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Con mi compañera de trabajo (1)

¡¡¡sigue, por favor, no pares cabrón!!! Quiero sentir como me golpean tus bolas en mi coño, ¡¡¡ aaahhhhhh, que placer, toda dentro!!! Vamos sigue bombeando, quiero que termines de romperme el culo, que polla mas grande tienessssssss......



Esto es lo que querías desde hace tiempo y ya lo tienes, mira que puedes ser puta. Como te gusta que te folle el culo.



El seguía moviéndose adentro y afuera a una velocidad endiablada hasta el punto de que no entendía como no tenía el ano escocido del todo. Pero ella resistía eso y mucho mas, le volvía loca el sexo fuerte.



Cómemelo ahora, suavízamelo, quiero tu lengua dentro de mi culo.



Y como un criado fiel que atiende las ordenes de su ama sacó su enorme falo del dilatado agujero y se agachó dejándolo a la altura de su cara. Primero lamió alrededor mientras con las manos separaba las nalgas y hacía que permaneciera abierto, para después meter su lengua todo lo dentro que pudo dando vueltas como queriendo tocar las paredes interiores del estrecho conducto. Ella gemía de placer mientras se pellizcaba y mordía los pezones en esa postura, de pie con el cuerpo doblado hacia delante haciendo que los oscuros pezones de sus grandes y firmes tetas quedaran a la altura de su boca con un suave movimiento de su cabeza hacia su pecho.



Quiero que me metas el vibrador en el coño, fuerte y muy adentro, lo quiero todo dentro de mi.



Sus deseos eran órdenes, aquel falo artificial era realmente espectacular, con un tacto y apariencia que le hacían parecer verdadero, si no fuera por el descomunal tamaño solo equiparable al de la polla de un caballo o un burro. De color carne, estaba perfectamente moldeado con gruesas venas y un enorme glande rosado.



Cuando comenzó a meterlo en el coño, sin sacar su lengua del culo, los gemidos se convirtieron en gritos de placer y rápido respondió con un frenético mete saca a la vez que le daba vueltas girándolo para ver como entraba y salía totalmente empapado de sus jugos. Sin dejarla cambiar de postura decidió introducir su polla en el coño y el enorme falo en su culo mientras lo apoyaba en su pelvis de manera que cuando empujaba con su polla también metía la enorme polla de látex por el culo completamente mojado y resbaladizo de ella. Esta doble penetración simultánea terminó de sacar todos los gritos y gemidos de ella. Era un frenesí que tan pronto adquiría una velocidad de vértigo como frenaba su impulso para penetrarla despacio para que ella se sintiera bien rellena. Ella no pudo contar las veces que corrió, hasta el extremo que no podía sujetarse de pié. Sacó su polla del coño la sentó frente a él y se la metió en la boca para que le hiciera correrse. Ella la tomó con las dos manos, haciéndole una paja, metiéndosela a la vez en la boca, lamiendo aquel capullo a punto de reventar hasta que al poco sintió el calor primero en su lengua y luego en su garganta. Tragaba sin parar porque no quería desperdiciar nada, ávidamente como si en ello le fuera la vida, sin dejar de mover su cabeza con sus labios cerrados fuertemente alrededor de su glande. El no podía sino dejarse llevar y gemir con sonidos guturales primitivos mientras le vaciaba hasta la última gota de leche.



¡¡¡¡Uuummmmmmmm!!! es genial, tan caliente y sabrosa. Como me gusta tu leche.



Eso fue todo lo que hablaron pues inmediatamente cayeron en un sopor irresistible mientras se abrazaban mirándose a los ojos.



. . . .



Hacía tiempo que él la perseguía con la mirada por los pasillos de aquella planta cuarta del edificio donde trabajaban. Siempre la encontraba entre los papeles de su mesa que emanaba orden y pulcritud a primera vista.



Ella también le buscaba a él, que era el encargado del mantenimiento de los equipos informáticos, lo que aprovechaba en numerosas ocasiones para llamarle con la excusa de algún pequeño problema que siempre le llevaba algo mas de tiempo en resolver que a los demás compañeros.



Un día, viendo la forma de comportarse de ella y aprovechando que aquél día iba radiantemente sexy, elegante y atractiva con la clase que la caracterizaba, decidió invitarla a comer con la excusa de pedirle opinión sobre un tema familiar. Ella accedió gustosa, hasta el punto de que anuló una cita anterior sin importarle lo mas mínimo, porque la ocasión lo merecía; en el fondo lo estaba esperando ya bastante tiempo atrás.



