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"Os describo a mi mujer para que sepáis lo tonto que puede uno ser, tengo una mujer espectacular pero mi mente se marcha a otro mundo cuando pienso en otras mujeres y en otras posibilidades. También tengo que decir en mi defensa que hace ocho años que estamos juntos y que hemos entrado en u..."
Hace muchos años que soy habitual de esta página y he leído infinidad de relatos. Por primera vez me atrevo a escribir uno que me sucedió hace muy poquito. Los nombres de las personas no son reales pero el resto de la historia si que lo es…
Me llamó Andrés y tengo 35 años, rubio, pelo liso, ni corto ni largo, ojos verdes, 1,83 y 82 kg de peso, aproximadamente. La verdad es que soy un chico normal que nunca he destacado especialmente por mi físico. Mi mujer se llama Cristina y tiene cinco años más que yo. Es la típica mujer que cuando pasa te das la vuelta para fijarte de nuevo en ella, mide 1,80, morenaza de pelo largo y liso, ojos verdosos, unos pechos grandes y muy bien puestos y un culazo fenomenal que hace que a los hombres se les caiga la baba cuando se pone los jeans ajustados.
Os describo a mi mujer para que sepáis lo tonto que puede uno ser, tengo una mujer espectacular pero mi mente se marcha a otro mundo cuando pienso en otras mujeres y en otras posibilidades. También tengo que decir en mi defensa que hace ocho años que estamos juntos y que hemos entrado en un punto de monotonía que me aburre un poco. Cuando la conocí tan solo tenía ojos para ella y me olvidé del resto de mujeres que estaban en mi vida, pero ahora por una razón o por otra he recuperado el contacto con alguna de esas mujeres
Por razones de trabajo en ocasiones tengo que viajar y hace dos semanas me desplacé de Barcelona a Valencia, donde se impartía un curso que me interesaba. Cuando salgo y estoy en la habitación del hotel suelo llamar a Verónica, una chica que siempre ha estado muy cerca de mi pero con la que nunca he tenido nada físico a pesar de todo lo que nos hemos contado… Supongo que nuestros momentos nunca han coincidido.
Verónica tiene mi edad, mide 1,70, es pelirroja y tiene media melena rizada, ojos marrones, labios finos, ni delgada ni gorda, con un buen culito y unos pechos redonditos no tan grandes como los de mi ,mujer, pero bien puestos. A pesar de tener buen físico lo mejor que tiene es su mente abierta y es por ello que a pesar de no estar juntos siempre la tengo en mi mente.
Ha llegado un punto en el que tengo ganas de salir un poco de la montonía diaria que tengo con mi mujer y lo busco de muchas formas, una de ellas es el sexo. Lo que ocurre es que normalmente soy yo quién lleva la iniciativa de las situaciones y ella no me pone muy fácil innovar, a pesar de que se lo comento a menudo. A mi me encanta el sexo, especialmente el oral y supongo que me excito pensando que mi mujer lo disfruta tanto como yo pero... no es cierto.
En resumen, que estoy un poco cansado de llevar la iniciativa y de que no se cumplan mis fantasias y por esta razón contacto con Verónica, ella sabe todo de mi vida y nos hemos contado miles de fantasías por teléfono, pero nunca las hemos cumplido porque, en cierto modo, queremos guardar respeto a nuestras parejas.
Por lo visto le comenté a Verónica que me iba a marchar a Valencia a hacer un curso y que estaría dos noches fuera, fue una conversación normal de las que solíamos tener por lo que no le di mayor importancia. Mi sopresa fue al llegar a Valencia, ingresé en el hotel hacia las 7 de la tarde y al día siguiente tenía curso a primera hora. Tenía una habitación doble de uso individual, la que me había reservado la empresa. Estaba tumbado en la cama un poco cansado del viaje cuando decidí darme una ducha antes de ir a cenar y dar una vueltecita para situarme ya que casi no conozco Valencia. Justo cuando terminé de secarme llamaron a la puerta de mi habitación a lo que respondí “Un momento” y me puse unos boxer, una camiseta y unos jeans ràpidamente y abrí la puerta mientras me abrochaba el pantalón...
