Recientemente hice un viaje a Tapachula, Elia no pudo acompañarme por razones de trabajo. Debido a que viajaría solo, opté hacerlo por autobús ejecutivo que es más práctico que hacer el viaje en automóvil solo, además actualmente viajar en camión es muy cómodo. En mi viaje de regreso el viernes, tuve como compañera de asiento a una mujer con quien entable plática para evitar el tedio del viaje. Hablamos sobre cuestiones generales, sobre las condiciones del clima, del tiempo de recorrido, etc. La mujer, quien era muy amena para platicar, dijo llamarse Lizeth. No pregunte su edad, pues es de mal gusto hacer esa pregunta a una dama. Pero calculé que tendría entre 25 y 30 años. Reparé en algunos detalles de su cara, de tez blanca ojos marrones, nariz afilada y labios carnosos. Su rostro tenía una expresión muy dulce y vivaz, con cierto aire de inocencia. Su cabello era muy negro y lo llevaba recogido en forma de cola de caballo. Tenía muy buen sentido del humor y a muchas cosas le encontraba el lado jocoso, su sonrisa era franca y contagiosa. También noté que sus manos no portaban el anillo de matrimonio, por lo que supuse era soltera. Interrumpimos nuestra charla porque el movimiento del autobús invitaba a dormir. No se que tiempo después, el autobús se detuvo en un paradero. Al sentir que el autobús detenía su marcha desperté y escuché el aviso del chofer, estaríamos 40 minutos en ese lugar. Miré a Lizeth dormida y no quise despertarle. Bajé a tomar algo y unos minutos más tarde vi venir a Lizeth desde el camión. Me fijé que era alta, un poco más de 170 cm, vestía unos pantalones de mezclilla muy ajustados, que dejaban ver que poseía una bonita figura, es decir unos muslos firmes y glúteos grandes, llevaba una chamarra deportiva que impedía ver el contorno de sus senos, pero definitivamente no eran pequeños, se adivinaba que Lizeth tenía un cuerpazo. ¡Que suertudo el cabrón que se anda cogiendo a este mango, pensé! Le invité una bebida y aceptó un café. Platicamos nuevamente, siempre hablándonos de ‘usted’ por ser nuevos conocidos y por respeto mutuo. Le pedí que me hablara de ‘tú’ y me llamara Cali, como lo hacen todos mis amigos, aceptó con la condición que yo hiciera lo mismo, llamándole Liz. Esto abrió el espacio para preguntas más personales, ya saben: en que trabajas, que haces, que aficiones tienes, etc. Nuestra plática se extendió por buen rato, subimos nuevamente al camión y aún seguíamos platicando. La plática tomó tintes de seriedad y era inevitable no preguntar por el motivo de su viaje:
C: ¿A qué vas a para allá?
L: Estoy buscando un poco de distracción.
C: ¿Y eso?
L: Mmmmmhhhhh….pues eso, necesito distraerme, relajarme y olvidar un poco.
C: Disculpa que te haya preguntado esto, veo que hay motivos muy personales y…..
L: No tienes por que disculparte. – me interrumpió. Es más, te voy a decir, porque creo que necesito decírselo a alguien y tú me inspiras confianza.
C: Bueno, te agradezco tu confianza, pero no tienes por que decírmelo si tu no quieres.
L: No, no. Al contrario, a lo mejor tú me puedes ayudar….
C: ¿Yo? ¿En qué?
L: Lo que pasa es que hace unos meses termine con mi novio, y eso me tiene un poco triste, ojalá y este viaje me ayude a recuperarme.
C: Creo que tomaste una buena decisión, allá encontrarás miles de cosas para pasar el tiempo, relajarte y chance que hasta nuevo galán te consigas.
Jajajajajajajaja. – Reímos muy fuerte, algunas personas de asientos contiguos dirigieron su mirada hacia nosotros, en señal que le bajáramos el volumen.
C: ¿Qué tiempo tiene que terminaron, digo, si se puede saber?
L: Como ocho meses, más o menos.
C: A caray, ya es algo de tiempo, eh!
L: ¿Sí, ya es mucho tiempo, verdad? ¿Te imaginas? Sin novio, y sin ser…….bueno, creo ahora lo olvidaré.
Yo me quedé callado, notando que no había terminado su oración, seguramente que quería decir sin ser amada, es decir, sin ser cogida. También pensé que solo un idiota podía dejar ir un bombón como ese. Liz es una mujer para satisfacer al más exigente. Personalmente creo que en esa edad es cuando las mujeres se ven más ricas, más sabrosas, están en la plenitud de su sexualidad. Me hizo recordar a Elia, cuando la conocí a los 25 años de edad, ella estaba en su punto. Vinieron a mi memoria las grandes encerronas que teníamos cogiendo todo el día y noche. Fui interrumpido por la pregunta de Liz:
L: ¿Y tu eres casado?
C: Sí – enseñándole el anillo de bodas.
L: Ya me había dado cuenta, pero ya sabes, tenía que preguntarte.
C: Claro, no hay problema, tengo cerca de 18 años de casado.
L: Pues que suerte y sobre todo que aguante.
C: Lo mismo digo yo.
Jajajajajajaja- Ambos reímos quedito, para no molestar a los demás viajeros. Volvimos a quedar en silencio, yo me fui quedando dormido. Por mi mente nunca pasó querer conquistarla o buscar una aventura, ni nada por el estilo. Aunque como mencioné, si pensé en las cogidotas que Liz debió tener con su novio, y que seguramente era lo que más extrañaba, porque por su atractivo, Liz podría conseguirse a quien quisiera en cuestión de minutos.
Llegamos a la estación de autobuses como a las 10:30 de la noche. Caminamos juntos hacia la calle y me dirigí a donde Elia me estaba esperando para llevarme a casa. Ahí le presente a Liz, ya saben, las presentaciones de rigor, como la conocí, etc. Liz tenía ese don de caerle bien a la gente, alegre, extrovertida, con su cara de jovencita bien portada, inspiraba confianza. Ely ofreció que la llevásemos a su hotel, nosotros pasaríamos por ahí camino a casa. Liz se negó, a insistencia de nosotros terminó aceptando. Le acompañamos a la recepción y al momento de registrarse le comunicaron que no había ninguna reservación a su nombre. Sorprendida Liz, insistió pues ella misma había hecho la reservación.
C: ¿Segura que en este hotel reservaste?
L: Claro, hasta anote la dirección. – mostrando un papel con los datos del hotel.
El recepcionista confirmó la ausencia de reservación y de habitaciones disponibles.
C: Mira, si gustas te acompañamos a buscar hospedaje a otro hotel.
L: Les agradezco, pero no quiero darles más molestias.
E: Nada! Ninguna molestia, ni ningún otro hotel. No te vamos a dejar sola casi a media noche buscando hospedaje. Te quedas en la casa con nosotros!
L: No! ¿Cómo creen? Ya hicieron demasiado por mí, buscaré en otro lado.
E: No seas terca Liz, es muy tarde y tú sabes que ahora la seguridad es muy mala. Quédate con nosotros esta noche y mañana, en el día, buscas un hotel.
L: Es que no quiero molestar.
C: No hay problema, tenemos habitaciones para visitas.
Finalmente aceptó, llegamos a casa, Ely le enseñó su recamara y la invitó a comer algo. Liz dejaba ver cierta timidez, propia de encontrarse en la casa de alguien a quienes acababa de conocer. Prefirió tomar un baño y descansar. Ely y yo nos dispusimos a dormir, le hice un resumen de la plática en el autobús, termine diciéndole que Liz me hizo recordar las cogidas que dábamos cuando nos conocimos. -¡Que cabrón eres! ¡Seguro que te imaginaste que te la cogías! - Me reprochó Ely.
-¡Por supuesto que no, como crees, me acordé cuando éramos novios! – le contesté.
- ¡Que calientes éramos! ¿Verdad? – dijo Ely añorando.
- ¡Éramooooos? ¡Somos! - Le respondí, enseñándole mi verga bien parada.
