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Cuatro amigas de la infancia

Esto paso hace ya hace unos años que le dije a mi marido Juan que iba a ir unos dias a mi pueblo a ver a mis padres y me reencontraría con mis amigas de la infancia a las que hacía más de 30 años que no veía, y es que al casarme hace 35 años, me fui de mi ciudad alejándome de todo aquel ambiente de juventud.

Suponía dejar un fin de semana a mi marido y a mi hijo, yo iría a casa de mis padres con la correspondiente alegría de estos.

El viernes por la tarde Juan me llevó a la Estación.

Dos horas después estaba en mi pueblo natal, mi padre me recogió en la estación por primera vez desde que me casé estaría un fin de semana sola en su casa.

Dediqué el sábado a pasear por la ciudad con mi madre, vimos a todas sus amigas e infinidad de gente del pueblo de los que muchos ya ni recordaba.

Después de arreglarme (por lo menos disimular que ya tenía 38 años), cogí el coche de mi padre y me fui al restaurante, que alegría volver a ver a las más de 20 personas que estaban allí, me costó mucho reconocer a algunos y algunas, pero hay personas por las que no pasan los años, siguen igual.

Con quien tenía más ganas de verme es con Laura, Marta y Juana, las cuatro formábamos un grupo indisoluble desde más jóvenes, pero con el tiempo les había perdido la pista.

Laura estaba casada y aparentemente contenta de ello, Marta estaba con su tercer marido, un tío rico y Juana separada sin una relación actual, las tres tenían hijos.

Hay que decir que Laura y yo siempre fuimos las más formales, relativamente, incluso en la adolescencia. Marta era y sigue siendo muy guapa, en aquel tiempo era una loca en todos los sentidos y Juana era una chica que parecía que estaba de vuelta de todo.

Después de la cena nos fuimos a una discoteca donde nos encontramos con las otras amigas, aquello era un constante ir y venir de gente conocida, me lo pasaba muy bien recordando viejas anécdotas.

También me encontré con Carlos, el chico que acabó con mi virginidad, y dos chicos más con los que había mantenido una aventura de juventud, me alegró ver que me recordaban con cariño y que por lo que alguno dijo, no le importaría rememorar viejos momentos, incluso me dijeron Amalia estas lo mismo de buena que cuando tenías 18 años, ¿sigues tan caliente como antes? y yo le dije que sí.

Cuando se acabaron las presentaciones, las cuatro nos sentamos y hablamos de infinidad de cosas que nos habíamos perdido después de tantos años de separación, y evidentemente de nuestras vidas actuales, yo expliqué lo feliz que estoy en mi matrimonio, a Laura no es que le vayan mal las cosas pero ha tenido que aguantar alguna infidelidad de su marido a la que ella le ha correspondido con dos cuernos bien puestos, estaban como Juan y yo lo que pasa es que nosotros lo hacemos con plena confianza, Marta vive como una reina con un hombre muy rico y su vida ha estado plagada de hombres, a pesar de que según ella, todo esto era el pasado y Juana hace cinco años decidió abandonar al marido porque su relación era un desastre y no quiere comprometerse con ninguno seriamente a pesar de que nos confesó que si había alguien más o menos fijo en su cama, un buen amigo con derecho a roce, yo les dije total que seguimos siendo tan ardientes como antes.

Pero una horas son pocas para ponernos al corriente de tanto tiempo así que Marta nos propuso tomarnos unos días de vacaciones las cuatro solas en una casa que tiene en la costa aprovechando que el verano estaba cerca, Laura y yo lo dudamos ya que esto suponía dejar a la familia unos días, Juana enseguida aceptó, su vida era más fácil, al final quedamos en que lo haríamos y si se encantaba follariamos como en la juventud.

El domingo por la tarde cogí el tren hasta mi ciudad actual, en la Estación me esperaban mi marido con mi hijo, por el recibimiento alguien podía pensar que hacía meses que estaba fuera.

