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Categoría: Confesiones

La vida de Rossi 1.parte.

Mi nombre es Rossi y ahora ya es hora de relatar mi vida y mis experiencias, digo que es hora por que despues de tantos años la mayoria de los personages de esta historia real han muerto.
Yo tengo 72 años, si soy una vieja y seguramente mi historia no le importara a nadie ¿a quien puede interesarle la historia de una vieja?. Hoy nadie escucha a nadie y es un error un verdadero error.
No tengo estudios superiores y he trabajado siempre muy duro, naci en 1938 en España en plena guerra civil, no recuerdo nada de la guerra ni quien eran los buenos ni quien eran los malos, solo recuerdo mi infancia y el hambre que a veces pasabamos.
Se que eramos siete hermanos a dos nunca los conoci pues murieron siendo unos bebes de otro si me acuerdo vagamente pero murio a los cinco años por la polio.
Quedamos tres hermanos, mi hermana y mi hermano.
No dare nombres de mi familia directa por puero respeto a los mios en este punto deben respetarme y comprenderme.
Crecimos en un pueblo pequeño del sur de España, como he dicho en la pos guerra se paso mucha hambre en España. Mi padre se dedicaba a ser jornalero y mi madre cosia y limpiaba casas, era absurdo que con lo que trabajaban nunca llegase la comida al plato de todos.
El pueblo era pequeño y de interior de la provincia de Cordoba, no dare mas detalles.
En 1945 hice la primera comunion en mi pueblo natal, ibamos a la escuela con Don Eduardo el maestro, un radical franquista de fino bigote y panza incipiente, no aprendi mucho por que tampoco enseñaban mucho aparte de muchas oraciones y rezos constantes por parte del cura encargado del colegio D.Manuel.
Segui mi vida de niña fantaseando con las peliculas que pasaban en la plaza del pueblo una vez al mes al aire libre cuando era buen tiempo.
Sabia incluso a mi corta edad que existia un mundo ahi fuera que nada tenia que ver con la vida monotona y en blanco y negro de mi pueblo pequeño y misero.
Todo seguia igual mientras pasaban los años, mi padre trabajaba mucho y cobraba muy poco, mama se quedaba medio ciega cosiendo para las señoritas del pueblo, mi hermano mayor se fue de voluntario al ejercito por comer dos veces al dia caliente, mi hermana chica seguia con sus problemas cronicos respiratorios y yo empece a ayudar a mi madre en las casas donde iba a limpiar.
Llegue a los treces años y me hice una mujer, sabia leer y escribir y las cuatro reglas basicas y muy poco mas, a esa edad deje la escuela.
Ayudaba a mi madre a fregar suelos de rodillas y a frotar fuerte el estropajo en ellos, se me pelaban los deditos y en invierno se te quedaban congelados de frio al meterlos en el cubo de agua.
Yo pensaba que esa vida no era la mia no la deseaba en absoluto la odiaba al ver a mi madre demacrada destrozada a trabajar y sin nada en este mundo mas que una casa con suelo de tierra que se caia a pedazos.
A los catorce años era una chica hermosa, pelo negro largo lacio, una carita de niña redonda dulce, mis ojos verdosos me daban un aire de distincion entre las demas chicas del pueblo.
Era espigada y estaba delgada, mis piernas largas y suaves con mi piel muy blanca pues yo no trabajaba al sol y mi piel estaba blanca y suave, como sedosa.
Mis pechitos ya eran dos bultos bien redondos y erguidos, mis pezoncitos tiernos y suaves se ponian duros cuando en mi intimidad me pasaba las yemas de mis dedos suavemente, se ponian duritos al instante y me daba escalofrios en todo el cuerpo cuando lo hacia, unos escalofrios intensos y reconfortantes que me gustaban.
Mi pubis estaba lleno de pelitos negros entre lazados entre ellos, suaves y timidos.
No me acariciaba en mi sexo, no sabia nada de sexo o casi nada, solo que el hombre se montaba encima de la mujer y a los nueve meses nacia un bebe, muy poco mas. Mis amigas sabian lo mismo que yo, nadie te enseñaba nada.
Lo veiamos en el campo en las bestias, como el macho montaba a la hembra y los dos se acoplaban formando una sola figura, nos quedabamos mirando la escena como algo milagroso y prohibido.
