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ANKY Y DRIKA, HOLANDESAS

Habíamos salido con un centro a bucear por la mañana y le preguntamos al patrón del barco si hacían inmersiones en un barco hundido a casi una hora de navegación. Nos dijo que no porque al estar tan lejos no les era rentable y si cobraban más por la inmersión no se apuntaba la gente. Le preguntamos donde podíamos alquilar una lancha rápida para ir por nuestra cuenta y nos dio un teléfono donde podíamos alquilar y decir que nos mandaba él.

Al oírnos dos mujeres nos dijeron que si íbamos se apuntaban. Nos pareció muy bien porque así repartíamos los gastos del alquiler y podíamos optar a un barco más rápido. Quedamos en vernos por la tarde, a las seis, en el puerto donde alquilaban los barcos.

Cuando nos reunimos esa tarde nos quedamos un poco perplejos los dos. Vestidas con ropa ligera estaban bastante más atractivas que con el neopreno puesto. Drika tendría unos cincuenta años y estaba en forma, seguramente de gimnasio, era grande con unas espaldas increíbles, luego supimos que había sido nadadora olímpica con su país. Por el contrario, Anky era delgada y pequeñita, con un busto desproporcionado para su anatomía, seguramente operado.

Cuando preguntamos por los barcos que había en alquiler nos llevaron a un pantalán donde había seis barcos, todos en alquiler. Yo me decante por una lancha rápida con doscientos caballos, suficiente para volar sobre el mar. Sin embargo, Drika dijo que ya que éramos cuatro a la hora de pagar el alquiler podíamos coger un barco a motor más grande y pasar el día. La diferencia de precio iba a ser pequeña de alquilarlo para una mañana o un día entero.

Tenía razón, la diferencia era totalmente asumible entre cuatro. Cerramos al alquiler para el día siguiente y quedamos a las nueve de la mañana con ellas delante del barco. Preguntamos al dueño de las embarcaciones donde podíamos alquilar botellas y nos dijo que el se ocupaba. Le dijimos que queríamos doce y nos dijo que no había problema. Acordamos con las chicas que ellas llevaran comida y nosotros bebida para pasar el día.

Puntualmente, a la hora acordada, ya estábamos todos. Cargamos los equipos y la intendencia, comprobamos la presión de las botellas e inspeccionamos el barco. Una vez comprobado que todo estaba correcto, me puse a estudiar el rumbo en la carta marina donde nos habían marcado el punto exacto de donde estaba el barco. Drika se ofreció a ir sacando el barco del puerto y la miré extrañado, no sabía que tenía titulación y resultó que era marina de profesión y trabajaba en el puerto de Rotterdam capitaneando un remolcador. Desde ese momento se convirtió en el patrón del barco.

Una vez fijado el rumbo salimos del puerto y navegamos a unos treinta nudos. Tardamos tres cuartos de hora en alcanzar la boya de fondeo. Una vez finalizadas las medidas de seguridad para el barco nos pusimos los neoprenos y cada uno montó su equipo. Yo además del equipo prepare la cámara para filmar y los focos.

Nos sumergimos y comprobamos que tenían experiencia, lo que nos tranquilizó. Meterte en un barco a treinta metros de profundidad entraña sus riesgos. En cuarenta minutos ya estábamos de nuevo a bordo y el mar se había levantado un poco por lo que decidimos acercarnos a la costa esperando encontrar mejor mar. Una vez estudiada la carta marina nos dirigimos hacia una cala con paredes de más de treinta metros de profundidad que nos permitiría bucear con menos corriente y menos olas.

Tardamos casi una hora en llegar porque las condiciones marinas no permitían darle caña al barco. Al llegar ya podíamos hacer otra inmersión así que echamos el ancla dentro de la cala a resguardo de las inclemencias y nos metimos en el agua para disfrutar de una nueva inmersión.

Nada más subir al barco Paco sacó cuatro latas de cerveza y brindamos por las inmersiones. Era medio día y el calor ya apretaba así que nos quitamos los neoprenos antes de acabarlas. Para nuestra sorpresa, debajo del neopreno no llevaban nada y se quedaron las dos en pelota picada. Paco y yo nos miramos y nos quitamos los bañadores. Como si tal cosa nos acabamos las cervezas en la bañara del barco.

Anky dijo que se iba a proa a tomar el sol en las colchonetas y decidimos que era una buena idea. Cogimos otras cuatro latas y nos fuimos todos a proa. Nos sentamos en las colchonetas y pasamos un rato hablando hasta que Drika dijo que estaba excitada con tanto sol en el cuerpo y empezó a acariciarse el sexo lentamente y sin exhibicionismo. Los pezones se le empezaron a ponérsele de punta y Anky lo comentó en voz alta.