Ely se abalanzó sobre mí, besándome la boca, el cuello, el pecho, todo. Los recuerdos de nuestras cogidas la encendieron también. Volvimos a coger esa noche como en los ‘viejos tiempos’, ahora con más experiencia, hicimos cosas que en esos años no estaban en nuestro ‘repertorio’. Ely se volvió loca en cada venida, gritó, aulló, no le importó que los niños ni la visita oyeran. Pobre Liz, pensé, a lo mejor esta oyendo y ella sin poder hacer nada, quiero decir, sin una verga que la consuele.
El sábado por la mañana mientras desayunábamos, Ely recordó que esa noche sería la despedida de soltera de Cristina, la hija de su amiga Elvira, quien se casaría en dos semanas. Ely necesitaba comprar el regalo y cosas para la fiesta, ella era del grupo de organizadoras. Le sugerí invitar a Liz, lo que le pareció una buena idea. Más tarde, Lizeth bajó con su maleta agradeciendo la hospitalidad y pidiendo hablar por teléfono a algún hotel. Ely le invitó a la despedida de soltera de la noche sugiriéndole que quedara otra noche más con nosotros. Liz rechazó la invitación, argumentando que sentía que estaba abusando de nosotros y cosas por el estilo. Ely pidió a Chayito, nuestra sirvienta, que regresara la maleta de Liz a su habitación, luego que Liz aceptó. Acordaron hacer las compras juntas, pasar a la estética por la tarde e ir juntas a la fiesta por la noche, Gloria la tía de la festejada pasaría por ellas a las seis de la tarde. Yo salí con los niños al club deportivo e hice otras actividades que me consumieron todo el día. Por la noche, acosté a los niños y fui a dormir. Pensé en la divertida que se estarían dando estas mujeres, pues Ely es tremenda en esas fiestas. Finalmente quedé dormido y fui despertado por las risas y ruidos que hicieron Ely y Liz al llegar. Mire el reloj, eran las 3:30 de la madrugada, venían pasadas de copas y reían de las anécdotas de la reunión. Salí a ayudarles para que se fueran a descansar. Ely me vio y dijo: -Míralo Liz, míralo ahí esta el cabrón, por si sientes que todavía te falta algo! Ambas rieron fuertemente. Aunque Liz me miró un poco apenada. - Se ve que estuvo buena la pachanga – les dije. -Ay! ¡Que buena velada tuvimos – respondió Liz. Le dio un beso a Ely de buenas noches, después a mí y se retiró a dormir. ¡Que noche! ¡Que noche! – dijo Ely con una cara de contenta – mañana te cuento! Subimos a la recamara y en pocos minutos todo era silencio en la casa nuevamente.
Ely despertó como a la diez de la mañana, yo estaba en la piscina y desde la ventana me pidió un vaso de agua con alka-zeltsers, pues tenía un fuerte dolor de cabeza. Le llevé el vaso. Note que el cuarto de Lizeth estaba en silencio, seguramente ella seguía dormida. Le di el vaso a Ely, tomando toda el agua, me recosté junto a ella.
C: Bien y ¿cómo estuvo la fiesta? Cuéntame que pasó anoche – le pedí.
E: Mira Cali, ¡no te imaginas que pasó!
C: Por eso te digo que me cuentes.
E: Pues mira, la reunión fue muy amena en la casa de Gloria, la tía de Cristina, ya sabes juegos de adultos, con consoladores, bromas se sexo, unos tragos, y toda la cosa. Gloria se ausentó un rato de la fiesta, dijo que iba por una sorpresa, regresó un poco después que la mamá de Cristina se fue de la fiesta, como a eso de las diez de la noche, la sorpresa fue un ‘chippendale’. Le reclamamos que era muy tarde, que debió traerlo cuando estaba la mayoría de las invitadas, ahora ya quedábamos pocas personas con Cristina: Liz, yo y otras dos amigas. Gloria dijo que era la única hora disponible del stripper, ya que es muy solicitado y que por cierto, de ahí tendría que ir a al club nocturno donde trabaja normalmente. Terminó diciendo, ¿saben que? ya le pagué por su show, así que lo hará de todas maneras. Nos fuimos a la sala, todas nos acomodamos en los sillones con nuestros tragos en mano, el stripper Aramis, le dio un compact disk a Gloria con la música y se quitó su gabardina. Llevaba un traje elegante e inició su show. Todas gritamos o chiflamos, por el cuero de hombre que estaba bailando: un joven rubio, alto, de cabello largo, musculoso y bien parecido. Con señas, le pidió a Gloria que empezara a quitarle la ropa. Poco a poco cada una de nosotras le quitó alguna prenda, hasta dejarlo en truza. Ni te imaginas la gritería que se armó, cuando se acarició su ‘paquete’. Por sus movimientos y su show, no había duda que era un profesional. Se estimuló más su paquete, hasta que el bulto se le notó claramente Se fue acercado a nosotras, le decíamos toda clase de piropos, el no se inmutaba, seguía con sus movimientos y nos ponía sus nalgas cerca de la cara. Gloria no resistió y le agarró una nalga. Después Aramis, le puso las nalgas a Liz, quien estaba sentada junto a Gloria, y ella restregó sus pechos sobre las nalgas de Aramis, todas aplaudimos la hazaña. Aramis preguntó por la festejada y se le sentó en las piernas, siempre moviéndose sensualmente, todas le pedíamos ser la siguiente. Se levantó y le acercó el miembro a la cara de Cristina, ella retiró su cara apenada, pues ya se notaba que tenía la verga erecta. Gloria le gritó: házmelo a mi cabrón! ella todavía no sabe de esas cosas! Aramis se voltió y se acerco a mi, pensó que fui yo quien le había gritado. Me quede inmóvil, viéndole el paquetote, el se me acercó demasiado. Sentí como cosquillas en el coño y me mojé muchísimo. Le acaricie su miembro, por encima de la truza, haciéndolo hacia un lado para ver su longitud, era grande! Y le di un beso a la verga. Esto provocó que todas se pusieran como locas. La siguiente fue Gloria, que estaba junto mí. Aramis simplemente se paró frente a ella, lo más cerca que pudo. Gloria inmediatamente tomó la verga con las manos, por encima de la truza, la acarició varias veces y recorrió con la boca todo lo largo de la verga dándole pequeños besos. Todas gritamos y aplaudimos muy emocionadas. La siguiente fue Liz, esperábamos que ella superara a las anteriores, y no nos decepcionó. Liz metió la mano en la truza, y comenzó a masturbarle. La gritaría fue más fuerte. Liz le bajó la truza con una mano, mientras con la otra le masturbaba y también le restregó su pecho en el miembro, esto hizo que la verga de Aramis se pusiera completamente erecta y dura, cuando consideró que su ‘turno’ había terminado, le dio un beso a la verga y se la pasó a la próxima. La siguiente, Conchita, también tomó la verga y la masturbó muy suave, con las dos manos, sin quitarle la vista a la vergota, todas esperábamos que se la metiera a la boca, pero no, se la pasó a Norma, ella se negaba a agarrarla, todas empezamos a gritar: que la agarre! Que la agarre! Como no queriendo, Norma la tomó y la masturbo también, le dio besos y pasó su lengua por todo lo largo de la verga y pareció meterse la cabeza de esa vergota en la boca. Mire a Liz, estaba apretando las piernas igual que yo. Seguramente que esa vergota la había calentado, como a todas. Nuevamente Aramis se acercó a Cristina, su cara estaba incrédula, con los ojos medio abiertos, y con la respiración muy agitada, caliente vamos! Tímidamente tomó la verga con las dos manos y con los ojos cerrados, le dio un tímido besito en la cabeza. Gloria nuevamente le gritó: Eso házmelo a mi cabrón! Ella todavía no se casa! Aramis, voltió ahora sí identificándola, se acercó a Gloria, quien se veía completamente caliente, Gloria inmediatamente puso las manos en los muslos de Aramis, y con su boca buscó su verga. Todas nos quedamos en silencio, asombradas, imaginándonos que ocupábamos el lugar de Gloria. Yo sí me lo imagine! Gloria se metía y sacaba toda la verga de la boca y parecía que se estaba viniendo, al menos por la forma como movía las nalgas en el sillón, dejaba ver que eso estaba pasando, tardo un buen rato mamando verga, lo hacia con ganas. Aramis, la retiró y pasó con Liz. Ella tenía las piernas cruzadas, apretándolas fuertemente, igual que yo. Liz tomó la verga y la masturbó con fuerza, agarrándole los huevos con una mano, cuando iba a metérsela a la boca, Aramis se voltió hacia Cristina y un enorme chorro de espermas salió de su verga, cayendo en las piernas de Cristina, Aramis continuó masturbándose el palo mientras giraba para que todas viéramos como se venía. Casi a todas nos escurrió algo de semen. Cuando terminó se acercó a Cristina, para que le diera los últimos jalones a la verga mojada con semen. Cristina la agarró y masturbo suavemente. Todas gritamos bravos, vivas y aplaudimos como locas. Aramis recogió su ropa y le dijo a Gloria que tenía que irse. Gloria me pidió que la esperara, que no me fuera, iría a dejar a Aramis e inmediatamente regresaría por nosotras. Le dije que estaba bien. Luego que se fue Gloria, se escuchó el claxon de un carro, era el marido de Norma. Conchita se fue con Norma. Nos pusimos a platicar con Cristina, esperando a Gloria. Cristina seguía muy nerviosa, excitada como todas, diría yo. Nos dijo:
C:!Qué bárbaras! ¡Nunca me imagine tener una fiesta así! ¡Ni que hicieran todas esas cosas!
