say you are loads of fun.” She smiled again. I wouldn’t have considered the offer if one of the other four said it but Matilda was extremely smart, she aced all my courses effortlessly it seemed. Brains, body, and still hanging out with these girls, puzzling I thought.
“Ok, I guess that will work.” I started to pick up the exams and my laptop bag.
“We’ll all meet at Begin’s around ten-ish, ok?” Shelly said as she walked out with the girls, except Matilda. She was standing beside me watching.
“We could go to the commons area and work on these.” I stated.
“Yeah, but that would be difficult, the tables are small.” She tossed her head and switched her pack to the other shoulder pushing out her breasts as she did.
“How about we go to my apartment, I have to get back and finish my laundry before tonight. Besides, my roommates are gone. That’s whey the girls are taking me out.” Ahh, that was the reason. She didn’t usually hang with this crowd. Not wanting to offend her by refusing I said fine.
We arrived at her apartment a few minutes later. She told me to take a seat. She went into the kitchen and came back carrying two beers and a bottle of orange vodka that looked to have been in the freezer since it had frost all around.
“What’s that for?” I said pointing to the vodka while taking the beer.
“I like to have a shot before doing homework, calms the nerves.” She lifted the bottle, swigged the white liquid “this seems like work, and I ‘m at home, right?”
“True.” I said. She took a second shot. I was staring at her stomach, it was well defined. The abs showed as she hefted the bottle and the shirt lifted higher. I could see the bottoms of her round breasts pushing on her bra.
“Why don’t you spread the tests out on the table and I’ll be right back.” She pointed to the large coffee table. It was one of the ones most college apartments had, low to the ground, solid wood, large enough for ten kids to sit around and play drinking games. She handed me the vodka before she went into the other room. I watched walk away, her jeans were tight against her ass. It was a fine ass. I had never noticed it before, I must have been looking at the more obvious flaunts, the Shawnas of the class. I took a hefty swig of ice cold vodka. It was good.
“I hope you don’t mind. I have to sort through this laundry to find something to wear tonight.” She had returned carrying a basket of clothes, most of which were short shorts, skimpy tops, lacey underpants, colored bras, all the things that I shouldn’t be looking at. Matilda noticed me looking, noticed me turning red at being caught looking.
“It’s ok Mr. Dawson. It’s only clothes.” She picked up a purple lace trimmed bra “this is just like a bikini top isn’t it?”
“Ahh, yes, I guess so” I stumbled and sat down spreading more test booklets on the table. Sweat started to form on my brow, it was hot in her apartment, really hot. I swigged the vodka again.
“Mr. Dawson, don’t be embarrassed. I’m twenty one and your, your…”
“33 and please call me Ted.” I figured if I was looking at her underwear she could at least call me by my name.
“Ok, Ted. You can call me Mattie.” She smiled and sat beside me on the couch. She was amazingly calm yet I could see a sheen of sweat starting to form on her skin around the neck area leading towards her cleavage. Mattie caught me looking down her shirt.
“I don’t think these were on the test Ted.” She said cupping her size C boobs in each hand and squeeaing gently.
“I’m sorry. I should go.” I started to get up. She grabbed my arm, her hand was sticky with perspiration. Luckily she held me back from standing upright because my dick was starting to get firm and would have shown.
“Don’t go. I don’t care if you look. Usually people ignore me for the other girls anyway.”
“Why?” I asked before thinking.
“I don’t know. Maybe because I don’t play sports or frequent the parties like they do. I kind of hold back.”
“Oh. There’s nothing wrong with that.” I assured her hoping to sound like the professor I was.
“I know.” She let my arm go. Handed me the vodka after she took a haul. “Would you mind if I try on a couple of outfits to see what goes best for tonight?”
“Ahh, no. I guess not.” I wasn’t sure what to say. This was a first.
“I would like your opinion. You know what looks sexy on girls right? I know you do, you see enough of them every day in class.” She smiled again. Damn! What a smile.
“I promise I’ll help with the tests just as soon as you tell me what looks good.”
“Ok.” I continued to spread out the booklets on the table to organize them. I fully expected her to go into the other room, change, come back out. But she didn’t.
Before I knew it she had her top off and was reaching over for a small shirt. Her breasts were desperately trying to get out of the top of her bra. They were definitely too large for the bra she was wearing.
“Ted, were you looking again? You are supposed to tell me after I put the top on.”
“Sorry” My face reddened. I was so embarrassed.
“I’m just teasing. What were you to do, I’m sitting right here. By tits are practically falling out of this bra, right?” She touched her breasts again, bouncing them. Then she just looked at me waiting for an answer.
“Suppose so. I couldn’t help it, I guess.” My dick was hard now, I hope she didn’t ask me to leave now.
“I hate this bra anyway. I wear it because my roommates said it pushes my boobs up, makes them look better.” She was still fondling her boobs, moving them up and down, side to side.
