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Salí del baño y me tumbé en la cama, mi madre ya se había dormido. Me sentía todo un macho alfa, estando los dos desnudos en la misma cama. Era con la única mujer que me sentía así y con la única que me atrevía a desnudarme. Aunque no hiciéramos el amor y solo la tocase cuando dormía y me enseñase educación sexual, yo estaba feliz de estar junto a ella.
Había pasado casi media hora desde que se durmió. La luz estaba apagada pero entraba luz desde la calle. Ella estaba tumbada despaldas a mí. Yo estaba excitándome de verla, me la imaginaba encima de mí cabalgando y yo agarrando sus nalgas al mismo tiempo. Llevé mi mano hasta su cuerpo y empecé a acariciar sus nalgas lentamente mientras me masturbaba, mi madre seguía durmiendo profundamente, por lo que decidí atreverme introducir mi dedo medio en su ano. En ese momento no pude más y empecé a correrme sin poder controlarme. Menos mal que había cogido papel en el baño y pude limpiarme. Me di un buen gustazo, era increíble, cada vez que dormía junto a mi madre, experimentaba una nueva experiencia sexual. Fui al baño y tiré el trozo de papel y dormí plácidamente.
Me desperté y ya había amanecido, miré mi reloj y marcaba las 7 de la mañana. Mi madre seguía durmiendo. Pensé que sería bueno tomar unas fotos de su cuerpo desnudo para mis momentos íntimos. Así que cogí mi Smartphone y le hice varias fotos. Volví a tumbarme en la cama y seguí durmiendo un par de horas más, necesitaba descansar para salir con Carla esa noche.
A las 20:30 Estaba listo y arreglado para ver a Carla. Me fui a recoger a Carla a su casa. La llevé a un lugar romántico, quedó encantada con el lugar y con la cena. Después fuimos a tomar unas copas a una discoteca a bailar y a tontear y sin darnos cuenta empezamos a besarnos. No besaba a una chica desde el instituto. Estuvimos besándonos durante un buen rato. Cuando salimos de la discoteca dije de llevarla a su casa, pero ella se negó y dijo:
Carla: Mi madre está en casa, me gustaría ir a la tuya contigo a dormir, la tuya tiene guardia esta noche.
Yo respondí:
Jorge: ¿En serio? ¿Dormir juntos?
Carla: Claro, me apetece dormir a tu lado.
Yo tenía un poco de miedo, ya que sabía que ella no solo quería dormir conmigo, sino algo más. Pero por otro lado estaba deseando perder mi virginidad. Así que fuimos a mi casa.
Llegamos a mi casa y nos fuimos directos a mi habitación y nada más entrar se quitó su vestido y se desnudó completamente. Yo apagué la luz apagada para que no se diese cuenta de cómo tenía el pene hasta después de los preliminares y también me desnudé. Pero ella encendió la luz de la mesita de noche. Yo me quedé helado, no sabía qué hacer. Carla puso cara de decepción, pero yo quité hierro al asunto y me lancé sobre ella a besarla y acariciarla por todo su cuerpo, pero ella quiso parar y dijo:
Carla: Para, para, para…
Jorge: ¿Qué ocurre?
Carla: Me tengo que ir, no me siento muy bien, han debido sentarme mal las copas.
Jorge: ¿De verdad? ¿No hay otra razón?
Carla: No, me encentro mal.
Se puso la ropa y salió de la habitación. Yo la acompañé a la puerta para despedirla.
Jorge: Ya nos veremos pronto
Carla: Ya te llamaré, ciao.
Fue todo muy rápido, yo sabía que Carla no se sentía mal, era todo una excusa para no hacer el amor conmigo. Una hora después me envió un mensaje a mi móvil que decía:
Carla: Siento haberme ido de esa manera, pero no eres como yo esperaba, será mejor que no nos veamos más, lo siento.
Me dejó bastante deprimido, me encerré en la habitación y pase toda la noche y todo el día encerrado, ni siquiera quise salir a cenar, estaba muy deprimido.
Llegó la noche y seguía encerrado, hasta que mi madre preocupada entró a mi habitación para saber que me pasaba:
Ana: ¿qué te ocurre? no has salido en todo el día.
Jorge: No tenía ganas de salir.
Ana: Carla ¿verdad?
Jorge: Sí.
Le pregunté si podía dormir con ella esta noche, ya que me sentía muy mal y necesitaba desahogarme un poco. Dijo que sí, que no me preocupase. Fui a darme una ducha y fui desnudo a su cuarto. Mi madre ya estaba acostada y completamente desnuda, a pesar del disgusto que tenía, me daba mucho morbo estar en su cama desnudo junto a ella. Me sentí mucho más animado, con ella se me olvidaban todos los problemas.
Me acosté y le conté todo lo que había pasado, mi madre se quedó bastante sorprendida.
Ana: Me ha sorprendido, no sabía que ella fuese tan superficial, parecía tan buena y encima ya quería cama.
Jorge: Todas son iguales, tengo 21 años y todavía no he mojado, tengo muchas ganas ya, pero no vuelvo a salir con nadie más.
Ana: Jorge, no todas son así, porque yo no hubiera hecho lo mismo, no solo con el pene se da placer, te lo he dicho muchas veces.
Jorge: Yo no confío en ninguna chica, he leído muchos casos en foros de Internet y son muy pocas que opinan así. Lo mejor será pagar a una prostituta, a ellas no les importa el tamaño, lo único que quieren es dar placer.
En ese momento mi madre se enfureció y exclamó:
Ana: ¡Qué no se te pase por la cabeza! ¿Estás loco? ¿Sabes las enfermedades que puedes contraer? No pienso dejar que vayas con putas.
Yo contesté respondí con mal tono:
Jorge: Pues yo soy mayor de edad y hago lo que me apetece y follo con quien me da la gana.
Mi madre acercó su mano mí, me cogió los huevos y apretó fuerte y me dijo:
Ana: Mira, no me hables así. Como me entere de que vas con prostitutas, te juro que te corto el pito, estás en mi casa y mientras vivas aquí harás lo que yo diga.
Yo respondí gritando de dolor:
Jorge: ¡Vale, mama, pero suelta por favor!
Entonces ella soltó y dijo:
Ana: Vete de aquí, estoy muy enfadada, no quiero ni verte.
Me levanté y llorando me fui a mi habitación a reflexionar, me sentí bastante humillado y avergonzado, por lo que había pasado y pensando que no volvería a su cama.
Yo sentía mucho morbo cuando estábamos los dos desnudos y hablando de temas sexuales y de los tocamientos cuando mientras dormía. Es posible que eso no vuelva a ocurrir nunca más.
Continuará…
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