Brooke de pie que virada hacia la ventana; que viste conjunto de bleiser corto cereza nieve estampado de líneas negras, con falda lápiz corta de cuero en pantimedias cafe brasil.
No se da cuenta, ni escucha, ni siente, ni se entera, ni descubre que sé excabulle obviamente sé mete el amigo; le pone las manos en los muslos, que también le pega el pene. Que lo trae sumamente cañón, duro, parado y firme cómo erecto.
El amigo le huele su cuello del perfume y sube hasta abajo en portentosas caricias en hartas manoceadas por supuesto, provocados furores orgásmicos obviamente encandilados pero sinvergüenzadas.
Brooke todavía virada hacia la ventana en una llamada de celular con su querido marido; al mismo tiempo con su amigo, metido consensuado que se quieren, sobre todo aman, pero entienden en la misma intimidad hoy por hoy.