Le comenté a Juan la idea de Marta y no le pareció mal, me dijo que me merecía unas vacaciones y que él se encargaría de todo lo de la casa, tambien le dije que aprovecharia para echar unos polvos con gente nueva, que él aprovechase para follarse a alguna de sus amigas, él me dijo vale Amalia, pero ten cuidado con quien follas te vayan a pegar alguna enfermedad, porque a ti no te gusta que te follen con condón, tranquilo cariño le dije.

Al parecer a Juana tampoco le costó convencer a su marido y telefónicamente fijamos las fechas, el único problema es que tendríamos que hacer el viaje en tren ya que a Juana le da pánico el avión.

Unos meses después repetí el viaje a mi pueblo natal para que las cuatro juntas cogiéramos un tren que 12 horas después nos dejaría en la costa.

Nos pusimos en un camarote con literas de 6 personas, esperábamos que nadie ocupara las otras dos pero no fue así por alegría especial de Juana, eran dos hombres de unos 30 y tantos años muy simpáticos y también atractivos, ante su invitación decidimos cenar los seis juntos y poco costó notar que Juana le lanzaba los tejos a uno de ellos, chicas tengo el chocho empapado, necesito follar, dijo.

Nos fuimos al compartimento y ellos se desnudaron y quedaron en calzoncillos sin ningún rubor de que cuatro mujeres estuvieran delante, pero ante mi sorpresa Juana y Marta se sacaron la blusa y los pantalones quedando con un diminuto tanga y sujetador, Laura y yo no sabíamos qué hacer pero al final me decidí a imitarlas y Laura me siguió, si quedarse en ropa interior tampoco tenía que ser un problema, lo curioso es que mi braguita tipo bikini desentonaba ante tres escasos tangas.

Las literas estaban en dos columnas de tres, los dos hombres se colocaron en una misma columna ocupando la de abajo y la segunda, Laura se puso en le tercera, Juana en la de debajo de la otra columna, yo encima y Marta en la superior.

Así, solo en ropa interior nos dispusimos a dormir, curiosamente me costó poco conciliar el sueño hasta media noche que algún ruido me despertó, levanté la cabeza y lo que vi me dejó de piedra, en la litera de uno de los chicos no estaba solo, Laura estaba allí, la sábana apartada y ambos desnudos, sus manos recorrían sus cuerpos, pude ver con la escasa luz las caras de placer que nuestra amiga ponía y como el chico se puso encima suyo para follarla, aquel espectáculo me estaba poniendo caliente, como la sábana salvaba mi intimidad y podía ver sin problemas entré una mano que atravesó mi braguita y me tocaba el coño viendo como Juana era follada con pasión, ya ni recordaba cuanto hacía que no me masturbaba y me corrí en el mismo momento que lo hicieron ellos dos, claro que ninguno de los tres pudimos externalizarlo con gemidos.

Juana se salió de la litera y colocándose un vestido sin ropa interior se salió, supuse que iba a lavarse la leche del coño, el hombre se quedó tumbado y al girar la cara vio claramente que estaba despierta, me lanzó una sonrisa y me guiñó un ojo, respondí a la sonrisa y cuando regresó Juana continué durmiendo.

A la mañana siguiente nos departamos, faltaba unas tres horas para llegar, salimos de la litera y Juana iba en pelotas completamente, ni tan solo el tanga se había colocado después de follar, las otras tres estábamos sorprendidos, pero especialmente el otro hombre que no perdió detalle de su cuerpo.

Ya vestidos los seis nos fuimos a desayunar, Laura no daba pistas de lo que había sucedido aquella noche, al fin llegamos al destino y nos despedimos de los acompañantes, ya las cuatro solas no pude dejar de comentar lo que había visto, con falsa vergüenza Juana lo confirmó y explicó a todas como se había follado a aquel tío, porque estaba super caliente y o se pudo aguantar cuando le vio la hermosa polla que tenía,

Llegamos a la casa de Marta, era preciosa, un chalet enorme con un amplio jardín que tenía piscina, pero lo más espectacular eran las vistas sobre el mar y según nos contó, por un caminito se accedía en un par de minutos a la playa.

La casa tenía servicio permanente, se trataba de un matrimonio ya mayor encargados de tenerlo todo a punto siempre, además, ella cocinaría y limpiaría, mientras que él se encargaba del jardín y la piscina.

