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Categoría: Incestos

Strip póker en familia. 3º Capítulo 1ª parte

Después de la partida la culpabilidad crea alianzas



Me desperté cuando la puerta de mi cuarto se abrió e instintivamente abracé a mi hermana, despertándola también. Mi madre entró y comenzó a mirar para todos lados un tanto sorprendida, era obvio que intentaba analizar la situación. Iba vestida tan sólo con un camisón color negro. -¿Qué ha pasado aquí? Preguntó al ver mi cama con evidentes manchas de humedad…, no contestamos. Mejor no quiero saberlo. -Vestiros que vuestro padre está preparando un asado. Por suerte no llueve más. Nos pusimos de pie de un salto mostrando toda nuestra desnudez, debíamos bañarnos pero consideramos prudentes ponernos algo de ropa primero, al menos para ir hasta el baño. Victoria estaba retirando las sábanas mojadas de mi cama y nos miraba ocasionalmente mientras buscábamos ropa cómoda. -No imaginé que pudierais llegar tan lejos…, su voz fue casi un susurro. Mamá… nosotras, comencé diciendo, pero no me salían las palabras. -Estábamos borrachas. -Está bien, creo ser la menos indicada para reprocharles algo, se la veía triste. -¿Te pasa algo mamá? Preguntó Mayra.



-¿Vosotras que pensáis? Se sentó sobre el colchón de mi cama. -Lo de anoche fue una locura total. Sé que es tarde para arrepentirse, pero qué diferentes se ven las cosas cuando una las piensa en frío. Todo es por mi culpa. -En eso tienes razón mamá, me senté a su lado aún desnuda. -Hicimos muchas cosas locas pero pienso que si comenzamos a echar culpas, todos cargamos con un poco.Es cierto, mamá, mi hermanita se nos acercó sosteniendo una camiseta rosada en la mano. -Cada uno aportó a lo que pasó, las cosas se dieron así… fue solamente un juego… que terminó mejor de lo que pensábamos, me sonrió…, supe qué hacía alusión a lo que habíamos hecho antes de dormir. Por más que quisiera convencerme que todo fue un sueño, no podía hacerlo. De verdad había tenido relaciones sexuales con mi hermana y el sólo pensar en esa frase me aceleraba el corazón… El verle la rajita tiernamente dividida en dos me provocaba mucho, a pesar de no estar sexualmente excitada y que las mujeres nunca habían sido de mi preferencia, no podía negar que todo esto jugaba con mi mente, hasta las tetas de mi madre, dentro de su escote, me parecían más bonitas que nunca. -Está bien, mejor iros a bañar. Dejemos el tema como está, por ahora. Agradezco vuestras palabras pero no me siento muy bien con lo que pasó, espero que vosotras os lo toméis más a la ligera. -Un poco sí, pero todavía me acuerdo de las cosas que hice, le dije. -Y entiendo que estuvo mal, me da mucha vergüenza mirar a la cara a papá o al tío Rosendo… especialmente a Unai… después de lo que me hizo. -¡Es cierto! Mi madre se puso de pie de un salto. -Tienes que tomarte la pastilla anticonceptiva. Ahora mismo te la traigo, a ti también te traigo una Mayra. -No la necesito, a mí nadie me la metió. Mi mamá la miró como si intentara recordar todo lo que ocurrió en la noche. -¿No os acordáis que me tratasteis como una nena ingenua? Sus cejas se fruncieron mostrando su enfado. -Mientras a vosotras os follaban por todos lados, a mí me dejaron con las ganas. -Creo que te hicimos un favor cariño, dijo por fin mi madre. -No es algo de lo que esté orgullosa. -Pero bien que lo disfrutaste…, yo vi muy bien la cara que pusiste cuando Unai te follaba por el culo. -Él no me…, no se animó a completar la frase, los recuerdos la traicionaban. -Por favor Mayra, no me lo hagas más difícil. -Está bien, no digo más nada. Traeré la famosa pastillita a Nadia, yo me voy a bañar, la menuda muchachita salió desnuda y enojada del cuarto, la perdimos de vista cuando dobló en el pasillo y pudimos escucharla hablar. -¡Hola papá! Saludó con naturalidad, mi padre apenas gesticuló un saludo y luego escuchamos la puerta del baño abriéndose. -¿Tú de qué te ríes? Me preguntó mi madre. -La chica tiene carácter, no puedes negarlo. Será calladita pero siempre encuentra las palabras justas. -Las palabras justas para exasperarme, agachó su cabeza. -¿De verdad crees que Unai me…? -¿No te acuerdas de nada mamá? -Sí me acuerdo, solo que… necesito saber si realmente pasó lo que yo creo que pasó. -Bueno, Mayra tiene razón. Unai te… sí te hizo eso. Pero tampoco lo culpes a él, tú le permitiste hacerlo, se estrujó las manos, nerviosa. -Mamá, ¿qué pasó? ¿Qué cambió tanto de ayer a hoy? Pregunté a pesar que en realidad era el mismo día. -Anoche te vi decidida, tú misma nos incentivabas a seguir jugando y créeme que nadie te va a odiar por eso. -No es que algo haya cambiado, anoche entre el alcohol y la calentura que tenía, no pensaba claramente, me parecía todo un simple juego. Hoy ya no lo veo así, lo pienso en frío y me preocupa de qué forma podría afectar esto a nuestra familia. -Bueno, seguramente haya cambios y la familia no sea igual, pero eso no quiere decir que dejemos de ser una familia, tomé su mano. -Te cuento que a mí me pasó algo inverso a lo que te ocurrió a ti. Anoche, hasta cierto momento, quería terminar con todo, me parecía una locura, me miró preocupada. -Pero después me empezó a gustar, y créeme que lo disfruté… hasta lo que pasó con Unai me pareció excitante, le confesé. Y tú sabes qué pienso de Unai. Cuando me fui a dormir ya no pensaba igual, en esas pocas horas llegué a ver las cosas de forma completamente diferente. Fue sólo un juego mamá, no lo veía tan así pero quería reconfortarla. -Dejémoslo así. Ya no te preocupes tanto. -Tienes razón Nadia, además no puedo culpar al alcohol por todo lo que hice, era consciente de lo esencial… -Claro que estabas consciente, me quejé. -Estabas muy atenta a las reglas de juego, no me dejaste pasar una, este comentario la hizo sonreír. -Sabes muy bien que detesto que la gente haga trampas, aunque se trate de un simple juego. -Aunque éste no era un juego tan simple… -Bueno, mejor dejémoslo ahí. No tengo ganas de seguir maquinando… hay momentos en los que es mejor dejar de preocuparse y que todo fluya con la mayor normalidad posible. Te traigo la pastilla anticonceptiva, te das un baño y comemos el asado. Solo faltaba también, tener sobre mí conciencia a mi hija PREÑADA de su hermano. A mi madre no le molestaba que se hubiera producido incesto en todos los niveles sino la multiplicación de los hijos en casa de las tres hembras fértiles.



