Muchas veces lo habíamos platicado, en nuestras mentes se formaron varios planes de cómo ejecutarlo, pero nunca se nos había dado una verdadera oportunidad, siempre por una causa u otra aparecía algún inconveniente. Somos un grupo de cinco chicos que desde muy pequeños andamos juntos para todas partes, incluyendo el colegio, dentro de poco comenzaremos la universidad, así que podrán imaginarse todo el tiempo que hemos estado juntos y las travesuras que hemos hecho.
La idea sobre la cual habíamos platicado tanto, era la de montarnos una orgía con otras cinco chicas, todos desnudos en una casa haciendo una fiesta cada cual que cogiese la que mas le gustara y le hiciera de todo, después nos las intercambiaríamos y de seguro que la pasaríamos fenomenal.
Éramos cinco como ya les había dicho y solamente habíamos encontrado tres chicas del colegio que habían estado de acuerdo con la idea, eran un poco guarrillas, pero para nuestros planes servían, además estaban bastante buenas. El inconveniente como siempre era que faltaban dos más para tener una cada uno. Hablamos con las chicas y nos interesamos de si ellas conocían a otras dos chicas para poder armar la fiesta. Después de pensar un rato y conferenciar entre ellas dijeron que lo intentarían. En ese mismo instante acordamos vernos el sábado en la casa de Tony, el generalmente vive solo ya que sus padres trabajan en el extranjero y así quedamos. Convenimos en que debía haber mucha cerveza y mucho licor para pasarla bien, para emborracharnos todos. Las chicas se alejaron riéndose muy entusiasmadas con la idea.
El sábado lo dispusimos todo desde temprano, arreglamos la casa lo mejor que pudimos, retiramos todos los muebles de la amplia sala y dejamos solamente la alfombra que cubría todo el piso, colocamos dos o tres lámparas pequeñas en las esquinas y logramos una iluminación casi de discoteca. Las bebidas listas en la nevera, a cada momento nos asomábamos a la puerta para ver aparecer a las chicas, pero ciertamente con el embullo y el desespero después nos dimos de cuenta que no habíamos conveniado la hora. Ahora solo nos quedaba la esperanza de que no se fueran a arrepentir.
Como a las siete de la noche, cuando ya nuestras esperanzas estaban casi perdidas, sonó el timbre de la puerta y cuando Tony abrió eran las chicas, no tardaron en reprocharnos el no haber puntualizado la hora, por eso habían venido a la que más les convenía a ellas. Aceptamos todo lo que nos dijeron poniéndonos muy contento de que estuviesen allí, traían otras dos chicas que nunca antes habíamos visto, indudablemente no eran de nuestro colegio. Eran dos primas de una de las chicas que aceptaron la invitación. Después supimos que solo le habían dicho que era para asistir a una fiesta, no dándole detalles de nuestra idea en general.
Las chicas de inmediato comenzaron a pedir bebidas pues hacía mucho calor y habían caminado bastante para llegar hasta allí. Por nuestra parte ya nos habíamos tomado unas cuantas cervezas y estábamos poniéndonos sabrosos. Todavía todas las luces de la casa se encontraban prendidas, pusimos algo de música y comenzamos a bailar, buscamos una música que las obligara a moverse y por ende a sudar bastante. Producto del calor ingerían una cerveza casi detrás de la otra como si fuese refresco, después de 4 o 5 cada una comenzaron los primeros síntomas de mareo, oportunidad esperada para ir bajando poco a poco la intensidad de las luces, el tiempo transcurría y aún nada de importancia había ocurrido para nosotros. A Miguelito se le ocurrió entonces ligarle la cerveza a las chicas con un poco de ron para acelerar el proceso de embriaguez, dio un resultado fantástico, algunas se enredaban con sus propios pies y hasta se tambaleaban.
