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Categoría: Incestos

El incesto en mi vida (Parte 12)

Nos levantemos temprano, ya que no quería llegar tarde a la playa, sobre todo para que mi mujer no se mosqueara. No me pude resistir y la desperté con suave beso, ella me respondió y pude ver esa carita de 18 años, mirándome risueña, le pregunte que como había dormido y ella me respondió con un increíble, me levante y me dirigí a la ducha, antes de entrar me volví y le pregunte que si quería acompañarme, ella salto rápidamente de la cama y se vino conmigo. Bajo el agua, comencemos a enjabonarnos, los dos nos estábamos poniendo mutuamente muy cachondos, no pude aguantar más, además que debido a que teníamos que irnos no podía prolongar mucho la cosa, la levante, ella se cogió de mi cuello y yo sujetándola por sus piernas la penetre, debido a su poco peso, apenas fue un esfuerzo para mí y allí mientras el agua nos caía, me la volví a follar, ella no tardó en llegar al orgasmo, en cambio esta vez sí tarde yo un poco más, pero por segunda vez llene su coño de mi leche. Tras la ducha, nos vestimos y nos fuimos hacia la costa.



Tardemos apenas 2 horas en llegar, mi mujer nos recibió en la calle, fuimos a un bar cercano a desayunar y luego subimos al piso para cambiarnos para bajar a la playa. El día transcurrió como un sábado normal y corriente de playa, debido a que Sandra y yo teníamos esa complicidad de muchos años, nadie notaba nada, pero nuestras miradas si hablaban entre nosotros, yo sabía que no todo quedaría en lo que había pasado la noche anterior y aquella misma mañana.



Por la noche mi mujer y yo follamos en nuestra habitación, noto que estaba más fogoso que otras veces e incluso me dijo que sentía mi polla más grande, le dije que sería por llevar una semana sin descargar, pero yo si sabía que su sobrina tenía que ver y mucho en aquello.



Gracias al paso de los años he conseguido que mi mujer, que era una chica muy recatada y chapada a la antigua, gracias a sus padres, hacerla mi puta particular, hoy en día el sexo oral, vaginal y anal, no tiene secretos para ella, además de juguetes que suelo comprar para nuestros ratos de esparcimiento sexual. Por mi mala cabeza me había olvidado de llevar condones, además de que a ella le daba vergüenza comprarlos, cuando iba a la tienda con sus padres. Debido a eso aquella noche me corrí dentro de su culo.



Tal vez por eso, por la mañana cuando estábamos en la playa, no podía quitarle ojo al culo de mi sobrina, ese culo respingón, que sabía que estaba bien duro debido a su juventud, en mi cabeza rondaba la pregunta de si seguiría siendo virgen por el culo, probablemente ya se lo habrían follado, siendo tan puta como me confesó.



Por la tarde y antes de que anocheciera, nos volvimos a poner en camino hacia mi casa, tras despedirnos de mi mujer y mis suegros. Una vez en el coche, después de varios kilómetros, Sandra me dijo que nos había escuchado follar a su tía y a mí, la noche anterior, debido a que la habitación donde había dormido estaba pegada a la nuestra, me confesó que se había puesto muy cachonda, yo le pregunte que si se había puesto celosa y me sorprendió su respuesta “¿celosa? No, ella es tu mujer, es lo mismo que si yo tuviera novio ¿tú te pondrías celoso por follar con él?”, le conteste que no y debo confesar que me sentí aliviado, por la madurez con la que había reflexionado con lo nuestro, yo tenía mi mujer y ella podía tener su novio, pero el sexo entre nosotros solo era eso, sexo. Seguimos hablando de ese tema y ambos lo teníamos claro, a mitad de camino pero dijo que le hubiera gustado quedarse esa noche conmigo, le dije que podía llamar a su madre y pedirle que se quedara en mi casa y al día siguiente cuando me dirigiera a mi trabajo, la dejaba en su pueblo ya que me pillaba de paso. Me dijo que si y llame a mi cuñada para decirle lo que habíamos hablado, su madre no puso ninguna objeción y pude ver como Sandra sonreía de oreja a oreja. Para no asustarla e intentando suavizarlo, le pregunte si le habían follado el culo alguna vez, ella me dijo que no, yo le explique que a su tía se lo follaba desde hacía bastante tiempo y que le gustaba mucho, además de contarle con todo lujo de detalles como su tía y yo habíamos follado la noche anterior. Después de no dejarme nada en el tintero, ella me dijo que la había puesto muy cachonda, le pedí que tocara mi bragueta para que viera que no era la única así, la toco y me susurro al oído “estoy deseando tenerla otra vez dentro de mí”, no sé cómo pude aguantarme y no soltar mi leche dentro del pantalón, ya que con la sensualidad que me lo había dicho me había excitado al máximo. Paremos en un burguer a comer y rápidamente nos fuimos a mi casa.