*****



El almuerzo familiar transcurrió en un clima de gran tensión, nadie habló de lo ocurrido la noche anterior pero tampoco se animaban a mantener un contacto visual prolongado con nadie, yo misma esquivé la mirada de Unai en varias ocasiones. Hasta en la conversación se hizo evidente la tensión, mi tío Rosendo se esforzaba por mantener el humor con su espíritu dicharachero, pero algunos estábamos tan ensimismados en nuestros pensamientos que ni siquiera lo escuchábamos. Todo el domingo se desarrolló de la misma forma, lo más incómodo era que no teníamos actividades para ese día, lo cual nos obligaba a deambular por la casa sin sentido alguno. Cada vez que veía a alguno de los miembros masculinos de mi familia no podía evitar recordar la forma y el tamaño de su verga… sus espectaculares pollas preciosas y excitantes. Hasta con las mujeres me pasaba algo parecido, especialmente con mi hermanita, al verla recordaba lo que habíamos hecho antes de dormir y más de una vez nos sonreíamos en complicidad. A pesar de haber quedado sexualmente satisfecha, no podía dejar de pensar en el sexo, lo había redescubierto en una forma trascendental. Esa noche me acosté temprano sin tener sueño, mi excusa era que quería dormir bien para levantarme temprano al día siguiente y poder comenzar la semana con muchas energías pero en realidad trataba de evitar el contacto con mi familia. Di vuelta en la cama, mi cabeza era una peligrosa telaraña llena de ideas descabelladas, por un lado me daban muchas ganas de repetir lo sucedido, algo dentro de mi cuerpo me lo pedía, pero por otra parte la consciencia y la culpa me impedían llevar a cabo esta tarea. Fue una suerte que me quedara dormida, ni siquiera recuerdo cuándo sucedió sólo sé que me desperté a la mañana siguiente y me alegraba poder haber dormido toda la noche de un tirón.



