Melissa había llegado un día jueves por la tarde, y la había ido a dejar viernes por la mañana, pero ya me había anticipado que posiblemente, Corina y Judith, sus compañeras de aquella aventura, me llamarían el día domingo. Pero por si me preguntaban algo de ella, no la había visto por lo de su novio y podría haber alguna infidencia. Ellas vivián en pueblos cercanos a la capital, y efectivamente el día domingo antes de regresar al internado de la escuela, llamaron, fuí a traerlas eran las nueve de la mañana, estaban preciosas Corina con su pelo liso rubio, hasta los hombros, tenía 16 años, delgada de culito chico pero paradito, y Judith morena, bajita de pelo ondulado, sus pantorrillas redonditas y culito rico de 17 años. Ya en el apartamento procedimos a desvestirnos con Judith, Corina se quedó en la sala, yo estaba dispuesto a coger a Judith, en un 69 la hice correrse, su vaginita de pelos ralos, era una delicia, sus pechos duritos, con su botoncito moreno, era un manjar, estaba húmeda y caliente, suspiraba de placer, se colocó boca arriba, y coloqué la punta del pene en su entrada, empujé y se fué la cabeza, sentí su himen, ella se sobresaltó con su punzada de dolor, empujé de nuevo y sentí romperse el himen, ella gritó, Corina entró a la recámara asustada, pero ella estaba dispuesta a concluír el acto, no dió marcha atrás, Corina empezó a acariciar su cabeza, y yo terminé de entrar al fondo, era obvio el dolor que sentía, pero poco a poco se fué convirtiendo en placer, ya sus movimientos seguían a los mios, su placer fué en aumento, me pedía que la metiera toda, y que le diera rápido, Corina se empezó a tocar los pechos y a meter su mano en su vaginita, excitada de ver cogiendonos, Me puse boca arriba, Judith se sentó sobre mí, y lentamente fué desapareciendo la mole de verga en su cuerpo, Corina estaba extasiada, la sente sobre mi boca y empezé a mamerle su chocha, y su extraordinario clítoris grande y grueso, se corrió primero Judith, Corina empezó a mover su cuerpo fuerte para gemir de placer se estaba corriendo, Judith estaba mamando mi verga y casi al mismo tiempo del orgasmo de Corina me vacié en la boca de Judith. Los tres recostados en la cama, y Corina viendo la evidencia del desfloramiento de Judith, la sábana con la manchita de sangre y el resto de sus jugos vaginales, no se atrevió a coger conmigo, nos duchamos y nos fuimos.
muy calientito y buen relato heeee espero pongas mas