Marta nos asignó una habitación a cada una, la mía era preciosa, una cama de dos metros, una parte con un sofá, lavabo para la habitación y un espectacular balcón que daba al mar.

Marta nos dijo que nos cambiáramos y que empezaríamos por darnos un refrescante baño en la piscina, me duché para sacarme el sudor del viaje y me puse el bikini, fui la primera en llegar pero unos instantes después tenía junto a mí a Marta con un espectacular bikini rojo, extendió la toalla y lo primero que hizo es sacarse la parte de arriba, aquellas tetas tenían que ser operadas ya que a nuestra edad es imposible una firmeza como aquella, yo seguí con la parte de arriba puesta, nunca he hecho topless pero si no estuviera el servicio andando por ahí seguramente que lo hubiese hecho.

Al poco rato llegaron Laura y Juana, esta última ya ni tan solo llevaba la parte de arriba puesta, Laura al igual que yo se cubría las tetas.

La conversación giró en torno a dos temas, lo firmes que estaban las tetas de Marta, que confesó estaban operadas y el polvo que Juana había tenido aquella noche en el tren.

Concha, la mujer del servicio, nos dijo que ya tenía la comida preparada, nos pusimos una camiseta y entramos en el comedor donde tomamos una muy buena comida, mezclada con vino, lo que alegró la sobremesa, así nos enteramos que Juana estaba viviendo los mejores años de su vida en cuanto a hombres, y que no le hacía ascos a meterse en una cama si el tío le parecía bien, Laura llegó a confesar que tampoco le importaría meterse en una cama desconocida si el tío valía la pena y ponerle una cornamenta a su marido, Marta se mostró mucho más cauta diciendo que no pensaba hacer nada de aquello, ya había vivido a tope unos años y ahora disfrutaba de la tranquilidad de un buen y rico marido, por mi parte dije que no había hombre en la tierra capaz de hacerle perder la cabeza excepto Juan, como marido pero que respecto a follar era la primera, que habia follado ya con un montón de amigos con el consentimiento de él que eramos una pareja muy liberal.

Decidimos no salir por la tarde ya que estábamos cansadas, en especial Juana, claro. Pasamos la tarde al borde de la piscina contando nuestra vida y anécdotas de la adolescencia en las que participamos los cuatro, incluso nos confesamos algunas cosas, por ejemplo Marta de había acostado con Juan cuando era mi novio, cosa que desconocía, pero sin saberlo me había vengado al follarme uno suyo una noche de fiesta.

Antes de cenar nos fuimos a la habitación, llamé a Juan para que supiera que estaba bien, le conté por encima que nos pasamos el día hablando de nuestras cosas pero obvié hablarle del polvo en directo que había visto de Juana y que Marta y ella se pasaron el día con las tetas al aire.

Me puse un vestido blanco ibicenco pero antes de salir pensé que no era necesario llevar sujetador estando entre mujeres así que me lo saqué, en cierto modo me sentía perversa por ir sin él.

Cenamos continuando contando anécdotas, aquello estaba saliendo muy bien, después de cenar se despidió el servicio y salimos a la piscina, era precioso de noche, veíamos los reflejos de la luna en el agua de mar, una noche tranquila invitaba a tomar un baño y a ninguna de les tres les importó desnudarse y meterse en el agua insistiendo en que hiciera lo mismo, al final, más que decidirme fueron ellas que me sacaron el vestido, también intentaron sacarme la braguita pero me negué completamente acabando en el agua, sabía que nadie nos podía ver y si mi marido no se enteraba no pasaba nada.

Ya muy tarde nos fuimos a la cama, me sorprendí a mi misma que estuviera tan caliente, no sé si por el polvo de Juana o andar entre tantas mujeres desnudas o las conversaciones y recuerdos de antiguos amante lo cierto es que no pude apartar los dedos de mi coño y acabé masturbándome, en un pocas horas había hecho dos veces, estaba echando de menos a mi marido o alguno de mis amantes.