El hielo lo rompió precisamente una de las primas que habían sido invitadas diciendo que aquello estaba bastante aburrido y hacía mucho calor, no faltó quien de inmediato le respondiera que si hacía mucho calor se quitara la ropa. Ella se le quedó mirando fijamente como aceptando un reto y pidió entonces que cerraran las ventanas, pues ella no tenía miedo hacerlo, pero no era ninguna exhibicionista. Todos corrimos a cerrar las dos ventanas que daban a la sala para ver si era cierto lo que decía. El resto de las chicas, conociendo nuestro verdadero plan excepto la otra prima comenzaron a alentarla. Haciendo un gesto con los brazos de que le cedieran espacio comenzó a bailar mientras se iba desnudando, cuando quedaba solamente en bragas, haló a la otra prima por el brazo y la incitó a hacer lo mismo, todos comenzamos a aplaudir y paseándose de un lado a otro la imitó.
Cuando pedimos que las otras también lo hicieran, se negaron diciendo que ahora tocada el turno a los chicos, no hubo que insistir mucho, de inmediato nos quitamos la ropa quedando todos en calzoncillos, el resto de las chicas sin pedírselo hicieron lo suyo. Apartamos las ropas hacia una esquina de la sala, pues tropezábamos con ellas y comenzamos a bailar nuevamente, esta vez nos pegamos un poco más para sentir nuestros cuerpos, otra ronda de bebida fue la gota que colmó la copa, las cervezas como la vez anterior habían venido cargadas con una buena dosis de ron, haciéndolas perder sus cabales. Nuestras manos sin el menor pudor acariciaban sus teticas y sus nalgas sin encontrar oposición alguna, algún que otro beso fue intercambiado, todos nos estábamos excitando, enseguida se hicieron notar nuestros bultos por debajo de los calzoncillos. Una de las chicas que si conocía de nuestro plan planteó que por que permanecíamos todavía con ropa, que ella estaba excitada y quería ver nuestras vergas.
Los calzoncillos saltaron por los aires y comenzamos a mover nuestras vergas de un lado a otro como si fuesen espadas. Las bragas también fueron al piso. Marlene planteó en ese momento de parar con el baile y jugar un poco a cualquier cosa, todos estábamos empapados de sudor, el olor a cerveza y ron hacían pensar que nos encontrábamos en una cantina de esas que hay en los suburbios. Indicó a las chicas se sentaran en la alfombra con cierta separación una de otra y abrieran bien sus piernas, los chicos que se parasen frente a cada una de las chicas y comenzaran a masturbarse, las chicas también lo harían, pero el que se viniera salía del juego. Resultaba bastante difícil el no concentrarse viendo aquellas cinco bellas hembras haciéndose una paja, tuvimos que aguantar hasta mas no poder.
Marlene mirando nuestras angustiadas caras tratando de aguantar para no venirnos ordenó detenernos, todos lanzamos un suspiro de alegría pues nuestras vergas estaban tiesas, casi a punto de estallar y lanzar sus buenos chorros de leche. Dirigiéndose a las chicas pidió nos mostraran sus dedos para comprobar el nivel de humedad que tenían en sus coños, pero casi no fue necesario mirar mucho, se notaba a simple vista lo mojadito que estaban, a indicaciones suyas se pusieron en pie y nos pasaron sus dedos por la boca y la nariz para que probásemos su néctar. Aquello nos excitó más aún y pedimos continuar con el juego. Pidió entonces que cogièsemos la que más nos gustase para follar y como sucede en éstos casos hubo dos que fueron las más codiciadas por todos, pero debía ser una para cada uno. Se estableció entonces una ligera y amistosa polémica por las chicas y Marlene, que a esas alturas el alcohol le estaba haciendo bastante efecto como al resto de las chicas ordenó de nuevo se colocaran sobre la alfombra arrodilladas, con la cara tapada sin ver nada hacia atrás, aquellos culitos dispuesto en esa forma, empinados y bien abiertitos daban deseos de metérselas hasta los huevos. Explicó entonces como debíamos proceder para actuar de forma imparcial, pues ella también se incluía en esta posición, era innegable que las mejores nalgas eran las de ella.
