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Después de un día que pareció de 48 horas por la ansiedad de volver a encontrarme con mi suegra, al fin llegó la noche. Poco antes de las 20 horas estaba de regreso. Antes había pasado por mi casa para verificar si había alguna novedad. De allí llamé a mi esposa y le mentí que tenía una cena de trabajo para evitar que me llamara. Presuroso marché para la cita con mi suegra.
Nora me recibió complacida con mi puntualidad. Para la ocasión llevaba un juego de lencería lujurioso. Negligé transparente, corpiño y bragas de color negro resaltaban su delicioso cuerpo. Las traslúcidas prendas que llevaba puestas marcaban sus preciosas tetas y pezones tiesos, como también su redondo culo y el negro triángulo de la entrepierna, revolucionando aún más mis hormonas. Si algo faltaba para encender mi libido, la presentación de mi sexy suegra, lo había logrado.
Me quedé un rato mirándola de pies a cabeza. Frente a mí tenía una diosa que más allá del morbo que implicaba que fuera mi suegra, era una mujer que me deslumbraba por su físico súper atractivo. Hernán…me dijo sacándome de mi ensimismamiento …Pensé que vendrías cansado de la oficina y que un baño te permitiría recuperar fuerzas. Te preparé la tina con agua y si me permites yo te bañaría, sería un placer para mí…Me sorprendió y encantó la idea del baño, pero más que ella fuera quien se ocupara de mí…Encantado, de mil amores Nora, será mi primera vez de adulto, me imagino que será muy placentero…agregué.
Como a un niño me tomó de la mano y me llevó al baño. Déjame hacer a mí…me dijo… y empezó a desvestirme hasta que quedé completamente desnudo. La tina me esperaba con agua tibia. Nora comenzó a jabonar mi cuerpo con una suavidad que me puso a mil. De más está decir que mi miembro percibiendo las caricias del lavado, se despertó y en seguida se endureció apuntando al techo. Como era de esperar allí se concentraron las caricias de Nora, que tomándolo con ambas manos inició una suave paja que no llegó a mayores, porque se dio cuenta que me iba a derramar. Miren como está de caliente este hombre…exclamó mi suegra…apenas toco su verga y está próximo al orgasmo. No, no, no muchacho, la lechita tiene otros destinos. Ahora a secarse, vestirse y a cenar. Tu corrida debe esperar…mientras me secaba con una toalla y me entregaba un pijama del difunto para que me lo pusiera. Así con esas ropas pasamos a cenar.
Fue una comida opípara. Nora se lució con sus platos. La plática durante la cena giró sobre las vivencias de la noche anterior. Entre otras cosas me dijo…Después que te fuiste me quedé pensando mucho. Como te imaginarás me apenaba un poco hacerle esto a mi hija, pero por otro lado lo pasé tan bien que me dije que tenía que volver a vivir plenamente mi sexualidad olvidada. En verdad no me arrepiento y espero que esta noche volvamos a sentir los mismos placeres y sensaciones. Por supuesto Nora…respondí…En un rato volveremos a sentirnos en el paraíso.
La cama nos esperaba y no demoramos en ir hacia ella. A medida que transcurría la velada yo me iba excitando más. Nora con las prendas que llevaba puesta, como dije, dejaba traslucir su hermoso cuerpo, destacando sus tetas y el maravilloso culo que no demorarían en ser objeto de mi lujuria. La ceremonia comenzó quitándonos lo que llevábamos puesto. Volaron por los aires su conjunto negro y mi pijama prestado, para dejarnos completamente desnudos y abrazados fuertemente. Verla nuevamente completamente desnuda exhibiendo su apetitoso cuerpo incentivó mi deseo.
