Después de la recuperación de mi hija y de retirarla del hospital, la llevamos de nuevo a casa; le preparamos su habitación a manera que se sintiera en un ambiente bastante agradable y totalmente diferente; nos dedicamos todos a hacer de su estadía en casa algo que la reconfortara, haciéndole bromas y tratándola como la Reina que era.
Habiendo pasado los días y que en las noches no le faltara nada, como siempre nos ibamos turnando cada noche hasta que se quedaba dormida, por supuesto que eso incluía darle un par de visitas durante la madrugada.
Habiendo efectuado cada uno nuestros respectivos turnos, yo que era el que más se preocupaba porque no le hiciera falta nada y se sintiera cómoda, era quien más tiempo pasaba con ella y más visitas realizaba durante la madrugada, estando pendiente del más mínimo detalle.
Una madrugada, después de que me había retirado a dormir a mi habitación, me desperté y me encamine hasta la de ella par ver si estaba durmiendo o no necesitaba algo, la vi profundamente dormida, me acerque para arroparla bien y no sintiera frio, cual fue mi sorpresa, que al tratar de taparla bien, pude notar que tenia destapado medio cuerpo, como dormía con camisón y por el movimiento inconsciente durante la noche, este se le había subido hasta la cintura, dejando descubierta la pierna completa hasta la nalga apreciando perfectamente su calzoncito; quise jalar la sabana muy despacio para no despertarla pero la tenia completamente enrrolada con la otra pierna.
Para esperar que tuviera un ligero movimiento y así aprovechar para taparla completamente, me senté en la cama, había una pequeña lampara que encendí para ver como estaba, sin ningún morbo la deje así; pero al pasar de los minutos mi hija no se movía y yo preocupado porque hacia un poco de frio y quería taparla.
Como estaba sentado justamente a la par de la pierna que tenia destapada, la recorría muy despacio con la vista desde el pie hasta la nalga, sintiendo una sensación bastante rara pero agradable que recorría todo mi cuerpo; me empece a recordar de la noche aquella que en el hospital la había cogido, al principio pensando que era mi esposa pero ya en la reacción fue algo tan excitante saber que era con mi hija con la que estaba acostado, acariciándola toda y con mi verga dura pegada a su culo, llegando a hacerle el amor, sin que ella dijera absolutamente nada, sintiendo al final sus orgasmos y la sensación de que había gozado al tener la verga de su papá adentro.
Tome la decisión de intentar nuevamente de estar con mi hija en la cama y sin dejar pasar más tiempo, delicadamente acerque mi mano hasta su muslo haciéndole suaves caricias y esperar que despertara y saber su reacción, tenia pretexto pues si reaccionaba molesta, unicamente le decía que había llegado a taparla.
Recorría con mis dedos todo su muslo, del centro a los lados y hacia abajo, así estuve durante un buen tiempo, subiendo de tono las caricias aprovechaba y llegaba hasta su nalga, mi hija estaba profundamente dormida y por lo tanto relajada; como había comprobado durante varios minutos su reacción a las caricias, inmediatamente me agache y comencé a besarle la pierna, de igual forma empece por el muslo, buscándole la parte de adentro y llegando hasta la nalga, pude sentirle el olor de su culito algo que me descontroló y me excitó mucho más, sentí un leve movimiento y quejido de ella, por lo que me detuve a esperar su reacción, pensé que se despertaría pero seguía dormida, pero en el movimiento que hizo soltó la sabana que tenia atrapada con la otra pierna dejándola casi al descubierto; me acomode en la cama para estar más cómodo y seguir acariciándola y poder besarle las piernas, para esto mi verga presentaba una erección descomunal y única, algo que con mi esposa ya no pasaba.
Como al parecer no se despertaba, seguía besandole ahora las dos piernas y sus dos hermosas nalgas, yo dormía con calzoncillo y camiseta y así estaba sentado en la cama con mi hija, deleitándome con su cuerpecito; al haber pasado bastante tiempo y las caricias y besos se prolongaron, le subí el camisón hasta la espalda dándosela descubierta y como era su costumbre no dormía con sostén, le di un par de besos en la espalda y torso, le hice a un lado el pelo para casi verla completamente desnuda, le bese el cuello volviendo a mi rutina que era de la cintura para abajo.