Dormí placenteramente, soñe con la polla de 23 cm de Rafael el panadero follandome y llenandome varias veces el coño de leche tanto disfrute del sueño que hasta las 11 no abrí los ojos, salí al balcón y vi que las tres ya estaban en la piscina, pero había una novedad, Laura se había quitado la parte de de abajo y estaba dandose con el dedo en su pipa, y dijimos chicas esta tarde tenemos que salir a ver si encontramos machos que nos follen que estamos todas super calientes.

A media tarde decidimos cambiarnos y dar una vuelta por el pueblo y cenar allí, me puse un vestido blanco parecido al del día anterior pero esta vez sin sujetador.

Mis amigas optaron por vestimentas frescas como la mía, la más atrevida era Juana con su minifalda y un top que dejaba el ombligo a la vista y claramente se le marcaban los pezones, Marta nos enseñó los lugares más típicos de este bonito pueblo y acabamos cenando en un restaurante al borde del mar. Después nos fuimos a una discoteca exterior, es decir, al aire libre, allí bailamos un buen rato, cuando ya casi nos íbamos se acercaron un grupo de cinco chicos que Marta reconocío enseguida, eran amigos de su hijo, tendrían unos 20 años no mas, lo cierto es que acabaron sentados con nosotras, no sé si es que no habían conseguido ligar o pretendían hacerlo con nosotras, claro que podíamos ser sus madres, pero su actitud era muy correcta y formal.

Ya muy tarde nos fuimos, las tres estábamos convencidas que con un ligero empuje, Juana de habría tirado a cualquiera de aquellos chicos de la edad de su hija ya que no paraba de tontear con ellos.

El día fue más o menos igual, cuando salimos por la tarde nos encontramos con cuatro de los cinco chicos amigos del hijo de Marta, nostras estábamos sentadas en una terraza e insistieron en invitarnos, se sentaron y sin que nadie les dijera cómo, se pusieron entre nosotras, quedábamos cada una con un chico a cada lado.

Javier, el chico que estaba a mi derecha, por todos los medios intentaba verme las piernas, que un chico de aquella edad me deseara me hizo subir la autoestima y, sin pasarme, le di facilidades para que las viera. Cuando nos despedimos para ir a cenar Javier me dijo a la oreja:

Eres muy guapa

Niño, podría ser tu madre, le dije con un cierto tono de enfado

No te enfades, dijo, solo digo lo que pienso.

Aquellas palabras me dejaron turbada para toda la cena, un crio se había fijado en mi!, pero no me había hecho poner caliente, a mi no me atraen los chicos jóvenes, preferiría que fuera un hombre maduro quien hubiese pronunciado aquellas palabras, le hubiese metido mano.

En la cena Juana nos confesó que uno de los chicos le había hecho proposiciones deshonestas, ante nuestra presión acabó diciendo que si le dijo que no es porque no podía separarse de nosotras.

Después de cenar fuimos a un bar musical donde nos lo pasamos muy bien bailando como locas, algunos hombres se acercaban a nosotras pero ninguno pudo prosperar en el ataque.

El día siguiente se desarrolló igual, yo seguía sin sacarme el sujetador, por la noche, después de cenar nos fuimos a un sitio tranquilo donde ponían música lenta, y no es que nos disgustara mover el esqueleto pero a nuestra edad también nos apetecen sitios tranquilitos, la media de edad era la nuestra, nos sentamos en una mesa y al cabo de una hora nuestra gran sorpresa ver que habían entrado los cuatro chicos, enseguida se vinieron hacia nosotras, estaba claro que si eran allí no tenía otro objetivo que encontrarnos, a Juana inmediatamente se le iluminaron los ojos, todo lo contrario que a las otras tres que no nos apetecía mucho pasar la velada con chicos de 20 años, pero sin darme cuenta ya tenía a Javier a mi lado dándome conversación que seguía fingiendo interés, al igual que Marta y Laura, muy lejos de Juana que estaba encantada.

Los chicos nos propusieron salir a bailar, la más clara fue Marta que les dijo que parecería que bailan con sus madres, pero esto no les supuso problemas y acabamos las cuatro en la pista, lógicamente yo con Javier.

