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Categoría: Maduras

Teresa 2. Sorpresas te da la vida

Como conté en el anterior relato, Teresa y yo teníamos continuos encuentros sexuales en su casa y en la mía. Mis padres no sospechaban nada, ella se estaba resarciendo de tantos años de abstinencia. Un dia que mis padres no estaban en casa y fue a hacer la limpieza semanal, la miraba contonearse por la casa limpiándola. Yo me estaba poniendo a cien, cuando paso al lado mío, la agarre por la cintura y la bese,



-       Ahora no, primero tengo que terminar y después si tenemos tiempo, seré toda tuya.



-       ¿y cuanto te queda?



-       Si me sigues interrumpiendo no acabare hasta la noche,



-       Te voy a ayudar, dime lo que tengo que hacer



-       Agarra la aspiradora y líate con el suelo



-       Ok, marchando



Una hora después, ya habíamos acabado, nos quedaba tiempo suficiente para un buen revolcón. Mis padres todavía tardarían como tres horas en venir. La agarre por la cintura y la bese, tirando de ella la lleve a mi habitación. La quite la bata que llevaba, ella se quito el sostén y yo la bese sus pechos, me apretaba la cabeza contra ella. Fui bajando hasta llegar a su pubis, la quite las braguitas que llevaba y empecé a comerla el coño. La tumbe en la cama y de un fuerte empellón la penetré, ella gritaba como siempre y pidiéndome “más, más”. Debido a sus gritos y a que yo estaba concentrado follándomela, no oímos la puerta de la calle cerrarse.  Estábamos en plena faena, cuando ella dio un grito “¡Dios mío!”. Yo me asuste y mire hacia donde ella miraba.



Mi padre estaba en la puerta de mi alcoba, yo me levante rápidamente de la cama, tapándome la polla como podía. Ella se tapo con la sabana, mi padre movía la cabeza de uno a otro sin mediar palabra. Teresa lloraba amargamente tapándose la cara con las manos.



-       Ya sospechaba algo, esas miradas que os echabais el uno al otro…



-       Papa, yo… ¿Mama lo sabe?



-       No, ella no lo sabe, si lo supiera, ella ya no estaba aquí trabajando., tenlo por seguro.



-        Lo siento, lo siento,  repetía Teresa entre sollozos.



Mi padre se acerco a la cama, se sentó y acariciándola el pelo la dijo.



-       No te preocupes, de mis labios no saldrá ni una palabra.



-       Muchas gracias, muchas gracias



En ese momento mi padre cogió la sabana y se la fue quitando, ella hizo un amago de retenerla pero la soltó. Su pechos quedaron al aire, mi padre la acaricio un pecho, ella estaba petrificada y yo también. La empezó a besar los pechos, ella se dejaba hacer, entonces se levanto y empezó a desnudarse, ella le miraba, cuando apareció su polla, ella la miro fijamente y sonrió. “¡Joder! Vaya tranca “, pensé. Teresa se tumbo y abrió las piernas, mi padre se puso encima de ella y de una fuerte embestida la penetró. Ella se retorcía de placer como una perra en celo, dando alaridos, agarrándose a su culo para que la diera más fuerte. Sus pechos se movían al compas de las embestidas, ella me miraba pero su cara era la de estar disfrutando la follada. Un grito más fuerte me indico que había tenido un orgasmo, mi padre se corrió dentro de ella y se quedo resoplando sobre ella. Yo estaba empalmado viendo a mi padre como la había taladrado. Mi padre me miró,



-       Ven, únete a la fiesta, vamos a divertirnos los tres juntos. Me parece que hoy va a salir más que satisfecha de aquí.



La hizo ponerse a cuatro patas, el me indico que me pusiera por detrás y él se pondría por delante. Cogiéndola por su cintura, la penetre, no me importaba que mi padre se hubiera corrido un poco antes dentro de ella. Mi padre acercó la polla a la boca y ella se la introdujo y empezó a chupar con ansia. Sus pechos se bamboleaban a cada embestida, me apoye en su espalda y se las cogí, Dando gemidos ella y nosotros resoplando como búfalos llegamos a un nuevo orgasmo los tres. Ella se quedo tumbada en la cama recuperándose de la follada y con cara de plena satisfacción, mi padre y yo nos sentamos al borde del a cama.



-       Bueno, ¿que te ha parecido? Tu viejo aguanta todavía bien ¿no?



-       Ya lo creo, nunca se me hubiera pasado por la cabeza que tu y yo alguna vez haríamos algo como esto.



-       La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ¡ay, Dios! cantó mi padre



-       Esto hay que repetirlo, les dije, si tú quieres Tere.



-       Dadlo por hecho, dijo con una mirada maliciosa.



-       Vamos a recoger todo esto, que si viene tu madre me la corta, dijo riéndose mi padre.



Recogimos toda la habitación y cuando llegó mi madre, todo estaba en orden y Teresa ya se había ido.  A partir de ese dia, siempre que mi padre puede, hace una escapadita del trabajo para hacer tríos, y si yo no puedo estar presente, no creo que me echen mucho de menos. 


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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