Me pidió que la dejara darse una ducha rápida, le dije que sí, mientras busque un bote de gel lubricante, ya que siempre solemos tener algunos mi mujer y yo para nuestras cosas, encontré uno de efecto calor, aquello le gustaría seguro. Salió del baño desnuda completamente, me desnude y nos tumbemos en la cama, comencemos a acariciarnos, baje mi mano hacia su coño y comencé a masturbarla, no pare ni un segundo de pajearle, mientras mi boca chupaba sus tetas, que debido a su tamaño entraban totalmente dentro de mi boca, ella gemía y sus únicas palabras, eran me gusta y que placer, después de unos minutos hice que se corriera gracias a la paja que le había hecho, me puse encima de ella y comencé a follarle, esta vez no fui tan suave como la primera, quería que fuera un polvo más carnal, ella comenzó a gritar de placer, aquello me excitaba aún más, menos mal que los vecinos no la oyeron porque sabían que mi mujer se encontraba fuera y podían atar cabos al ver a su sobrina entrar conmigo, sus gemidos se unieron a los míos y volvimos a corrernos juntos, ella se encontraba ya exhausta, debido a los dos orgasmos seguidos que había tenido, pero yo quería más, me baje hacia su coño y empecé a lamerlo, era la primera vez que lo hacía con una mujer después de haberme corrido, sus líquidos entremezclados con los míos le daban un sabor agrio, desagradable, pero seguí lamiendo hasta que pasados unos minutos volvió a correrse, ella apenas podía articular palabra por el placer que estaba recibiendo, decía que estaba siendo fantástico, yo volví a estar de nuevo listo para la acción, me senté en la cama y le pedí que se subiera encima mía, enroscando sus piernas alrededor de mi cintura, ella se subió, metió su polla dentro y empezó a cabalgar, mientras nuestras bocas no se separaban ni un solo milímetro, aproveche para coger el lubricante que anteriormente había dejado encima de la mesita de noche, vacié un poco en mi mano y empecé a cubrir todo su ano suavemente, repetí la operación un par de veces, introduciendo un dedo suavemente dentro, no tarde mucho en no sentir resistencia, mi dedo se deslizaba ya dentro de su culo, notando mi polla dentro de su coño, note como a ella no le desagradaba incluso sentí como se excitaba aún más, volví a echar gel y esta vez poco a poco introduje dos dedos, eso si ya le molestaba pero el placer que estaba sintiendo en su coño le compensaba la molestia de su culo, no pare de echarle lubricante e ir introduciendo mis dedos, cuando al fin pude meter los dos dedos enteros, ella empezó a contraerse y a tener por cuarta vez un orgasmo.



Estaba rendida me dijo que no podía más, que no sentía ni las piernas, le dije que aún no había acabado y aunque ella me pidió por favor que paráramos, le dije que me quedaba poco y que solo sería un momento, la ayude a tumbarse bocabajo en la cama, cogí el lubricante y me eche bastante por mi polla, la lubrique muchísimo, directamente con el bote vacié una buena cantidad en su culo, volví a meter mis dedos, debido a la dilatación y al gel ya casi entraban 3, me decidí y me tumbe encima de ella, guie mi polla hacia su ano y comencé a empujar, no tardó mucho en decir que le dolía, la saque, eche gel nuevamente y volví a intentarlo, esta vez entro un poco más, pero al empezar a gritar la volví a sacar y otra vez a echar lubricante, por tercera vez le introduje mi polla y esta vez sí fue entrando poco a poco, aunque decía que le dolía yo ya no paraba, tenía el culo lleno de gel y lo único que le molestaba era el grosor de mi polla, al fin la introduje hasta el fondo, estuve un rato quieto mientras su esfínter terminaba de adaptarse a mi polla, ella ya solo sentía molestia, me dijo que era como cuando le estaba saliendo la caca, aquello hizo que empezáramos a reír, aproveche para empezar a moverme y poco a poco fui subiendo el ritmo de mis embestidas, el dolor que ella había sufrido en un principio se transformó en placer, aquel ano me estaba estrangulando mi polla, por lo que mi corrida fue espectacular, me quede tumbado encima de ella, casi aplastándola, mientras mis piernas temblaban por el inmenso placer que había tenido. Me levante y me fui a duchar, cuando volví mi sobrina se había quedado dormida, en la misma postura que había terminado de follarla, me tumbe junto a ella y esa noche si caí rendido también.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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