Pude sentir unos pequeños gemidos y como su piel se erizaba por la reacción a las caricias y besos en partes sensuales, lo que indicaba que si estaba sintiendo lo que pasaba, pero como aquella vez en el hospital solo lo disfrutaría; sin decir absolutamente nada permitía que su papá siguiera excitándola y aprovechándose de todo su cuerpo que prácticamente lo tenia al descubierto para el deleite del hombre que nuevamente tenia la intención de hacerla suya y ella plácidamente complaciente dejaría que su papá le hiciera nuevamente el amor.
Seguía besandole la espalda y pasando le la lengua por su derrier, hasta llegar a sus nalgas, con mis manos, una en sus piernas y la otra buscando sus pechos para acariciarselos muy pero muy suavemente; para ese entonces por su estado de relajación ya la había acomodado, separándole las piernas y como estaba completamente boca abajo, podía ver el esplendor de su culo a pocos centímetros de mis ojos, a cada beso y lenguetazo por el culo gemía de placer pero muy callada.
Como yo estaba super excitado y loco por estar con mi hija en la cama, me propuse quitarme el calzoncillo y acostarme a su lado, así lo hice quedando boca arriba con mi verga que era una tranca que apuntaba al techo; me acosté pero seguía con mi mano por su culo y mi verga pegada a su nalga, rápidamente aproveche para metersela adentro del calzoncito que para ese momento todavía lo llevaba puesto, deslice mis dedos por en medio de sus nalgas buscando primero su chocha y después su anito; pude sentir que tenia la chochita completamente empapada y que su jugos le escurrían casi a borbotones, empece a jugársela con mis dedos, haciéndole movimientos en circulo muy delicados y buscándole su clítoris, pude sentir que se movió delicadamente para que mi mano no tuviera obstáculos y quedara completamente toda su chocha a la disposición de mis dedos, movimiento que hizo que mi excitación fuera aún mayor y la respiración de mi hija más fuerte y agitada; yo seguía masturbandola y podía sentir su gozo con mis dedos adentro de su chochita, rápidamente acerque mi cara a la de mi hija y empece a besarle las mejillas, sin sentir a que hora mi hija movió su cara hacia la mía para buscar mi boca, algo que sucedió en milésimas de segundos, allí estaba la nena nuevamente acostada con su papi y disfrutando del sexo con una excitación como nunca la habíamos sentido.
Ya con esa reacción y sin hablar, la tome del hombro para que quedara hacia arriba, ella entendió mis intenciones y colaboró apresurada; ya los dos acostados boca arriba, me incline casi sobre ella para seguir besándola, la abrace y cuando menos lo espere ella me estaba abrazando y respondiendo a mis besos, buscaba mi lengua apasionada y como una loca, lo que aproveche para volver a buscarle la parte intima de su cuerpo donde yo estaba entretenido y ella tenia excesivamente mojada, separo de nuevo las piernas, dejando que mis dedos se deleitarán con toda su intimidad, le metía y sacaba los dedos produciendo aquel chasquido tan excitante; en un movimiento de mis manos y la colaboración de su cuerpo la despoje de su calzoncito que estaba bastante mojado para que quedar completamente libre y a la disposición de lo que su papi quisiera hacer con ella, nos seguíamos besando, ella como loca respondía a cada caricia y exigencia mía, sin hablar absolutamente nada, se dejaba llevar por el clima de la excitación que para esa hora superaba los mil grados.
