Después de una noche llena de sexo y placer con María Elba, llegué a casa desvelado como a las siete de la mañana, me fuí a los potreros con la tía carolina a dar una vuelta y poder ver la mejoría de la reses. Con tía Carolina hacía unos dos meses, habíamos tenido un encuentro sexual que aunque ninguno de los dos lo imaginó se dió y fué soberbio, aún no lo entendíamos como sucedió, nos dejamos llevar por el deseo, y la falta de hombre de la tía por tantos años, además yo sentía algo así como haberme cogido a mi madre, ya que las dos eran como gotas de agua, casi no nos mirábamos a los ojos de pena, ella rompió el hielo, al llegar a un recodo del camino, y me dijo que había notado un brillo especial en los ojos de María Elba, que cuando me veía se le notaba algo raro, como que si deseara tenerme en su lecho, y experimentar sexo conmigo, le dije que eran suposiciones de ella, que ella tenía algun tiempo de no verme, y que talvez recordaba el tiempo que con Rocío tuvinos a los 14 años un flirteo, y ahora ella estaba casada con un hombre mayor que ella, aún en contra de su voluntad, y que no se equivocaba que a pesar de ser un profesional univerditario Juancho, se le hizo casarse con una mujer especialmente bella, y de dinero, y que en el fondo María Elba a quien siempre deseó tener como yerno era a mi, luego me contestó que para ella no era eso lo que estaba pensando maría Elba, y que lo que realmente deseaba era seducirme, me reí y le dije que eso no era posible, que era mi madrina y nada más, y que era una mujer mayor, ella me respomdió diciendome que también era una mujer mayor y que una noche paramos en su cama hasta el amanecer. La verdad es que yo me sentía mal hablar de la noche de sexo que pasé con la tia, aunque de verdad fué maravillosa, volví a ver sus muslos blancos rollisos hermosos, ya que su short solo le cubría a la mitad de los mismos, su blusa pegada marcando su pechos medianos, duros y parados, su rostrro realmente hermoso, adornado con unos ojos azul profundo, ella voltea a verme, y me pregunta, que en que estaba pensando, le dije que solo observaba la belleza de mujer que era ella, y le tomé la mano, ella me la apretó y se pegó a mi para fundirmos en un beso largo y apasionado, me preguntó que a donde quería ir, le dije al recodo del río, allí sin miradas curiosas, nos metimos al agua, besandonos y acariciandonos, chupó mi verga hasta hacerme venir y luego la hice correrse en mi boca, la pija la tenía dura y despacio la penetré al fondo, lentamente nos movíamos al mismo compás, entrando y saliendo, resbalando suavemente en su vagina húneda, enpezó a moverse rápido y yo le seguí el ritmo, la sentí venirse y al mismo tiempo la inundé d leche, nos quedamos tendidos el resto del día sobre una manta cogiendo una y otra vez. Al llegar a casa estaban Rocío y Juancho esa noche se quedarían en la finca porque amenazaba una tormenta, pasamos un rato juntos, y luego todos a dormir la tía María Marta aún se quedó un rato haciendons compañía, luego se retiró a dormir, y yo hice lo mismo al despedirme de la tía Carolina le pedí no poner cerrojo, ella sonrió sabiemdo que esa noche era de placer. Al día siguiente muy temprano salió mi tía Carolina al pueblo para efctuar compras. yo pensé que tanto Rocío como María Marta, y las dos muchachas del servicio la habían acompañado. Me levanté a dar un baño, y cuando caminaba por uno de los corredores, María Marta estaba espiiado por la rendija de la puerta entreabierta del cuarto de Juancho y Rocío, ella no se percató de que me acerqué y a sus espaldas empezé a ver e espectáculo, estaban cogiendo, si bién Roció era una chiquiña flacucha, de rodillas huesudas, pero siemre de chiches grandes y duras y de exraordinaria belleza, ahora podía ver su cuerpo desnudo, cintura fina, y de piernas esculturales, en ese momento se puso en posición d perrito, en una esquina de la cama y Juancho paado en el piso, sus nalgas quedaban exactanebte en frente de nosotros, nalgas redondas paradas, de su espalda venía esa curva maravilloso, que redodeaba sus caderas, sus piernas esbeltas abiertas, y abajo de sus nalgas se apreciaba aquella almeja de labios rojitos y húmedos, su raja también abierta dejando ver su orificio rojito, Juancho la ensartó de un sólo, ella se empujaba hacia él y le pedía que le metiera más, Juancho le decía que la tenía toda metida, y ella le decía trata de meter más, necesito más sdentro, Juancho ya no aguantó y a pesar de las súplicas de ella que no terminara se vació. En ese momento María Marta al dar la vuelta, se topó conmigo, se sintió pillada, de ser mirona, y se puso roja, sólo balbució perdón, y casi corriendo se fué a su habitación. Al rato las dos se fueron conmigo al pueblo, María Marta en silencio y Rocío hablando comno loro. Por la noche me dspertaron, bueno era ya de madrugada Juancho se había puesto malo, tenía un dolor intenso, me levanté y lo llevamos al sanatario del pueblo con Rocío, lo operaron de emergencia para estirparle la apéndice. ya casi al filo del mediodía el Dr, dijo que estaría en el sanatorio unos días y que lo dejáramos descansar. Cuando íbamos de camino me dice Rocío, que han visto a María Marta espiarlos varias veces mientras ella y Juancho han tenido relaciones, ellos lo saben pero que les excita más el sentirse observados, luego me dice que de plano ayer habíamos tenido sexo con María Marta ya que ella se dió cuenta por un espejo que yo también los había visto, justo en el