Una tarde estamos los dos en la oficina de expedientes como siempre en la labor de ordenar y archivar boletas y otros documentos Jay y yo. Le doy un paquete de gomitas azucaradas que compre cuándo vine de almuerzo, me lo agradece con su sonrisa y esos ojos que me iluminan hasta fascinan especialmente atraen inclusive deleitan además, cautivan sobre todo maravillan todas las tardes de la santa semana de trabajo en la misma universidad. Le acaricio fabuloso como deseado hasta zaceado la plenitud como sobria especialmente buenísima nalga de ella, con el atuendo de ejecutiva universitaria en falda le manifiesto: Qué rica y ardiente está me tienes babeando y tengo hartas ganas de tenerte entre mis brazos gozando el panorama, por supuesto, me tienes encandilado por tus atributos físicos y escultóricos figurativos como exhibidos de la misma madre; volteándose sonriéndome la queridísima Jay, no se hace esperar para nada entrelazándome sus brazos como manos alrededor precisamente de mi nuca; pegándose cuerpo a cuerpo, en que me roza todo su vientre y clítoris vestida al sobármelo continuamente con una picardía y coquetería hasta intencionalmente con toda la singular hasta espectacularísima como apasionadamente en ese instante.
Llenándola al paso en su cuello de mis besos placenteros con un frenesí que actuó como un autentico animal salvaje en que con mis manos recorro sin rumbo ni dirección exacta cada parte del cuerpo de la exquisita, sabrosa, predilecta, deliciosa, apetitosa, excitada, ardida, caliente, divina, gozada, potenciadora, ilusionada, cándida, emocionada, amadísima, aventurada, traviesa, tremenda, osada, lujuriosa, atrevida, victoriosa finalmente bonita Jay. Bueno efectivamente nos fusionamos y consolidamos hasta dejamos rienda suelta nuestros ímpetus como fuerzas, inundándonos, volcándose efervescentemente a encontrarnos palpantemente mirándonos y ligándonos que con su falda en la cintura sin pantimedias ni panti; con una pierna doblada hasta apoyada en una mesita de máquina de escribir y apoyada como sujeta fuertemente por mis brazos, follándonos con una prestancia inolvidable que se nos grabo en nuestras mentes juntos.
Doblada de la cintura hacia arriba apoyada y agarrada del marco de la ventana corrediza; la cojo con mucha libertad con mis dos manos puestas firmemente en sus muslos y cintura que con el choque que le doy contra mi vientre y sus glúteos, bombeándole alocadamente el glande y la cabeza en su raja jadeando y gimiendo con todos sus impulsos pero gustándole ese breve momento al venirnos y correrse, nos limpiamos se queda mirándome con unos ojos llorosos pero sonriéndome me informa no te he contado ni le he dicho a nadie que soy madre y esposo. Bueno por cortesía y caballeroso que soy, le seco sus lagrimas con mi pañuelo hablándole sinceramente no hay problema, no te preocupes somos adultos; y sabemos asumir nuestra relación hasta donde queramos llevarlo y transcender sin compromiso, ni obligaciones acepto mi rol de tercero en esto que hemos iniciado hasta vivimos hace rato. Hiendo a que orine y nos lavemos nuestras partes íntimas que hicimos el sexo, arreglándonos y alisándonos el uniforme nos calmamos al continuar nuestra labor de archivo y ordenando boleta como los otros documentos de los expedientes en esta tarde de semana en la oficina de expedientes estudiantiles……