*****



El lunes cada quien comenzó con sus actividades semanales, trabajos y estudios, eso ayudó mucho a que no hubiera tantos encuentros en la casa, pero la cena fue igual que las últimas comidas que tuvimos, silenciosas y tensas. Mi madre encendió el televisor y puso algún programa local para que al menos hubiera algo con lo que distraerse. Apenas pude me retiré a mi cuarto para no caer en la tentación y cometer alguna locura que pudiera enfadar a alguien. El estar otra vez sola en mi cuarto me evocaba todos los recuerdos sexuales que tan frescos estaban en mi mente, no tuve más alternativa que quitarme el pantalón y la tanga para comenzar a masturbarme intentando imaginar con la mayor claridad posible cómo me vería yo montada sobre la verga de mi padre y luego tal vez viniera mi tío y me la metería por la boca, la secuencia cambiaba según lo prefiriera pero no dejaba de tocarme y sentía la gran viscosidad de mis flujos vaginales cubriéndome los dedos, me estaba desesperando por la ansiedad, necesitaba algo de acción. Sin pensarlo me levanté de la cama cubierta sólo por una camiseta blanca que no tapaba mi depilado pubis y que hacía resaltar notoriamente mis pezones, salí del cuarto y caminé por el pasillo hasta el baño con total naturalidad. Mi corazón dio un salto cuando mi hermano apareció por el lado del pasillo que daba a la sala de estar, quería que alguien de mi familia me viera desnuda pero en realidad no creí que esto ocurriría y mucho menos que se tratara de Unai. Intenté mantener la calma y lo saludé por la cabeza, él ni siquiera me respondió el saludo, estaba mirando fijamente mi coñito… evidentemente mojado. Continué mi camino hasta el baño y me senté en el inodoro sin siquiera molestarme en cerrar la puerta, al parecer mis deseos se estaban cumpliendo aunque en parte me avergonzaba estar actuando de esta forma tan imprudente, mi hermano me siguió hasta el baño y se paró frente a mí. -Te estaba buscando, me dijo con evidente nerviosismo. -¿Para qué? Pregunté sin siquiera mirarlo a la cara, disimuladamente me fijé en el bulto que crecía en su pantalón. -Bueno para… rascó su cabeza sin dejar de mirar mi clítoris, mantuve las piernas considerablemente separadas para que él pudiera verlo sin problema, mi corazón resonaba como un tambor. -Es que… -Venga Unai, ¿qué necesitas? Lo apuré simulando enfado de hermana. -¿No puedes mear si te miro…? Cambió de tema. -Contigo mirándome así no puedo. -¿Así cómo? -Como si yo fuera la niña que te quieres follar en una discoteca. -¿Qué pasa si fuera así? Preguntó con torpeza. -No estamos en ninguna discoteca. -Me refiero a lo otro… a lo de follar, a pesar de su tez oscura se le notaba lo sonrojado que estaba. -¿Qué, tú estás muy mal? Exageré mi reacción porque realmente no me molestaba para nada que él quisiera follarme, pero eso en sí era un poco preocupante, es mi hermano pese a tener una tranca digna de un dios pagano. -No, es que… el sábado… tú me dijiste que te gustó… y yo pensé que quizás… -El sábado estaba borracha y era todo un juego, su polla no dejaba de crecer bajo el pantalón y yo luchaba contra la tentación de estirar la mano y tocarla, -lo que te dije no fue en serio. -Creo que sí lo fue, además me mirabas todo el tiempo… y después, cuando me la chupaste al mismo tiempo que a papá era obvio que lo hacías con ganas… Además me la agarraste varias veces. ¡El chico tenía razón me atraía su polla!