Todos los domingos ibamos a misa ademas de las fiestas de guardar, fue a los catorce años cuando me di cuenta de como funcionaban las cosas o al menos empeze a darme cuenta.
Marisol era una chica del pueblo de 18 años, era guapa, su pelo rubio le caia sobre los hombros como una cascada de oro intenso, su pelo formaba rizos en su melena rubia, tenia una cara bonita y unos labios muy sensuales ademas de un busto firme y unos pechos generosos y prietos.
Merisol tenia novio y este despues del servicio militar se fue a la capital y encontro un buen trabajo, Marisol queria marcharse del pueblo pero entonces se necesitaba la carta de buena conducta del alcalde y la mayoria de edad no era hasta los 21 años en España.
Era el año 1952.
La carta de buena conducta en el caso de las mujeres tambien la firmaba el cura, Marisol estaba en la misa como todos yo estaba unos bancos por detras de ella, llevaba un vestido largo puesto de color azul oscuro.
Cuando acabo la santa misa Marisol se fue a la sacristia, los ferigreses se fueron llendo de la iglesia cuchicheando entre ellos, como siempre.
Yo me quede, haciamos cursillos con el cura y las beatas de la iglesia de costura y de comportomiento moral decente asi que yo tenia confianza para quedarme en la iglesia y estar por alli a mi antojo, pase muchas horas dentro de esos muros.
Me acerque a la sacristia y me quede en un vestibulo que habia antes de entrar en la sala sagrada donde el cura se vestia y desvestia con la ayuda del monaguillo.
Ese dia el monaguillo no estaba, entre y me quede detras de la puerta escuchando, escuchaba como Marisol le pedia al cura su visto bueno para abandonar el pueblo y que tenia ya una buena casa en la capital para servir, una casa decente.
El cura escuchaba atento se habia quitado los habitos y estaba sentado en una silla escuchando atentamente el discurso ensayado de Marisol.
Yo lo estaba viendo atraves de la cerradura de la puerta, una puerta pesada de cerradura grande con un aguguero enorme que me permitia mirar y abarcar casi toda la estancia.
El cura una vez Marisol hubo acabado su discurso le dijo algo extraño para mi.
"has seguido las enseñanzas hija"
Marisol se reafirmaba una y otra vez de pie delante del cura con sus manos detras de la espalda esperando una bendicion divina.
"Pero tienes ya novio"
Marisol nerviosa empezo a decirle que jamas habia hecho nada deshonroso y esperaba casarse como mandaba la iglesia.
Yo le crei y la creo en aquel tiempo el acto de fornicar era un territorio dividio en dos parcelas.
Los casados independientemente de su estatus social y los ricos.
Hasta eso nos quitaron los ricos y los curas con su hipocresia machista, a los pobres nos arrebataron incluso el sexo.
"Y yo como puedo saberlo hija mia"
Le dijo el cura a marisol, ella se puso colorada y el cura muy tranquilo le hizo un ademan con la mano para que se acercase.
"Esto es secreto entre Dios y nosotros hija mia, ¿lo entiendes?".
"Si padre"
El cura, D.Manuel paro sus manos en la cintura de Marisol, recorrio sus manos por sus piernas y las metio bajo su vestido.
Las fue subiendo hacia arriba supongo que debio de tocarla en su sexo encima de sus bragas pues Marisol dio un saltito hacia atras y D.Manuel la agarro de nuevo y la atrajo hacia el.
"Es necesario hija y lo sabes"
El cura volvio a meter su mano, Marisol miraba al techo de la sacristia para no ver la escena, el cura hurgaba bajo su vestido con sus manos cuando vi como las medias de Marisol bajaban hasta casi sus rodillas, depues vi como su braga bajo tambien un poco. El cura volvio a meter sus manos y Marisol dio un suspiro profundo, se apretaba fuerte los labios de su boca y cerraba los ojos.
El cura saco sus manos y se las restrego por su nariz y respiro profundamente.
"arrodillate hija"
Marisol se subio su bragas y se encajo las medias en su cuerpo y se arrodillo al lado del cura.
El cura rebusco bajo su cuerpo, yo lo veia de espaldas y a Marisol de cara, estaba alucinado de lo que estaba viendo y apenada por Marisol ¿pasaria yo por esto un dia? la idea me dio asco y senti repugnancia del cuerpo del cura.