Al azar, después de cambiar varias veces de posiciones por si alguna estaba haciendo trampillas y miraba, de uno en uno iríamos metiendo nuestra verga en cada uno de los coños, la metería y la sacaría unas cuantas veces y pasaría para el próximo hasta que todos hubiesen disfrutado de todos los coños, después cada uno daría su valoración de forma secreta sobre cual le había gustado más. Yo fui el primero en comenzar y cogerme a una de las primas que se encontraba de primera en la fila, tenía un coñito muy ajustadito y caliente que me hubiese deleitado descargándome dentro de ella, pero como tan solo era para probar tuve que pasar a la próxima y así sucesivamente. El coño de Marlene estaba exquisito y bien mojado, estuvo a punto de lograr que me corriera, pero aguanté hasta el final.
Comenzó la votación y el 10 fue para la prima que estaba de primera, ella tendría el privilegio de escoger al chico que más le gustase, fue una verdadera lástima no me escogiera a mi, pero tuve que conformarme. Después tocó el turno a Marlene y tampoco fui el elegido, para no cansarlo con esto les diré que fui el penúltimo en resultar seleccionado y lo hizo la otra prima, no me llamaba mucho la atención, porque a pesar de que era muy bonita de cara, sus teticas eran muy pequeñas para mi gusto y sus nalgas no daban mucho que desear, tan es así que ni me percaté que posición tenía cuando pasamos por ellas. Ya a buena ley cada uno tenía su pareja, nos fuimos buscando cada uno su rinconcito en la sala para follar, pero la voz de Marlene indicó que todos debíamos estar en el centro de la sala bien juntos para sentirnos mejor. Cada uno tenía su pareja pero ella pondría las reglas de cómo hacerlo. Ya nos pareció que aquello se estaba dilatando un poco pues nuestras vergas nos dolían y queríamos refrescarlas en aquellos humedecidos chochos.
Pidió que los chicos nos acostásemos boca arriba sobre la alfombra, parecíamos veleros con sus mástiles de proa erguidos. Después hizo una seña a las chicas para que se montaran sobre las vergas, una vez colocadas todas comenzó a hacer un cuento que todas debían seguir, hablaba de que iban montadas a caballo trotando despacito por un camino, era la señal para que las chicas se movieran lentamente encima de nosotros, después apuraba el paso y ellas debían hacerlo más rápido, llegamos a un lugar donde habían muchas piedras y el caballo comenzaba a saltar, esto nos permitía penetrarlas hasta lo más profundo, volvía nuevamente al camino trotando suavemente y así sucesivamente imponiéndole ritmo a nuestra follada. Cuando íbamos a comenzar la tercera vuelta del camino, con un paso suave y ligero apareció la nota graciosa de la noche, uno de los chicos gritaba que nos apurásemos para llegar al camino lleno de piedras que él no aguantaba más.
Con voz firme la voz de Marlene nos jugó una mala pasada cuando ordenó --¡DESMONTEN!—, las chicas la obedecieron quitándose de encima nuestro en el preciso instante que estábamos casi por venirnos, por poco nos da un infarto, ellas solo sabían reírse pues sabían en el estado en que nos habían dejado.
--¡Ahora vine la mejor parte, haremos como los tres Mosqueteros…TODOS PARA UNA Y UNA PARA TODOS!—, diciendo esto se acostó sobre sus espaldas y abriendo bien las piernas pidió descargaran toda la leche que teníamos en su coño, ella sería la primera en probarla. Sin dar tiempo de reaccionar a los demás salté como un gato y caí encima de ella metiéndosela hasta el final, con la calentura que traía bastó solo cuatro o cinco veces meterla y sacarla para que mi leche saliera a chorros, apenas hube terminado me tomaron por los hombros apartándome de ella y vi cuando Tony se la metía, se movía dentro de ella y tampoco aguantaba mucho sus quejidos de placer indicaban que se estaba corriendo, uno a uno fueron descargando toda su leche en el coño de Marlene, cuando terminamos y ella se puso en cuclillas, un río brotaba por entre sus piernas, trató de ponerse en pie y cayó nuevamente sobre la alfombra.