“I think they look fine.” Once again speaking before thinking. Another swig of cold vodka. She grabbed the bottle, tilted it up. A little vodka dribbled down her lip. It caused her to pull away to fast and spill more on her chest.
“Shit! I’m wasting good booze.” She laughed. I laughed, a nervous laugh but I laughed. Then she set the bottle down, reached around behind her back and unclasped the bra. Her tits exploded out, practically growing a size. I moaned, not meaning too. She heard it.
“ Don’t worry. I can’t believe how big they are either. That’s partly why I wear smaller bras to hold them in.” She stood up to show me how the C’s were really D’s. The nipple was very large and protruding. I was definitely aroused now.
‘Uhhhmmm, maybe…” I started to say. But she interrupted me.
“Listen Ted, Mr. Dawson. I know this is awkward but surely you have seen tits before, right?”
“Yes.”
“Well, these are like all the rest.”
“Not really.”
“What do you mean?” Mattie asked.
“Well, they are perfect. I’ve never seen such perfectly shaped breasts in all my life.” I hadn’t, I wasn’t lieing. No need too, I had all ready seen them.
“Wow, no one ever said anything like that before. Usually they just hoot and holler over how big they are.” She shook her head causing her raven black straight hair to fall over her breasts and strands to stick to the vodka drippings.
“I’m sorry for you. You should be told things like that. You are very pretty and you have a gorgeous body.” I couldn’t believe my ears, I was saying all kinds of stuff. I was actually trying to hit on her. Maybe it was the booze or maybe it was because I hadn’t had sex in six months.
“Wow, thanks.” She was blushing now.
“Maybe we should start the correcting.” I hoped to get us out of the situation.
“No, I wanted to show you this outfit.” She held up a black piece of clothing.
“I’m not sure what it is, let alone if it looks good.”
“On you dummy, I want to put it on for you. It is a body suit, but its shorts not pants.”
“Oh. I had heard of bodysuits but they were not typically worn over jeans. Does that mean? Yes, it did. Mattie started to unbutton her hip hugger heans. Her stomach muscles tightened as she inhaled to undo the button. She slowly unzipped the pants and started squirming out of the faded blue material.
“Ahh, maybe you shouldn’t do that.” Now what was I saying?
“Why, not?” She stopped with her pants halfway down her legs. I could see her pussy. That is if you can call a shaved one a pussy. It was bald, I mean not a hair, bare wood floor so to speak. I never saw one up close, well not in these circumstances.
“Because I am having a hard time, and I mean hard time concentrating on what we are to do here.”
“Well, I know what I want to do here.” She dropped the rest of the way out of her pants. Stepped over to me and leaned over placing a slow, wet kiss on my lips that made my cock pulse in my Dockers. Mattie reached down with one hand and grabbed my arm, forcing me to clasp her breasts. I didn’t need more coxing; I was going to play this one to the end. Why not? I let it get this far.
“I think I am getting a better picture now.” I had both breasts in my hands. I pulled her onto my lap where a visible wet mark started to show from pre-cum leaking through. Mattie wasn’t the only person not wearing underwear.
“Ohh, Mr. Dawson I can feel you” Mattie said as she ground her hips into my groin. “but it doesn’t feel right.”
“It doesn’t?” Now I was self-conscious, what did she mean? I know that I wasn’t gifted in the length department. My ex-wife had told me that numerous times. For her six inches was not enough. But I was more than endowed when it came to girth. I guess someone upstairs tried to make up for shorting me by giving me an unusually thick dick.
“It feels bulky” Her curiosity got the best of her; she backed off my lap and unzipped my pants. This time she let out small noise. Then she touched my penis with one hand then the other. “I don’t think I have seen one like this before?”
“What do you mean, like this?”
“I’ve seen dicks before Mr. Dawson, just not this shape. Yours is so thick.” She was grasping it now with both hands. “Look, your head is the size of a plum and the shaft is huge!” She bent get a closer look. I couldn’t resist and pushed a little with my hips sending the all too familiar signal guys give to girls when they want them to ‘kiss-it’.
“Ohh, don’t worry, I will. It seems challenging.” She laughed again, this time she had the nervous laugh.
“Sorry, I’m just a little nervous and anxious I guess.” I confessed, why not?
“Nervous? Don’t be. I’ve wanted you since our first class together. You just seem to do something for me, look.” She grabbed my hand and slid it between her legs. I felt her pussy, it was soaking wet. I rubbed back and forth getting my fingers nice and slick. Then I let one gently slip in. She breathed out, then
in.
“You see. I want this too.” Mattie leaned over and started to kiss and lick my cockhead. I continued to finger her wet slit. I was trying to get two fingers into her but each time I did she moaned as though it hurt. So I stopped.
“Why did you stop?” Mattie asked.
“I thought I hurt you.”