E: ¡Ay m’ija, pues todo eso te espera ahora que te cases!
C: ¿Todo eso?
E: Bueno, según te entiendas con tu marido.
L: Oye Cristina, ¿Por qué tu tía no dejó que Aramis te agasajara?
C: Lo que pasa, es que todavía soy virgen
L: ¿De verdad?
C: Bueno, he visto cosas, como películas, y revistas, pero muy poco en vivo. La primera vez que lo iba a hacer con mi novio, mi mamá nos encontró en mi cuarto cuando apenas nos habíamos desnudado, eso fue hace un mes. Así que ahora tenemos que casarnos.
L: ¿Cómo? ¿Entonces por ejemplo, nunca has chupado un pene?
C: ¿Chuparlo? Pues, agarrado sí, pero chuparlo, lo que se dice chuparlo no, todavía no!
E: Mira m’ija, por eso se hizo esta fiesta, para que veas como se trata un pene.
C: Pues no me fije mucho, estaba muy apenada y nerviosa.
L: Mira Cristi, si quieres te podemos enseñar otro poco, verdad Ely.
C: ¿De veras?
E: Mejor enséñale tú, ustedes son más jóvenes y se comunican mejor.
C: Sí, Liz, enséñame tú, a mi me daría pena que la señora Ely lo hiciera.
Lizeth fue a la mesa y tomó dos consoladores de esos que vibran, uno plateado y otro con forma de pene un poco más grande y grueso. Le dio el plateado a Cristi, y le dijo: - Trata de repetir todo lo que yo le haga al aparatito. –Está bien, respondió Cristi. Lizeth tomo el cuerpo del consolador y comenzó a darle de besos a la cabeza, cerró los ojos y pasó la lengua por la punta del consolador, para después meterse la cabeza en la boca, iniciando el mete y saca la cabeza de la boca. Cristi hacia lo mismo, pero era más excitante ver a Liz, se veía que ella tenía mucha experiencia mamando vergas y por la forma del consolador se veía más real. Yo apagué las luces de la sala, dejando encendida una lámpara, para que se sintiera mas intimidad, pero que permitiera ver lo que estaba pasando. Me senté para observarlas. Liz se desabrochó los botones de su blusa, y se acarició los senos, después se desbrocho el sostén, llevaba uno de esos que se enganchan por el frente. Lizeth encendió el vibrador a media velocidad, Cristi la imitó. Liz puso la punta del vibrador en sus pezones y en pequeños círculos recorrió toda la areola de sus dos tetas. Cristi exclamó un pequeño Ay! Cuando hizo esto. Yo por mi parte, verlas así me calentó muchísimo, de hecho ya estaba caliente desde el show de Aramis, me recargué en el sillón y abrí mis piernas. En silencio, Lizeth tomó de la mano a Cristina y la llevó a sentarse junto a mí. Ella se sentó frente a nosotras, para que Cristi siguiera los detalles que ella hacía. Liz se llevó el consolador a la boca otra vez, y con la otra mano comenzó a acariciarse el coño. Note que su panty estaba empapada, se hizo la panty a un lado y se empezó a acariciar el clítoris, pude ver su coño, se veía que estaba rasurado, era grande, casi como el mío, rosado y con un triangulito de pelos en el pubis. Continuó con el consolador en la boca y depositó una gran cantidad de saliva en la punta del aparato, despacio se acarició la vulva con el consolador, lo pasaba por todos lados, por sus labios, cerca de su ano, lo dejo un buen rato estimulando su clítoris y aumento la velocidad del vibrador. Cristina la imitó. Lizeth comenzó a suspirar suavemente:
Aaahhh! Aaahhh! Aaahhh! Deje de mirarla por el grito de Cristina: Aaaaaayyyyyyyy!!!
Aaaaaayyyyyyyy!!! Aaaaaayyyyyyyy!!! Esto fue demasiado para Cristina, estaba como convulsionando y gritando por el orgasmo que tenía. Mi primera reacción fue abrazar suavemente a Cristina, cuidando que no se fuera a lastimar con el consolador. Ella siguió viniéndose mucho. Aaaaaahhhyyyyyyy! Aaaaaahhhhhhyyyyyy! Aaaaaahhhhhhhyyyyyyy
Quité con mi mano el sudor de su frente, al momento que escuché el orgasmo de Lizeth. Aaaaaaaaaaahhhhhhhh! Aaaaaaaaaaahhhhhhhh! Aaaaaaaaaaahhhhhhhh! Aaaaaaaaaaahhhhhhhh! Lizeth había subido los pies al sillón, tenía las piernas muy abiertas y se metía y sacaba el consolador de su vagina con gran rapidez, movía sus caderas al ritmo de las metidas que se daba, se veía que tenía mucha experiencia en la masturbación. Su orgasmo era profundo. Aaaaaaaaaaahhhhhhhh! Aaaaaaaaaaahhhhhhhh! Aaaaaaaaaaahhhhhhhh! Cristina quiso introducirse el consolador también, pero la detuve. -Eso no m’ija, eso no. Eso déjalo para tu marido – le dije. Tome el vibrador, y lo pase a todo lo largo, con mucho cuidado sobre su clítoris. – Así m’ija, hazte así. Puso su mano sobre la mía y acompaño su movimiento varias veces, la deje estimularse sola, Cristina siguió pasándose el vibrador sobre el clítoris, mientras con una mano se apretaba las tetas, su cara mostraba que lo estaba disfrutando. Voltié a ver Liz, ahora ella estaba de espaldas a nosotras, completamente agachada con las piernas abiertas, con la mano por en medio de sus piernas se metía y sacaba el consolador. ¡Que nalgas tan grandes tiene Lizeth! ¡Me recordaron a las nalgas de Lulú! Blancas, suaves y un ano muy pequeño y rico. Tenía los ojos cerrados, su cara mostraba un gran placer y movía su cabeza diciendo palabras como: Así papacito! Más duro! Y cosas de esas, creo que se estaba imaginando que se la estaban cogiendo realmente, y como no! Si el consolador parecía una verga de verdad. Ya no aguante más, subí mi vestido, hice mi panty a un lado y comencé a dedearme rapidísimo. Mi orgasmo no tardo mucho en llegar, ya sabes empecé a moverme y gritaba mucho, sin dejar de dedearme Aaaaaahhhhhhh! Uuuuuffffffffff!! Uuuuufffffffffff! Cristina y Lizeth nuevamente se vinieron, así que se mezclaron los gritos y quejidos de las tres, Aaaaaahhhhhhh! Uuuuuffffffffff Aaaaaahhhhhhh! Uuuuuffffffffff Aaaaaaaaaaahhhhhh! Aaaaahhhyyyyyyyy!!!! Aaaaahhhhhhyyyyyyyy!!! Aaaaaaaahhhhhhhhhhh!
