Me esperas de pie al lado de la cama, con la bata casi transparente que encierra la incógnita de no saber si vas o no totalmente desnuda, que insinúa la belleza de tu cuerpo que ya conozco y que sin embargo me gusta descubrir cada noche.
Da gusto ver tus hermosas piernas y por la manera en que se te marcan los pezones, y por esa pícara mirada de niña inocente y diablilla, aderezada por momentos de tu deliciosa y lasciva mirada que tanto me enciende, puedo imaginar que no hay nada bajo esa bonita bata.
Tomo tu mano, te hago girar muy lentamente y contemplo toda tu provocativa imagen antes de acercarme a ti y besar tu cuello desde atrás mientras me pego a tu cálida espalda y tu culo de nalgas ardientes que mueves buscando sentir mi erección con total descaro y entrega, lo juntas a mi abultado sexo.
Tras el beso, siento como te estremeces cuando susurro en tu oído que quiero atarte.
Te quito la bata y lo hago con tus manos a la espalda y después de asegurarme que no vas a poder soltarte, me dedico a disfrutar de tu hermosa naturaleza que tanto amo y deseo. Suspiras encantada inclinándote un poco hacia adelante ofreciéndome tus nalgas y mis manos las recorren antes de regalarte un par de sonoras nalgadas que aceleran tu excitación haciéndote gemir de placer.
Me desnudo completamente frente a ti observando como tus duros pezones crecen. Veo como, sonriendo te relames al descubrir mi excitación mientras disfrutas de ese escozor en tus nalgas que tanto te gusta.
Me pides una fantasía que te surge en ese momento y es la de ver cómo me masturbo mirándonos, aunque con una sola condición y es que vos me indicarás cada movimiento que he de hacer, que serían los que tú harías conmigo en este momento si no estuvieses atada.
Vos sentada en la cama yo en el puff, acepto gustoso y me indicas que empiece acariciando con las yemas de los dedos mi pecho, luego el vientre, que apenas roce los testículos y siga con mis entrepiernas, así varias veces hasta las rodillas, muy despacio mientras mi erección crece.
Tu boca abierta respira excitada, los pezones se marcan como siempre, mientras tus muslos se aprietan entre sí retorciéndote, apretando y masturbando el clítoris. En plena excitación me dices que ya debo masturbarme y así mirándome y cerrando los ojos alternativamente te llega el orgasmo, toda una explosión de demonios juguetones que en tu ardiente infierno te inundan de placer, tanto que cuanto más gozas más quieres porque sos sexualmente infinita.
Con esa deliciosa cara de loba alzada que tanto me gusta en vos, te das la vuelta, de rodillas en el borde la cama te dejas caer apoyando tu cabeza en las suaves sábanas mientras entre gemidos me decís y repetís COGEME, COGEME, COGEME por y como quieras soy toda tuya, dame más placer, quiero sentir tu verga dentro de mí.
Me acerco sin dejar de mirar la maravillosa obra de arte que es verte en esa postura, con el culo y la concha abiertos, enmarcados por las deliciosas nalgas y te desato para que estés más cómoda.
Me arrodillo, te abro más las nalgas y la punta de mi lengua acaricia tu culito que siento como reacciona apretándolo y aflojándolo una y otra vez pleno de placer. Luego te lamo la concha cuatro, cinco veces, tus alaridos reclaman que te penetre. Me pongo de pie y con la pija en la mano te acaricio el culo y la concha una y otra vez hasta que muy lentamente te penetro, esta vez por el culo bien ensalivado, suavemente, poco a poco hasta que te entra la cabeza y entonces vos empujás para penetrarte totalmente al grito de ¡¡Asíiiii Asíiiiii DAME CON TODOOOOO!!…………………………………
Al atarte mi fantasía era otra, aunque la tuya me embelesó. No faltarán días para que vuelva a atarte y entre tus fantasías y las mías, sigamos disfrutando de esta vida que juntos tanto amamos.