Poco a poco se iba acercando más y más a mí, acabando que mi cara quedaba recostada en su pecho y me agarraba por la cintura, vi que las otras tres hacían lo mismo, entonces me dice a la oreja:

Sabes, el otro día te encontré preciosa pero hoy todavía mas

No digas tonterías, ya te dije que podría ser tu madre, no te gustan más las chicas de tu edad?

No lo sé, nunca he estado con una mujer como tú, pero me muero de ganas

No sé si lo conseguirás, pero con migo has conseguido lo máximo que se puede

No dijimos nada más, lo cierto es que acabé muy pegado a aquel chico, tanto que fue difícil no detectar que algo tenía muy crecido en su pantalón.

Aquella impresión me dejó de nuevo turbada, hacía mucho tiempo que no notaba algo así bailando.

Evidentemente tuvo que ser Juana la que propusiera que los ocho nos fuéramos a casa de Marta, por las caras se podía ver que Marta y Laura tenían las mismas ganas que yo en que vinieran, es decir, ninguna, pero nos dejamos arrastrar por el ímpetu de nuestra amiga y acabamos aceptando.

Juana se subió al coche de uno de los chicos, nosotras tres en el de Marta y los otros tres chicos con el suyo, antes de llegar recibimos un mensaje en el móvil de Juana que nos decía que no la esperáramos, las risas fueron instantáneas, todos sabíamos que pasaba, pero la instigadora de todo aquello nos abandonaba.

Llegamos a casa de Marta, los seis pasamos a la piscina, la conversación era difícil ya que poco en común teníamos, para intentar dar más actividad a aquello Marta propuso jugar a algo, uno de los chicos propuso un juego de cartas en el que ganaba el que más se acercaba a un número concreto y perdía el que más lejos estaba y la pena era hacer lo que el ganador le dijera, la verdad es que nos pareció bastante infantil y superado pero acabamos aceptando.

Marta trajo una baraja y empezamos, la primera partida la ganó uno de los chicos y perdió Laura, estábamos expectantes para saber en qué grado llegaría aquello, el chico le dice que le va a hacer una pregunta, y dijo:

Te gustan los chicos jóvenes?

Enseguida confirmamos lo que nos temíamos, ella le respondió:

Lo siento pero prefiero de mi edad.

Siguió la partida y la siguiente en ganar fue Marta y perdió otro de los chicos, esta le preguntó:

Pretendéis acostaros con nosotras?

Se puso muy colorado, nosotras nos reíamos, al final dijo:

Sí, pero si no es posible, por lo menos veros desnudas.

Pues ambas cosas lo tenéis difícil, Juana era la única candidata y ya está ocupada.

Todas nos reímos, entonces intervino Javier:

Acabar los seis desnudos y en esta piscina no es tanto, seguro que más de una vez os bañáis bañado en pelotas.

Se produjo un barullo considerable, nosotras nos oponíamos frontalmente al tema y ellos se mantenían firmes, al final el propio Javier dijo:

Porque no pactamos?

Que propones, dije.

Podemos acabar en ropa interior y ya está

Evidentemente los chicos secundaban la idea ante la imposibilidad de que acabáramos en pelotas, nosotras acabamos discutiendo, Laura decía que si, Marta no mostraba oposición y yo me negaba, pero la presión era tan fuerte que acabé aceptando, total, era como estar en bikini con la ropa interior que llevaba.

Así que empezó de nuevo la partida, y el primero en perder fue Javier, Laura la había ganado, este se puso en medio y como si estuviera haciendo un striptease fue subiendo la camiseta hasta sacársela por la cabeza.

Pero qué mala suerte tenía el chico, la siguiente partida la gané yo y Javier volvió a ser el objeto de castigo, en aquel momento las tres mujeres empezábamos a animarnos, se puso otra vez en medio de nosotros y despacito y con movimientos sensuales, entre los gritos de las tres mujeres, fue desabrochando el pantalón, nos hizo esperar un buen rato hasta que comenzó a bajarlo y vimos los calzoncillos negros, cuando al fin se giró hacia nosotras pudimos darnos cuenta de que debajo tenía una polla considerable que estaba rígida, no me extrañó que hacia un rato la hubiese notado bailando.