Creo que eso nos calentó más a todas, porque tuvimos el orgasmo muy prolongado.
Aaaaaahhhhhhh! Uuuuuffffffffff Aaaaaaaaaaahhhhhhhh! Aaaaahhhhhhyyyyyyyy!!!
Aaaaaahhhhhhh! Aaaaaaaaaaahhhhhhhh! Aaaaaaaaaaahhhhhhhh! Uuuuuffffffffff
Aaaaaaaahhhhhhhhhhh! Aaaaaaaaahhhhhhhhh! Aaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh!
Aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! Que venidota, bueno yo tuve una pero valía por tres! Al finalizar me dirigí a Lizeth:
E: ¡Que bruto Liz! ¡Que bárbaro! ¡Mira, hasta yo me vine!
C: Gracias Liz, gracias de verdad! Si esto se siente con un aparato, ¿me imagino lo que se sentirá con una de verdad?
L: Ojalá y tu marido te salga cumplidor! Jajajajaja – Todas reímos.
E: Sí, así como el mío! Jajajajaja – volvimos a reir.
Cuando terminamos de acomodarnos la ropa, llegó Gloria. – Vámonos Cristi, te paso a dejar! – Dijo Gloria. Ay tía! Deja arreglar un poco este tiradero! – respondió Cristi. Ya sabes como queda una casa después de una fiesta. Gloria dijo que la ‘chacha’ limpiaría al día siguiente, note que Gloria tenía prisa en salir. Después de dejar a Cristina en su casa, Gloria dijo:
G: Ahora sí, la noche es nuestra! ¿Quieren continuar la parranda?
E: ¿A que te refieres?
G: ¿Qué si quieren divertirse más?
E: ¿Exactamente qué quieres decir?
G: Miren, Aramis trabaja en un centro nocturno, donde admiten como público sólo a mujeres. Si vieran que ejemplares masculinos se ven ahí ¡Se desmayan!
E: ¿Qué opinas Liz?
L: Decídelo tú Ely, por mi no hay problema, me gusta conocer cosas nuevas.
Vaya que si conoces! Pensé. Quien te viera, con esa carita que no rompes ni un plato, y las venidotas que nos provocaste hace rato. Me dio curiosidad, había escuchado de sitios así, pero nunca había estado en uno de ello, dije que sí, además supuse que no te enojarías, ¿verdad Cali?
C: Eh! Mmjj! ¡No claro que no, tú me conoces bien! Mientras me tengas confianza y me lo digas, no tengo porque molestarme. Mejor saberlo de ti, a que otra persona me diga: ‘vieron a tu mujer en tal lado’ o ‘tu mujer hizo esto o lo otro’. ¡Aja! ¿Y luego que pasó?
E: Pues llegamos al lugar, muy amplio con gran estacionamiento y jardines bien cuidados. Fuimos recibidas por hombres muy apuestos y gentiles, nos conducieron al interior del club, cruzando la puerta estábamos en un lugar que parecía discoteca por las luces y sonido, pero por la decoración parecía el interior de un palacio árabe: el lugar tenía muchas cortinas de telas finas, todo el piso alfombrado, una pista central con muchas almohadas y cojines para que el público se sentara, en el centro un bailarín haciendo sus movimientos eróticos y alrededor de la pista central las mujeres aplaudiendo y animando al stripper. El sitio estaba llenísimo de mujeres, la mayoría del personal masculino vestía al estilo árabe, había otras mesas con mujeres sentadas en sillas y un strippers bailando para ellas en la mesa. Al lado de la entrada se hallaba la barra de bebidas. Más hacia el fondo, se veía una especie de tiendas de campaña, hechas de cortinas y tela que separaba a diferentes grupos de mujeres. Observe que al entrar un bailarín a una de esas tiendas, cerraron la cortina para darles privacidad. Todos los streppers que se encontraban bailando estaban desnudos, se veían vergas de todos colores: blancas, morenas, negras, etc. Eso si, parecía que el tamaño era requisito para trabajar ahí, porque todas eran grandes, unas más, otras menos, pero en general grandes. Estuve observando todo hasta que llegó, imagino que, el capitán de meseros y saludo muy familiarmente a Gloria. Le preguntó que si quería el lugar de siempre. Gloria dijo que sí y que enviara una botella de tequila. El tipo llamó a un hombre vestido como cavernícola y este nos llevo a una de esas tiendas al fondo del club. El lugar era muy cómodo, con sillones amplios y con una buena vista de lo que pasaba en la pista. El sonido del lugar anuncio “ahora con ustedes directamente de Brasil, Joao” y salio un bailarín vestido de futbolista con la ropa muy sexy a entretener a la gente. Hubieras escuchado las cosas que le gritaron: Papazote! Quiero! ¡Cógeme! ¡Te saco de trabajar! Y así por el estilo. Llegó el servicio y brindamos. ¿Qué les parece? – preguntó Gloria. ¡Sensacional! –respondió Liz. Cuantas viejas calientes hay! –yo le dije. Es que es sábado –contestó Gloria. ¿Y qué? Hay escasez de verga en casa los sábados ¿o qué? Jajajajaja todas reímos. Seguimos tomando y viendo el show, en un momento dado, Gloria llamó al mesero y le dijo: - Tráeme al ‘Transparente y al Blanca Nieves’, el mesero se retiró haciendo señas a alguien. Aquí hacen bailes privados, ahorita van a ver lo que es bueno -nos dijo Gloria- no la cosa que tienen en casa. Reímos muy fuerte. Llegó el tipo que nos recibió, el capitán de meseros, con dos negros muy fuertes y altos. Se dirigió a Gloria diciéndole: Señora aquí tiene lo que pidió, el tipo salió cerrando la cortina de la tienda. ¡Yo esperaba unos rubios y llegaron esos negrotes! Los negros saludaron de beso a Gloria, a nosotros solo nos dijeron un hola con la mano y comenzaron a bailar para Gloria. Yo me acerqué un poco más a Lizeth para dejar más espacio a Gloria y los streppers. Lizeth me dijo: - Oye Ely, como se le ocurrió llamarse transparente y blanca nieves a estos cabrones, están más negros que las llantas de mi carro! Jajajajajajaja Nos carcajeamos. Esos negros se fueron quitando las prendas hasta quedar en tanga, se le veía que los dos tenían un vergón. Gloria puso un billete de cien dólares en la tanga de cada uno de ellos. Los negros se quitaron la tanga y dejaron al aire unas vergas grandes, Gloria las agarró, una en cada mano y las masturbó, despacio al principio y cada vez mas rápido según se veía que las vergas se endurecían. El rostro de Gloria dejaba ver que estaba muy caliente, las beso y comenzó a mamar las vergas alternativamente, las mamaba con ansia, mientras los negros le acariciaban las tetas. En eso, uno de los negros la tomó de la cintura, como queriendo voltearla para cogérsela, pero Gloria lo detuvo. –No, ¡aquí no! – le dijo al negro. Seguramente le dio pena que la viéramos como se la cogían. Así que los negros la tomaron de las manos y salieron con ella. ¡Te imaginas! – me dijo Liz- ¡se la van a coger esos dos negrotes! Con razón la urgencia que tenía en ir a dejar a Cristina- pensé – seguramente que su marido no la atiende bien en casa. Le interesa mas andar haciendo negocios que satisfacer a su mujer. Por el trato que le daba el personal, sin duda Gloria era cliente asidua del club. Lo que hace la necesidad de verga ¿verdad? En eso, entró el tipo capitán acompañado de un joven muy alto blanco, de pelo castaño muy corto, este caballero –señalando al joven- es la nueva estrella del club, viene de Italia y se llama Victorius, él es cortesía de la casa para ustedes ¡disfrútenlo! y salió cerrando la cortina. Las dos nos quedamos mudas admirando el cuerpo atlético del stripper, vestía como guerrero romano y era muy guapo. ¡Ay, cabrón! – me dije a mi misma. Victorius sonrío y preguntó ¿A quién? A ella- le respondí señalando a Liz. Lizeth le dijo: - No a mi no, mejor a ella! A ti Lizeth, tu vienes a disfrutar tu viaje! Que le digo al stripper: - A ella, que hace algún tiempo no es atendida como se merece. El stripper sonrió encantadoramente, le guiño un ojo a Lizeth y se paró frente a ella, Liz se recostó sobre el sillón, preparándose a disfrutar el show privado. Victorius inicio su sensual baile, se fue desprendiendo de las prendas poco a poco hasta quedar