- Buenas tardes! – dice Verónica
- Bu.. Bu.. Buenas tardes – balbuceé yo...
Estaba de pie delante de mi con un vestido negro muy ajustado que le llegaba hasta las rodillas, el pelo suelto por encima de sus hombros, unas medias negras de cuadros y unos zapatos negros de tacón... Estaba impresionante!
- ¿Qué haces aquí? – le pregunté, a lo que respondió – A su debido momento lo sabràs. Vístete para la ocasión que esta noche te invito a cenar.
Por suerte llevaba traje para los próximos días y me pude vestir para la ocasión, me puse un traje azul oscuro con una camisa blanca y unos zapatos negros, algo normal pero que no quedaba mal. La hice pasar a la habitación mientras me cambiaba rápidamente en el baño, en diez minutos me arreglé y pudimos salir. Le hice un montón de preguntas porque no entendía qué hacía en el mismo hotel que estaba yo ni tampoco el plan de la cena... a pesar de que hablábamos mucho tal vez hacía unos tres años que no nos veíamos. No me respondió ni una, me dijo que durante la cena me las respondería todas.
Fuimos a un restaurante que estaba a dos calles del hotel, cerca del mar, y nos pedimos un variado de marisco, con gambas, almejas, cangrejos, etc y una botellita de vino blanco.
Resulta que ella estaba un poco mal con su pareja y que mis llamadas siempre la animaban mucho y decidió darme una sorpresa y un regalito. A su marido le había contado que tenía un curso de trabajo, y como habitualmente viajaba no sospechó nada. Cuando nos sirvieron el vino brindamos y sus palabras fueron las siguientes – Por nosotros, porque estos dos días no existe nadie más en el mundo que nosotros dos – Los dos bebimos, ella me miró fijamente a los ojos, se levantó de la mesa y besó mis labios vertiendo el vino de su boca en ellos. ¡Dios mio! ¡¡¡Cómo me excitó!!! Nuestras lenguas se rozaron varias veces, sus manos sujetaban bien mi cara y mi mano no llegó a rodear bien su cintura. Momentos después volvió a su silla como si fuese lo más normal del mundo y me dijo – Hoy vamos a cumplir nuestras fantasías –
Os podéis imaginar lo nervioso que estaba, no sabía si tenía que pensar en mi mujer o olvidarme de todo y disfrutar de los dos días... Al cabo de dos minutos estaba más tranquilo y charlamos como una pareja normal, me comentaba lo a gusto que se sentía con mis palabras, que deseaba mi compañía y que sabía que me podría sorprender. Durante la cena pelaba una gambita, la untaba con mayonesa y me la daba en los labios dándome también su dedito para chupar y me decía pícaramente – Esta no es al única gambita que hoy voy a pelar. Cuando nos sirvieron las almejas en su jugo se levantó de la mesa con la excusa de ir al baño y al pasar tras de mi me susurró al oido – No te llenes mucho porque hoy es mi almejita la que tienes que devorar – introduciendo muy sensualmente su lenguita en mi oido.
Tal vez fue la comida más excitante de mi vida, por lo que sucedía y por lo que pensaba que luego podría suceder.
No le permití pagar la cena, insistí en ello, y volvimos al hotel cogidos de la cintura como dos novios que se quieren, besándonos en cada esquina, acariciando nuestras cinturas por encima de la ropa y deseando estar pronto en la habitación. Fuimos a la suya y al cerrar la puerta nos abrazamos fuerte, nos miramos a los ojos y le dije que era maravillosa a lo que respondió con una enorme sonrisa y un beso muy húmedo introduciendo su lengua dentro de mi boca enroscándola con la mía y diciéndome que me deseaba con toda el alma...