Seguro que si se hubiese tratado de un chico con 15 o 20 años más aquello nos hubiese puesto calientes a las tres, de momento servía solo como entretenimiento.

Siguió la partida y la siguiente en perder fui yo!, que vergüenza, tenía que sacarme el vestido delante de tres chicos que me miraban con lascivia y quedar en braguitas y sujetador, no creáis que me fue fácil, pero no me quedaba solución, estaba dentro de lo pactado a pesar que hubiese preferido ser la última y no la primera, me levanté y sin querer dar mucha expectación me saqué por la cabeza aquel amplio vestido, inmediatamente los tres chicos empezaron a gritar y silbar, yo, roja de vergüenza me senté, Javier se acercó a mí y me dijo:

Eres más bonita de lo que creía

Solo sonreí esperando ver cuál sería lo próximo, y fue que Marta se quedó también en ropa interior, claro que ella llevaba un muy diminuto tanga que mostraba todo el culo y de delante la tira no era precisamente ancha, de seguro tenía el coño depilado ya que no salía ni un solo pelo y el sujetador era casi transparente, suerte que había poca luz.

La suerte, o mala suerte hizo que perdiera de nuevo, pero ya no podía sacarme más ropa, evidentemente los chicos insistían en que me sacara el sujetador, al final tuve que contestar a la siguiente pregunta:

En tus años de matrimonio has deseado acostarte con otro hombre.

A aquello le podía dar dos respuestas, que no o la verdad, supongo que después de tanta fiesta y alcohol me costó menos decir la verdad, respondí:

Claro que he deseado alguna vez acostarme con otro hombre, ninguna mujer normal en 25 años no ha deseado hacerlo, pero no lo he hecho y estoy orgullosa.

Siguió la partida, al fin lograron desnudar a Laura y a los otros dos chicos, los seis en ropa interior teníamos que dar un giro a aquello porque no daba para más, Javier propuso bañarnos en la piscina, la noche acompañaba y nos apetecía, nos tiramos los seis y nadábamos, Javier no se separaba de mi, de repente oigo a uno de los chicos que gritando dice:

Ropa fuera!!!!!!!

Los tres chicos se pusieron las manos bajo el agua y al sacarla llevaban los calzoncillos en la mano que acabaron lanzando al borde, por todos los medios intentaron que les imitáramos sin éxito.

Desde la superficie y gracias a la iluminación de la piscina se veía claramente una mancha negra de los pelos y la polla entre las piernas de los chicos, cada chico se acercó a una de nosotras intentando cogernos por separado, Javier a mi lado me decía cosas bastante bonitas, que si era muy guapa, que si estaba muy joven, que deseaba verme desnuda… he de reconocer que tantos elogios me empezaba a poner caliente, entonces se oye el grito de uno de los chicos, me giré y vi que estaba desabrochando el sujetador de Laura mientras esta se reía, Marta y yo mirábamos como ponía la mano en la espalda abrazándola y después tirando de ellos los lanzó al borde.

Continuamos jugando en el agua y a los pocos segundos otro grito nos hace ver que Marta también ha cedido, el chico tiró de esta prenda y después la hacía girar fuera con la mano como señal de triunfo hasta que la lanzó fuera de la piscina, todo aquello me turbaba mucho, además, sabía que la presión de Javier sería superior, supongo que el alcohol ayudó mucho en lo que le dije:

Solo quedo yo con sujetador, tendrás que sacármelo

No sé quien quedó más extrañado, si Javier o Marta y Laura.

Javier se acercó a mi por delante, noté su dura polla que se clavaba en mi vientre, podía apreciarla completamente, puso las manos en los corchetes y poco a poco separando los tirantes lo separó de mi cuerpo, me introduje en el agua para que viera lo menos posible de mis pechos, que, dicho sea de paso, no apartaba la vista de ellos.

Lanzó el sujetador fuera y me dijo al oído:

Me muero de ganas por tocarlas.

Simplemente sonreí, el chico no se separaba de mí, vi que Marta y Laura se habían puesto de lado y los dos chicos se sumergían, al poco salieron con los tangas en la mano, la persistencia había conseguido desnudarlas.