únicamente en con su falda de guerrero romano. Su físico era impresionante, los músculos muy marcados, la espalda ancha y la cintura, creo que más chica que la mía. Por debajo de la falda se notaban unas piernas fuertes. Lizeth estaba muda, como que quería brincar sobre Victorius para violarlo. El stripper acercó su cadera para que Lizeth removiera la falda, ella trataba de desabotonarla sin éxito, estaba muy nerviosa o caliente. Finalmente desabotonó la falda, el stripper se voltió de espalda a Liz, con lo movimientos eróticos del bailarín, la falda fue cayendo al piso. Victorius quedó desnudo, aunque su miembro no estaba erecto vi que era de buen tamaño. Puso sus nalgas sobre las piernas de Lizeth, lentamente fue moviendo sus nalgas hacia atrás hasta quedar sentado sobre ella. Liz puso su cara de lado sobre la espalda de él y lo abrazó, acariciando los grandes pectorales y abdomen del bailarín. Victorius restregaba su cuerpo contra Lizeth, ella dirigió una mano hacia abajo para acariciarle el muslo y poco a poco buscó su miembro para agarrarlo. Victorius abrió sus piernas para darle más espacio a Lizeth, ella cerró los ojos y comenzó a masturbarlo. Movia su mano hacia arriba y hacia abajo mientras daba pequeños besos en la espalda de Victorius, hizo que el miembro se le pusiera completamente erecto y duro. El bailarín se puso de pie frente a Liz, ella inmediatamente dirigió sus dos manos al miembro y siguió masturbándolo, Victorius empezó a abrir la blusa y a acariciar las tetas de Lizeth, desabrochó el sostén y las tetas de Liz quedaron al aire. Victorius detuvo las manos de Lizeth y puso su verga en medio de las tetas. El bailarín puso sus manos a los lados de las tetas apretándolas contra la verga, y comenzó a subir y bajar la cadera, masturbando su verga con las tetas de Liz. Ella agachó su cabeza tratando de tocar con su lengua la punta de la verga. Victorius retiró sus manos, pero dejó ahí la verga, inmediatamente las manos de Lizeth ocuparon el lugar de las manos del stripper y continúo la masturbación. En cada movimiento la verga llegaba más cerca de la boca de Lizeth, hasta que fue posible que Liz la besara y pasara la lengua por toda la cabeza, en ocasiones se la metía en la boca. Al ver esto, yo empecé a acariciar mi sexo por encima del vestido, había resistido hacerlo, pero ver la forma como Lizeth manejaba esa verga y la cara de placer que tenía, hizo que me mojara muchísimo. Un rato después el bailarín subió al sillón poniendo sus pies a los lados de Lizeth, por su estatura, su miembro quedó arriba de la cabeza de Lizeth, como a treinta centímetros. Ella levantó su cara y abrió su boca, Victurius flexionó sus rodillas para ajustar la altura de su miembro a la cara de Liz y dirigió su verga a la boca de Lizeth. Lentamente la verga fue entrando en la boca de Liz, casi entró toda. Se notaba que ella movía su lengua dentro de la boca, Victorius puso su manos en su cintura y arqueo su cuerpo hacia atrás, creo que estaba apreciando la forma como la lengua de Liz acariciaba a su verga. Lizeth mamó esa verga como desesperada, la sacaba y metía casi toda, en eso, la sacó de su boca y le escupió una gran cantidad de saliva para mantenerla lubricada, comenzó a masturbarla con una mano mientras su lengua lamía los huevos de Victorius. La lengua recorrió todo lo largo de la verga, a veces le daba pequeñas mordidas a la cabeza o su lengua se movía rapidísimo sobre el borde de la cabeza, Victorious exclamó un quejido de placer: Aaaahhhh! Lizeth continuó pasando la lengua por todos lados, le besaba los huevos y en un momento se metió un huevo a la boca. Con la mano, levantó la verga de Victorius y comenzó a mover su lengua en la parte de atrás de los huevos. Lizeth seguía lamiendo ahí y masturbando la verga, levantó más la verga y movió su lengua hacia el ano de Victorius. Al sentir esto, Victorius retiró la mano de Lizeth y él mismo se masturbó, movió sus piernas para acomodar su ano exactamente sobre la boca de Lizeth. Ella comenzó a darle una lamida increíble en el ano, hacia círculos, la movía de arriba abajo, metía la punta de la lengua en el ano y hacia movimientos como si le rascara el culo con la lengua. Esto hizo que yo me subiera el vestido y bajara la panty hasta el muslo, me empecé a dedear el clítoris muy rápido, me desabroche la blusa y me agarre las tetas, las saque del brassier y jugué con mis areolas, ya sabes, les puse saliva que me encanta muchísimo y les daba pequeños pellizcos a mis pezones, mi dedo ya entraba y salía de mi vagina tan mojada que parecía que me había orinado. Victorius seguía con los ojos cerrados, apretando los dientes y moviendo la cabeza de un lado a otro, sintiendo como Lizeth le lamía el culo. Repentinamente se bajó del sillón, tomó por la cintura a Lizeth, la voltió y la hincó sobre el sillón, ella quedó agachada, tipo perrito. Victorius se colocó detrás de ella, subió la falda de Liz, hizo la panty a un lado y le metió toda la verga. El miembro entró fácilmente, todo hasta el fondo. Lizeth gritó placenteramente -Aaaahhhhhhhyyyy! El stripper estiró sus brazos y puso sus manos sobre los hombros de Lizeth, con esto lograba que cada metida fuera fuerte y profunda. En cada metida Lizeth daba pequeños gritos y le decía a Victorius: ¡Así papito! ¡Sigue, que rico lo haces! ¡Cógeme más duro! ¡Méteme toda tu verga! ¡Cógeme más fuerte! ¡La quiero sentir toda! Victorius dio más velocidad a las metidas, la verga entraba y salía rapidísimo. Lizeth habló nuevamente: - ¡Me voy a venir papito! ¡Así más rápido papito! ¡ya casi! ¡yaaaa Aaaaahhhh! Aaaaaahhhhhhhh! Me vengooooo!!!! Aaaaaahhhhhhh! Aaaaaaaaaaahhhhhhhh! Aaaaaaaaaaahhhhhhhh! De repente el stripper sacó la verga y apuntó hacia el sexo de Lizeth descargando una gran cantidad de semen. Al sentir esto, Lizeth exclamó: ¡Échamela toda papito! ¡Toda! ¡Échame toda tu leche! Victoruis gruñó de placer: Aaaagggrrrrhhhh! Aaaagggrrrrhhhh! Aaaagggrrrrhhhh! Yo también me vine, mi venida fue prolongada, en silencio. Todo mi cuerpo tembló, cerré muy fuerte los ojos y mis labios mientras mi cuerpo seguía temblando. Cuando terminé me sentía muy mareada y débil, no se si era por la borrachera o por la venidota que tuve. Mire como Victorius se limpiaba la verga con unas servilletas, recogió su vestuario y salió de la tienda. Lizeth estaba acostada en el sofá, boca abajo, sus ojos seguían cerrados, se mordía sus labios suavemente, tenía las piernas abiertas moviendo su cadera lentamente, como si todavía se la estuvieran cogiendo. Me acerqué y vi su sexo lleno de semen del stripper, instintivamente puse mi mano sobre su sexo y le embarre el semen, el cuerpo de Liz dio una fuerte sacudida, Liz voltió a verme y me dijo: ¡Síguele, por favor síguele! Entendí que aún no estaba satisfecha, así que continué acariciando su sexo, ella seguía arrojando líquidos por su vagina, puse mi dedo pulgar sobre su ano y lo presioné ligeramente al mismo tiempo que metía y sacaba dos dedos de su vagina. Oí que Lizeth se estaba viniendo nuevamente, decía: ¡Más rápido! ¡Más rápido cabrona! ¡Me estoy viniendo! ¡No pares que me estoy viniendo! Aaaaaaahhhhhhhh! Aaaaaahhhhhhhh! Me vengooooo!!!! Aaaaaahhhhhhh! Aaaaaaahhhhhhhh! Aaaaaaaaaaahhhhhhhh! Ahí quedo Lizeth, agotada y satisfecha. Realmente andaba urgida de verga, creo que ella jamás se imaginó que esa noche se la cogería tan rico un tipo tan hermoso como Victorius. No es que Lizeth no tenga lo suficiente como para conseguirse un tipo así, sino que, pues digamos, es como si tú te cogieras a Demmi Moore!
