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Tenía como 18 años y por espacio de tres años había tenido varias aventuras con mujeres maduras del barrio. Casi todas eran solteronas, viudas, divorciadas y alguna que otra casada insatisfecha.
Un miércoles al regresar de la preparatoria, me di cuenta que la única de todas las damas que me faltaba por hacerla sentir como mujer, estaba sola en su casa.
Lo sabía, porque cada vez que llegaba a mi hogar, me daba cuenta que se asomaba por la ventana. Por espacio de mucho tiempo no podía dejar de pensar en ella.
Sabía y me imaginaba que a esta hora estaría en el sofá en paños menores o sin nada, esperando que algún día yo tocara la puerta.
Las otras vecinas habían sido las que me secuestraban para darles placer; ya sea a través del sexo manual u oral o con un masaje sensual, que había aprendido a los 15 años de otra señora.
La idea de poder estar con ella, me traía loco, pero no me atrevía a decirle nada por que pensaba que sólo era un simple muchacho o un chicuelo y ella una mujer pegándole a los 50. Pero de buen ver. De lejos se veía apetecible, sabrosa, me moría por besarla, por tocarla, por abrazarla. Pero no había tenido la oportunidad, hasta ahora.
Tenía los senos más bellos que ojos hayan visto. Unas caderas que enloquecían a cualquier hombre.
Bueno mi relato es así:
Después de regresar de la escuela, me cambié, me asié y me senté a leer un libro. Suena el teléfono y es ella. Me pongo contento al escuchar su voz al otro lado del auricular y le pregunto qué hace.
Ella me contesta que está triste y me pide que vaya a su casa para que le ayude a arreglar su cama que tenía salidos unos tornillos y que hacia mucho ruido.
Me dio la espina que sólo era una excusa para que yo fuera a su casa. Y fui. Cuando toqué la puerta, abrió y me recibió con un vestidito en tela muy suave y sólo tenia unas pantaletas pequeñas.
Me invitó a pasar y en cuanto me senté en el sofá, abrazó y brevemente colocó su cabeza encima de la parte superior de mis piernas y desde allí pude ver su cuerpo completo, sus senos, su vientre plano y su vagina que se veía bastante grande de ese ángulo.
Empezó a contarme lo que tenía su cama, me la mostró, la movió y noté que hacia mucho ruido y luego se tiró en ella y se puso a llorar. Me contó su vida matrimonial y me dijo que por muchos años había maldecido a los hombres porque nada más se montaba en ella y se venían sin importarles lo que ella necesitaba, dejándola a medias y que desde mucho tiempo no había tenido relaciones.
Las vecinas, le habían contado de mí, y hasta ahora se animó a que la visitara.
Hubo un momento en nos miramos yo le acaricié el rostro y le dije que era muy bella que no se apurara que pronto conocería a otro hombre que la comprendiera. Ella me dijo que quería que fuera yo el que la consolara.
Se levantó y prendió un cigarrillo estimulante y sirvió dos vasos de brandi. Fumamos por un rato y tomamos las copas.
Me pidió que si le podía darle un masaje en su espalda ya que se sentía agotada, le dije que se volteara, lo hizo, y empecé a masajear sus hombros y cada vez que rozaba su piel con mis manos sentía un cosquilleo en mi verga, por los efectos del cigarro y las copas.
Le dije que si no le importaba que se quitara la parte de arriba que llevaba puesto para que la pudiera masajear mejor.
Ella quedó con sus pechos desnudos. Puede sentir con mis manos sus pezones erectos. Dirigí mis manos a sus hombros y fui bajando por toda su espalda hasta donde comienzan sus nalgas, ella parecía disfrutarlo y me atreví a tocar sus partes por los lados, arriba de sus pantaletas, ella gimió como dándome permiso no pude aguantar más y decidí arriesgarme.
Toqué de nuevo su espalda, ya no como masaje más bien como caricias y volví a bajar hasta sus nalgas las acaricié y las apreté. Ella emitió un gemido de placer. Miré hacia fuera, para ver que nadie la había escuchado.
Seguí acariciando su espalda y sus senos por los lados ella, de un de repente se volteó hacia mí y me dijo mirándome con una mirada llena de deseos: tómame hazme tuya siempre he esperado este momento.
Yo atónito no supe que decir y opté por darle un tierno beso en sus carnosos labios. Ella me mordió los labios eso me puso a mil. La bese desenfrenadamente, introduje mi lengua en su boca y nos besamos como locos luego baje a su cuello y seguí hasta llegar a sus senos me detuve a mirarlos, los lamí, los mamé, los mordí, los besé con pasión, con desenfreno.
Seguí bajando hasta llegar a su ombligo. Allí me detuve e introduje mi lengua. Ella me pedía a gritos que bajara. Seguí con mi recorrido sin perderme un solo espacio. Le quité sus pantaletas, y allí estaba frente a mí, su vagina, completamente afeitadita, limpiecita, rosadita, se veía tan deliciosa, la besé tiernamente y ella me gritó que por favor se la mamara, yo cumpliendo órdenes empecé al lamerla primero por encima entrando mi lengua por su rajita y tocando su clítoris.
Ella me decía: cométela papi es todo tuya.
Yo le abrí las piernas y chupé su clítoris, a lamerlo con mi lengua, y la introduje en su rajita hasta que ella no pudo más y se corrió en mi boca.
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhahahahahahahah
Se oían sus gritos y yo no podía despegarme de allí Hasta dejar su rajita limpia, la contraje contra mi boca, para que mi lengua quedara dentro mientras se corría.
Cuando ella dejó de contonear sus caderas entonces saqué mi lengua y lamí su rajita hasta que quedó limpia. Bebí sus jugos y se sintió satisfecha.
Ella quedó sin fuerzas por un minuto y cuando se repuso me dijo que ahora era mi turno para hacerme gozar y me besó introduciendo su lengua en mi boca.
Bajó su manos hasta mi verga y sintió mis testículos llenos de leche y me susurró al oído eres mío y me dijo: voy a mamar toda tu verga.
Haz de mi lo quieras, le contesté.
Tomó mi verga con su mano y empezó a lamerla. Ya para ese momento, empecé a escurrir líquido preseminal.
Me succionó fuerte y sentí que un chorro salió disparado, cayendo dentro de su boca. Lo saboreó y me besó para que supiera cómo sabía mi lechita.
Me recostó, sacó un condón, me lo puso y metió mi verga dentro de su vagina. Cabalgueó por un tiempo y me pidió que no me viniera.
Aguanta corazón.
Sostuve lo que pude, Ella tuvo otro orgasmo y cuando estaba a punto de estallar, saltó de la cama, que se cayó por la falta de tornillos buenos, me quitó el condón. Limpió el talló y la cabeza de mi verga con su lengua y la agarró y se la metió en la boca para recibir toda mi leche.
Exploté. Los efectos del cigarrillo, el brandi y la calentura hicieron que estallara como si salieran disparos de una pistola. Ardiendo.
Ahahahahahahahahhahahahahhahahhahahahahahhah
Retiró su boca porque no alcanzaba a digerir toda la leche y dejó que el resto de ella le bañara su cara, sus senos y su cuerpo. Parte cayó en mis piernas y en mi ombligo. Ella se dedicó a colectar lo que me cayó con su lengua.
Una delicia.
Ahora que ya estoy en mis años maduros, me gustaría repetir esa experiencia.
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