La verdad es que aquello me calentaba y mucho, curiosamente Javier no me decía nada, continuaba jugando con migo, entonces le pregunté:

No quieres sacarme las bragas?

Claro que quiero, pero no me gustaría que te sintieras violenta

Eres un sol, le dije apreciando su sentimiento y acercándome para darle un beso en la mejilla, pero hazlo.

Inmediatamente se puso bajo el agua, noté como sus manos me cogían la goma de las bragas y tiraba de ellas bajándolas por las piernas, le ayudé en los movimientos y salió con ellas en la mano que también lanzó al borde, me dijo:

Desnuda estas preciosa

Gracias guapo, le respondí.

Realmente aquellos chicos habían conseguido lo que querían, salimos del agua, me costó un poco vencer la vergüenza, era gracioso ver a los tres chicos totalmente empalmados con el vigor que da esta edad, por cierto, que si la polla de los tres era bonita, la de Javier era especialmente grande, detalle que no nos pasó desapercibido a ninguna de las tres ya que tanto Laura como Marta hicieron algún comentario.

Otro detalle que tampoco pasó desapercibido es que era la única mujer con pelo en el coño, por eso a Laura y a Marta no le salían pelos del tanga.

Seguimos hablando los seis en pelotas, me sentía rara pero contenta y excitada, se acabó el hielo, me fui a la cocina a buscar más y Javier inmediatamente se levantó para acompañarme, cuando entrábamos en la casa oímos gritos y silbidos dedicados a nosotros, me seguía por la casa en pelotas, pude ver como la polla se le movía al ritmo de los pasos, abrí el frigorífico y él me agarró por la cintura, no sabía qué hacer, sentía como su polla se apoyaba en mi culo, me giré y le pedí que no siguiera, miraba mi cuerpo ahora con toda claridad al estar la luz encendida, pero yo también pude ver aquella monstruosa polla que apuntaba al cielo.

Déjame tocar los pechos por favor, me dijo suplicando

Javier acabó aceptando, salimos con el hielo, los chicos propusieron poner música, entramos en la sala y Marta les enseñó cómo hacerlo, pusieron unas baladas, inmediatamente nos pidieron para bailar, aquello significaba que estaríamos muy cerca, pero vi que Laura y Marta aceptaban, Javier se acercó a mí y no lo rechacé, me cogió por mi desnuda cintura, yo hice lo mismo con la suya, se acercó, la punta de la erecta polla se paseaba por los pelos del pubis y mis tetas se clavaban en el pecho, vi que Laura y Marta estaban muy pegadas a sus compañeros de baile, los cuerpos se fundían casi, Javier me agarraba por la espalda y poco a poco iba bajando las manos supongo que esperando que le marcara un límite, pero aquello me ponía demasiado caliente para hacerlo así que acabó tocando el culo directamente sin ninguna queja, yo hice lo mismo apoyando la cabeza en su pecho y disfrutando de las caricias que me daba en tal sensual parte, vi que Marta y Laura me miraban extrañadas por los avances que había permitido pero ya poco me importaba, Javier dejó mi culo y puso las manos extendidas en mis costados, poco a poco iba subiendo hasta llegar a la altura de mis tetas, me separé un poco dándole fácil acceso, inmediatamente arrastró las manos y las puso que me las cubrían totalmente, estaba con los ojos cerrados disfrutando del placer, cuando se me ocurrió abrirlas vi que los otros cuatro ya no bailaban, simplemente me miraban a mí, pero no me importó, fui yo la que saqué la mano del culo y la llevé a la polla, Javier se separó para que accediera y con las dos manos agarré aquel aparato que sin duda era la más grande que nunca había tenido en la mano.

