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Esto sucedió cuando aún estudiaba la licenciatura, me levanté como todos los días, a tientas buscaba los zapatos bajo la cama cuando escuché el clásico sonido del mensaje entrante a mi celular, me levanté aun tambaleante pues la noche anterior me había desvelado preparando un trabajo que tendría que entregar ese día a primer hora, tome el teléfono adivinando cual sería el mensaje “buenos días wapa” automáticamente contesté con la clásica “buen día wapo, soñaba contigo”
Me apresuré a vestirme y a preparar mis cosas para salir corriendo a la primer clase, todo parecía ser un día normal, sin embargo al llegar a la entrada de la universidad mi corazón comenzó a palpitar como loco, no podía creerlo, el estaba ahí, su moto estacionada frente a la entrada y el wapísimo como siempre, una sonrisa iluminó mi cara y la clásica mancha de humedad extendiéndose por mi entre pierna, no sé cómo lograba hacerme mojar con una sola sonrisa.
Me acerqué a darle un beso y a preguntar que hacía ahí, el solo roce de sus labios provocó en mi cuerpo un delicioso cosquilleo y es que ese hombre me tenía completamente loca- hola corazón!! Que andas haciendo tan temprano por aquí?
-vine por ti para invitarte a desayunar, quieres ir conmigo?
-me encantaría pero tengo que entregar un trabajo
-y no puedes dejarlo con alguien? No siempre tengo chance de escaparme un rato de la oficina.
Pensé por un momento esta posibilidad, al final me decidí y dando media vuelta caminé hacia el interior de la uní, subí rápidamente las escaleras antes de arrepentirme de la decisión, mientras corría al aula pensaba que consecuencias en nuestra extraña relación tendría la decisión que acababa de tomar, en el pasillo me encontré con el profesor con el que tocaba clase, quien aparte era un buen amigo, le explique que tendría que retirarme, aventándole una pequeña mentirilla y le entregué el folder con el trabajo, mi corazón estaba desbocado, ansiaba tanto un momento a solas con el, que no podía esperar a tenerlo para mi, pase al sanitario y me arregle un poco mejor, delineando mis ojos y labios, peinando mi melena rebelde y aplicando unas gotas de perfume, simplemente parecía niña de secundaria.
Bajé nuevamente las escaleras saltando de dos en dos los escalones y tarareando una cancioncilla, el espacio entre él y yo se me hacía kilométrico así que quería minimizarlo lo mas posible, al ver que me acercaba nuevamente desmontó de la moto, se quitó su chamarra de piel y sus guantes ofreciéndomelos –ya traigo sweter, no es necesario
-pontela te va a calar el frio
-pero no hace frio, además tu no traes
-has caso, anda
Me puse la chamarra, los guantes y el caso, varias compañeras iban llegando en ese momento y se me quedaban viendo incrédulas, realmente el es un tipo de esos que llaman la atención y no solo por la Harley , su cabello negro y esos hermosos ojos miel aunados a su estatura y cuerpo son detalles que no pueden pasar desapercibidos tan fácilmente.
Monté detrás de el y me abracé a su cintura, como siempre que lo hacía un sabroso cosquilleo entre mis piernas comenzó a extenderse, puso en marcha el motor de la Harley y nos enfilamos hacia la carretera, al ver que comenzaba a tomar camino a la autopista pregunté- no íbamos a ir a desayunar?
-si, es la idea- me dijo y pude ver esa sonrisa traviesa que tanto me gusta, mmm interesante, eso quiere decir que la pasaremos muy bien, no hice mas preguntas esperando la sorpresa y es que esa es una de las cualidades que mas me gustaban de el, simplemente hace lo que le viene en gana.
El camino comenzó a verse despoblado, salimos de la autopista y se enfiló por entre zonas que aún tienen aspecto rural (para aquellos que son vecinos del estado de México saben que aún hay algunos municipios que parecen pueblitos) seguimos avanzando y comenzaba a preocuparme por la situación, solo disponía de medio día para estar con el y no parecía como si fueramos a llegar pronto, repentinamente tomó un camino de terracería y comenzó a bajar una pendiente, el lugar era boscoso, olía a fresco y hasta abajo se veía una pequeña cabaña, una laguna y un río, sin duda alguna un muy bello lugar para desayunar, estacionó la moto y caminamos hacia el interior de la cabaña, tenía una gran urgencia de pasar al sanitario por lo que entre apresuradamente, al salir vi que acomodaba una pequeña mesa de madera afuera de la cabaña que resultó ser un pequeño localito de comida, acomodó un par de sillas y recargándome sobre la baranda de madera me tomó de la cintura y me besó, con ese ardor tan característico suyo, esa urgencia por mis labios que lo volvía un tanto rudo, busque sus labios con el mismo ardor, besé su cuello y mis manos se pasearon por su torso, la sra que atendía la fonda y a quien el parecía conocer bastante bien nos interrumpió al llevar una jarra de café y una charola con pan dulce, nos sentamos sin dejar de rozar nuestras piernas, sin dejar de tocar nuestras manos y robarnos un beso de vez en cuando, el desayuno transcurrió entre besos y charla, alrededor de las nueve le pedí que fuéramos a caminar por el lugar, al ser temporada de lluvias el color verde predominaba por todos lados y el aroma a hierba mojada llenaba mis pulmones a cada paso las ranas saltaban buscando refugio y su brazo me aferraba impidiendo que resbalara al caminar, nos detuvimos en un claro y nos sentamos sobre una gran piedra poniéndose de pie me besó, sus manos comenzaron a desabrochar mi blusa la situación se me hacía morbosa, pues aunque yo sabía que no había mas gente por el lugar el pensar que nos podían ver me ponía muy muy caliente, los besos subieron de intensidad.