Marisol inclino su cabeza en el regazo del cura el la acacio del pelo y empezo a apretar su cabeza contra su cuerpo. La cabeza de Marisol subia y bajaba cada vez mas rapido, su pelo rubio iba y venia en el aire mientras la mano de D.Manuel le sugetaba la cabeza.
"El cuerpo de cristo"
D. Manuel jadeo en un gruñido largo de placer implorando a la virgen santisima su santidad y estirando las piernas. Marisol se separo del cura y se paso su mano por la comisura de sus labios varias veces. D.Manuel le extendio un trapo blanco y ella escupio muy suavemente en el unas cuantas veces y se paso por su boca doblandolo antes.
"Te dare la firma Marisol, eres pura y una buena catolica"
Me incorpore y deje de mirar.
joder, joder, joder, joder, pensaba yo mientras buscaba la puerta de la iglesia para salir a la plaza, me faltaba el aire un temblor me recorria el cuerpo.
A mis catorce años empece a comprender lo que buscan los hombres, fue el comienzo y la primera vez que habia visto una escena de sexo explicito con mis ojos entre humanos.
No dije nada a nadie ¿quien me creeria? Marisol se marcho del pueblo y no la vi mas, nunca mas coincidimos en la vida.
Todo siguio igual hasta la muerte de mi padre, la señora de la guadaña lo apreso en el campo, cayo fulminado como un viejo arbol que se queda sin raices y simplemente se desploma, yo habia cumplido los quice años.
Guardamos luto un años, al ser yo ya una mujercita vesti de negro un año entero eso abarcaba no tener salidas a la plaza con las amigas ni al baile ni al cine al aire libre.
A los dieciseis años estaba mas hermosa, mi cuerpo era ya el de una hembra en todos los sentido. Mis pechos se habian redondeado y eran grandes y duros, muy hermosos mis piernas se habian torneado fuertes y robustas, mis carnes estaban prietas y habia ganado algo de peso al comer mejor, los peores años ya habian pasado.
Mi melena morena me llegaba hasta la cintura, mis ojos verdosos tenian una luz propia que me iluminaban la cara que aun seguia siendo redonda y con un aire de inocencia infantil imposible de ocultar. Mis labios era sensuales y mi trasero era nalgoncito y prieto, subido y duro.
Mi vientre casi plano y mi cintura bien marcada.
Los hombres de los pueblos de los alrededores que venian a la cosecha en septiembre me piropeaban al pasar to por la plaza del pueblo, yo me sonrojaba y sonreia inocentemente, pero me encataba me gustaba gustarles.
A los dieciseis me eche un novio de ventidos, no era extraño en aquella epoca, las mujeres se casaban sobre los veinte años.
Era 1954 y el se llamaba Diego, era del pueblo de al lado y a veces andaba cuatro kilometros para venis al baile conmigo.
El baile era al aire libre y mientras bailabamos las viejas del pueblo ocupaban sus sillas de minbre alrededro de la pista de baile haciendo de centinelas mientras cuchicheaban entre ellas.
Diego me agarraba y me apretaba a el, al poco rato senti como su pene me apretaba en el vientre.
Lo sentia como una criatura viva deseosa de ser calmada de manera natural, pobre Diego lo que debio de sufrir en aquellos bailes, cuatro kilometros para solo restregarse con mi vientre en medio de cuarenta parejas mientras cien ojos viejos y llenos de hipocrecia nos observaban.
Ese verano a punto de cumplir los 17 estabamos caminando por un estrecho camino entre campos arados amarillentos y verdosos, Diego me dijo que ya llevabamos casi un año de novios y que era hora de hacer algo.
Nuestra relacion pasaba por besarnos en la boca durante mucho rato y Diego buscando tocarme los pechos encima del vestido, cuando su mano me apretaba los pechos yo la quitaba con fuerza, entonces el la bajaba a mi trasero, alli si le dejaba que me lo apretase, el me apretaba con sus manos en mis nalgas y su cuerpo se apretaba al mio fuertemente, notaba aquella criatura dura contra mi vientre mientras nos besabamos durante minutos.
