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"Mi Amo me castiga severamente por ser una perra insolente"
De rodillas, con la cabeza agachada, esperando a mi Amo, es el momento que más he ansiado durante 3 semanas que se me han hecho eternas. No hay nada peor para una perra que estar lejos de su Amo, es insoportable. Cualquier dolor o suplicio que su Amo pueda infligirle no es comparable al dolor que una perra siente cuando no puede estar a los pies de su Amo.
Por fin oigo sus pasos, se me acelera la respiración y siento cómo oleadas de placer llegan a mi coño.
Su sola presencia hace que me empape, que me sienta vulnerable, sometida, su esclava y al mismo tiempo segura y protegida;es la mejor sensación del mundo.
Me pone mi collar y me acaricia la cabeza, la bajo todavía más y hago fuerza contra su mano en señal de sumisión y entrega. Soy suya, él lo sabe, pero quiero demostrárselo a cada momento.
Con ese tono suave, dulce y a la vez autoritario que me vuelve loca me dice que me va a castigar porque estas tres semanas me he portado fatal.....
He ido apuntando las faltas cometidas en una lista y la verdad es que es bastante larga....
Se pone delante de mi y me levanta, me agarra el cuello y con el pulgar empuja mi barbilla haciendo que levante la cabeza hasta mirarle.
Casi prefiero tener la cabeza agachada, enfrentarme a esos ojos me desarma, lo que veo en ellos me gusta demasiado y me cuesta mucho controlarme.
Veo poder, deseo, control, cariño, dureza...me mira como el que mira a su posesión más preciada y hace que me estremezca.
—Perra sabes que te has portado fatal ¿Verdad?
—Si mi Amo—es lo único que voy a poder decir a partir de ahora, pero es que además tiene razón....
—¿Sabes que tengo que castigarte por ello, verdad?
—Si mi Amo
—¿Sabes por qué te castigo?
—Si mi Amo
—¿Si? Entonces dilo, dime por qué tengo que castigarte.
Uf, esto lo odio y me encanta a partes iguales, es muy humillante tener que reconocer que me merezco el castigo y el por qué, y más teniendo en cuenta que tiene su mano en mi coño comprobando cómo de mojada estoy.
—He provocado a mi Amo aprovechando la distancia, le he contestado y no le he tratado con el respeto que le debo, he sido insolente y arrogante y he cuestionado a mi Amo.
La verdad es que según voy diciendo mis faltas en voz alta me voy sintiendo fatal y hace que desee cada vez más mi castigo, como sumisa necesito que mi Amo me castigue si me porto mal, que me corrija y discipline, que sea severo conmigo. Aún así y sabiendo que merezco ser castigada enumero mis faltas poniendo cara de cachorrita arrepentida y con el tono de voz más dulce que puedo poner, e intentando no jadear de placer por tener la mano de mi Amo acariciándome el coño.
—Bien perra —
Me habla con esa voz tan dulce que me acaricia, me habla sabiendo que su voz me excita y me calma a partes iguales, es como una droga, una caricia que marca mi mente, y las marcas en la mente son la forma más poderosa de posesión, y mi Amo sabe que posee mi cuerpo y mi mente. Continúa acariciándome con su voz
—tu castigo por haberte portado tan mal va a ser que hoy no voy a permitir ni que te corras ni que me toques.
Le miro horrorizada, si hubiese dicho que me iba a dar 50 varazos no le hubiese mirado igual. Tres semanas sin verle, tres semanas deseando lamer su cuerpo, deseando estar de rodillas comiendo su polla mientras me agarro a sus piernas que son como columnas,—no os lo he dicho pero tengo una suerte tremenda, mi Amo es fuerte y está en una forma estupenda, por lo que recorrer su cuerpo es un auténtico placer—tres semanas soñando con el momento en el que su polla se clave en mi.... Abro la boca para decir algo, pero la mirada que me lanza hace que la cierre al momento. La vuelvo a abrir para decir “Si mi Amo, como ordene” y bajo la cabeza inmediatamente.
Este es uno de los peores castigos que mi Amo puede imponerme, os preguntaréis cómo es posible que sea peor que la vara—ya sabéis el terror que me produce— o que me marque con el látigo mientras estoy atada en la cruz completamente expuesta. La razón es muy sencilla, en este castigo yo soy parte activa y responsable 100% de obedecer, en otros es más fáci, sólo tengo que dejarme hacer. Mi Amo me torturá haciendo todo lo que sabe que yo adoro para que me corra, y soy yo la que tendré que hacer esfuerzos sobrehumanos para no correrme, para controlar mi cuerpo—un cuerpo que en lo que concierne a lo que mi Amo me hace, va por libre y reacciona a sus órdenes, no a las mías para intentar controlarlo— en definitiva tendré que concentrarme para no desobedecer y para no decepcionar a mi Amo.