Sabía bien lo que quería, conocía muy bien sus señales, mis dedos ya bien familiarizados con su trabajo buscaron su cinturón, sin necesidad de ver desabotoné su pantalón y me hinqué sobre la hierba mojada abriendo grande la boca, alistándome para recibirlo, podía sentir su urgencia, su respiración agitada y el temblor de sus músculos me encantaba, saboree sus fluidos, ese aroma y sabor a hombre me enloquecía chupe y chupe hasta que de un leve tirón en mi cabello me detuvo, me tendió de espaldas sin importar que mi ropa se humedeciera y bajó mi pantalón y ropa interior .
Descendió lentamente besando mis piernas, mis pantorrillas y cada centímetro de mi piel, un escalofrío recorrió mi cuerpo entero, no solo por el frío matinal y el rocio de la hierba, sus besos hacían estremecer mi piel, comenzaba a jadear y a pedirle que me penetrara, escuchar esas palabras lo calentaban tanto que podía escuchar unos gruñidos salir de su boca, mis manos se aferraban a su camisa queriendo jalarlo hacía mi, pero necio seguía dejando regueros de besos por mis piernas, subía lentamente desde las pantorrillas y al acercarse a mi vagina volvía a descender, sublime suplicio era ese de desearlo en mi centro, el estaba consiente de lo mucho que lo deseaba así que con la punta de su lengua fue recogiendo las gotitas que salían de mi conchita mojada , me lamia completa, separando mis labios con sus dedos para llegar mas adentro, sus labios se cerraban sobre mi ya hinchado clítoris, ya no controlaba mis gemidos ni mi cuerpo, solo me abandoné a la sensación.
No soportaba mas, tenía que tenerlo ya dentro de mi o me volvería loca,lo empujé firmemente y me incorporé , terminé de quitarme el pantalón y las pantis, me monté sobre el y la metí hasta el fondo, un suspiro largo salió desde el fondo de mi garganta, me quedé inmóvil sintiendo como se amoldaba a mi interior, estaba caliente y ansiosa pero esa sensación de sentirme llena me tenía loca, me incliné y lo besé con ardor, pude sentir mi sabor en sus labios pero no me molestó muy al contrario sentí que compartíamos mas que un revolcón sobe la hierba.
Comencé a cabalgarlo, con ganas, con pasión como queriendo fundirme con el, sus manos tomando mis caderas y haciendo mas profundas las estocadas, sentía sus dedos hundirse en mi piel, seguramente dejaría unas buenas marcas pero realmente no me importaba ya, de vez en cuando me detenía al sentir como comenzaba a palpitar su riquísima verga, no quería que terminara tan rápido.
Súbitamente se detuvo, lo vi ponerse de pie y buscar un buen lugar para recargarme, sus ojos se detuvieron en un árbol grande y frondoso, llevándome de la mano me recargó sobre el árbol y de a una me la metió hasta el fondo, mmm que rico, tenía mis manos fuertemente agarradas por mi espalda impidiendo que me moviera, mmm le gustaba tanto sentir que me dominaba completamente.
Podíamos escuchar el golpeteo de mis nalgas con su pelvis un sonido delicioso para quienes han tenido la suerte de escucharlo, erotismo puro, el sonido del deseo capaz de hacer hervir la sangre de cualquiera, unos cuantos golpes mas de cadera y pude sentir su cuerpo al tensarse, un rio caliente de leche fluyo por mi interior y de repente mis piernas se aflojaron, mis pezones se endurecieron y un cosquilleo se extendió por mi cuerpo, solo un sonido de tiiic se existía en ese momento, uno de los orgasmos mas ricos que he tenido , la presión en mis manos se aflojó y nuevamente de rodillas de dedicó a lamer los jugos que salían de mi interior no podía mas, su lengua en mi rajita estaba a punto de ocasionarme un desmayo de puritito placer.
Me dejé caer de rodillas junto a el, acunó mi cabeza sobre su pecho y nos extendimos sobre la hierba, el sol comenzaba a calentar y la tibieza de sus rayos abrazaba mi cuerpo medio desnudo, un ladrido de perros nos regresó a la realidad, al parecer no estábamos tan solos en ese lugar así que alcancé mi ropa que se encontraba desperdigada por ahí , me vestí con pereza y nuevamente nos tendimos uno junto al otro, sus dedos se enrollaban en mis chinos mientras los míos jugueteaban con el vello de su pecho.
Unos minutos después regresamos a la cabaña y mientras caminábamos hacíamos planes juntos y charlábamos sobre como seria si decidiéramos compartir nuestras vidas, despertar a media noche y hacer el amor, dormir abrazados sintiendo la tibieza de nuestras cuerpos, cada pocos pasos nos deteníamos y nos fundíamos en un largo beso, sus manos recorrían nuevamente mi cuerpo y nos obligábamos a separarnos, nuevamente pensábamos: como sería despertar juntos? Compartir cosas tan cotidianas como el desayuno o ver la tv, podía verse ya la cabaña y sabíamos que las pocas horas que habíamos podido robarle al día estaban por terminar, el regreso a la realidad y el dolor de su ausencia comenzaban a cernirse sobre mi.
Sentados a la mesa viendo a los patos nadar sobre la laguna bebíamos un par de cervezas, rozando nuestros dedos y sonriéndonos cómplices, charlando trivialidades, pues ambos sabíamos que tendríamos que regresar a nuestras vidas cotidianas a ponernos una máscara de inocencia ante nuestras parejas.
Ahora unos cuantos años después de esa salida, y cada vez que nos vemos seguimos pensando: como sería compartir nuestras vidas? Como será despertar en sus brazos?.
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