Yo no podía creer lo que sucedía, nos desvestimos el uno al otro mientras nos besábamos sin parar, a mi me dejó el bóxer y ella se quedó con sujetador y tanga, estaba impresionante. Me acerqué a ella, apreté su cuerpo con el mio y la besé de nuevo en los labios, la volteé y la senté en el borde de la cama, me incliné sobre ella de modo que tumbó su cuerpo con el colchón y seguí besando su cuello, su oido, apretando sus pechos con mis manos... Le deshice el sujetador y con la boca se lo quité y aparecieron ante mi esos maravillosos pechos. Los besé suavemente, los apreté con mis manos, los chupé en círculos con mi lengua y me quité los bóxers porque ella al mismo tiempo me tocaba y sentía que iba a explotar... Me agaché en el borde de la cama y separé un poquito sus piernas, empecé a besar su tanguita y un poco de su cinturita, estaba muy calentita y excitada y me acariciaba la cabecita con sus manos apretándola a su almejita... aparté el tanguita con los dedos y empecé a pasar mis labios por su conchita, que buena estaba... Nadie sabe cuanto deseaba besarla y tenerla en mis labios, en esos momentos me moría por chuparle el coñito y por sentirla gozar, saboreé cada uno de sus pliegues muy despacito haciéndola gozar muchísimo, inroduje mi lengua en su cuevecita, que estaba muy húmeda, al mismo tiempo que mis manos apretaban su culito y sus pechos, deseaba excitarla al máximo. Mientras mis labios seguían pegados a su cintura y mi lengua recorría ese coñito tan maravilloso levanté un poquito sus piernas y dejé que mi lengua pasara de besar su cinturita a hacer pequeños círculos en su culito. Sus gemidos cambiaron de tono e intensidad, era una sensación diferente que le gustaba. Yo separaba sus nalgas con mis manos e introducía mi lengua en su culito, le apretaba fuerte el culo con mis dedos, le daba pequeños mordisquitos en el culo y se lo seguía chupando. Cómo me gustaba verla gozar. Poco a poco volví a dedicarme a besar y chupar su clítoris pero sin olvidarme del culito donde había dejado un dedito en la entrada que poco a poco se iba abriendo paso... Qué bueno que era tener a esa mujer tan maravillosa entre mis manos gozando con mis labios y con mi cuerpo. Le preuntaba si le gustaba y ella no alcanzaba a hablar, tan solo escuchaba sus gemidos, su excitación, y y unas palabras cortadas que decían – Sí, sí, más, más, quiero más, no pares...- Ella movía la cintura buscando más placer, frotando el coñito con mis labios, intentando que mi dedito entrara cada vez más en su culito... Ufff! Cómo se movía! A mi me excitaba muchísimo esa situación, quería tener todos sus juguitos en mi boca, en mis labios, quería verla excitada y sentirla temblar al venirse en mis labios... Al poco rato empezaron los temblores y los gemidos, apretó mi cabecita contra su coñito con todas sus fuerzas y gritó un par de veces “no pares, no pares, no pares cabrón, ¡¡¡aaaahhhh!!! Inundó mi boca con todos sus juguitos, qué bueno, no paraba de chupárselo y ella no podía parar de temblar, apretaba fuerte sus piernas para cerrarlas pero mi cabecita estaba en medio... hasta que decidí parar y dejarla descansar. Creo que toda la planta escuchó su grito al correrse. Qué bueno estaba. Tenía muchas ganas de repetir, yo estaba empalmadísimo y ella lo veía, por eso estiraba su mano para acariciarme la pollita mientras descansaba un poco del intenso momento.
Nos tumbamos bien en la cama, uno al lado del otro, me giré hacia ella y la besé en los labios. Qué rico fue sentir en ese momento sus labios y su lenguita entrando en mi boca mientras me acariciaba con su mano. Pensé que esa noche podría ser especial...
Se acurrucó sobre mi con su mano extendida acariciando despacito mi cintura. Mi pollita poco a poco iba bajando el nivel y tenía la puntita toda húmeda por la situación vivida. Le estuve acariciando el pelo y la espalda durante unos minutos mientras ella descansaba, sabía que no estaba dormida por los pequeños movimientos que hacía con su cabecita demostrando que le daban placer mis carícias y por su mano que seguía acariciándome lentamente.
