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Poco a poco despojaba de su prenda íntima a mi prima, posaba mi mano por toda su parte baja, desde las pantorrillas, sus muslos, su culito, su bajo vientre hasta llegar por fin a su conchita virgen, la sentí húmeda, y con la información del libro sabia por esto que mi prima estaba excitada, lista para entregar su virginal cuerpecito a mi antojo. Me subo encima suyo buscando la posición básica del misionero sin descuidar seguir manteniendo la calentura que bloqueaba el buen juicio de mi prima, mientras me quitaba el short, llenaba de besos y caricias a mi prima.
Una vez que tenía mi verga libre busco penetrar a mi querida primita, los primeros intentos fueron desesperantes ya que no lograba ubicarme bien y cuando creía haberlo hecho sentía una resistencia en la entrada de ese coñito, le pido a mi prima que me ayude a penetrarla, a lo que ella con una de sus manitas temblorosas sujeta mi miembro duro al tope y posiciona la punta de este en la entrada de su vaginita, yo empiezo a hundir la punta un poco en tan preciado tesoro, me sentí en la gloria, trataba de introducir más aun con la mano de mi prima agarrando mi verga, ella me dice: “DESPACIO”, a lo que yo introduzco con más suavidad mi pene cuya cabeza ya se perdía por completo dentro del ser de mi primita, que ni bien sintió la cabeza completamente dentro de ella, soltó mi verga para dejarse caer sobre la almohada y exhalar un sensual gemido, producto del placer de sentir por primera vez una verga, y mientras más hundía mi miembro dentro de ella, más se dejaba vencer por el placer... emitía aparte de los gemidos unos sonidos muy curiosos que eran producidos por la inhalación y exhalación de aire por la boca.
Note que empezaba a quejarse y me insistía que la metiera más despacio, a lo que yo trataba de que la penetración fuese lo más agradable posible, minutos después ya la tenía completamente ensartada, mi verga estaba en su totalidad dentro de la concha de mi primita que no reaccionaba y había dejado de hacer ruido, empecé a preocuparme y retrocedí levemente mi verga muy cerca de la entrada de su vagina pero sin dejar de penetrarla, este movimiento hizo que mi prima produjera un nuevo gemido de placer, a lo que decidí regresar a su conchita de nuevo todo lo que había sacado. Es allí donde mi prima me pide que me mueva despacio, empiezo a mover mi caderas hacia adelante y hacia atrás, haciendo que mi pene empiece a bombear la ya desflorada conchita, y a medida que seguía con este ritmo, mi prima ponía sus manos muy cerca de la zona de mis glúteos acompañando cada arremetida mía con sus gemidos a la vez que ella también se movía de arriba abajo, poco nos importó que en la misma cama dormía plácidamente mi primita July. Karol y yo seguíamos entregándonos al placer, estuvimos en esa posición algunos minutos, mi prima empezó e tener espasmos más notorios hasta que sentí como una ráfaga de aire trataba de escapar de su interior por la vagina siendo impedido por mi pene, mi prima había llegado al orgasmo, yo seguía follando a mi prima hasta que sentí que me venía y tuve tremendo orgasmo aunque trate de contener un rato mi eyaculación por lo que tuve un orgasmo seco, es decir, había alcanzado el clímax sin expulsar mucho líquido seminal, casi nada en el interior de mi primita, caí complacido sobre mi prima y nos quedamos así un rato, yo seguía con la verga ensartada en su ser, habíamos alcanzado mutuamente el orgasmo, pero aún nos sentíamos con mucha energía, no pasó algo más que un par de minutos para que nuevamente empezara a moverme, empezaba a retozar nuevamente con mi prima, se me ocurrió entonces cambiar a otra posición como las que había visto en el libro, guio a mi prima para que se suba encima de mí y me cabalgue como si fuese un caballo, ya encima de mí nuevamente me ayuda a penetrarla, esta vez ella controlaba la penetración, alzando levemente su cadera logra que la punta de mi pene vuelva a reencontrase con su hermosa y apretada cuevita, poco a poco va descendiendo su cadera y con el mi pene se perdía dentro de su chochito, recostó su carita sobre mi pecho y empezó a moverse tímidamente, con mis manos tomé su cabecita y con mis labios busqué los suyos y la llene de besos, después de eso le pedí que se sentara sobremi y que siguiéramos haciendo el amor en esa posición, ella lo hizo, y es entonces que ahora si empezaba a cabalgarme más a gusto, la tome de la cintura (tal y como lo había aprendido del libro) y controlaba en parte el ritmo de sus movimientos, mi adorada primita me estaba dando un placer indescriptible, de rato en rato le levantaba la pijama para poder ver sus pequeños y nacientes pechos. Su cabello negro que le llegaba poco más por debajo de sus hombros se meneaba de un lado a otro, sus ojos achinados que se cerraban por el placer obtenido y su boquita abierta que inhalaba aire de lujuria hizo que esta vez no tardara mucho en venirme nuevamente, esta vez mi eyaculación si fue más evidente, puesto que terminé por inundar su coñito con mi leche, pero mi prima no se dio cuenta de esto hasta que el líquido empezaba a salirse de su interior y se sentía mojado en esa zona, parte de mi bajo vientre quedó untado de esa casi desconocida sustancia, que mi prima confundió al principio con orina, pero que no estaba segura si era de ella o mía, me preguntó algo consternada que era eso que además olía raro, le dije que era mío que esa sustancia se llama semen y que es a consecuencia del orgasmo del hombre después de hacer el amor con una mujer, ese líquido, le dije, es la prueba de que yo ya era todo un hombre, hablamos de muchas cosas en torno al sexo, le expliqué sobre la menstruación femenina y le pregunté si ella lo experimentaba a lo que me dijo que no, entonces con un tono sarcástico le dije que aún era una niña y que el día que menstruara sería por fin una mujer.
Al amanecer, noté que mi pene estaba cubierto por manchas de color carmesí, supe de inmediato que era sangre de mi primita producto de su desfloración (ya lo había aprendido del libro) busqué en la cama si había quedado alguna mancha en las sábanas, pero afortunadamente no encontré ni un solo indicio, supongo que lo que acabo más manchado fue la pijama de mi prima, aunque nunca hablé con ella sobre eso, más bien le volví a preguntar si realmente había disfrutado tanto como yo ese encuentro, a lo que ella dijo que sí, pero volvió a recordarme que no volvería a pasar porque le daba miedo ser descubierta.
Obviamente, no tuvimos fuerza de voluntad para evitar fornicar nuevamente, en otras noches, cobijados bajo las sábanas de la cama donde dormíamos juntos, y otras a plena luz del día buscando el momento apropiado para follar, es así como empezamos a experimentar nuevas poses, pero eso se los detallaré en mis próximos relatos.
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