Nos tendimos en el lecho y Nora me pidió que me quedara de espalda pues ella iba a manejar la situación…Hoy me toca a mi tomar la iniciativa si me lo permites…me dijo…quisiera devolver en parte los placeres que me diste anoche…dicho esto, sin dejarme responder, inició su cometido besándome en la boca, cara y de allí hacia abajo por todo mi cuerpo. Lo hacía lentamente apoyando sus labios con suaves besos y lamidas. Demás está decir el placer que me producía. Para sorpresa mía no se detuvo en la verga, sino que siguió hasta mis pies. Cuando acabó el recorrido mirándome con una sonrisa pícara me dijo… ¿Te gusta Hernán, lo hago bien? Me parece que me olvidé de algo que me gusta mucho y ahora lo voy a remediar…volvió sobre su recorrido y apoderándose de mi cipote comenzó una lenta mamada cubriendo toda la superficie con lamidas y besos desde la punta hasta la base incluyendo testículos. Remató la tarea bajando el prepucio y metiendo el glande en la boca me lo chupó una y otra vez con tanta intensidad que tuve que hacer un gran esfuerzo para no correrme…Me estás matando de placer suegrita, es maravilloso, pero si sigues me voy a derramar y quisiera hacerlo en otros sitios tuyos…exclamé entre suspiros.
Dejó de mamar y se montó sobre mi cuerpo y tomando la verga con una mano la apuntó a su panocha. Esta vez atinó correctamente, no hubo error, así que mi picha se deslizó fácilmente en su pringosa cueva hasta el fondo de ella. La cara de placer era contagiosa, estaba dichosa sintiéndose penetrada. Comenzó a subir y bajar en movimientos lentos y profundos y diciéndome …Que placer Hernán, no sabes cuanto estoy gozando. Quiero que me llenes como anoche hasta la última gota. Esto es un sueño hermoso…Con una mano alcancé a descapullar su clítoris para acariciarlo y darle más goce, lo que hizo que apurara sus movimientos en forma desenfrenada, arqueó el cuerpo hacia atrás y cerrando los ojos y apretando los labios gritó…Me corro Hernán, me corro, ahhhhh. Que dicha, que placer, es maravilloso…su descarga fue tan intensa que sentí mis muslos mojados de sus jugos y mirándola así entregada totalmente, le llené la cueva con una brutal descarga seminal que Nora recibió alborozada.
La entrega había sido total por ambas partes, tal que quedamos rendidos y acezantes. Nora se desplomó a mi lado tomada de mi mano. Volver a respirar normalmente nos llevó un par de minutos. Cuando recuperamos la normalidad nos volvimos a abrazar y besar mientras nos revolvíamos de un lado a otro de la cama. Los flujos y semen derramados salieron a la superficie de nuestros cuerpos terminando de encharcarnos, lo que motivó una pasada al baño para asearnos.
Ya no había recato ni vergüenza. Nos desplazamos desnudos del dormitorio al baño y luego a la cocina a beber una copa de cava para reponer energías. Yo miraba a Nora y no podía creer lo que estaba viviendo. Pensaba que días antes era otra mujer, apagada, descuidada en su vestimenta y en el arreglo personal, triste y melancólica. En cambio, ahora tenía frente a mí una hembra apetitosa con un cuerpo casi perfecto a pesar de su edad y que no tenía nada que envidiar a más de una. Estaba de espaldas cuando la abracé fuerte prendido de sus tetas y apoyando mi miembro en la raja de su culo besé la zona erógena de mi suegra, aquella que abrió el camino para encontrar nuestra sexualidad. Con mi lengua acaricié su cuello y orejas, y al lamer el interior de éstas, Nora volvió a gemir y a tensar su cuerpo mientras me decía…No por favor que me corro, me corro Hernán…No hice caso y seguí hurgando su oído y ella me respondió con un nuevo orgasmo tan intenso que tuve que sostenerla porque se iba al suelo.
Mi amor…me dijo…has dado con mi lugar secreto. Creo que mis oídos y mi cuello son tan erógenos como mi clítoris. No lo puedo remediar me estremezco y me corro en unos segundos…Ya tenía una idea por lo que había pasado ayer cuando te encaré en la cocina, pero ahora lo voy a utilizar cuando quiera animarte sexualmente…respondí.
Nos instalamos en la cama. Querida suegra…comencé a decirle…lo del baño estuvo buenísimo y está claro que no lo esperaba, me supo a gloria y me gustó mucho. Ahora quiero compensarte así que te pido que te pongas de espaldas y abras tus piernas. Te voy a comer tu hermosa conchita como nunca te lo habrán hecho…Empecé a besar sus tetas y chupar sus pezones, su estómago, su pelvis hasta llegar a su pubis. A medida que con mi boca iba ganado terreno, Nora empezó a tensar su cuerpo y gemir. Hambrienta de sexo como siempre, mi lengua tomó posesión de la panocha de mi suegra. Se abrió camino separando los finos labios que recordaban a una mariposa, permitió que mis labios chuparan esas finas alas de carne, luego se introdujo en la vulva para pasearse de arriba y abajo. Inquieta y curiosa volvió a repasar el rosado interior de ese cofre que encierra unas paredes jugosas y resbaladizas que dan marco a su conducto vaginal y que pronto recibiría una verga hambrienta que se abriría paso para descargar la simiente seminal.