Me había qudado con ganas de más y no quería desaprovechar la ocasión pero... cuando me iba a incorporar fue ella quién se avanzó, se incorporó y se puso encima de mi con sus piernas a cada lado de mi cintura, se agachó sobre mi y me empezó a besar suavemente en los labios, sacando la lengua y pasándola léntamente por mis labios carnosos y rozándose de vez en cuando con la mía. Siguió besándo mis mejillas, el cuello, mis oidos... buff! Ya volvía a tenerme excitadísimo... Tenía sus pechitos colgando justo delante de mi, ¡qué visión más hermosa! Se incorporó un poquito y los puso a la altura de mis labios permitiéndome chuparlos una vez más, los apretaba con mis manos, los intentaba juntar y chupar sus pezones al mismo tiempo, les daba pequños mordisquitos en los pezones erectos... ¡Eran preciosos! De repente me los quitó de las manos y me empujó para que me acomodara y despacito empezó a bajar, se entretuvo besando mi cuello, me dió una última pasadita con su lengua en mis labios y siguió bajando, me apretó los pechos con sus manos y empezó a chupar mis pezoncitos con su lengua, sentía como succionaba y me daba pequeños mordisquitos al mismo tiempo que me apretaba fuerte con sus manos... ¡Qué gusto!, y siguió bajando hasta llegar a mi cintura, mi pollita estaba superdurita, húmeda y muy caliente, ella la acariciaba con las manos y pasaba despacito sus labios y su lengua por el tronco sin metérsela en la boca, chupaba despacito mis huevecitos al tiempo que me apretaba el culito con sus manos, se veía que disfrutaba con ello y a mi me tenía loco...
Ahora era ella quién dominaba la situación y me tenía en sus manos. Mientras se introducía mis huevos en la boquita y los chupaba con mucho cariño sentía como ses dedos apretaban con fuerza mi culito y como cada vez se acercaban más y más a mi orificio. De repente me levantó un poquito la cintura con las manos y separó mis nalgas, esta vez fue ella quién empezó a chuparme el culito. Nadie me lo había hecho antes y la verdad es que me excitaba muchísimo saber que era ella quién me lo hacía, la sentía jadear y moverse excitada por la situación, me decía que se lo quería comer todo, que deseaba mi cuerpo y que me pensaba dejar seco de tantas veces que me haría correrme... Con todas esas palabras os podéis imaginar que yo estaba a mil y le decía que era suyo y que me hiciera lo que quisiera, que lo deseaba. Ella dejó de chupar mi culito y se entregó en cuerpo y alma a mi pollita... Nunca había visto a nadie comer una polla como ella, se la metía hasta el fondo y se la sacaba con una facilidad pasmosa. Con mi pollita en la boca levantaba la mirada y se la metía poco a poco intentando mirarme a los ojos mientras sus labios llegaban prácticamente hasta mis huvecitos, y un dedito suyo empezó a jugar en mi culito... ¡Qué rico! Empezó a meter y a sacar la punta de un dedito en mi culo y la verdad es que daba mucho placer. Nunca me lo habían hecho y no creo que sea menos hombre por ello, me gustaba mucho que lo hiciera y me ponía a mil. Sus labios seguían chupando mi polla y yo estaba seguro que me iba a correr en poco tiempo... A los pocos segundos le avisé y le dije – no pares mi amor que me corro, me vuelves loco, no pares, me corro mi amor, me corro, mi amor – A lo que ella respondió lo quiero todo para mi, en mi boquita y siguió chupando como una diosa... Sus palabras me excitaron tanto que casi al momento tenrminé chillando y explotando, su dedito en el culo cada vez más adentro, una mano sujetando mi polla y su boca succionando me habían vuelto loco... Fue una de las corridas más grandes de mi vida. Con mis manos apreté su cabecita a mi cintura metiéndole mi pollita tanto como podía.. Se lo tomó prácticamente todo, no me lo podía creer, yo estaba en el éxtasis total y ella seguía chupando y lamiendo mi pollita como nadie había hecho nunca. ¡Era una auténtica diosa!