Si antes os he dicho que el estar separada de mi Amo me produce un dolor inmenso, el desobedecerle y decepcionarle es incluso peor....
Me dice que ponga las manos a la espalda. Me habla despacio, tranquilo, con un tono suave, no le hace falta nada más, sabe que le voy a obedecer con total sumisión.
Pongo mis manos a la espalda y le oigo coger las muñequeras y las cuerdas. ¡Va a atarme! Es como un premio, ese ritual de sentir las cuerdas alrededor de mi cuerpo, inmovilizándome, recordándome a cada momento que soy suya y solo suya, que le pertenezco y que me he entregado a él. Pero lo que habitualmente me parece un premio hoy no, porque sabe cuánto me gusta y cuánto me excita, por lo que intuyo que va a sacar todo su arsenal y que el combate va a ser duro...
A pesar de eso estoy muy contenta de que mi Amo me ate, así la parte del castigo de no tocarle no me tiene que preocupar y me puedo concentrar en la otra, que por un momento se me olvida mi castigo...pero muy pronto volveré a recordarlo...
Me ata las muñecas. Me ata los codos, pasa las cuerdas por mi cintura y llega el momento de mis pechos. Los rodea con las cuerdas, las pasa por mi cuello y los vuelve a rodear, los coge con sus manos para poder atarlos bien y apretarlos, de manera que se concentre la sangre y la sensibilidad aumente. Los sopesa, me encanta sentir su mano alrededor del pecho.
Cuando termina me ordena que me tumbe sobre el brazo del sofá, pero no tengo ningún punto de apoyo por lo que tengo dificultad y la única opción es dejarme caer. Le miro suplicante, se da cuenta y me ayuda a tumbarme. Cuando estoy tumbada tomo conciencia de mi situación, no puedo moverme, no puedo levantarme, aunque quisiera, no tengo ningún punto de apoyo. La única opción sería hacer fuerza con el pecho en el sofá para incorporarme, pero según tengo las tetas y el dolor que empiezo a sentir no es una opción viable.
Así que me encuentro con el culo y el coño completamente expuestos y sin poder moverme porque mis pechos no toleran el más mínimo roce.
Y esto no ha hecho más que empezar....
Comienza a azotarme, siento su mano en mi culo, caen los azotes, cada vez más fuerte y con más frecuencia; me está calentando, preparándome para lo que viene después, cuando acaba cada serie de azotes “mide” el resultado, tengo un indicador perfecto entre las piernas, y a medida que me va calentando el culo me voy mojando más y más. Es muy humillante, cuanto más me somete más me mojo, me da una rabia tremenda no poder controlarme.
Adoro que me azote, pero en este caso con cada azote mis pechos presionan contra el cojín del sofá y la mezcla de placer y dolor se acentúa. Empiezo a gemir suavecito, quiero más; de todo. A cada azote intento levantar el culo, lo que busco es que me abra el coño con sus dedos y calme el ardor que empiezo a sentir. Necesito que me clave su polla...pero sé que voy a tener que esperar, y es cuando me doy cuenta de que no me voy a poder correr....estoy a punto de ponerme a llorar......
No sé si os podéis imaginar cómo de grande es el deseo de una sumisa por su Amo y por todo lo que hace, y en este momento haría literalmente cualquier cosa porque mi Amo me follase, pero por otro lado si lo hace iba a ser terrible porque me sería casi imposible no correrme, por lo que en esos momentos una sumisa se ve tan sobrepasada por su deseo por su Amo, por la adoración que siente por su Señor, por su necesidad por obedecerle y complacerle, por la necesidad vital de que le perdone todas sus faltas, que lo único que se puede hacer, al menos en mi caso, es llorar. Y ahora mismo estoy a punto de hacerlo....
Mi Amo para un momento, palpa mi culo, lo valora y decide que ya estoy lista para el cinturón.
Tengo el pecho hinchado, los pezones cada vez más duros y sensibles, y mi Amo reanuda los azotes con el cinturón, sabe que me encanta y que adoro la piel flexible de su cinturón impactando contra mi ya dolorido culo, pero como era previsible mis gemidos son más fuertes, el roce de los pezones contra el sofá se está volviendo insoportable, y sólo puedo pensar en que no me puedo correr.