momento que me hizo el comentario llegamos al río, ella me pidió que me detuviera, hacía demasiado calor y quería sumergir los pies en el agua. Sentada sobre una piedra metió su pies al agua, pies delicados suaves, pequeños, luego metió hasta las rodillas, y su falda quedaba a medio muslo, eran piernas realmente hermosas, torneadas. Me sacó de mis pensamientos, cuando me dice de que estaba realmente guapo, que se acordaba del chico que fué su novio, y luego me preguntó que que opinaba de Juancho, le dije que lo que yo pensara ú opinara no importaba, que lo importante era lo que ella quería, y en forma de sarcasmo, le dije que lo único malo era que en la cama nole cumplía y que la dejaba insatisfecha porque se corría muy rápido, ella me dijo que si la complacía porque ya en el segundo polvo, se tardaba más y ella podía acabar. Pero aún con deseos de hacerla quedar mál, le dije que la única pena era que ella quería mas grande la pija y la de él era pequeña, se puso roja, y entre curiosidad y enojo me preguntó que si pene era más gramde que el de Juancho yle dije que el doble, se me quedó viendo y me dice: si es verdad muéstramelo. Le dije que allí no, se lo podía mostrar en el recodo del río, donde no pasaba gente curiosa, y que en donde podíamos incluso nadar. se incorporó y nos marchamos al recodo, ambos sabíamos que de coger cogíamos, el sentimiento de ambos, aún volaba en el ambiente, cuando era una chica de 13-14 años, era graciosa y linda, aunque flaca, y lo mas que llegué a hacerle fué chuparle una teta,para ese entonces ya era tetona. Me empezé a desvestir para meterme al agua, me quedé en boxer, ella se desnudó conpletamente y se acercó para bajarme el boxer, imediatamente saltaron las 8 pulgadas de verga gruesa, roja y con vemas enormes, se quedó con la boca abierta y empezó a bajarme y subir el pellejo, se me humedeció el glande y empezó a chuparme la pija despacio, suave y dulcemente, se metía hasta la mitad, succionandola, luego me dijo que se había cansado y quería probar mi leche, le puse la pija entre las chices enormes y empezé a masturbarme en ella y la punta entraba en su boca, hasta llenarla de leche,le corría el semen entre los labios, de lo que no pudo tragar y otros chorros que le vacié en sus pezones. La recosté sobre una piedra lisa, abrí sus piernas y empezé a chupar su vagima roja, gordita y deliciosa, a succionar sus labios y clítoris, ya no aguantó más y se corrío, mi pija estaba de nuevo dura y empezé a penetrarla, era estrecha, y su canal caliente, la topé al fondo, los ojos los tenía como trabados del placer que sentía se contorneó y pujo, gimió y gritó, nos corrinmos juntos la llené de leche. seguimos nadando y antes de salir quería tenerla adentro de nuevo, la tomé de sus axilas, la subí en peso, ella abrió las piernas la fuí bajando hasta mi glande, y empezó a desaparecer en su vagina, hasta quedar completamente enganchada, con sus piernas rodeando mi cintura, ya bajo el agua, empezé a meter y sacar, ella se corrió, y yo seguía bombiendo, ella me dijo que le ardía y que me lo iba a hacer con la boca, yo le pedí que me dejara entrar en su culo hermoso, me dijo que no, que no lo había hecho por allí, no le dí importancia le dí vuelta, abrí sus piernas y sus nalgas y empezé a penetrarla, no se movió, con estoicismo la recibió completa, hasta llenarle sus tripas de leche. cuando íbamos en el vehículo me dijo que sentía algo caliente que le brotaba de la vagina, paré el vehículo, y sus piernas estaban invadidas de sangre, de la cogida le vino su período. Juancho estuvo más días de lo esperado en el sanatorio habían transcurrido ya casi 20 días de la aventura en el río, una noche estando en casa María Elba dijo que tenía un videocassette de la boda religiosa de Rocío, sobre el sofá María Elba, tía Carolina, en un sillón, María Marta, hasta atrás de ella Rocío con un vestido cortísimo, que me permitía ver su tanguita, y frente a Rocío yo, sentado revisando la papelería que tenía que llevar otro día al contador de la finca. Mientras los demás veían el video, Rocío se metía lo dedos en la vagina, y se los chupaba, guiñamdome el ojo. me tenía super excitado. Terminó el video todos con sueño a dormir, Me desperté cuando ´tocaron suavenebte el vidrio del cuarto donde dormía, no sabía si era tía Carolina, María Elba o Rocío, me levante para abrir, era Rocío cerré con seguro sabía que era la ultima vez que la cogía en la hacienda, otro día salía Juancho y regresaban al pueblo, Cogimos como no pueden imaginarse, esa noche la preñé por todas las circunatancias dadas,ella no le habló de la menstruación a Juancho, ellos tuvieron relaciones después y por la gestación ese hijo sólo podía ser mío, y quién llevó la cuenta de eso, pues quién más ajeno a nosotros, María Elba la madre de Rocío, y ella me lo dijo una noche en su casa después de coger, y cuando el niño tenía ya tres años, pero ella felíz, la hizo abuela, quién ella tanto habia deseado para marido de su hija, y ahora era el hombre que la complacía y la extasiaba de sexo. Pero alguién más sabía de mis amores prohibidos, la Tia María Marta, que como buena espía, siempre supo de las escapadas nocturnas de Rocío a mi habitación, como las de María Elba cuando se quedaba en casa de la finca, y siemnpre supo de mis escapadas a la habitación de mi tía Carolina, pero un día le llegó la hora a Ella, cuando yo me convertí en espía de sus jueguitos sexuales con su vibrador, pero eso ya es otra historia.