Su osadía le había arrancado las fuerzas ayudada por toda la bebida ingerida, tomé entonces el mando de las acciones y puse a las chicas a chuparnos las vergas para ponerlas en forma nuevamente, al ser ellas 4 y nosotros 5 por la eventual ausencia de Marlene, le dije a la prima que tanto me había gustado que se agachara sobre mi cara que le iba a propinar una buena mamada. Mi lengua entraba y salía en su chocha y pronto pude disfrutar de sus jugos que saboreaba como si fuese el néctar de los dioses. Ninguna otra se atrevió imitar a Marlene y prefirieron hacerlo de forma individual. La otra prima era la que estaba chupándome la verga y lo hacia de maravillas, fue fenomenal como volvió a ponérmela tiesa, lista para el combate. Pero como en la vida todo tiene un precio, reclamó ser ella la primera en utilizarla. De verdad que no sentí la más mínima atracción por hacerlo, ella dándose de cuentas por la expresión de mi rostro garantizó que no me defraudaría, que la dejase hacer, que yo continuara chupando la chocha de su prima que ella se encargaría de hacerme pasar un buen rato.
Lo primero que llamó mi atención resultó con la extrema facilidad que se la metió hasta el final, comenzó entonces a describir pequeños círculos con su cintura que fueron aumentando más y más, después hacia delante y hacia atrás, con tal ligereza que me tenía maravillado, solo por momentos preguntaba que si me gustaba lo que estaba haciendo, terminé por apartar a la otra prima de mi cara después de haberle provocado al menos tres orgasmos y dediqué toda mi atención a aquella delgaducha chica que tanto placer me hacía sentir. Como era tan pequeña y ligera de peso la sujeté por la cintura, la alzaba y la dejaba caer sobre mi verga con fuerza, ella aceptaba todos y cada uno de mis embates, era increíble como aquel diminuto cuerpo podía tragarse mi verga completa de esa manera, tal excitación cogimos que el resto del grupo dejó sus quehaceres y se dedicaron a observarnos follar. Como me había venido recientemente me costaba más trabajo volver a venirme, por lo que aprovechaba para darle buen gusto a aquella chiquilla que prácticamente me estaba retando a un duelo.
Transcurridos unos 20 minutos de meter y sacar mi verga en aquella chocha increíble ya la tenía roja por tanto roce y le pedí cambiar de posición, pidió que no, que todavía no me había demostrado todo lo que era capaz de hacer, por unos segundos se mantuvo quieta sobre mi y abriendo las nalgas con sus manos pidió que alguno la cogiera por el culo, por su interior sentí como otra verga la iba penetrando y ella ni chistaba, los dos comenzamos a bombearla con fuerza y entonces llegó su primer orgasmo acompañado de suspiros, gemidos y gritos de placer en tal magnitud que las otras chicas se apresuraron a tapar su boca pues se enteraría todo el vecindario. Segundos después de aquella magistral demostración nos corrimos dentro de ella los dos al mismo tiempo y volvieron sus gritos y sus gemidos, demostrando la presencia de un segundo orgasmo.
Al terminar todos la aplaudieron y la coronaron como la chica bomba de la fiesta. Les cuento que en toda la noche no volví a separarme de ella, a partir de ese momento me gustaba más que cualquier otra. Siempre hubo quien intentó quitármela, pero no le perdía ni pies ni pisadas. Al fin Marlene se recuperó un poco ayudada con un poco de agua en la cara y se lamentaba de haberse perdido la demostración de aquella fabulosa chica.