-Como te dije, estaba borracha, hacía las cosas sin pensarlas… tú se la metiste por la culo a mamá y… -Sí, pero lo hice porque yo quería hacerlo. A mi esa excusa de la borrachera no me va. El muchacho era lento pero no era tan estúpido como yo creía, mi corazón dio un brinco cuando escuché que él realmente quiso darle por el culo a su madre… a mí madre. En ese momento tiró de su pantalón hacia abajo y un oscuro y venoso cipote apareció ante mis ojos. Estaba tan cerca de mi boca que podría besarlo con sólo llevar la cabeza un poco más hacia adelante. ¿Qué haces Unai? Me hice la ofendida. -¿No quieres chuparlo? No te la voy a chupar Unai, no soy tu putita. Además todo el mundo nos puede ver. -Mamá y papá están en su cuarto y no creo que salgan en toda la noche, me dijo mientras se masturbaba lentamente. Un poco de líquido pre-seminal salió de la punta impregnando todo el glande, a mí se me hacía agua el conejito. No pude contenerme, mi mano izquierda actuó por voluntad propia, la levanté y agarré esa dura verga y comencé a estirar el prepucio hacia abajo y luego hacia arriba muy lentamente. -De todas formas también están Mayra y el tío. Nos pueden ver. -¡Entonces, si no pudieran vernos me la chuparías! La piel de su miembro estaba seca y muy suave, mi traicionera mano derecha llegó hasta mi clítoris y comenzó a masajearlo lentamente. -No dije eso, no te la chuparía aunque estuviéramos solos, eres mi hermano. -Eso no te importó mucho el sábado. -Sí que me importó, pero como te dije, era un juego Unai. Acaricié el glande con la palma de mi mano, su licuado se me pegó, no sabía qué hacer. Mi cabeza no reaccionaba, no podía pensar en nada por lo que me puse de pie dispuesta a volver a mi cuarto, pero mi hermano se apresuró a tomarme por la cintura, su duro espetón se hincó contra mi nalga derecha. -Espera Nadia, yo sé que tú también quieres. -No Unai, no quiero, ya te lo dije, mi boca decía una cosa y mi cuerpo hacía otra, moví mi cadera un poco y el glande quedó encajado entre mis nalgas, él empujó un poco hacia adelante y lo sentí chocar contra mi cerrado culito. -Si no quieres ¿entonces por qué has salido desnuda de la habitación…? -Porque después de lo del sábado ya me importa poco si me veis desnuda, eso era cierto. -Pero no quiere decir que vaya a hacer algo contigo, o que cualquiera me pueda follar libremente como si fuera una perra en celo…



Eso lo dejó un poco noqueado al simple de Unai, pese a que no tenía mucho sentido… si vas desnuda es porque buscas guerra y deseas encontrarte con una buena daga que te dé batalla carnal hasta morir… -¡Vamos¡ No me jodas con eso Unai! Había actuado sin pensar creyendo que mis locas fantasías no se harían realidad pero allí estaba mi hermano arrimándome por detrás, podía sentir su duro empalme frotándose entre mis labios vaginales. Apretó uno de mis pechos con sus toscos dedos y me hizo doler. -Ay, ten cuidado, me haces daño, me quejé. -¡Basta, suéltame! Va a venir alguien y nos va a ver, Mayra puede estar en cualquier parte. -Sé perfectamente dónde está Mayra, me susurró al oído, su glande se las ingeniaba para apuntalarse contra mi agujerito vaginal, sería sólo cuestión de inclinarme un poco hacia adelante para que pudiera metérmelo, pero no le di el gusto. -¿Dónde está? -Ven, te lo voy a mostrar. Me tomó de la mano y me llevo hacia el fondo del pasillo, donde estaba el dormitorio de mi tío Rosendo, su puerta estaba entreabierta, a él no le gustaba cerrarla ya que sentía que se asfixiaba allí dentro, era un cuarto enclaustrado con una ventana muy pequeña, donde un gran ciprés le arruinaba la vista, la luz y casi el espacio vital. Mi hermano me hizo una seña indicándome que mire hacia dentro y me acerqué temerosa por lo que podría encontrar. Mis temores se hicieron realidad en cuanto vi a mi tío sentado en el borde de la cama y a la pequeña Mayra arrodillada frente a él engullendo su erecto rabo con total naturalidad, parecía que la muchachita estaba disfrutando mucho de ésta tarea porque su cabeza se movía rápidamente de arriba hacia abajo pese a lo recio del tronco como para metérselo en la boquita de pitiminí de la niña. No podía creerlo, ¿cómo habían llegado a eso? Pero conocía muy bien la respuesta a esa pregunta, al parecer ellos ya habían roto esa barrera familiar que nos separaba del sexo, mi tío se veía muy feliz de tener semejante jovencita dándole una mamada y yo tenía a mi hermano manoseándome las nalgas y pellizcando los labios de mi vagina desde la raja del culo. Sin dejar de mirar hacia dentro estiré una mano hacia atrás y agarré la dura verga de Unai, comencé a acariciarla presionando firmemente, el monstruoso falo de mi padre era el que más se metía en mis truculentas fantasías eróticas, pero también me imaginé más de una vez gozando con el de mi hermano….Di media vuelta y le señalé el pasillo a Unai, indicándole que avanzara, no quería hablar para no interrumpir la escena que se desarrollaba en el cuarto de mi tío. Cuando estábamos pasando frente al dormitorio de mi hermano tuve un impulso, lo tomé del brazo y lo llevé hacia al interior, cerrando la puerta detrás de nosotros. - Hay algo que te quiero dejar bien claro, capullo, él se asustó un poco por mi tono de voz. -A mí no me gusta que me traten de putita ni que me estén diciendo barbaridades, tampoco me gusta que me peguen o me tiren del pelo, me miró intrigado como si no entendiera por qué le decía todas estas cosas. -Tampoco me gusta que hablen de mí diciendo cosas como…“tendrías que ver cómo le gusta follar a Nadia”, si algo de eso sale de tu boca, te arrepentirás para siempre de haberlo dicho. En resumen, no me gusta que me dominen, yo hago lo que quiero cuando quiero, no voy a estar chupándotela cuando tú me lo pidas. ¡Eres mi hermano y si quieres que te la chupen gratis anda y paga a una puta o échate una novia! -Está bien, perdóname. No pensé que te ibas a enojar tanto… no fue mi intención, me sorprendió mucho que pidiera perdón, normalmente no lo hacía a no ser que mi madre lo obligue. 



