Aaah. Si. Aahh
-¿Estás caliente zorrita?
-Si. Sigue. Sigue.
Marcos lo hacía tan bien que al poco tiempo me encontraba al borde del orgasmo.
-Ah. Sigue, sigue. Si.
-¿Quieres correrte zorrita?
-Si. Si. Te lo suplico.
-Hasta que no te de permiso no podrás correrte. Pobre de ti si lo haces.
Estaba desesperada y muy excitada, ya no podía aguantar más.
-Por favor. No aguanto más. Sigue Marcos. aahhgg. Te lo suplico
-Entonces pararé.
-Noo. Aaah. No pares.
Cuando ya estaba a punto de caramelo Marcos paró en seco.
-¡¡Noo!! No pares. No.
-Estate quieta zorrita.
-No puedes dejarme así. ¡No puedes!
-Si puedo.. Me perteneces y haré contigo lo que me de la gana.
-Por favor. Marcos. Te lo suplico.
Intentaba desesperadamente por todos los medios frotarme contra él, o recibir cualquier estímulo. Pero Marcos me lo impedía.
-¡Quieta! O te quedas sin tú premio.
-¿Qué premio? Sigue por favor ¡No pares! Estoy. estoy muy caliente. No me puedo quedar así. Necesito correrme.
Marcos volvió a situarse en mi entrepierna y con su lengua lamió todo el perímetro de mi clítoris.
-Aah. Si.
-¿Quieres correrte zorrita?
-Si, sí quiero.
-Mueve tu culito para mi. Acariciarte tu con movimientos de tu cadera.
-Aaah. Aahh.
A esas alturas yo no paraba de rozar mi clítoris en su lengua.
-Aahh. Por favor. Deja que me corra.
-Espera un poquito zorrita.
- ¡No puedo! Te lo suplico.
-Si te corres sin mi permiso. el castigo va a ser brutal. ¿Quieres eso zorrita?
-Aaahgg. No ¡No quiero castigos!
Pero. No puedo aguantar más. Ten compasión. ¡Por dios!
-¿Qué quieres zorrita?
-Aaahgg.. Quiero. Quiero correrme.
-¿Así que mi putita quiere correrse no?
-Si. Aaahh. ¡¡Si!! Te lo suplico.
-No me convences.
-Te lo suplico. Deja que me corra. Deja que tu zorrita se corra por favor.
-¿Quién manda aquí putita?
-Tu. ¡Por eso no me corro! ¿No lo ves? ¿Qué más quieres que demuestre? Déjame correrme. Te lo suplico.
-Déjate de enfados, hasta que no digas bien quién soy yo y que eres tú. No te dejaré correrte.
-Soy.
-Venga. Es para hoy.
-¡Soy tú puta! ¿Vale? ¡Soy una guarra! Si. ¿Eso querías oír? Soy una mierda. Y tú. Tú eres. ¡el puto amo! ¿Satisfecho?
¡Plas! Marcos me abofeteó.
-Ahgg.
-Si. Eso es lo que eres puta. Pero la próxima vez sin ironías bonita.
-Te odio.
-Venga putita. Tú amo te da permiso para correrte ¿Contenta?
-Gracias.
-Um. Venga que ya casi estás.
-Si.
-Di mi nombre mientras te corres zorrita
-Si aahhg.
-Tengo una sorpresa para ti.
-¿Que Sorpresa? Aahhg ¡Si! Aahhgg ¡Ya estoy!
-¡Mi nombre!
-¡¡Si!! Marcos. Marcos Aaahhg ¡¡Marcos!! Si.
Me retorcí de placer entre sus manos.
Me soltó suavemente y dejó que descansara por unos instantes en la cama.
-¿Ves? Si te portas bien tienes tu recompensa.
Estaba tan agotada que ni contesté.
-Te quiero princesita.
Marcos me besaba dulcemente y yo lo correspondía. Ahora era dulce y me trataba bien, pero cuando se enfadaba me trataba como a una perra ¿Porqué?
-Marcos.
-Dime mi amor.
Me tenía rodeada entre sus brazos y me besaba en la cara dulcemente.
-¿Porqué ahora me tratas bien si para ti no soy más que una perra?
-Sindy. Aunque me enfade contigo tú eres mi princesa y eso no va a cambiar nunca.
-Pero. A veces me haces mucho daño.
-Lo sé. Pero en su justa medida princesa.
-No se que decir.
-No digas nada.
-¿Pero que se supone que soy yo para ti?
-Mi princesa.
-Una guarra, vamos.
-Sindy. No seas tonta. Yo te quiero.
-Si claro.
-Claro. Y por unos simples polvos voy yo a jugarme la cárcel. ¿No?
La verdad es que yo podía haber denunciado los hechos, pero no lo hice.
-Bésame princesa.
-Marcos.
-Sindy.
-¿Volverás a castigarme?