Se incorporó a mi lado y besándome me preguntó si me había gustado a lo que respondí que había sido maravilloso. Ella me respondió que le había encantado mi leche y que quería mucho más... Yo estaba muerto y no me creía lo que escuchaba ¿más? Mi pollita había reducido muchísimo su tamaño y no estaba seguro de si podría recuperarla. Ella sonrió y me dijo, - Eso es cosa mía – y volvió a bajar con sus labios a mi cintura y empezó a chuparla de nuevo mientras con sus manos me acarciaba el cuerpo, el pecho, mis pezones, mi vientre, mi culito, mis piernas, poco a poco parecía que podría reanimarse... De repente se incorporó y se pusó encima de mi frotando su coñito por mi pollita y besando mis labios con los suyos. Su lengua en mi boquita, sus labios succionando mi lengua, su lengua en mi oido y ella susurrándome al oido – Quiero que me folles como siempre hemos soñado – Mi pollita terminó de crecer automáticamente, se la introdujo en el coñito y empezó acabalgar encima de mí. Tenía a una diosa del amor sobre mi, cabalgándome, apretando mi pollita con lso músculos de su cintura... Nadie me había apretado nunca tan fuerte, ¡era muy excitante! Sus pechos bailando delante mio y sus manos apoyadas sobre las mías mientras su cinturita se movía cada vez con más ritmo. Se agachaba sobre mi y me besaba apasionadamente, me metía la lengua en la boca y no dejaba de chuparme porque sabía que esto me excitaba muchísimo. Mis manos apretaban fuerte su cuerpo contra el mío, su espalda, suc culito, cu cinturita... No dejaba de mover mi cintura intentando metérsela cada vez más adentro, se veía que gozaba muchísimo... Me empezó a chillar – ¡¡¡Fóllame amor, fóllame, amor, fóllame másssssss!!!!
La quité de encima de mi y me puse detrás de ella, la puse a cuatro patas y le respondí – Eso voy a hacer cariño, ¡Follarte de verdad! – E introduje mi pollita en su coñito al tiempo que cogía su cintura con mis dos manos. Al principio intenté hacerlo suave pero al ver que estaba tan húmeda que todo entraba sin problemas entonces empecé a embestir con más fuerza, cambiando el ritmo para sorprenderla de vez en cuando y que sintiera que no era ella quién controlaba, que era yo... Le daba pequeños cachetes en el culito y ella gemía de dolor y de placer al mismo tiempo. No le podía doler mucho porque no le daba muy fuerte pero estoy seguro que estaba excitadísima... Me empezó a pedir más – Quiero más, no pares cabrón, quiero más... – A lo que le respondí metiéndome un dedito en la boca y metiéndolo despacito por su culito... – Entró con bastante facilidad y empecé a meterlo al mismo tiempo que mi pollita, con mi dedo sentía mi pollita bien adentro de ella tan solo separado por una fina pared. Eso le escitaba mucho, movía sus caderas hacia atrás deseando sentirlas bien adentro y seguía pidiendo más. Empezaba a estar cansado pero no podía desaprovechar la situación, tenía que darlo todo, y le metí un segundo dedito en el culo. Los dos deditos se movían con bastante facilidad dentro de su agujerito y ella ya los sentía porque tan solo gemía y gozaba, ya no hablaba. Antes de que pudiese decir algo quise probar con un tercer dedito en su culo a lo que dijo - ¿qué haces?, Tres no caben – Y yo le demostré que si mientras seguía metiéndole la pollita hasta el fondo y alternaba mis embestidas con las de mis deditos en su culo. Empezó a gritar – Cabrón, ahh!, cabrón, no pares, aaahhh! – Le pregunté - ¿no es lo que querías? ¿Que te follaran bien? Y en ese momento ya no pudo responder, soltó un grito que le salió del alma, parecía que algo se rompía dentro de ella, encogía como podía su cintura y sus músculos se tensaban al máximo. Sus gritos eran cortos, fuertes y entrecortados... por un momento me asusté