C: ¡Házmela buena Ely!
E: ¡Eso quisieras verdad cabrón!
C: ¡Eso lo dijiste tú! Bueno, síguele contando.
E: Ok. Lizeth me vio apenada y se disculpó. Le dije que no tenía de que disculparse, ni sentirse mal, que sabíamos que esa noche era de desmadre, que lo malo sería que se la hubieran cogido y ella no lo hubiese disfrutado. Hasta yo he gozado esta noche, le dije. Apretó mi mano en señal de agradecimiento. Regresó Gloria, venía limpiándose la cara con toallas de papel, la panty la traía en la mano. ¡Ay muchachas! – nos dijo- ¡Que cogidota me dieron esos cabrones! Se nota – le respondí – todavía traes semen en el cabello. ¿Dónde? – preguntó. Ahí cerca de la oreja – le contesté. Se sentó para terminar de limpiarse y ponerse la panty.
G: ¿Quién se cogió a Victorius?
E: Ella – señalando a Lizeth,
G: ¿Y tú Ely? Ve estos manjares! ¿No te vas a comer nada?
E: No, ganas no me faltan, de verdad que están muy bien los chavos, pero todavía me atienden bien en casa. Jajajaajajaja – reímos las tres. Oye Gloria – le pregunte:
E: ¿Tú eres clienta distinguida del lugar, verdad?
G: Ay chula! Sí, aquí vengo por lo que no tengo en casa.
E: ¿Qué tu marido no….
G: Nada, ese pendejo ya no me hace nada. Lo conoces chula, siempre en viajes de negocios, cuando le pido que me atienda, siempre esta cansado, no tiene tiempo, que al día siguiente tiene una junta importante etc. Pero eso sí, seguido me dice te deposité tal cantidad de dinero en tu cuenta bancaria, para lo que compres lo que te haga falta y no me molestes. Así que con ese dinero pago lo que me falta. Y como único que me falta es verga, la compro y no molesto a mi marido. Jajajajajajaja Reímos muy fuerte todas.
E: ¡Ese es el poder del dinero!
G: ¡No chula! Estas equivocada ¡Ese es el poder de la verga!!! ¡Lo que hace uno con tal de sentirla dentro y estar contenta! Jajajajajajaja, - nos carcajeamos por un buen rato.
E:¡Sí, tienes razón! ¡Es el poder de la verga!
G: ¡Brindemos por el poder de la verga!! – levantando su copa con tequila.
E: ¡Salud!
L: ¡Salud por la verga!
Seguimos tomando y brindando por el ‘poder de la verga’, los machos y las buenas cogidas, etc. Cuando nos sentimos bien borrachas, Gloria pidió la cuenta, pagó y dejó una gran propina. El capitán llegó con unos tipos quienes nos ayudaron a llegar hasta la camioneta de Gloria. Uno de ellos manejó, obviamente que cuidan a una clienta como Gloria, el capitán pidió que extremaran el cuidado de nosotras. Llegamos a casa, el carro se esperó hasta que entráramos y lo demás, bueno eso tú lo sabes.
C: Oye Ely, ¿de veras que no quisiste ‘echarte’ uno de esos strippers?
E: No, ¡para nada! En primera, tú me das lo que necesito, a veces hasta de más. Jajajaja -rió fuertemente. Y luego te imaginas, pagar para que te cojan ¡ni loca! a menos que estuviera tan fea para no poder conseguirme un buen macho. jajajajajaja
C: O tan necesitada como Gloria!!
E: Ándale! Eso también.
Jajajajaajajajaja – reímos a carcajadas.
Escuchamos el sonido del claxon de un auto. Me asomé y vi a Norma que preguntó por Lizeth.
Norma es una chica soltera, unos años más joven que Lizeth, también poseedora de un cuerpazo. Habían acordado que pasaría por Lizeth para ir a la playa con otras amigas. Ely fue al cuarto de Liz a llamarle. Unos minutos después, Liz salió de prisa y se fue con Norma. Elia me comentó, haberle dicho a Lizeth que podría quedar en casa todas sus vacaciones. Me pareció bien, pues era una chica agradable que congeniaba muy bien con mi esposa. Ely prefirió quedarse en casa descansando de la tremenda fiesta. Lizeth regresó entrada la noche, a tiempo para cenar con nosotros.
Durante la cena, había una conversación entre todos. Cada quien hablaba de lo que le parecía importante. Mis hijos se despidieron para ir a dormir. Quedamos mi esposa, Lizeth y yo. Ellas empezaron a platicar mientras yo preparaba unos tragos.
L: Que bien te quedó tu corte de pelo Ely.
E: Gracias! Por cierto, ¿Cómo te fue en la playa con Norma y sus amigas?
L: Muy bien, fuimos la atracción de los chavos todo el día. A cada rato pasaban por donde estábamos acampadas, sabíamos bien que lo que querían era vernos en estos bikinis...
E: ¿Cuáles bikinis?
L: Unos nuevos que compramos todas las amigas del grupo. Unas tangas tipo brasileño, aunque no esperábamos enseñar tanto con este tipo de bikinis. De espaldas, nos veíamos casi desnudas. Nada más te cubrían las tiras traseras del sostén y la tanga, prácticamente nada.
L: Con razón no se quitaban a los muchachos de encima.
Jajajajaja-Ambas rieron.
L: Me arde todo el cuerpo Ely. No pensamos pasar tanto tiempo en la playa, a pesar que usamos mucho protector solar, no fue suficiente para evitar que nos quemara la piel.
Mientras decía esto Lizeth, mostraba sus muslos y espalda para que viéramos que tan enrojecidos se encontraban.
E: No te preocupes, tengo una loción refrescante que te va ayudar mucho. Cuando vayas a dormir te la aplicas.
L: Gracias Ely, desde luego que voy a usarla porque el ardor es muy intenso.
Seguimos conversando y al fin, llegó la hora de ir a dormir. Al despedirnos Lizeth le preguntó a mi esposa:
L: Ely, ¿Me puedes ayudar a poner la loción en la espalda?
E: Claro, que sí, déjame ir por la loción. Me pongo mi camisón de dormir y te alcanzo en tú habitación.
Seguí platicando cosas triviales con Lizeth, hasta que mi esposa la llamó. Liz me dio las buenas noches y se dirigió a su cuarto. Entró seguida de mi esposa. Dejaron la puerta un poco abierta y se podía escuchar lo que ellas decían.
E: Bueno, quítate la camiseta y acuéstate boca abajo - comando mi esposa - Mira nada mas! Como estas de quemada! Creo que lo único que no se quemó fue el lugar de las tiritas del bikini!!Quítate el brassier y tu panty.