Me deshice de él y me arrodillé delante suyo quedando mi cara a la altura de la polla, abrí la boca y la introduje dentro, pude ver al mismo tiempo que las otras dos parejas sin dejar de mirar se estaban tocando los culos, antes de que se me corriera me separé de Javier, cogí una toalla y la extendí en la mesa, me subí abriéndome de piernas, el chico a pesar de su juventud lo entendió enseguida, puso la boca en medio de las piernas y me aplicó un masaje con la lengua, cuando abrí los ojos me encontré a una pareja a cada lado de la mesa mirando desde primera fila como un chico de la edad de mi hijo y amigo del hijo de Marta me comía el coño, pero no me dio demasiado tiempo a pensar por qué me corrí enseguida, el chico no cesaba, notaba como una gran cantidad de flujos emanaban del coño y me volvía a correr.

Me levanté, Marta y Laura junto con los dos chicos nos miraban extrañados, claro que no hacían ascos a tener sus manos en el culo.

Hice sentar a Javier en el centro del sofá, abrí las piernas y me arrodillé entre ellas, inmediatamente me comí la polla, Javier disfrutaba de la experiencia de una comedora de pollas que solo se consigue con la edad, vi que Marta y Laura seguían sin hacer nada, solo miraban, saque la polla de Javier de la boca y les dije a los dos chicos que se sentaran uno a cada lado y después les dije a las mujeres que atacaran aquellas pollas, les costó poco hacerme caso, la verdad es que aquellos chicos se nos corrieron muy rápido, las tres se nos llenó la boca de leche, la rapidez es el problema de los jovencitos pero también tienen una gran ventaja que las tres sabíamos, y es que si continuas chupando se ponen dura rápidamente, y después de tragarnos la leche continuamos dejando de nuevo el estoque en alto.

Cambié mi sitio por el de Javier, abriendo de piernas se arrodilló y poco a poco me clavó la polla en el coño, Laura y Marta hicieron lo mismo, no pode por menos que mirarlas y las tres nos reíamos, les dije:

Verdad que no lo pasamos tan mal poniendo los cuernos a nuestros maridos?

Y nada mal lo pasé, al igual que Marta y Laura, aquellos jovencitos nos follaron tan bien que nos arrancaron varios orgasmos, entre corrida y corrida se abrió la puerta, era Juana que no podía creer lo que estaba viendo, pero seguíamos a lo nuestro.

Se me ocurrió algo más, hice que Javier se saliera de mí, en principio estaba desconcertado, pero dije:

Cambio de pareja!

El chico que se follaba a Marta abandonó su puesto y se puso entre mis piernas, Javier entre las de Laura y el que estaba con Laura entre las de Marta, con ímpetu renovado aquel chico me follaba tan bien mientras me comía las tetas que enseguida tuve otro orgasmo, pero me quedaba a uno por probar, otro cambio de pareja hizo que los tres chicos nos clavaran las pollas, y todo ante la sorpresa de Juana que la pobre solo había disfrutado de un chico.

Al final ya estábamos agotadas y éramos incapaces de aguantar más, se lo dijimos a los chicos que nos pidieron correrse dentro de nosotras, pero tal como estaban al principio, además, a mi me apetecía que fuera Javier quien me llenara el coño de leche, su embestida era tan fuerte que pude notar como los chorros entraban dentro de mi vagina.

Estábamos los seis muy cansados, ellos se fueron no sin antes recibir claras instrucciones de no contar nada, especialmente al hijo de Marta, nos quedamos las cuatro solas, dije:

Al final estos tres nos han follado bien folladas.

Nos reímos de la situación, pero lo bueno es que las tres estábamos contentas de lo que había pasado, al única discrepante era Juana que se quejó de solo haber follado con uno, y más cuando le contamos como había sucedido todo, no podía creerse que hubiese sido yo la instigadora de aquella follada.

Al día siguiente ya regresábamos, por desgracia en el tren no nos tocaron dos tíos como los de la ida, viajamos solas, seguro que si hubiesen sido ellos aquella noche se nos hubiesen follado a las cuatro.

Lo que si decidimos es repetir cada año aquel viaje, y si era posible, también las folladas.

Al llegar a casa, Juan me preguntó que tal lo había pasado, le dije que muy bien contándole casi todo lo sucedido, evidentemente no le dije que le había puesto una gran cornamenta con tres chicos de la edad de nuestro hijo, es más, estuvo muy orgullosa de mi por haber sido la única que no me sacaba el sujetador en la piscina.

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