Se dio media vuelta agarrando el pomo de la puerta con intención clara de marcharse alentado por mis condiciones severas, vio en ellas que no conseguiría nada de mí por mi talante… y esa actitud condescendiente me aplacó el corazón. Si ya tenía las ganas por las nubes, tener a mi hermano amaestrado me ponía en grado sumo. Lo así de la muñeca… -Bueno Unai, creo que fui bien clara, pero te lo repito una vez más, te la voy a chupar porque yo quiero hacerlo, no porque tú me lo pidas, abrió grande los ojos. -¿De verdad lo vas a hacer? -Siéntate en la cama tontorrón antes que me arrepienta, mi corazón latía tan deprisa como la vez en que él me la metió hasta el fondo de la vagina. Sabía que no debía estar haciendo esto y que debería irme a dormir a mi cuarto, lo cual me provocaba aún más morbo. Me puse de rodillas delante de él, estaba demasiado ansiosa, agarré su verga al mismo momento en que abría grande la boca y me la tragué tanto como pude, el sabor amargo de su fluido pre-seminal en lugar de disgustarme me agradó. En cuando comencé a mover mi cabeza de arriba abajo dando decididas chupadas, mi ansiedad comenzó a disminuir. El estar mamando una verga fue como un sedante para mí, poco a poco lo fui haciendo con más tranquilidad para disfrutar el momento, de su textura y sabor… me sacaba ese duro miembro de la boca y le daba lamidas como si fuera un helado a punto de derretirse. No dejaba de pensar todo el tiempo que se trataba del gran falo de mi hermano, ya que ése era el incentivo extra, la verdadera razón por la cual me lo estaba comiendo. Noté que Unai se movía y levanté la mirada para ver qué hacía sin dejar de chupársela y me sobresalté al encontrarme con su móvil directamente apuntando hacia mí. -¡No pará! Aparté el aparato con una mano. -¿Qué haces cabrón…? -Quería tener una foto de esto para… para cuando esté solo. -Si quieres fotos para pajearte que no sean de mi cara. Imagínate todos los problemas que tendríamos si alguien viera que tienes una foto de tu hermana haciéndote una mamada, anda no seas tan imbécil Unai… Joder espabila que somos familia. -Bueno, perdona. Dejó el móvil sobre la cama y yo reanudé mi tarea, chupé sus ciclópeos testículos coronados de venas hinchadas ensalivando cada parte… que los tuviera pelados facilitaba la tarea y la hacía mucho más gozosa y sensual para mí.