“No, I just was getting ready to cum. With this fat dick in my mouth and your fingers moving in me I can’t help thinking how it’s going to stretch me out.” She stopped talking and tried again to get her mouth around my shaft. I let her work on it while I started playing with her slit again. I rubbed the area around her clit and worked my fingers in and out of her hole. She was now slurping away on my cock head while I slowly slid one then two fingers into her. She ground against my hand and I against her mouth. A couple of times I felt her teeth against my cock but it didn’t hurt, I knew she was just trying to get her jaw around my dick.
Mattie pulled off my dick with a load slurp, I looked down into her eyes to see what was going on. She smiled and said “ I can’t wait any longer, I want this now.” She moved away from my hand and straddled my cockhead. She slowly pushed herself down onto me. She winced a little as the head slipped in but that was all. I didn’t think it would work in this position, I wasn’t long enough and my width was too much.
“Let’s move over to the bed.” I suggested.
“No, here is fine” She said dropping to her knees and laying over the knee high table that seemed to be a resting place for fashion magazines. Taking scan of the covers I could see article titles such as ‘Make him know you want him’, ‘Don’t take NO for an answer’, ‘Ten ways to look Sexier’, ‘Don’t Let Him Control You’, and others all with the same premise – sex, men, control. The irony was there. Here was Mattie putting herself in the most vulnerable of positions, back to me, opened wide, on top of magazines telling her how not to get into this position. I didn’t wait for her to remember her reading.
I grasped her ass cheeks with both hands and spread them a little. Her hole was wet and it actually contracted a bit open, close, and open. I was dying to get into it. I took a look at her cute little asshole. It just stared up at me waiting for some attention. I wondered if any of her magazines told Hattie that the butthole was a one-way street?
“Hurry, Mr. Dawson. I want it now. Don’t hold back.” She said breathing heavily. I obliged her. I grabbed my fat little dick and pressed the purplish head against her wet slit. I could feel her tense a bit. I rubbed my hands up and down her back trying to gently massage her tenseness out. She let out a breath and I pushed a little more letting the head slip in and stop just after the rim. Her tight pussy muscles grabbed hold of my cock head and held tight. I worked it in and out very slowly to make sure I was properly lubed with her juices before pushing ahead.
After a couple of minutes I started to kneed her ass cheeks again and push further into Mattie. I could feel her stretch at my girth. Her moaning started, not from an orgasm but from the new feeling of being full, I assumed anyway.
Soon I was completely in her and she was pushing back to meet me thrusts. Though it took a few minutes to get in I was having no problem moving in and out now. Mattie was backing into me faster and faster now. I couldn’t hold back for long so I tried to pull out and take a breather but she kept pushing back towards me not letting me escape. I did the only thing I could think of to slow her down, I licked my thumb and pressed it over her ass. The pressure of my thick wet thumb against her puckered ass caused her to stop pushing back.
“Something wrong?” I asked as she slowed her bucking motion and tensed her anal muscles.
“No, just not sure, that’s all.”
“Sure of what?” I asked. Knowing damn well she wanted my cock but wasn’t sure if the thumb in her ass was going to work for her.
“Nothing, nothing at all, just catching my breath I guess.” She said this and started pushing back into my thick cock. I had calmed a bit and my climax was delayed but now her renewed thrusting even with my finger on her button-hole made me more excited. The backward thrusts from her and my pressure on her asshole caused my thumb to slip inside her up to the first knuckle. She moaned and squirmed a little but didn’t stop rocking back and forth.
I let some spittle drizzle down from my mouth onto my thumb for more lubrication. If only I had some real lube I could finger fuck this tight ass, but I would have to settle for this. Mattie was now wildly backing into me as my thumb and cock thrust into her two holes. She started to moan and then breath really heavy. I couldn’t hold out any longer, I shot my load into her with a powerful thrust. This caused my hand to involuntarily jerk which jammed my thumb deeper into Mattie’s behind. She let out a yelp and then collapsed onto the table with me on top of her.
“I often thought of you this way but never imagined you being so dirty Mr. Dawson.” Mattie said looking up at me from over her shoulder.
“Well, that goes both ways.” I said smiling back to her. “Maybe you would like to be my assistant and correct some papers for me several times a week.”
“Sure!” She answered a bit too enthusiastically. “I’ll grade papers just as long as you reward me for my efforts.” She was smilingly now.
“Oh, believe me, you’ll get nothing but straight A’s.” I grinned back at her pushing off her backside. Mattie turned to face me still on her knees, face inches from my semi-hard cock. “We should get going to meet your friends and celebrate your birthday, don’t you think?”
“I think I want some more of this.” She said grasping my cock in one hand and pulling me closer with the other. “They’ll understand, don’t worry.” How could I worry when I had a beautiful Co-ed sucking my cock?
“No worries.” I said letting myself enjoy the moment knowing full well that I intended to have many more of these sessions with this student.
Señor, lindo cuento de hadas, porque de erotico no tuvo nada. Usted lo unico que excita con esto es el estomago y a la burla.