Tergiversaciones beligerantes asimismo impertinentes de ahí pervertidoras malsanas me llevan nuevamente a mí a las andanzas perturban tés referencialmente a las faldas de mujer.

A la salida del probador de mujeres una vendedora amabilísima se presta para medirse, probarse, vestirse, lucirse y exhibirme como le acentúa una falda de cuerina muy guapa de estatura mediana y talla mediana. Prendidísimo y coquetísimo le pregunto cómo le queda de chicote y largo me dice muy bien yo compruebo de viva voz algo cercano a la propia vendedora.

Yo al final de hacerme toda la presentación y modelaje al probarse dos pares de falda de diferentes estilo de cuerina de ahí vuelvo a ser incontrolable, inevitable, irresistible, impropio, liso, etcétera al llevarle, ponerle y pasarle al dejarle mi mano en todo su culo al tocarla en fin la vendedora se asusta me dice por favor respéteme me pueden llamar la atención al permitirme intimar y coquetear además ofrecerme al cliente al irse al probador a cambiarse le agradezco sinceramente toda su amabilidad al ser mi modelo para la sorpresita que deseo hacerle a mi entrañable y famosísima hasta queridísima como extrañadísima esposa de la boca para fuera que siempre menciono yo oportunamente y la mentó como una excusa blanquita hacia mis perversiones, indecencias, lujurias, tergiversaciones y para rematar de viva voz necedades fantasiosas y malvadas y mucho más.