…y después de tragarme uno a uno sus huevos jugando dentro de mi boca con cada bola, subí lentamente con la lengua hasta engullir su glande, todo lo hacía por instinto, me daba cuenta que a él le gustaba mucho lo que hacía porque no dejaba de jadear. Tenía que admitir que esto del sexo oral no estaba nada mal, debía sumarlo a mi repertorio sexual como parte importante del cortejo, excita mucho a los machos y los predispone a grandes eyaculaciones… Tenía ganas de decirle “Me encanta tu verga, me la comería todos los días y me daría una buen atracón con final feliz… Su leche también debía de estar muy rica”, pero mi orgullo de hermana mayor me lo impedía. No quería que él supiera lo loca me ponía ese erecto y firme cilindro de carne dura. Mientras cabeceaba una y otra vez comencé a masturbarme, él desde su posición no podía ver lo que ocurría pero el viscoso ruidito que provocaban mis dedos al frotarse rápidamente contra mi clítoris me dejaban en evidencia, no me importó, en parte quería que él supiera que me estaba pajeando delante de él y por él. Después de estar un tiempo considerable haciendo esto, me puse de pie. -¿Tú quieres fotos de tu hermana mayor para masturbarte cuando estés solo? Apartó ligeramente la vista de mis ojos avergonzado pero al final asintió con la cabeza. -Entonces puedes sacarme algunas, pero con la condición que no se vea mi cara. Me quité la camiseta quedando completamente desnuda, con mis grandes tetas sacudiéndose con cada movimiento que hacía. Unai me miró petrificado, seguía con la pija bien dura al límite de reventar, su glande brillaba hermoso y las venas se percibían inflamadas a pleno rendimiento de bombeo. Sus ojos no daban abasto, no sabía si mirarme los pezones o el coñito mojado…, le hice una seña con la mano para que se apurara y él tomó torpemente su teléfono, de inmediato lo apuntó hacia mi entrepierna y tomó un primer plano de mi rajita húmeda. Separé un poco más las piernas para permitirle tomar mejores fotos, me puse a pensar que si hubiera descubierto a mi hermano masturbándose con alguna fotografía mía lo hubiera asesinado pero todo lo que había pasado el sábado de Strip Póker me había dejado una incontrolable y morbosa calentura. -¿Puedo sacar una foto de tu culo? -¿Te gusta mi culo? Como si no supiera la respuesta. -Sí, me gusta mucho, él me miraba como un cachorro al que le están por dar un hueso para roer. -¿Qué fantasearás con mi culo? La pregunta fue más para mí que para él, pero de todas formas me daba curiosidad saberlo. Muchas cosas. -¿Cómo cuáles? Cuéntame, le pedí mientras me ponía en cuatro patas sobre el colchón apuntando mis blancas nalgas hacia él. -¿Qué me harías en el culito? Estaba descontrolada, ni yo daba crédito a mis propias palabras. -Lo mismo que a mamá, la simpleza de su respuesta hizo que mi cabeza volara a un mundo de lujuria y fantasía…, abrí mi culito con las manos y permití que él fotografiara a gusto mi agujerito ceñido. -¿Alguna vez te la han metido por el culo Nadia…? Tiene que ser difícil con lo pequeño que es…