pero después vi que eran gritos de placer y seguí follándola con mi pollita, poco a poco saqué mis deditos de su culo y ella no paraba de gemir, gritar cada vez más bajo y jadear... - Ahora me toca a mi – le dije y saqué mi pollita de su coño para meterla en su culito, ella estaba extasiada y creo que ni ella misma era consciente de lo que estaba haciendo en ese momento. Apretó su culito hacia mi y prácticamente se la metió ella misma, su culito engulló mi pollita y me puse a bombear cogiéndola fuerte de la cientura. La tenía mucha más apretada que en su coñito y eso me excitaba más... –Córrete – me decía, - quiero que me inundes de leche mi amor. Córrete en mi culooooo... Y eso hice, la bombeé durante unos segundos más hasta que le apreté muy fuerte la cintura hacia mi cuerpo y sintió como mi pollita entraba hasta lo más profundo de sus entrañas, mis huevecitos tocaban su culo y su coñito y yo soltaba un grito desgarrador mientras sentía como llenaba de leche su cuevecita. Pensaba que no me podía quedar nada de leche pero... me equivoqué...
Nos quedamos tumbados en la cama uno al lado del otro, sudando mucho, abrazados... Nos quedamos dormidos rápidamente, estábamos agotados. No recuerdo una sesión de sexo tan buena como esta. Horas más tarde me desperté, ella seguía durmiendo. Ya había amanecido y tenía que ir a un curso. No tenía nada claro si iría pero, por si acaso, me levanté sigilosamente y decidí darme una ducha. La habitación y nuesros cuerpos olían a sexo. En mi mente no dejaban de pasar todas las situaciones y conversaciones de la noche anterior. En su habitación había una ducha distinta a la mía, era más grande, estaba oblicua, en una esquina, era un pequeño jacuzzi y tenía un pequeño asiento en la esquina. Preparé el agua calentita y me metí en la ducha, me senté en el asiento y empecé a ducharme con el agua calentita por encima de todo mi cuerpo. ¡Qué sensación más agradable! Llevaba unos cinco minutos con el agua calentita recorriendo mi cuerpo, sin enjabonarme cuando escucho que se abre la puerta del baño y me dicen – Buenos días. ¿No querrías ducharte sin mi verdad? – Y abrió la cortina y entró conmigo en la bañera. Tenía la cara cnsada pero esbozaba una enorme sonrisa. La besé en los labios y la puse bajo el agua calentita. - Qué buen despertar que es este – comentó. Duchita de agua caliente preparada, una gran compañía y un besito húmedo en los labios... – Con esas palabras os podéis imaginar mi sonrisa, yo estaba en la gloria. Nos abrazamos bajo el agua y nos besamos con mucho cariño. Cogí el champú y empecé a enjabonarle el pelo, ella se dejaba hacer mientras se lo limpiaba y le masajeaba la cabeza y la espalda. A todos nos gusta que nos mimen ¿verdad? Ella jugaba con mi pollita pequeñita entre sus manos mientras yo la acariciaba. Cuando terminé de enjabonarla ella misma se puso bajo el agua y terminó de quitarse el jabón del pelo y de la cara mientras yo me sentaba en la ducha viendo ese cuerpo que cada vez me parecía más hermoso y esa sonrisa de pícara que me observaba mientras se aclaraba. - ¿sabes? Ayer fue un dia maravilloso y hoy no tiene por qué ser diferente. Ayer cumplimos algunas de nuesras fantasías pero aún quedan muchas más – Yo no podía creer lo que estaba escuchando, era increïble, cuando más le daban más quería. Me levantó del asiento, me pegó a su cuerpecito y me dijo que había sido maravilloso hacer el amor conmigo, que le había encantado beberse mi leche y que le había encantado como la había follado, que además de ser tierno era un poco salvaje y que eso le gustaba. Me besó en los labios metiendo su lengua hasta el fondo de mi boquita mientras acariciaba mi polla con su mano y al separarse de mi me empujó al asiento