L: Ay Ely, me da pena.
E: No te preocupes las dos somos mujeres nadie te va a ver.
Imagino que se las quitó, porque escuche lo siguiente:
E: Tenía razón, lo único que no se quemó fue la piel cubierta por las cintas del bikini. Bueno acuéstate y empezaré a ponerte la loción en los brazos y la espalda.
Hubo unos minutos de silencio, hasta que Lizeth habló: - Realmente es muy refrescante esta loción, sobre todo con la frotación tan suave que me estas dando, se siente uno descansar. Me levanté de mi lugar silenciosamente, me dirigí a la puerta del cuarto de Lizeth para mirar que estaba pasando ahí. Vi que mi esposa estaba arriba de la cama, hincada junto a Lizeth, quien se encontraba completamente desnuda acostada boca abajo. Tenía sus ojos cerrados y su cuerpo se veía completamente rojo, excepto desde luego por las líneas del sostén en su espalda y la parte posterior de la tanga. Admiré el hermoso cuerpo de Lizeth, que piernas y que nalgas tan ricas! Tenía razón Ely, recordaban a las nalgas de Lulú. Mi esposa estaba concentrada aplicando la loción, por lo cual no se percató que yo miraba por la puerta. Ponía un poco de loción sobre su mano y luego la aplicaba suavemente sobre la piel de Liz. Había terminado ya con sus brazos, hombros y espalda. Puso un poco de loción sobre una de las nalgas y la pierna. Comenzó a extender con la mano la loción dando un ligero masaje al mismo tiempo. Los movimientos eran de arriba hacia abajo, desde la cintura hasta la parte posterior del muslo. Lizeth continuaba con sus ojos cerrados. Ely repitió lo mismo en la otra nalga y después empezó a aplicarlo en la parte interna del muslo. El movimiento de su mano era limitado porque Lizeth tenía las piernas juntas. Así que con un movimiento leve de la mano, mi esposa le indicó, que abriera las piernas. Lizeth las separó ligeramente, y pude observar muy claramente su culo y su concha. Tal como dijo Ely, Liz era dueña de una grande y sabrosa concha. Realmente se me antojo comerme ese rico coño. Me pareció una visión estar viendo esas partes maravillosas de Lizeth. Al continuar con la aplicación de la loción, me parecía que Lizeth abría cada vez más las piernas. Note que el ritmo de la respiración de mi esposa había aumentado. Y es que era realmente erótico, ver el contraste del color rojo de la piel por el sol, con la blancura de las partes que el bikini había protegido. De pronto, con mucha dificultad mi esposa le dijo a Lizeth: -Tienes quemado prácticamente toda esta parte, ¿quieres que aplique la loción en todos los sitios? Lizeth no contestó, solo movió la cabeza dando su consentimiento. Mi esposa derramó loción directamente sobre el cóccix y la distribuyó hacia abajo, hacia su ano y concha. Lizeth abrió más sus piernas al momento que daba un ligero gemido. Con mucho cuidado mi esposa, ponía la loción en las partes íntimas de Lizeth. Le dedicó especial atención a su concha. Yo veía como la acariciaba lentamente, Después, mientras con los dedos pulgar y anular separaba sus labios vaginales, introducía y sacaba la punta del dedo medio. Ahora también mi esposa se encontraba con los ojos cerrados, y movía su cadera, como sintiendo que era a ella a quien le metían el dedo en su conchita. Lizeth al darse cuenta de los movimientos de mi esposa, levantó su cadera y abrió otro poco sus piernas, para dar más espacio a la mano que la estaba haciendo gozar. Al mismo tiempo, deslizó su mano por abajo del camisón de mi esposa hasta alcanzar el muslo, siguió hacia arriba hasta poner la mano en medio de las piernas justo encima del coño de Ely. Mi mujer apretó esa mano, para que no se escapara. Eso hizo que mi verga se parara y pusiera durísima. Mi esposa paró un momento. Y se quitó el camisón. En ese momento, pensé que tal vez los niños no se dormían aún, por lo que fui a echarles un vistazo. Por suerte ellos, ya estaban dormidos. Regresé a la puerta y vi que mientras con una mano mi esposa dedeaba a Lizeth, con la otra hacia a un lado su pantaleta para que la mano de Lizeth tuviera acceso total a su vagina. Este cuadro era realmente caliente. Mi verga estaba completamente dura, la apreté muy fuerte con la mano, me masturbaba muy despacio mientras veía como esas dos mujeres se dedeaban una a otra, con sus ojos cerrados y moviéndose muy sensualmente. Sin decir nada mi esposa retiró su mano para quitarse la ropa que le quedaba. Mientras mi esposa se desnudaba, Lizeth se dio la vuelta, quedó acostada con las piernas abiertas. Veía directamente a la concha de mi mujer, y se pasaba la lengua por sus labios, como saboreado el coño que iba a mamar. Al reincorporarse mi esposa a la acción, ninguna dijo algo, parecían saber que iba a acontecer. Elia pasó una pierna por encima de la cabeza de Lizeth para dejar su concha precisamente encima de su boca al mismo tiempo que buscaba la concha de Lizeth, quedaron amarradas en un 69, cerraron nuevamente los ojos y comenzaron a darse una mamada de concha, como si fuera la última vez que tuvieran sexo. Yo sabía que mi mujer no tardaría en venirse, pues los más grandes orgasmos los alcanza mientras yo le como la concha. Movía su coño sobre la boca de Lizeth, con esa experiencia que dan los años de casada. Su piernas empezaron a moverse más rápido, y su concha pasaba más rápido sobre la lengua de Lizeth, el orgasmo en mi mujer era inminente. Aaaaaaahhhhhhhh! Aaaaaahhhhhhhh! Yo no aguanté más, entré al cuarto en silencio, ellas no se percataron de mi presencia pues estaban metidas comiendo concha. Cuando mi mujer separó la cara para dar un fuerte gemido, en ese momento tome su cadera, la levante un poco y le metí la verga de un solo golpe. La penetré lo más profundo que pude. Eso aumentó la intensidad de su orgasmo. Gemía y gritaba de placer. Aaaaaaahhhhhhhh! Aaaaaahhhhhhhh! Aaaaaaahhhhhhhh! Aaaaaahhhhhhhh! Ni cuenta se había dado que tenía la verga adentro por el gran orgasmo que tenía, solo continuaba meneando su cadera como desesperada, como queriendo arrancarme la verga para comérsela con la vagina. En ese momento Lizeth empezó a exclamar suavemente: ¡Me vengo Ely! ¡Me ven….. me estoy viniendooooo! Aaaaahhhhhyyy! Aaaaahhhhhyyy! Aaaaaaahhhhhhhyyyyyyyyy! Sujete con mi mano la cabeza de mi esposa y la empuje para que continuara comiendo la concha de Lizeth. Ahí se dio cuenta de que yo ya tomaba parte de la acción. Lizeth gritaba mientras tenía otro orgasmo: ¡No pares Ely! No pares que me vengo de nuevo! ¡Sigue mamacita! Aaaaahhhhhyyy! ¡Come mi concha! ¡Cómeme toda! Aaaaahhhhhyyy! Así, así metele toda la lengua! Aaaaahhhhhyyy! Aaaaaaahhhhhhhyyyyyyyyy! ¡Que rico! ¡Que rico! Aaaaaaahhhhhhhyyyyyyyyy! En ese momento sentí como la lengua de Lizeth lamía mis huevos y regresaba para lamer el clítoris de mi mujer. Eso provocó el inicio de otro orgasmo en Ely, otra vez tenía una verga adentro mientras le comían el clítoris. Aaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh! Aaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh! Aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh! Aaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh! Mientras Elia se venía, retiró su boca de la concha de Liz y se concentró en sentir las arremetidas de mi verga. Mientras