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De adicta esclava de una par de chicos

~Razón por la que a las pocas semanas, un par de empleados, regresaron a la cínica en medio de la noche, estando yo completamente desnuda, y justo en el momento en que me dirigía gateando a la jaula de uno de mis favoritos, un perro de la raza labrador. Ellos entraron sigilosamente sin hacer el menor ruido, así que cuando me vine a dar cuenta de su presencia ya era algo tarde, como para inventar alguna excusa. El que ellos dos me vieran completamente desnuda gateando en dirección a la jaula del Labrador, al principio me hizo sentir sumamente avergonzada. Hasta que los escuché decirme al tiempo que se me acercaban. Que bien, ahora tenemos una perra para nosotros dos. De inmediato comprendí que dijera lo que dijera, me encontraba en sus manos. Por lo que sumisamente me quedé en silencio esperando que quisieran ellos dos, hacer conmigo.

Realmente no hablaron mucho, simplemente me tomaron por los brazos y levantándome del suelo, me condujeron a la sala de exámenes, donde ya dentro los dos se quitaron la ropa, mientras que yo pensativa me quedé sentada sobre la camilla. No les niego que pensé hasta en salir corriendo, pegando gritos, pero de momento me entraron esas locas ganas de tener sexo con dos machos a la vez, cosa que con los perros se me hubiera hecho algo difícil, así que cuando Julio el más joven, hizo que me recostase sobre la camilla, automáticamente separé mis piernas, y le ofrecí mis nalgas.

No sé que se dijeron entre ellos dos, pero a los pocos momentos mientras que Julio me lo enterraba por el culo, Efraín divinamente me clavaba su verga por mi coño. Básicamente sin querer me convertí en la puta de esos dos, ya que de una manera u otra aun durante la horas laborales, me veía en la obligación de ceder a sus órdenes, y no les diré que me desagradaba, lo malo es que el que me tuvieran sometida en contra de mi voluntad, y me obligasen a que hiciera lo que a ellos se les antojase, en el fondo me volvía loca. Al punto que hasta terminé con mi novio, y en más de una ocasión Julio y Efraín me llegaron a compartir con alguno de sus amigos, cuando no era que me ponían a tener sexo con alguno de los perros frente a ellos. Ya estaba por graduarme cuando se me ocurrió, romper con ellos dos, pero en el fondo les tenía un miedo tremendo, no fueran a contar que a mí me gusta tener sexo con los perros.

Así que un buen día, entré en la oficina de la Doctora y le dije que deseaba marcharme, y cuando me preguntó la razón le conté una versión algo distinta y diferente de lo que había pasado con Julio y Efraín. Solución actualmente ya me gradué, la Doctora se convirtió en mi socia, y abrimos una clínica fuera de la ciudad, donde lo que mayormente atiendo son caballo, toros, vacas, cerdos, cabros, y si uno que otro perro.

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