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Mis machos del campo (segunda parte)

Les seguiré confesando (con todo placer) como me transforme en una hembra tan puta como jamás imaginé. Repasando estos hechos que cambiaron mi vida recuerdo perfectamente aquella primera vez en el arroyo con mis machos. Nunca me sentí tan plena y satisfecha. Como me equivoque cuando surgió aquel trabajo para Luis (mi marido) al deprimirme pensando que viviría una vida campesina monótona y aburrida.



Ese primer sábado de lujuria Luis llego a casa tarde y yo me hice la dormida, había dejado preparado su cena así que solo me dedique a fantasear entre sueños con la experiencia en el arroyito con mis chicos. El domingo me levante temprano y desayunamos con Luis que me conto el viaje al pueblo del día anterior. Me pregunto que había hecho todo el día sola, le respondí que aburrirme como una ostra (si el supiera lo bien que lo pase). El calor agobiaba y Luis me propuso ir juntos al arroyo a refrescarnos. Llegamos al mismo lugar donde había estado con mis chicos ayer y nos metimos al agua. No podía dejar de pensar en lo que había vivido por primera vez en mi vida, me excite tanto que abrace a Luis estimulándolo a que me cogiera, el reaccionó de pocas ganas y se limitó a chuparme las tetas y pajearme con sus dedos, acabe rápidamente, mas influida por el recuerdo que por su estimulo. Cuando regresamos a la casa me mostro el nuevo teléfono que Don Carlos le había dado para comunicarse por novedades de la empresa. Luis muy contento quiso sorprenderme y me cedió el viejo suyo con un nuevo chip, de modo que ahora podría comunicarme de manera independiente con mi propio número. Quería mensajearme con mis chicos, decirles y que me digan cosas sucias por mensajes, pero no tenía su número y estando Luis no sabía cómo arrimarme a su casa para pedírselo,



Llovió durante toda la semana siguiente, así que Luis pasaba su tiempo en el galpón haciendo algunas tareas con los chicos y anotando algunas novedades en la PC del escritorio .Esto me puso de mal humor, porque por las noches esperaba a los hermanos espiándome, deseándome y pajeandose en la ventana por mí. Pero la lluvia no paró hasta el jueves a la tarde. Don Carlos ya había mandado un mensaje a Luis diciéndole que ya que había poco que hacer en el campo se llegara hasta el pueblo para llevarle las noticas de la semana en el campo y ver algunas máquinas y animales en la pequeña exposición que se iniciaba el fin de semana. Cuando me comento la novedad me moje toda en el acto de solo pensar en que tendría dos días y dos noches para hacer de todo con mis machos. El viernes a la mañana Luis salió en la camioneta hacia el pueblo y a los pocos minutos se arrimó a casa Juan, uno de los mellizos, que era el que menos me había gozado en el arroyo, cuando entro le acaricie suavemente la pija y lo bese, le pedí el número del teléfono que compartía con sus hermanos, le dije que siguiera trabajando con los otros dos chicos. Me gustó mucho ver como se iba caliente y rezongando porque no le había dado más que un beso y una caricia. Seguramente el esperaba más, pero me llenaba de placer saber que los tenia dominados y que iban a hacer lo que yo quería. Ahora tenía su número de teléfono, así que inmediatamente les mande un mensaje diciéndoles que trabajaran durante el día y que a la noche su hembra les iba a dar lo que ellos querían.



No podía dejar de pensar en mil variantes para volverlos locos, revolví toda la tarde la lencería que tenía sobrante de la tienda y al final me decidí por un baby doll rojo muy cortito con portaligas y medias negras hasta la mitad del muslo, me lo probé con los tacos de aguja más altos que tenía y me contemple en el espejo minuciosamente, quería estar esplendida para mis machos. Cuando empezaba a oscurecer comí un bocadillo y empecé a alistarme, con mi mejor perfume y maquillaje, mis labios gruesos lucían estupendos con el rouge rojo y me hice una trenza en el cabello, me calce los zapatos tacos aguja tome el teléfono y les escribí “su puta esta lista, vengan cuando quieran”. Me senté en el modesto sillón del comedor cruce mis piernas y espere que abrieran la puerta. Al verme quedaron boquiabiertos ¡! Tan linda y deseable me encontraron. Me paré, los bese profundamente uno por uno retirándoles las manos que ya empezaban a tocarme por todos lados, les pedí que se contengan que antes del jolgorio íbamos a tener una charla, ellos obedecieron y yo me sentí una reina, los tenia dominados totalmente. Les propuse que además de ser nuestro secreto esto debía seguir cierto orden. Esa noche iban a tenerme primero uno por uno, luego vendría la orgia donde harían de mi lo que quisieran. Los tres asintieron, volví a sentarme provocativa en el sillón y les dije que me sorteen entre ellos cual iba a ser el orden para cogerme. Como me excitaba ver a los tres conversar desesperados a ver cuál me tendría primero. Al final me jugaron a las cartas y gano el primer turno el melli Juan, luego seguía Ricardo y por último el otro melli. Juan se arrimó a mí esperando que sea yo quien tome la iniciativa. Le dije “qué esperas para cargar a tu puta en brazos, llevarla a la cama y cogerla bien cogida”, él sonrió, me cargó y me llevo a la cama, era muy cerca pero aproveche para lamerle el cuello, al entrar al dormitorio le ordene que cierre la puerta, quería que los otros imaginen pero sin ver lo que iba a pasar, así se calentaban más.



