~~Desde la edad de nueve años, ahora soy viudo y tengo treinta y siete, soy de la opinion que una lavativa es una experiencia agradable. Cuando era un colegial pase una semana en un hospital tras sufrir una operacion, en el transcurso de aquella semana se me aplicaron varias lavativas, aunque me senti turbado y humillado goce de aquellas experiencias de una manera que ahora me resulta imposible recordar.
La impresion fue tan duradera que nunca la he podido olvidar, y desde entonces he intentado volver a vivirla muchas veces. Entre los nueve y los diecinueve años solia recordar todos los detalles que constituian las esencias de mis imaginaciones en el momento que me masturbaba. La simple contemplacion de una pera lavativa en una farmacia bastaba para excitarme.
Me compre un equipo completo cuando iba a la universidad pero la autoaplicacion no resultaba demasiado satisfactoria, tenia una amiga enfermera que fue la primera persona a quien confie mi secreto, cuando ella se ofrecio para repetirme el tratamiento , yo acepte de buen grado, la experiencia me resulto altamente satisfactoria. Despues de varios encuentros, me propuso que cambiaramos el papel y yo me converti en enfermero, lo encontre tan agradable que empece a preguntarme que me estaba pasando.
Llegue a pensar que podia ser homosexual, pero nada mas lejos de la realidad. Una noche asisti a una fiesta en la que se vivio una intensa actividad sexual. Me encontre en un dormitorio con una compañera que me coloco encima de sus rodillas, me bajo los pantalones y me propino unas delicadas palmadas en las nalgas que me resultaron muy agradables, despues se hizo mas osada, me separo las nalgas y me introdujo en el ano un dedo untado con vaselina. No pude ocultar mi intenso placer, y al preguntar ella si me gustaba, yo le confese que si, porque me parecia que me estuvieran aplicando una lavativa.
Me acoso a preguntas y consiguio arrancarme mi primera confesion, yo pensaba que era homosexual, para mi alegria se mostro sumamente compresiva al ofrecerse para administrarme el tratamiento completo tal como yo se lo habia descrito.
Espere ansiosamente la llegada de la tarde siguiente en la que iba a visitarle en su apartamento, la espera casi me resulto insoportable. Despues de una media hora tendido en sus rodillas, pasamos al dormitorio, donde elle me administro una abundante lavativa calida y jabonosa, tal como habia hecho la enfermera cuando yo era niño, la unica diferencia consistio en el hecho de que mientras me administraba la lavativa ella me masturbo, la sensacion fue indescriptible, inmediatamente experimente un orgasmo. Seguidamente nos entregamos a la follada. Antes de marcharme, me administro una segunda lavativa que se me antojo mas excitante que la primera.
En la actualidad seguimos viendonos para seguir disfrutando de nuestras fantasias y terminar disfrutando tanto de las lavativas como de la follada.