Sacudo la cabeza como si quiera ahuyentar el deseo de correrme y la giro de manera que veo a mi Amo a mi lado, gran error, ver a mi Amo con el cinturón, la fusta, el flogger o la vara en la mano es una de más imágenes que más me excita, le veo tan poderoso que literalmente mi coño empieza a chorrear, de hecho tiene que haber ya un pequeño charco en el suelo....cierro los ojos, justo hoy no me ha vendado los ojos...y estoy segura de que no se le ha pasado... a mi Amo no se le pasa nunca nada, siempre lo controla todo.
Los jadeos aumentan, más que jadeos son gemidos de súplica, me estoy volviendo loca, lo cierto es que es mi Amo el que me está haciendo enloquecer de placer, estoy al borde del llanto porque a duras penas consigo controlarme.
El lo sabe, sabe que cuando jadeo así y me tenso es porque estoy a punto del orgasmo, sin darme cuenta empiezo a decir “por favor” y no dejo de repetirlo, estoy al límite, los azotes transmiten energía hasta mi coño, los pezones hipersensibles hacen que me estremezca cada vez que cae el cinturón, noto las contracciones previas, y se que no voy a poder aguantar. Yo sigo diciendo “por favor” es como una letanía.
Entonces para empeorarlo todo y torturarme más mi Amo me dice:
—Perra, recuérdame por qué te estoy castigando
No, no, no por favor que no me haga esto, sabe cómo me humilla tener que someterme así, pero también sabe cómo me excitan estos “interrogatorios”
Cae un azote mucho más fuerte que el resto que hace blanco en mis muslos y en mi coño expuesto. El dolor aplaca por un momento mi deseo irrefrenable de correrme, pero luego se acentúa....No es momento de retarle así que contesto entre jadeos.
—Su perra se ha portado mal mi Amo y ha sido muy contestona.
—Aha, muy bien, ¿y por qué más perra?—cae otro azote.
—He sido insolente mi Amo. Muchas gracias por castigar a su perra mi Señor, así aprenderé a ser respetuosa con usted siempre mi Amo. Castígueme pero perdóneme por favor se lo suplico.
Otro azote, resoplo y bufo, no puedo más....
Aunque he cerrado los ojos y me he jurado no volver a abrirlos, veo en mi mente a mi Amo, poderoso a mi lado, con su perra atada y sometida en el sofá, reconociendo humillada sus faltas, agradeciendo su castigo, con su culo y su coño expuestos, viendo cómo con cada azote se revuelve y se excita más y más, viendo cómo se tensa, cómo lucha por no correrse y no desobedecerle. Sabe que si no para de azotarla se va a correr porque no va a ser capaz de controlarse, y también sabe lo que le duele a su perra desobedecerle. Así que para de azotarla, en el momento en el que para, su perra lanza un gemido de frustración pero también de alivio, y la oye decir “muchas gracias mi Amo, muchas gracias por castigarme severamente, le adoro mi Señor”
Buffff, menos mal que ha parado porque ya no podía más y me hubiese corrido, tengo el coño ardiendo, el culo ardiendo, las tetas ardiendo....pero necesito más, necesito a mi Amo....
Oigo que se aleja, coge algo y vuelve. No tengo ni idea de lo que es, y eso todavía me excita más. Ha parado para volver a empezar, me deja descansar un poco para poder seguir con mi merecido castigo y así alargar mi tormento.
Me da una palmada en el culo, lo coge y lo aprieta. Gimo de puro placer, no hay nada que me guste más que sentir ese dolor que me produce mi Amo al apretar mi culo después de ser azotado, es increíble. Me suelta el culo y lo acaricia, pasa su mano por mi coño para ver cómo estoy, y noto que sonríe porque estoy chorreando. Vuelvo a gemir más fuerte, le necesito dentro de mi....
—Veo que no estoy siendo demasiado duro contigo perra, por cómo está tu coño estás disfrutando mucho de tu castigo... y esa no es la idea.
Me hago la muerta, en estas ocasiones es lo mejor... pero me coge del pelo, tira de me cabeza hacia atrás a la vez que se inclina sobre mi. Nuestras cabezas quedan a la misma altura e inmediatamente bajo la mirada, no puedo mirarle sin su permiso y menos en un castigo, no quiero empeorar las cosas.
—Contesta perra ¿estás disfrutando de tu castigo?
Le odio, le odio, le odio mucho en este momento, atada, con los pechos doloridos, los pezones duros como piedras, el culo ardiendo y dolorido, humillada, sometida, chorreando y a punto del orgasmo y me humilla más haciéndome esa pregunta. Y cuando lo único que me gustaría decir es “cláveme la polla por favor se lo suplico mi Amo”, digo muy bajito.