Eso era lo maximo entre Diego y yo, y eso despues de mas de ocho meses de noviazgo.
Ese dia pasamos junto a un granero que se usaba solo en ciertas epocas del año, y decidimos entrar.
Diego queria conseguir conmigo lo maximo eso lo sabia yo como lo sabiamos todas, un hombre llega hasta donde una mujer desea ni mas ni menos.
Pero hacer el amor con Diego en el granero no entraba dentro de mis planes.
Nos tmbamos en la paja y nos abrazamos, Diego me buscaba deseoso y yo me revolcaba por la paja despegandome de el una y otra vez mientras me reia inocentemente, era feliz.
Diego se emepzo a encender y a poner serio, yo le daba juegos y luego lo esquivaba dejandolo solo y sin ningun cuerpo donde apretarse.
Se enfado conmigo, recorde al cura y a Marisol y lo poco que valia una chica pobre como yo.
"Esta bien Dieguito" le dije como le llamaba cariñosamente.Me desabroche el vestido y me lo baje un poco, Diego me abrazo con sus fuertes brazos y me beso, bajo su cara y beso mis pechos que aun estaban dentro del sosten blanco.
Yo le acaricie su pantalon, note su pene duro dentro de el y lo aprete fuerte con mi mano, era la primera vez que tocaba un pene y fue por encima del pantalon.
Diego me queria bajar el sosten con su boca dandome besos y respirando muy nervioso.
"Espera, espera"
Le dije con calma, me desabriche el sosten y saque mis pechos timidamente de ellos, a Diego se le ilumino la cara como si hubiera visto a la virgen maria o algo parecido.
Me los beso y paso sus labios deseosos por ellos muchas veces, los olia profundamente y los besaba una vez y otra.
Le desabroche el pantalon despacio y meti la mano
dentro, su pene estaba duro y palpitaba de deseo, le pase la mano por el de arriba abajo, nunca habia hecho una masturbacion a nadie pero no era dificil, solo habia que darle como una zambomba de arriba abajo todo el rato.
Diego se estremcia entre mis brazos mientras me besaba los pezones, se me habian puesto duros y me gustaba, le di mas fuerte al notar que Diego suspiraba mas profundamente cuando yo mas se la apretaba.
"muerdemelos"
Le dije al oido, el me los mordio suavemente como si tuviera miedo a romperlos a algo asi, hubiera querido que me los mordira mas fuerte pero me calle. Ya habia llegado muy lejos esa tarde.
Diego jadeo intensamente y su cuerpo dio una sacudida violenta, su pene se hincho mas y emepzo a convulsionarse.
Eyaculo apretando su cara entre mis pechos y babeandome toda, estaba claro que Diego nunca habia estado con una mujer eso me quedo muy claro.
Termino y se abrocho el pantalon.
"ves amor ha sido marvilloso"
"Si lo ha sido"
Conteste con ironia, "¿Y yo que?" pense mientras me subia el sosten y me abrochaba el vestido.
Me senti humeda por dentro y por un instante mientras Diego me estaba mordiendo los pezoncitos y yo le daba fuerte a su pene antes de eyacular desee que Diego me hiciera el amor.
Pero fue un deseo fugaz, por meterla y eyacular podia quedarme embarazada y eso en mi pueblo en esa epoca era peor que la muerte.
Asi segui con Diego, jugando en el granero un año mas, mas o menos hasta cumplir los 18 años.
Yo no le dejaba tocarme a mi, nunca le deje, le dejaba que me besase los pechos y yo le masturbaba pero nunca fuimos a mas pues no podia permitrime ningun desliz y sinceramente no queria acabar con Diego en ese pueblo y ser como mi madre.
Queria salir del pueblo ya era hora de hacerlo, mi hermana pequeña habia cumplido los 15 y mi hermano solo venia por navidad unos dias al año.
Mi hermana podia trabajar ya y ayudar a madre, si habia llegado mi hora de dejar el pueblo, al cura, a las viejas chafarderas, a las misas aburridas y a Diego.
Continuara.
Datos del Relato
  • Autor: melisa
  • Código: 22235
  • Fecha: 30-01-2010
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 6.53
  • Votos: 34
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Bill the kid
invitado-Bill the kid 08-07-2015 22:37:26

me gustan las confesiones y se vé interesante este relato.

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