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Categoría: Infidelidad

Despedida de soltero

Alberto era uno de los tipos mas apuestos con quien yo habia estado. Habiamos tenido, hacía un par de años ya, una relación corta pero efectiva. El me pasaba a buscar por la noche y siempre lo hacíamos en su auto. Desnudos, con los vidrios empañados, solíamos pasar momentos de locura y placer. Alberto, debo confesar, estaba muy bien dotado. No solo era uno de los mas apuestos, sino que sin duda, estaba en el podio por el tamaño de su pene. El sexo con el era sabroso, salvaje, intenso... ideal. La ruptura no habia sido desgarradora, ya que decidimos terminar de común acuerdo, asi que estaba todo bien con él en ese aspecto.
Habíamos dejado de vernos hacia 3 años, pero siempre lo llevaba en mi recuerdo.
Una noche entré en un bar con un par de amigas y lo vi: alto, soberbio, perfecto como siempre, me miraba, me sonreia y me hacía señas para que me acercara. Esos ojos eran imposibles de rechazar, esa sonrisa imposible de resistir, ese cuerpo imposible de olvidar.
Me acerque lentamente, como dilatando el placer de tenerlo en frente y cuando llegué a su lado, me saludo con un beso en la mejilla y me pregunto: "Como estas despues de tanto tiempo?". Le dije que estaba trabajando bien, que me habia mudado, que al fin había podido comprarme un auto, que solía salir con mis amigas, y que disfrutaba al máximo mi tiempo libre. "Vos como estas?" pregunte. Me contó que habia conseguido un buen trabajo en una importante agencia de publicidad, que estaba viviendo en un departamente que habia comprado gracias a un prestamo, que viajaba a menudo y algo que me cayó como un vaso de agua fria: en 15 dias se casaba.
Juro que me ahogué con un trago de cerveza que estaba tomando de su vaso, porque me sonaba totalmente irreal imaginarmelo casado, y ademas, porque la noticia me dolió un poco.
"VOS te vas a casar?? el tipo mas inestable emocionalmente del planeta??". Se rio fuerte y me contestó, "alguna vez tenía que sentar cabeza". La noticia me habia partido en dos, yo no lo amaba, pero me gustaba mucho.
Me preguntó si andaba sola y le mentí. No se si el hizo lo mismo pero me dijo que sus amigos se habían ido a otro lugar. "Asi que si los dos estamos solos, puedo invitarte un trago, no?" Acepté la propuesta y nos fuimos a sentar a una mesa bastante a oscuras, el con su cerveza, yo con mi fernet.
Todo era muy raro, el se estaba por casar, pero estaba allí conmigo a solas tomando algo y charlando como años atras. Hasta ese momento estaba todo bien, si nos veia su prometida probablemente me miraría con asco y le pediría explicaciones, él seguramente le diría que yo era su prima que vino de Alaska o algo asi, pero yo tenía en mente algo, y de esa no lo salvaria nadie.
El tipo era sexy... muy sexy. Y además yo estaba completamente segura que tenia una enorme capacidad de ser infiel. Punto a mi favor.
La conversación se ponia cada vez mas amena, hablabamos de todo: de trabajo, viajes, comida, gustos personales, musica... y como una cosa lleva a la otra, hablándole de mi nuevo auto me dijo "Te acordas los polvos que nos hechabamos en el mío?". Uau... Esperaba algo asi de él, pero no tan directo. Empezé a sentir la necesidad de recordar viejos tiempos. "Como podría olvidarme? Fuiste el mejor de mi lista", le dije como invitándolo a revivir aquellos momentos. Y luego como desafiándolo agregué: "Pero bueno, ahora sos un tipo comprometido y tenes con quien revolcarte".
"Mirá" me dijo acercando su boca peligrosamente a la mía "que me esté por casar no quiere decir que está muerto". Su insinuación fue demasiado... así que sin pensarlo 2 veces, me levanté de mi lugar, pasé mi pierna por arriba suyo y me sente en su falda, lo tomé por la nuca y le dije muy suave al oído "Si vos querés guerra, la vas a tener", luego lo miré fijo y le estampé un beso abriendo sus labios con mi lengua. Fue un beso intenso, fogoso y apasionado, casi como el de dos personas descubriendo la calentura y el sexo. Cuando el beso culminó me dijo "que buena despedida de soltero que voy a tener, vámonos de acá". Me tomó de la mano y me sacó del antro.
Mi auto estaba a una cuadra, y durante el trayecto me fue besando, apoyándome contra la pared, manoseandome, levantándome la pollera para poder escarbar en lo mas profundo de mi sexo y sentir mi humedad. Yo estaba exitadísima y él también: en una de esas apoyadas mis manos hurgaron en su pantalón y descubrí su pene notablemente dura. "Que bueno va a ser tenerte adentro mío otra vez" le dije y sonrio.
Al llegar al coche, me costó encontrar las llaves, ya que me distraía con sus toqueteos y jueguitos sexuales, pero conseguimos entrar y nos pusimos en marcha hacia cualquier lado.