Me deposito en la cama se acostó a mi lado y empezamos a besarnos. Sus manos me tocaban por todas partes, me coloque sobre él y empecé a lamerle el cuello baje al pecho y lamí sus pezones desesperada, siempre tuve fascinación por los pezones masculinos y ese pecho joven, fuerte y lampiño me excitaba aún más, bajo y le chupe la pija, con una mano lo pajeaba y con la otra lo acariciaba desde el culo hasta los huevos, en un momento no resistí la tentación y, lamí mi dedo índice para lubricarlo y se lo metí muy suavemente en el culo, se sorprendió, me miro y siguió gimiendo por el placer que le daba su puta. Le chupe un buen rato la pija mientras le cogía el culo con mi dedo, luego me monte arriba sentí cuando me ensartaba como a un pedazo de carne y empecé a cabalgar y gemir como una loca, quería que Ricardo y el otro melli escucharan gozar a su puta para calentarlos bien. Tuve dos orgasmos seguidos y cuando sentí su leche tibia dentro de mí, lo deje terminar de gozar y baje hasta su pija lamiendo toda la leche que tenía y los pequeños chorros que aun salían de ella. Me tire a su lado y le dije, vos fuiste el primero en tener mi culo, me siento feliz que me hayas dejado tener el tuyo, él se rio diciendo que le había gustado y me pidió susurrando que no le cuente a sus hermanos porque pensarían que era puto, me causo tanta gracia que me reí sonoramente mientras me incorporaba y me volví a vestir. Era el turno de Ricardo, al salir vi su cara excitada y lo bese en el acto me levanto en brazos y me llevo a la cama, le pregunte si deseaba a su hembra, si le gustaba su puta, el solo decía si y me chupaba desesperadamente los pezones, mientras yo le lamia el cuello y la oreja, le pedí que me diga puta, perra, yegua pero el solo chupaba y chupaba mis tetas, logre besarlo en la boca y decirle: rómpele el culo a tu puta me puse boca abajo sentí la pija en mi culo pero estaba demasiado seco, y me dolía, le dije escupirme el culo papito mójalo bien y méteme la pija hasta lo huevos.



El antes de escupirlo lo lamio y esa cosquilla que me produjo me hizo dar más ganas de sentir la pija dura adentro, me escupió, se lubrico con saliva y me empalo hasta los huevos. Yo daba alaridos de placer mientras sentía el jadeo de su boca pegada a mi cara. De algún modo logre llegar con mi lengua y lamerle la cara mientras él se movía bestialmente en mi culo. Estaba aplastada por ese macho fuerte y joven que casi me doblaba en peso y eso me ponía más loca aun, le tome su mano y la hice rodear mi cuerpo para que me toque la concha, cuando lo hizo acabamos juntos inmediatamente. El jadeaba agotado sobre mí y me decía que era divina, que yo lo volvía loco, cuando saco la pija ya fláccida sentí la leche tibia saliendo de mi culo, le pedí que se quedara sobre mí, quería seguir sintiendo su calor y su peso sobre mí, estuvo así unos instantes y luego se tiro a mi lado, Le dije, te gusta como tu puta te enseña cosas? El me miraba embelesado y yo seguía sintiéndome en el paraíso. Esta que fue mi segunda vez por el culo había gozado más que la vez anterior con el melli Juan en el arroyo, seguramente porque en la cama estaba más cómoda y ya mi culo empezaba a acostumbrarse a ser penetrado. Quedaba mi tercer macho, me pare me puse el baby doll sin bombacha, mis piernas estaban llenas de leche y mi culo y concha seguían chorreando el jugo de mis chicos. Cuando salimos Luis no pudo aguantar y ni bien me vio me cargo al hombro y me llevo a la cama, me arrojo sobre ella un poco violentamente, cosa que me gusto, empecé a chuparle la pija mientras él me sacaba el baby doll. Le pregunte, que querés hacerle a tu reputa hembra, me tomo de la trenza y me puso sobre él, quería que lo cabalgue, me ensarto y empecé a moverme como loca, veía su cara de placer, no dejábamos de mirarnos a los ojos, le pedí que me diga cosas sucias, que me diga puta y perra, que me digan esas dos palabras me enloquecía. En un momento me di vuelta sobre él y quede mirando a sus pies, mostrándole el agujero de mi culo, le dije, que esperas parta meterme el dedo, ya mi culo estaba abierto y lubricado con la leche de Ricardo. Primero sentí que me metía un dedo y luego otro, era hermoso sentir mis dos agujeros llenos de carne, solo me faltaba una pija en la boca, pero eso vendría después. Yo acabe dos veces y él lo hizo después de mí. Como me gusta sentir la leche dentro de mí me estaba poniendo cada vez más puta. Me tire de espaldas sobre el que me agarro de las tetas y las acariciaba suavemente jugando con mis pezones, pasamos unos minutos así, disfrutando, me di vuelta, lo bese profundamente. Salí de la pieza desnuda, quería darme un baño, estaba pegoteada de leche por todos lados y tenía muchísimo calor, Ricardo y Juan se arrimaron, les propuse ducharnos los cuatro juntos y así lo hicimos. Era la puta mojada, rodeada de sus machos que me enjabonaban suavemente, me toqueteaban y me lamian. Era una reina ¡! La reina de las putas, una perra entre sus machos, lo único que veía a mí alrededor era carne de hombres jóvenes y grandotes que me sacaban al menos una cabeza de altura. Era una perra alzada y caliente, una puta en celo. Pronto les contare como siguió la fiesta.


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