Ya en la comida le contó el problema que tenía, relacionado con un tema de herencia de tierras y demás enseres (ella era una de las asesoras jurídicas de la empresa), pero una vez resuelta su duda pronto la conversación fue encaminada por ambos hacia temas mas calientes. Iban subiendo de tono al ver las reacciones del otro y no demasiado tarde ya estaban hablando abiertamente de que se gustaban y que se atraían mutuamente. Él le comentó que tenía un amigo que tenía un bar de copas tranquilo a esas horas de la tarde y que le gustaría invitarla mientras seguían la conversación a lo que ella no opuso ninguna objeción. En el pub la conversación era totalmente abierta de sexo, de las preferencias de cada uno y lo que mas le gustaba hacer a su pareja, como le gustaba a cada uno que se sintiera su pareja en la cama. En un momento de la conversación el tomó el teléfono y marcó un número:



Hola Alejandro, dime ¿sigues teniendo aquel chalet en la sierra sin alquilar?



Si, lo tengo cerrado porque ya no vamos hasta que no vaya nadie a verlo.



¿Te importaría dejármelo para pasar el fin de semana con una amiga?



Sin problemas. Sabes que lo que necesites.



A todo esto ella no sabía como reaccionar si enfadándose por no haberla consultado o dejarse llevar como lo estaba haciendo ya su coño al humedecerse y mojar el tanga negro que llevaba.



Todo resuelto, pasamos primero por tu casa y coges lo mas necesario para el fin de semana.



Pero si no…. yo. . .



Nada, no se hable mas ¡Camarero por favor, tráiganos la cuenta!



Se levantaron ambos y el le puso el abrigo sobre los hombros con un elegante gesto que terminó de mojar completamente sus braguitas.



Cuando iban en el coche, ya camino de la sierra, la conversación derrotó nuevamente hacia el sexo.



Pues a mi me encantan las caricias suaves como preludio de algo mas fuerte – decía ella



¿Sabías que tengo hecho un curso de quiromasaje?



Eres una caja de sorpresas, esto no me lo esperaba



Solo que yo le doy mi enfoque personal y lo dirijo hacia la sensualidad.



Estoy deseando de probarlo.



Siguieron charlando en el coche y él decidió no esperar al chalet para iniciar la contienda. Posó su mano sobre la rodilla desnuda de ella y comenzó a acariciarla suavemente en círculos sin olvidarse de los laterales de la pierna. Fue subiendo la mano con su suave movimiento mientras levantaba la falda de ella. Comenzaron a oírse levemente los primeros gemidos mientras él seguía pero ahora por la cara interna del muslo mas cercana al coño de ella. Siguió despacio, como queriendo desesperarla, hacia su cueva y, cuando ya tocaba su vulva, sonrió pícaramente al comprobar no solo que no llevaba ropa interior sino que además estaba completamente depilada.



Es que en el pub me has puesto tan caliente que las he mojado el tanga – se disculpaba ella con ese acento de gracejo y sabiendo la aprobación de él.



Pronto notó su dedo mojado al rozar la entrada de su coño y siguió comprobando como sus jugos resbalaban por entre sus muslos. Siguió con el dedo el hilo liquido suave y resbaladizo hasta que notó que se encontraba en la entrada de su culo. Ella para entonces ya había adelantado su culo en el asiento y levantaba las caderas para facilitarle los movimientos. Él no se hizo esperar y aceptó la invitación y, contra toda lógica que le pedía introducir su dedo en el coño de ella, dio un leve empujón y lo metió por su culo haciendo que la yema del dedo fuera ganando espacio dentro del apretado conducto. Pronto lo tenía todo dentro, lo que le dificultaba la conducción por lo difícil de la postura pero no le importaba, se limitó a aminorar la velocidad. Sin mediar palabra ella bajo su mano lentamente por el vientre para detenerla justo encima de su rajita dejando el dedo corazón justo en el clítoris.



Comenzó a masajearlo despacio con un suave movimiento circular para luego continuar con un vaivén arriba y abajo cada vez mas deprisa mientras introducía dos dedos de su otra mano en su empapado coño. A todo esto él miraba de reojo sin perder la vista de la carretera y ella ya se comportaba como una perra en celo; movía su culo delante y detrás y sus otras manos, lejos de parar, aumentaban el ritmo. El bulto de la entrepierna de él ya era descomunal, su polla pujaba por salir de la opresora prenda. El seguía con su dedo dentro y fuera aprovechando un empujón para introducir un segundo dedo. Eso fue lo que hizo que ella se corriera con estertores y gritos que se habrían oído en muchos metros a la redonda si no fuera porque se encontraban en el coche y con las ventanillas subidas.



Lo siguiente fue un momento de relajación mientras ella se bajaba la falda y se acomodaba correctamente en el asiento y la mano de él retornaba al volante junto a la otra.



No te creas que me olvido de tu polla cariño – aclaró ella con voz de complicidad – pienso darle el tratamiento que se merece.



No lo he dudado un momento, pero pienso en como serás capaz de sorprenderme nuevamente.


Datos del Relato
  • Categoría: Hetero
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