Al principio manejé yo, el mientras tanto me desbrochó 2 o 3 botones de la camisita que llevaba puesta, y sacó uno de mis pechos del corpiño al que con pasión comenzó a mordisquear, mientras me manoseaba el otro. La situación era incontrolable, sentía que en ese punto no podia seguir manejando con concentración. Entonces con sus dedos comenzó el descenso y llegó hasta mi sexo húmedo y caliente, en el que empezó a hurgar freneticamente y esto me ponía mas loca, aún. Yo no quería que parara, pero a la vez quería llegar a algún lugar para cojérmelo. Entonces le pedí: "manejá vos un rato". Detuve el auto junto al cordón y pasé por encima suyo, a la vez que el pasaba por abajo mío: la tentación fue grande, pero solo nos besamos.
Cuando el tomó el volante yo comenzé a lamerle el cuello, luego la oreja... y mi mano comenzo a desabrocharle el pantalón. Con una agil maniobra, deje su pene erecto y enorme al descubierto y comenzé a mamárselo. Era emocionante saber que pronto la tendría dentro mío una vez mas, después de tanto tiempo y a la vez era excitante escuchar los gemidos de placer que emitia Alberto gracias a mi chupada. Seguí con el sexo oral unos segundos mas, cuando al fin se detuvo. Yo no paré, pero el me pidió "vení, que te quiero hechar un buen polvo, por los viejos tiempos". Estabamos en un callejón oscuro el que estaba iluminado por un triste foquito a lo lejos. Entonces me sentó en su falda, a la vez que levantaba mi corta pollera y corria mi ropa interior para dejar entrar su maravillosa verga en mi. Se deslizo suavemente y comenzó la fiesta: aaaaahhhhh, como lo habia extrañado. Comenzé a moverme sin parar, saltando sobre su pene duro. El chupaba mis pezones, los mordía, los manoseaba, lamía mi cuello, mi cara, me apretaba las caderas y me llevaba en un viaje increible. Sus manos descansaron en mi cintura para manejar la situación y me llevaba hacia arriba y abajo, a la vez que me cojía con fuerza y gimiendo con cada penetración. Entonces, abrió la puerta del auto, me pidió que me bajara y me dijo "Ahora vas a gozar de lo lindo, sabes?". Luego de decir eso, me sentó sobre el capó del auto, me quitó la bombacha, abrió mis piernas y comenzó a darme placer oral... que bien se sentía su lengua, como me estaba empapando en flujo... con su lengua y mi flujo, me humedeció el culo y ya no podía aguantar mas "Cojeme por favor" le pedí "cogeme". Me bajé del capó, me quité la camisa y el corpiño, me agaché y refregue mis pechos en su pene... mmmmmm... sabia que lo deseaba tanto como yo. Luego me di vuelta y me recosté sobre el auto, para darle un mejor panorama de lo que se iba a comer, la pollera cayó al piso y yo me quedé alli, totalmente desnuda en la mitad de la noche, menenandome y rozándolo. Esto evidentemente le gustó, porque sin mas dilaciones, me tomó por las caderas y entró en mi culo casi con brutalidad: me cogió una vez y otra vez y otra vez. Sus dedos enormes me masturbaban mientras el se agitaba a mis espaldas con un movimiento bestial. Con la otra mano me apretaba los pechos. Entonces se acercó a mi oído y comenzó a mordisquearlo mientras me decía "Como te gusta que te coja, siempre te gustó, no?". No podia negarlo. Pero me limitaba a gemir: mmmmmmm.. aaaaaaahhhhhhh... mmmmmmmmmmm... "Quiero que gozes como nunca, ya que esta es tu despedida de soltero" le dije.
Entonces, cuando los movimientos se volvieron completamente desaforados y nuestros gemidos de placer contrastaban con la quitud de la noche, senti su leche tibia dentro de mi cuerpo mientras metía mas su verga para saciar su apetito animal. Cuando terminó, sacó su pene, me dio vueltas, volvió a sentarme sobre el auto, se agachó y retomó el juego de su lengua y mi clítoris. Fue cuestión de segundos para que yo alcanzara el orgasmo, lo hacia maravillosmente bien, lo lamía, lo mordisqueaba, lo succionaba... me revolcaba, me convulsionaba de placer, acabando como una desesperada, gimiendo y retorciendome.
Entonces... cuando al fin los dos estuvimos saciados de sexo, me levantó, me abrazó y me besó durante un largo rato.
Yo junté mi ropa en silencio, me vestí y me ofrecí a llevarlo. Me dio su dirección y todo el recorrido fuimos sin decir palabra. Cuando estábamos en la puerta de su departamento y antes de bajarse me dijo "Esta fue una excelente despedida de soltero, pero sería sensacional que me dieras una bienvenida de casado".
Datos del Relato
  • Autor: Jorgelina
  • Código: 9437
  • Fecha: 08-06-2004
  • Categoría: Infidelidad
  • Media: 5
  • Votos: 55
  • Envios: 3
  • Lecturas: 6503
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Fernando
invitado-Fernando 09-06-2004 00:00:00

Jorgelina, me encantan tus relatos. ¡claro que los he leído todos! muchas veces. ¡Me excitan muchísimo! y yo sé que a ti te excitan muchísimo mis comentarios. ¿o no?

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