-Como ya te dije. Tu decides.
-Es que te, te tengo miedo.
-Princesa. Nunca te haría daño.
-Pero me azotas e insultas.
-Si. Pero es para enseñarte.
Decidí no replicarle más, no quería enfadarlo.
-Quiero follarte princesa. Ponte a cuatro patas.
-Por el culo no. Te lo suplico.
-Venga a cuatro patass ¡Ya!
Rápidamente me coloqué a cuatro patas y él a mi espalda, me acarició. Al poco tiempo sentí como empezaba a penetrar mi vagina desde atras.
-Aahg
Me quedé tranquila al comprobar que me penetraba la vagina.
Al poco tiempo los dos empezamos a gemir, y Marcos me ordenó darme la vuelta.
Quedamos el uno frente al otro, yo tumbada en la cama y Marcos encima mia besándome apasionadamente.
-Ahg Um
-Te quiero princesa.
¿Como era posible? Me estaba haciendo el amor.
-Um ¡Si! Aaahhgg
-Correté para mii.
-Aaahhgg ¡Si! Marcos.
-Princesa. Me voy a correr.
-Aahg
-Aaahhg ¡Si! Aahhg
Por unos instantes Marcos se quedó
encima mía abrazándome, me agradó sentir su cuerpo caliente dandome mimos.
Nos abrazamos y los dos nos quedamos dormidos.
Desperté por la mañana. Abrí los ojos y Marcos me miraba fijamente.
-Hola guapísima.
-¿Qué hora es?
-Que más da. Me he tomado el día libre, y tu también.
-Bueno. ¿Me vas a llevar a mi casa?
-Quédate a comer conmigo princesa.
-Pero.
-Por favor.
¿Me lo pedía por favor? Pero si él hace lo que le da la gana.
-Bueno, vale.
-Gracias princesa.
-De nada.
-Quédate en la cama, voy a preparar el desayuno.
¿Prepararme el desayuno? ¿Quién era este Marcos? Hasta ahora podía decir que había visto muchas cosas malas de él, pero también algunas buenas. Eso me agrado, también podía tratarme bien.
Al poco volvió con una bandeja, contenía tostadas, mermelada, frutas y café.
Comimos en la cama y después Marcos retiró la bandeja.
-Te quiero princesa.
-Y yo.
¿Qué me pasaba? Me había utilizado, insultado y pegado. Y aun así me agradaba que me llamara princesa.
-¿Seré especial para ti algún día?
-Ya lo eres Sindy.
-¿Pero como de especial?
-Mucho. Quiero que seas mía para siempre.
Marcos se acercó a mi, sonrió y me besó en la mejilla.
-¿Te iras con otras mujeres mientras estés conmigo?
-Claro que no. ¿A qué viene eso? Yo solo te deseo a ti.
-¿De verdad?
-Claro que sí tonta. No soy infiel. Eres la primera mujer con la que voy a mantener una relación de verdad.
-¿Como?
-La verdad es que nunca he tenido novia. bueno novia formal. No me hacía falta, hoy estaba con una y mañana con otra.
-Yaa.
-Pero contigo es diferente Sindy. Contigo quiero estar siempre.
No se que me pasaba, pero estaba enamorándome sin quererlo. Si, está buenísimo, pero me había pegado, insultado y utilizado a su antojo.
-¿Lastimaras mi corazón?
-Nunca princesa.
A las dos de la tarde Marcos preparó el almuerzo.
Tomamos asiento y empezamos a comer.
Después de comer Marcos me llevó a mi casa.
-Pásate esta tarde por la oficina princesa tengo que ir a solucionar unos asuntos.
-¿A qué hora?
-A la que tu quieras, mi amor.
Me besó en los labios y luego se marchó.
A las 18:30 me arregle y me pasé por la oficina.
Desde fuera del despacho podía ver que se encontraba reunido con una mujer.
Ambos salieron y la mujer se despidió.
-Me ha alegrado verte Marcos.
-A mi también Clara.
Ambos se abrazaron y ella se despidió dándole un beso cerca de sus labios.
-Espero tu llamada Marcos.
-Vale, ya hablamos.
En aquellos momentos no se que me pasó, pero me puse muy celosa y me enfade mucho con Marcos.
La chica se fue y Marcos se acercó a mi.
-Vamos al despacho princesa.
-¿Quién es tu amiga?
-Tu lo has dicho. Una amiga.
Entramos al despacho y ambos tomamos asiento.
-Claro. Y por eso se despide de ti dándote un beso casi en los labios.
- No ha sido para tanto.
-Me voy.
-¿Qué? ¿Donde vas?
-Déjame.
-Sindy. ¿Estás celosa o qué coño te pasa?
-¡Pues si! Y encima no me das ninguna explicación coherente.
No podía creer lo que acababa de decirle.
-Pues eres tonta niña.
-Está bien. Haber
buen relato,