—Si mi Amo, estoy disfrutando mucho con el castigo.
—Mírame perra y repítelo
Levanto la mirada y por un segundo ambos contenemos el aliento, para el que no haya vivido una situación así es difícil de explicar. Pero ese momento es tan intimo, tan bonito, tan dulce, que literalmente podría haber un cataclismo y ninguno de los dos nos enteraríamos.
—Repítelo perra— el tono de voz de mi Amo ahora no es autoritario, es casi un ruego, porque sabe que en mi contestación está el mayor regalo que le puede hacer, mi entrega total.
Y repito clavando mis ojos en los suyos.
—Mi Señor, estoy disfrutando mucho de este merecido castigo. Soy completamente suya, en cuerpo y mente, castígueme cómo considere adecuado para que su perra le sirva cómo usted quiere mi Amo, confío ciegamente en usted.
Sin soltar mi pelo me besa, es uno de esos besos de mi Amo en los que te posee, más que un beso es una violación, la fuerza de su lengua, sus labios en mi boca. Es un macho reclamando a su hembra como suya y una hembra rindiéndose al alfa.
Y por supuesto que no le odio, le adoro de tal manera que hasta esos breves momentos en los que le “odio” me lo comería a besos.
Me suelta y me ayuda a colocarme de nuevo en apoyabrazos del sofá. La pequeña tregua ya ha durado demasiado.
Mi Amo mete dos dedos en mi coño y los lubrica bien, lo que provoca un gemido profundo y casi animal, después los mete en mi culo, repite la operación varías veces y yo he comenzado de nuevo a jadear, coge un dilatador lo lubrica bien y lo mete en mi culo. Ahogo un grito, después de un primer momento de dolor me invade un profundo placer....y vuelta a gemir. Está jugando conmigo, mete y saca el dilatador como si estuviese follándome el culo y yo no puedo parar de jadear, me concentro con todas mis fuerzas en no correrme y otra vez empiezo con el “por favor, por favor”
Deja de jugar con el dilatador y me lo deja metido en el culo, parte de mí educación es preparar mi culo para que mi Amo me lo pueda follar cuando quiera y estoy deseando que llegue ese momento. Así que ahora tengo que preocuparme de algo más, del dilatador de mi culo que produce un intenso placer y que me hace pensar en lo maravilloso que sería que mi Amo me llenase con su polla mi otro agujero.
Mi Amo me coge por lo hombros y me ayuda a ponerme en pie, me sostiene frente a él y me pregunta si estoy bien, adoro esas comprobaciones de “seguridad” me parecen de lo más tiernas. Le contesto:
-Si mi Amo, su perra está muy bien, mucho más que bien.
-Bien, ponte de rodillas, quiero que me comas la polla.
Siiiiii, me arrodillo y abro la boca, estoy deseando poder lamer la polla de mi Amo, lástima que tenga las manos atadas porque no puedo acariciarle los huevos, ni agarrarme a sus piernas que parecen dos columnas....
Comienzo a lamerle pero mi Amo se da cuenta de que cada vez que mis pechos rozas con sus piernas gimo y doy un respingo. Saca su polla de mi boca, lo que conlleva que suelte un bufido de protesta, lo que a su vez conlleva que me lleve una sonora bofetada, y a su vez que se incremente la humedad entre mis piernas. Acción reacción que provoca una reacción en cadena. Lo normal...
Mi Amo se agacha y evalúa mis pechos, llevan rato atados por lo que están ligeramente hinchados y duros, a pesar de que no los ha atado muy fuerte están empezando a cambiar de color. Los acaricia, los sopesa, me pellizca los pezones, tengo la cabeza agachada como corresponde a mi situación, por lo que puedo disfrutar del espectáculo, me encantan las manos de mi Amo, y verlas manipular mis pechos me excita muchísimo.
Me coge de la barbilla y me levanta la cabeza haciendo que le mire, otra vez esos ojos que me desarman, tienen un brillo precioso de deseo y de orgullo, me encantan.
Mi Amo me dice:
—Están listas perrita, seguiremos el castigo en el garaje. Recuerda que no tienes permiso para correrte.
—Si mi Amo, contesto con un ligero temblor, no tengo ni idea de lo que me va a hacer pero lo intuyo. Al garaje sólo me lleva para atarme de una viga y azotarme. Al estar así, casi colgada de la viga todo mi cuerpo queda expuesto a mi Amo...incluyendo mis pechos
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