y me dijo que le encantaría sentir de nuevo mis labios en su clítoris. No tardé ni dos segundos en acercarla a mi y en poner mis labios en su cinturita mientras el agua caliente salpicaba pero no me caía en los labios. A pesar de que algo de jabón había pasado por su cintura aún olía a sexo pero no me importaba en absoluto. Ella movía sus caderas despacito y me apretaba la cabecita a su cintura y me decía suavemente – qué placer, no pares amor, me encanta – Sigo besándo su cuerpo y disfrutando muchísimo de ese aroma a sexo que voy ingiriendo y excucho como me dice – tengo una fantasía que nunca he realizado y me encantaría cumplirla contigo – a lo que yo respondo – Si tu no la has cumplido no creo que yo lo haya realizado pero me encantarà probar cosas nuevas contigo – y me dice – deseo hacerte una lluvia dorada ¿te atreves? – Nunca me la han hecho ni nunca me lo han propuesto pero en ese momento le dije – Será una nueva sensación y me muero por vivirla contigo – En ese momento me levanté y nos besamos apasionadamente mientras su mano me masturbaba con intensidad, se veía que estaba muy excitada. Me mordió los labios, succionó mis pezones y me chupó la puntita de la polla tres veces hasta metérsela hasta el fondo en dos ocasiones y después volver a besarme en los labios y decirme mirándome a los ojos – prometo que habrá más... -
Me empujó al asiento de la bañera y empezó a acariciarse el clítoris suavemente, separó un poquito sus piernas y, cuando menos lo esperaba, empezó a salir un chorrito de su cintura, ella gemía y miraba dónde me daba, estaba excitadísima y cada vez me lo daba con mayor presión, apuntaba a mi cara, a mi pecho, a mi boca y chillaba – si mi amor, si mi amor, es para ti – Por un momneto pensé que estaba loco, pero verla tan excitada y gozando tanto hizo que no me moviera y que jugara con su chorrito para excitarla más. La verdad es que fue una sensación muy extraña, en principio quería huir del chorro pero después quería quedarme y disfruté jugando con ella viéndola gozar. Cuando terminó su chorrito me miró a los ojos pero no le dejé decir nada, acerqué su cinturita a mi boca y me puse a comer su coñito, estaba muy ácido pero después de lo que había vivido no me importaba. Ella me pasó agua calentita por encima mientras se lo chupaba y me dijo – te tengo que compensar – Se sentó ella en el asiento y me empezó a chupar la pollita como solo ella sabe hacer. Me masajeaba los huevos con sus manos y me masturbaba un poco mientras se la tragaba toda enterita. Yo estaba extasiado y me agaché para quitar mi pollita de su boca, puse mis labios, chupé su lengua y le dije que me encantaría hacérselo yo... – Lo estaba deseando – me respondió. Y a los tres segundos estaba yo delante de ella acariciando mi pollita pensando en qué momento podría empezar, ella me acariciaba también la pollita con sus manos y su lengua y jugaba con un dedito cerca del orificio de mi culito – Prepárate mi amor que te voy a dar algo muy especial – Se reclinó en el asiento y ante mi asombro abrió su boca para indicarme donde debía hacer puntería... Os podéis imaginar que no fue el único lugar en el que acerté, la bañé enterita de arriba a abajo, sus labios, sus pechos, encima de su clítoris... Se excitaba por la presión en su cinturita... ¡Cómo le gustó! Me compensó con otra de las mejores mamadas que me han dado nunca, esta vez ella sentada en la bañera y metiéndome el dedito hasta el fondo en mi culito. Supongo que esto me excita mucho más de lo que pensaba.
El viaje dió para más, tuvimos otras experiencias y fantasias que cumplimos pero se verá en otro relato siempre que ustedes estén interesados en que se lo cuente.
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