Me senté al lado de Drika y le dije que si quería la ayudaba y aceptó encantada. Se abrió los labios y le puse la mano en el pubis. Empecé a acariciarla despacio, enseguida noté la humedad en los dedos y le pregunté si seguía. Me dijo que si pero que le metiera los dedos dentro. Obediente metí un dedo y la holgura era tremenda, tenía el coño grandísimo. Metí otros dos y le gustó más y con el cuarto dentro empecé a follarla.

Observé que Anky le pasaba la lengua a Paco por el pecho mientras este jugaba con sus tetas. Convencido de lo que avecinaba acerque mi culo hacia la cabeza de Drika que me cogió el pene y acercándolo a su cara se lo metió en la boca. Sin sacarle los dedos del coño me incliné y le pase la lengua. Poco a poco su coño se iba abriendo cada vez más, así que me aventure a poner todos los dedos dentro y follarla sin compasión. Finalmente la mano entró entera y cuando empezó a revolverse supe que se iba a correr y yo también. Intenté sacársela de la boca para no correrme dentro y al ver mis intenciones me sujetó de los huevos para evitarlo y nos corrimos a la vez.

Anky cabalgaba sobre la polla de Paco que estaba tumbado boca arriba. Les observamos hasta que ella se retiró y empezó a chupársela. Supimos cuando se corrió por la expresión de él y las muecas de ella al tragar.

Nadie dijo nada, era como si ya lo hubiéramos follado antes los cuatro juntos. Decidimos comer algo para reponer fuerzas y nos fuimos a la bañera en popa, a la sombra del toldo. La verdad es que se habían esmerado con el menú. Comimos en animada charla con otra cerveza y decidimos no beber más hasta después de la tercera inmersión que teníamos prevista sobre las cuatro de la tarde.

         - Tenemos tiempo para echar otro polvo hasta las cuatro – dijo Anky.

Sin más preámbulo, se puso de pie en el asiento con el coño en mi cara. Saqué la lengua y lo recorrí de abajo a arriba. Drika se arrodillo delante de mi y empezó a chupármela. Paco se puso detrás de ella y se la metió en el coño diciendo que casi no notaba la presión sobre la polla y la avisó que se la iba a meter en el culo. Ella aceptó con un movimiento de cabaza sin dejar de chuparme. No cambiamos de posición hasta que nos corrimos los cuatro.

Ya era la hora de meternos en el agua así que nos pusimos los equipos y nos sumergimos. Más que disfrutar de lo que veíamos lo hicimos jugando. Ya bajo el agua, las chicas se colocaron en posición de tijera con los sexos pegados y empezaron a restregarse. Yo me puse detrás de Drika agarrando sus pechos con fuerza y Paco hizo lo propio con Anky. Tanto juego hizo que consumiéramos el aíre de las botellas en tan solo media hora.

Subimos al barco, nos quitamos los equipos y nos fuimos a proa desnudos. Entré en la cabina a coger cuatro cervezas y al salir me encontré con Drika que había ido a por su bolso. Juntos volvimos a proa.

Paco estaba duchando a Anky con la manguera de agua dulce de baldear el barco y nos apuntamos para quitarnos la sal. Con el sol y la brisa del mar nos secamos rápido.

Drika sacó una bolsa de plástico y nos mostró un consolador de increíbles dimensiones y empezó a pasárselo por el coño mientras nos pedía que nos ocupáramos de Anky y quería un buen espectáculo para excitarse mirando. La chica se levantó y le puso el culo a Paco en la cara que no dudo en pasarle la lengua por el ojete.

Una vez lubricado, le dijo que se sentara y se montó sobre él penetrándose por detrás y recostándose sobre su cuerpo. Me pegué a ella y la penetré por delante. A mí me correspondía moverme por ser el único que podía moverse.

Drika se había metido el consolador entero y se bombeaba a sí misma entre gemidos producto de la excitación. Había acoplado un pequeño vibrador en la parte posterior y las vibraciones debían estarla matando por dentro.

A pesar de la cantidad de orgasmos que llevaba ese día se corrió enseguida. Sin sacárselo nos dijo que no nos corriéramos dentro de Anky y lo hiciéramos sobre sus pechos. La chica ya se había corrido dos veces así que se la sacamos y nos colocamos cada uno a un lado. Se ocuparon de meneárnosla y eyaculamos sobre sus pechos.

Le dijo a Anky que era su turno y esta empezó a chuparle los pechos llenos de semen. De vez en cuando se besaban y volvía a sus pechos estirando de vez en cuando con los dientes de los pezones. De pronto se levantó y poniendo el pubis sobre los pechos de Drika se orinó. Cuando ya no le salía nada le puso el coño en la cara y la otra se lo chupó.

Era hora de volver a puerto. Drika se ocupó de capitanear el barco mientras yo sentado detrás de ella, con la mano entera dentro de su sexo la follé hasta que se corrió una vez más, ante la mirada atenta de Anky y Paco.   
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