Hubiese asesinado a mi hermano si me hubiera preguntado eso tan sólo una semana antes, pero no reaccioné de esa forma. -Nunca me la han metido por ahí, una vez un ex novio lo intentó pero no lo dejé. -¿Por qué no lo dejaste? -Porque la tenía pequeña…, si me la iban a meter por el culo, para desvirgármelo, quiero una verga bien grande que me parta en dos el ojete, esto era mentira, el verdadero motivo fue que me asusté pero esto Unai no lo sabía y mi boca quería decir barbaridades para que todo mi cuerpo reaccionara. -¿Una grande como la mía? El chico no era tan tonto en esto del sexo, había captado la indirecta. -Podría ser… o como la de papá, estaba confesando que quería que mi viejo me rompiera el culo, esto me excedía completamente pero no podía detenerme. -¿Te gustó metérsela por el culo a mamá? -Sí, me gustó mucho. Lo mejor fue que al principio no quería entrar… Claro cómo no…, tu polla tiene una cabeza muy gorda. Sí, pero cuando entró fue increíble, mamá tiene un culito precioso, me ponía más cachonda escucharlo hablar de esa forma de mi madre. Me giré acostándome boca arriba, con las piernas bien abiertas. -El tuyo también me encanta. -¡Tú te debes hacer muchas pajas…! No fue una pregunta, me parecía algo obvio. ¿Alguna vez te has pajeado pensando en mí? Abrí mi coñito con los dedos no sólo para que él pudiera fotografiarlo sino también para incentivarlo a contestar. -Sí, muchas veces, confesó timorato. -¿Y qué pensabas? ¿Qué querías hacerme cuando imaginabas esas cosas? -Te… te quería follar… chuparte las tetas. Cuando te la metí el sábado casi me vuelvo loco, fue un sueño hecho realidad… no pude evitar correrme, porque fue algo más anímico que físico. La verdad que no hizo mucho esfuerzo para eyacular, se corrió casi involuntariamente. Sus palabras me dejaron anonadada… nunca le había oído reflexionar de esa manera. Se acercó más a mí, tanto que su verga quedó casi apoyada sobre mi vulva, yo me estaba perdiendo en la calentura y me costaba horrores contenerme. -¿Cómo querrías follarme…de qué forma? -Metiéndote la verga, ¿acaso hay otra forma? Me dieron ganas de putearlo porque me estaba sacando del juego pero intenté mantener la calma y redirigirlo. -Hay muchas formas de meterla, le acaricié el glande con la yema de mis dedos sin dejar de tocarme la vagina con la otra mano… -¿cómo lo imaginabas tú? -Bueno, te imaginaba acostada con las piernas abiertas y me pedías que te la metiese la polla entera hasta los huevos en la postura del misionero. -Pero sabías muy bien que eso no podía pasar, le dije mientras apuntaba hacia mi agujerito su dura verga de manera muy puta… -De todas formas a mí me gustaba imaginarlo. Permití que la punta de su cipote se enterrara en mi vagina lentamente, suspiré cuando todo el glande estuvo dentro. -Esto es para que puedas sacar una foto, así vas a tener algo con qué imaginarte mejor la situación. Unai se apresuró a tomar una foto de su rabo perdiéndose en mi interior pero no le di más tiempo del necesario, la saqué y rápidamente me puse de rodillas en la cama. -¿Crees que con eso ya vas a tener suficiente? -Sí, gracias hermana, eres la mejor. La mejor hermana del mundo. El chico se conformaba con poco y me colmaba de ternura su inocencia y su cordialidad… Prométeme que nunca se las vas a enseñar a nadie, ni a tus amigos. -Te lo prometo, esto no lo va a ver nunca nadie… eres mi hermana y la familia está por delante de todo. -Solo son para ti, para que los disfrutes masturbándote pensando en mí. En otro momento mis palabras me hubieran dando repugnancia pero ahora me excitaba ser la inspiración de Unai.



Me sentía actriz porno pero con qué naturalidad me salía todo, acaricié una vez más su verga. -¿De qué otra forma imaginabas metérmela? -Esto… te imaginaba a tú arriba sobre mí, pero estabas agachada… ¿Agachada cómo? No entiendo. -Es decir, yo estaba acostado, lo empujé presionando su pecho hasta que no tuvo más remedio que acostarse boca arriba para simular su descripción. -¿Así? -Sí y tú te ponías en cuclillas encima de mí. -¿En cuclillas así…? Ahora entendía mejor lo que él intentaba decirme, me puse en cuclillas manteniendo las plantas de los pies en el colchón y las rodillas flexionadas, su erecta verga había quedado justo debajo de mi abierta vagina. ¿Así? -S… sí, así, tartamudeó. -Y tú bajabas hasta que te la metía entera. -Eso no está bien Unai, no me entraría toda de una vez, la tienes muy grande, sus ojos parecían dos platos, no dejaba de mirar mi entrepierna y la peligrosa cercanía que tenía la boca de mi coño al orondo glande en forma de porra. -Deberías haberme dicho que me la metías de a poquito, hasta que me entrara toda. De pronto me hacía la sexóloga con mi hermano cuando yo apenas tenía más experiencia que él. -¡Fíjate bien! Le dije al mismo momento en que bajaba y la bola de su gran capullo se enterraba suavemente en mi agujerito. -¿Sientes como que hay algo que te detiene? -Un poco… pero parece que se estuviera abriendo. -Eso es porque me estoy dilatando, mis paredes vaginales necesitan un tiempo para acomodarse a una polla tan recia como la tuya, de lo contrario me haría daño…, bajé un poco más y sentí la rigidez penetrándome. Me empezaba a sentir en otra dimensión, el morbo de follarme a mi hermano era sublime, pero mucho más percibir como me abría las carnes…