A pesar de poner toda mi atención en darle a Nora el placer de comerle su cuca, alcanzaba a oír como gemía de goce y entre susurros me animaba a seguir. Para mi era un verdadero placer lamer y chupar esa concha, por eso no cesaba de buscar los más recónditos sitios de su interior una y otra vez. Para el remate, ayudado por una mano que separó los pliegues protectores del clítoris, lo chupé con tanto empeño y ardor que Nora me regaló otro orgasmo profundo al grito de…Me corro amor, otra vez me corro, esto es sublime, me matas de placer, te amo Hernán, te amo.
Me detuve por un momento para que Nora disfrutara plenamente su corrida, deleite que compartí viéndola gozar tan intensamente. Seguí con mi acometida hasta que me detuve porque quería que ambos gozáramos de ese momento. Repuesta, Nora me miró y señalando mi verga me guiñó un ojo. Era una invitación a la penetración, entendí… Me gustaría hacerlo a lo perro…insinué… ¿Quieres que me ponga en cuatro?... me respondió…sólo si no te disgusta, es una posición en donde la penetración permite el goce de ambos…dale, hagámoslo así…y se puso en posición apoyando sus codos y apuntando su cola hacia mí.
Contemplé ese culo hermoso, sus dos nalgas de piel suave me provocaron la necesidad de besarlas y lamerlas. Luego abrí los cachetes y recorriendo con mi lengua la provocativa raja, me detuve para besar y lamer su agujero anal, después de recorrer en varias ocasiones el perineo desde su ano hasta la vagina. Nora recibió muy complacida esas caricias … ¿ese es el beso negro? ¿Es delicioso, sabes? Me está gustando mucho, me voy a hacer adicta a él…me dijo entusiasmada.
Mi verga nuevamente lista para la tarea apuntó hacia la vulva, que lubricada al máximo permitió una entrada lenta, pero sin traumas. La tenía tomada de sus caderas para que la penetración fuera más profunda, así entre y salí cadenciosamente sin apurar mi ritmo sintiendo el placer de estar dentro de mi suegra, placer que era compartido por ella que animaba pidiendo…más, métela toda hasta el fondo, que cosa más linda, por favor dámela toda.
Mientras mi falo se daba a dicha tarea, con un dedo incursioné en su esfínter anal. A ese dedo le siguió otro y no me pude contener, anunciándole …voy a cambiar de conducto… apoyé el glande y pujando suavemente me introduje en su cavidad anal. Nora me recibió exclamando … Yo sabía que lo ibas a hacer, estaba segura. Te estás aprovechando de esta posición y de mi confesión de que me había gustado. Eres terrible Hernán.
La verdad era que estaba disfrutando a pleno. Nora ayudaba apretando sus músculos sobre mi picha produciéndome más satisfacción, que, sin duda, era recíproca. Aumenté el ritmo de mis acometidas hasta que empecé a sentir que mi orgasmo estaba próximo. Se lo dije y ella me respondió…Métela hasta el fondo y dame toda tu leche. Acabemos juntos mi amor, yo también me corro, ah que dicha, que placer. Estoy sintiendo como me inundas, que gozo por favor, que gozo…Y tal como Nora lo anunció, ambos nos entregamos en sendos orgasmos al mismo tiempo y con la misma vehemencia.
La intensidad de nuestros juegos sexuales agotó nuestras energías. Nuevamente echados de espaldas y tomados de la mano, nos congratulamos de lo excelentemente bien que lo habíamos pasado. Poco a poco nos fue ganando el sueño. Lo último que recuerdo es que nos quedamos dormidos, nuestros cuerpos pegados de costado con mis manos en sus bellas tetas y mi flácida verga apoyada en sus nalgas.
Al día siguiente cuando nos levantamos empezó otra historia que tal vez sea motivo de un nuevo relato
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