Cuando yo le tenia una mano adentro de su intimidad y nos besamos como amantes, mi verga toco su mano, pero su reacción no fue de quitarla sino de atraparla, estaba descontrolada la tomó con toda su mano y la aprisionó fuerte y jugandola de arriba para abajo algo que hizo que casi reventara en su mano, controlándome para no venir en ese momento, pude muy disimuladamente hacer que me soltará, y baje rápidamente mi boca hasta su chochita, sintiendo ese sabor delicioso y excitante de su sexo, me entretuve a hacerle sexo oral algo que ella no esperaba pero como todo lo disfrutó, haciendo movimientos circulares en mi cara tomándome de la cabeza con fuerza, algo que me indicaba que estaba a punto de llegar al orgasmo, seguía metiendole la lengua por toda su vagina, llenándome la boca con sus ricos jugos sintiéndole el gallito duro, sus movimientos y gemidos eran mucho más fuertes y seguidos, que cuando menos lo esperaba estaba viniéndose en mi boca, estirándose y gritando de placer que le había producido su papá, tanto con los dedos como con la boca; se movió bastante más rápido en círculos y de abajo hacia arriba, sintiendo que se iba de este mundo, pude sentir dos orgasmos seguidos de mi hija, no soltaba mi cabeza y hacia que le diera más fuerte con la lengua.
Me quede con la cara entre sus piernas recibiendo sus fluidos y sintiendo sus contorsiones, acariciándole los pechitos, mientras ella se relajaba y tomaba aire.
Yo no podía creer que mi hija había gozado tanto ese momento, pero yo seguía con la verga extremadamente dura, gruesa y con el glande colorado y brillante, pero con un dolor que no creía en nada, lo que había producido la excitación de estar con mi hija; seguía acariciándole los pechitos, su panza y sus piernas después que ella se vino en mi boca, cuando sentí su relajación después de unos minutos, fui subiendo hasta ponerme justo a la par de ella, nuevamente busque su boca para besarla respondiendo rápidamente, cual fue mi sorpresa, que de nuevo agarro mi verga, sin decir nada me jalo del hombro como indicando que quería que estuviera encima de ella, mi reacción fue inmediata, ella no me solaba la verga y conforme me fui poniendo encima de ella, fue llevando mi vergota hacia su vagina, con la otra mano me tenia rodeado el cuello, me fui acomodando exactamente encima de ella a manera que mi verga quedara justo en la entrada de su chochita, como toda una mujer que recompenzaba el placer que acababa de recibir, abrió las piernas para dejar entrar mi verga y que la pudiera penetrar para que pudiera saciarme, teniendo un orgasmo casi tan espectacular como los que ella había alcanzado.
Metí mi verga muy despacio, emitiendo ella unos largos gemidos, no me soltaba el cuello para que nuestra bocas no se despegaran, con la otra me aprisionaba la cintura para que le metiera la verga hasta adentro, así estuvimos cogiendo durante un buen rato, oía aquel delicioso y suculento chasquido que producía mi verga adentro de su chochita mojada, algo que ambos nos excitaba, ella empezó a moverse con más fuerza, cuando de repente me dijo "hay papá muévete así de rico y más fuerte que me vengo otra vez" "haz que me venga de nuevo" "lléname la vagina de tu semen" "quiero sentir tus lechazos hasta adentro", esto creo que a cualquier hombre volvería loco, pero más a mi sabiendo que era mi hija la que después de no hablar completamente nada durante todo el tiempo, haba hablado para decir esto tan excitante; lo que por supuesto hizo que de inmediato llegara al orgasmo, dejandole ir toda la leche en su vaginita a mi hija, algo que ella había pedido, yo sin miedo le termine así, pues perfectamente sabia que no la podía embarazar.
Sentía la verga super hinchada en la vagina de mi nena y a ella se la sentía muy caliente y mucho más mojada, y como no si mi semen y sus fluidos se habían conjugado; me quede encima de ella durante mucho tiempo, besándonos de la misma forma como lo había echo en el hospital y como lo hacia con su mamá; al rato de estar así, mi verga volvió a su tamaño normal, nuestros fluidos se deslizaban por sus piernas y sus nalgas hasta empapar las sabanas; nos limpiamos el exceso, nos despedimos con un largo beso en la boca, le puse su calzoncito, la tape y me retire absolutamente extasiado después de hacer el amor con mi hija, fue una madrugada espectacular, llena de amor, sexo y desenfreno.
Podía sentir como mi verga vibraba, podía sentir que todavía la tenia adentro de la vagina de mi hija, me fui a acostar con mi esposa, me estaba volviendo a excitar, pensando en el deleite que nos habíamos dado con la nena.