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-Acuérdate siempre de esto cuando estés con una mujer, no intentes clavársela de una vez, a muchas nos gustan los jueguitos, otras lo tenemos estrecho, u otras no suficientemente lubricado. A una verga como la tuya hay que darle acomodo poco a poco. -Nunca me imaginé que tu coñito fuera tan bonito, Nadia. -¿Te gusta nene? Me froté el clítoris emocionada de saber que levantaba esa pasión y sentimiento en Unai. -¿Así era como imaginabas follarme? -Sí así, en esta misma posición. Meneé mi cadera provocando que el cipote siguiera enterrándose lentamente…, mi pecho palpitaba de puro gusto. -Pero ya la tienes casi metida hasta el fondo, ¿cierto? Continué bajando hasta que mis nalgas chocaron contra sus testículos, ya no podía meterla más. -¿Sabes una cosa Unai? Nunca me habían metido una verga tan grande. Tu capullo esta donde ninguna otra polla ha estado…, es como si me estuvieras desvirgando el útero. -¿Y te gusta? -Me encanta, está muy bueno. No sólo porque es larga sino porque también es ancha, eso hace que se me dilate mucho el coño. Recorrí con mis dedos los tirantes labios internos de mi vagina. -Acuérdate que eso te va a conseguir muchas mujeres… en el fondo a las hembras nos gustan las polla gordas y largas aunque no nos entren bien…, si están duras al final logran hacerse sitio en nuestro útero y darnos el placer que la chiquitas no alcanzan, dije moviéndome lentamente en círculos. -Esto es tal cual lo imaginaba, mientras hablaba acariciaba mis tetas. -Nunca pensé que pudiera verlo, su verga parecía palpitar en mi interior. -Tienes el coño muy abierto Nadia… -Cuando te pajeabas pensando en esto ¿yo me movía mucho? Asintió con la cabeza mirándome a los ojos… -¿Algo así? Aceleré el movimiento de mi cadera y mi respiración comenzó a agitarse. -Sí así. -¿También lo hacía de arriba abajo? Asintió una vez más. -¿De esta forma? Me levanté haciendo fuerza con mis rodillas y sentí el falo deslizándose en mi vagina frotando cada una de mis terminaciones nerviosas en mi paredes internas, era una locura cómo me electrizaba todo el cuerpo poniéndome los vellos de punta…, luego bajé de golpe y éste se me clavó de una vez más hasta el fondo, repetí la acción una vez más. -Sí, pero más rápido, me dijo tomándome de la cintura. -¿Así de rápido? Pregunté al mismo tiempo que comenzaba a dar saltitos sobre su larga verga imposible de sacar de mi chochito cachondo, pese a que ésta salía casi completa de mi conejo y volvía a entrar rápidamente. -¿Así te gusta? Jadeé sin dejar de moverme. -Sí, me encanta. Lo haces muy bien. Mis tetas saltaban descontroladamente, yo cerré mis ojos y tiré la cabeza para atrás, no podía detenerme y no podía dejar de gemir, me estaba follando a mi hermano fuera de juegos, definitivamente lo estaba haciendo y me encantaba follar con él. El morbo era máximo teniendo en cuenta que follábamos a pelo sin condón a riesgo de volver a llenarme otra vez de esperma. Aceleré mi frenética danza todo lo que pude, mi vagina sufría por el tamaño que tenía ese pedazo de carne pero era un sufrimiento placentero que me hacía delirar de placer. -Toma, grábalo, le dije alcanzándole su móvil. -Pero que no se me vea la cara… y no hables. Él me hizo caso, rápidamente programó el aparato para que grabara la secuencia y apuntó el lente a mi entrepierna, procuré no gemir mucho para que no se notara que era mi voz pero no dejé de moverme como loca, le pedí que lo filmara porque me daba mucho morbo y además yo misma quería tener un recuerdo de la primera vez que me follé a mi hermano, al menos de forma oficial.



CONTINÚA... 



Este es mi correo...  trovo_decimo@hotmail.com  por si deseas contactar conmigo, sugerirme o contarme alguna de tus fantasias que leeré encantado. ¡Muchas gracias!


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 8.5
  • Votos: 4
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