esto pasaba, Lizeth se apartó un poco de nosotros y mientras observaba como me cogía a Ely se estaba masturbando con frenesí. Seguí bombeando a mi mujer, Ely terminó su orgasmo y se dio cuenta que Lizeth aún se masturbaba. Me dijo que no fuera a eyacular sin antes cogerme a Lizeth, pues lo justo era que también ella sintiera la verga adentro. Eso fue como música para mis oidos, deje de cogerme a Ely, diciéndole: Claro, nada más que primero quiero probar ese coñote que se ve muy sabroso. Lizeth abrió sus piernas lo más que pudo, y levanto sus rodillas ofreciéndome su jugosa conchita. Pasé cuidadosamente un dedo alrededor de su vulva y ano. La cantidad de líquidos en su vagina aumento. Cali - alcanzó a decir Lizeth- siento que estoy como flotando o volando, que rica sensación! Movía sus caderas hacia arriba y hacia abajo muy lentamente y había abierto aún más sus rodillas sujetándolas con sus manos y despegando los pies de la cama. Era lo más que podía aguantar, me hinqué. Mi cara quedó enfrente de su vagina, acerque lentamente mi cara a su sexo y con la lengua trate de recoger los líquidos que salían de su vagina. Después de algunos lengüetazos, me retire un poco para ver cual era la reacción de Lizeth. - Sigue Cali! ¡Por favor no pares! ¡Se siente muy rico! Sigue por favor! Yo procedí a acostarme en la cama y le dije: Mámame la verga también! Rápidamente Lizeth se puso sobre mí, hicimos el 69 también. Inmediatamente Liz se metió mi verga en la boca y le dio varias mamadas para luego decir: ¡Que rica verga! ¡Que rica! Con esto, puse mis manos sobre sus nalgas, las cuales abrí lo más que pude y empecé a pasar mi lengua por todos lados. El movimiento de caderas de Lizeth aumentó, ahora emitía un gemido tras otro. Era evidente que se acercaba su orgasmo. Continué besando y pasando mi lengua por su ano y su conchita. Metí mi lengua en su vagina y hacia círculos con ella dentro de su canal vaginal. Localicé su clítoris y empecé a lengüetearlo haciendo círculos también. Le mordí muy despacito los labios de su vagina, y me tragaba todos los líquidos que ella estaba soltando. Ella seguía gimiendo y suspirado. - Que rico, Cali! ¡No pares cabrón! ¡sigue, sigue cabrón! ¡Me estoy viniendooooo…. Aaaaahhhhhyyy! Aaaaaaahhhhhhhyyyyyyyyy! Al escuchar esto, imprimí más fuerza a la mamada que le estaba dando. Le pasaba la lengua desde dentro de la vagina hasta el ano y regresaba. Hubo un momento en que mientras introducía mi lengua lo más profundo que podía en su conchita hice presión con mi nariz sobre su ano, ella empezó a hacer círculos con su cadera al momento que decía: - Me vengo otra vez cabrón! ¡No saques tu lengua que me estoy viniendo, no la saques! Aaaaahhhhhyyy! Aaaaaaahhhhhhhyyyyyyyyy! Aaaaahhhhhyyy! Por supuesto que no la saque, al contrario trataba de meterla más y hacia los círculos lo más grande que podía. Cuando terminó su orgasmo, me senté recargando mi espalda sobre la cabecera de la cama. Le enseñe a Lizeth mi verga que seguía durísima. Ella me montó, se metió mi verga y puso sus tetas muy cerca de mi boca, yo chupe sus pezones muy lentamente, les di suaves mordiscos, cuando hacía esto, Lizeth se retorcía y emitía fuerte gemidos, note que sus senos eran muy sensibles y la calentaban muchísimo. Le mame los senos apasionadamente. Lizeth se movió sobre la verga, la cual entraba y salía sin ninguna dificultad. Empezó a hablar: Ay cabrón! ¡Que rico me coges! ¡Otra vez me voy a venir! Sentí como mi verga era aprisionada por su sexo. La cabeza de mi verga sentía la fuerte presión de su vagina. Las contracciones de su vagina por el nuevo orgasmo, provocaban una sensación increíble en mi verga. Era realmente sabroso, tenerla ensartada así. Se quejó placentera y largamente Aaaaaaahhhhhhhyyyyyyyyyaaahhhhhh! Terminó su quejido, pero su vagina seguía contrayéndose. Yo seguía metiendo y sacando la verga, sentía que me venia, pero yo no quería terminar. Lizeth levantó su cabeza, y la echó hacia atrás, creo que estaba a punto de tener otro orgasmo. Incremento nuevamente el movimiento de su cadera, ahora hacia adelante y hacia atrás, de manera coordinada con las embestidas de mi verga. – Así Aaaaaaahhhhhhhyyyyyyyyy! ¡Así cabrón! ¡síguele Cali, síguele! ¡Vacíame! ¡Vacíame! ¡Vacíame cabrón! Exclamó un fuerte gemido, al mismo tiempo que sus vagina se contraía fuertemente apretando otra vez mi verga, empecé a eyacular. Creo que al sentir los espermas por dentro, nuevamente hubo otra exclamación, seguida de una contracción de todo su cuerpo. Yo seguía viniéndome, fue una eyaculación realmente larga y abundante. Nos estábamos viviendo al mismo tiempo. Los espermas empezaron a salir de su vagina y aún mi verga no perdía su erección. Después de unos momentos. Lizeth cayó sobre la cama desfallecida. Yo también me tiré sobre la cama. Todavía me parecía un sueño lo que acababa de ocurrir. Que increíble venida había tenido. Me sorprendió la cantidad de leche que tiré. Por su lado, Lizeth, comenzó a abrir los ojos y dijo muy quedito: que rica cogida me diste Cali, nunca había tenido unos orgasmos como estos. Sin decir nada, masturbe mi verga y se la enseñe a mi mujer, quien estaba dedeandose fuertemente el clítoris, le pedí que se sentara sobre la verga. Cosa que hizo rápidamente, Elia se movía como loca encima de la verga, era porque ya casi tenía su orgasmo. Su cuerpo se estremeció, se sacudió y un fuerte gemido indico que su orgasmo había llegado. Aaaaaaaahhhhhhhhhhh! Uuuuuyyyyyyyyyhhhh! Aaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh! Uuuuuyyyyyyyhhhhhhhhhh! Aaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh!
Alcance a decir: - Me voy a venir otra vez, me voy a venir. Esperate - dijo mi esposa- lo justo es que las dos compartamos tu leche. Échanos la lecha a las dos. Me puse de pie en la cama, y ellas se colocaron enfrente de la verga, mientras una le daba pequeñas mamadas, otra me acariciaba los huevos. No puedo mas - les dije - ahí va, ahí va! Colocaron sus caras frente a la verga, y varios chorros de esperma salieron cubriendo su cara, su boca, su pelo y escurría por sus pechos. No creí que fuera a expulsar tal cantidad de leche. Pues supuse que ya había tirado mucha en la eyaculación anterior. Terminé y me tumbé a la cama. Ahí quedamos los tres, completamente satisfechos y agotados. Nadie decía nada. Creo que no queríamos pensar sobre lo que había pasado. Finalmente, quien rompió el silencio fue mi esposa. - Disculpen, no se que pasó, de momento estuve envuelta en esta situación y no pude detenerme. Estoy muy apenada.
- Creo que no tenemos que disculparnos - dije- se dio la situación, y todos lo gozamos. Creo que somos adultos y debemos aceptarlo como un hecho de adultos y ya.
Lizeth seguía sin decir nada, solo asentía lo que decíamos. Finalmente, nos abrazo y nos dijo: los quiero mucho a los dos. Así continuaron esas vacaciones, a veces íbamos al cuarto de Lizeth o ella venía al nuestro. Ahora ella ya no está. Esperamos que haya encontrado con quien desquitar todo el calor que lleva dentro.
Nota: Esta Parte IV esta dedicada a Lizeth M. Ojalá y lo disfrutes al verte en el relato.
Atte.
Cali
Exitante relato.. Ojala y pudieras compartir a tu esposa.. Y