Hola, me llamo Fersen y algunas veces mi atracción por las personas de mi mismo sexo me llevan a hacer cosas que no están bien, teniendo en cuenta que soy integrante de una institución armada.
Mi historia empieza un día que decidí olvidarme de esta vida de ambiguedades e irme por un año a tierras muy calientes donde la fama de las chicas de la zona son de comerse a los hombres, claro hablando en sentido figurado, acompañando a toda una legión de Infantes de Marina, claro yo al igual que ellos soy militar pero mi cargo es netamente administrativo, mas la de ellos es estar en el sitio mismo de acción.
Llegamos al lugar, el calor era insoportable, como buen militar salíamos a correr todos los días, hacíamos deporte libre, natación, pesas, etc. Todos nos bañábamos a la vez y completamente desnudos, no sé pero es algo paradojico que entre hombres lo primero que nos veamos cuando estamos desnudos sea el tamaño de nuestros penes. Todos teníamos el mismo tamaño o al menos tamaño standart, talvez unos un poco más grande que otros pero todo dentro de lo normal.
Al empezar miraba a todos iguales, todos eran feos, algunos hasta barrigones, con la cara llena de acné, el cabello bastante rebelde, enanos, otros altos pero flacos. Yo no soy muy alto ni muy flaco, estoy en término medio más aún como hacíamos deporte todo el día, mi cuerpo fue formándose, sacando unos músculos por allí añadiendo que no soy oscuro como la gran mayoría.
Empecé a salir con las nenas del lugar sin ningún empeño en llevarlas a la cama, me parecían feas aunque la gran mayoría tenía un cuerpo hermoso.
Un día esperando hacer una consulta con mi superior en mando, miré por la ventana de mi oficina a un pata blanquiñoso, de cabello castaño, agradable a simple vista, me cautivó y esperé su ingreso al edificio donde están las oficinas, cuando entró lo ví más detenidamente, era como lo describí pero su talla preocupante; luego de eso se fue y lo vi recién en las cuadras y fue allí donde me di cuenta que era gordito, me dejó de gustar de inmediato.
Por allí había otro patín que me miraba con cierta ganas de decirme algo obsceno hasta que lo hizo un día, haciendome entrever que me tenía ganas y que si le podíamos hacer en mi oficina yo le dije que no, pero me agarró de sorpresa y no pude resistir a sus caricias y besos y accedí, me entregué por completo, le di una mamada que se vino inmediato, luego de unos minutos de hablar quería darme por atrás, algo que no acepté.
Después de muchos días el patín del que hablé primero, se me acercó un día pidiéndome una lección o consejo sobre la forma de redactar y poner en uso una computadora, algo que al momento le enseñé, luego un día él practicaba fútbol, mientras yo nadaba y fuimos juntos a las duchas y pude observar la magnitud de su pene, era hermoso, estaba en etapa de resolución y se podía entrever la magnitud de daño que podía hacer eso a cualquier orificio, que se colgaba tiernamente a la espera de unos labios que pudiera despertarlo, aparte era blanco con vellos ondeados y castaños, me preguntaba como un ser con diminuta talla podía tener todo eso.
A partir de ese momento mi trato con él cambió radicalmente y creo que se dio cuenta pq a partir de esos días siempre estaba preguntándome cualquier estupidez y como era de suponerse se convirtió en mi amigo.
Con el tiempo la gente se dio cuenta que mi trato con todos era algo especial pq no salía con ellos para disfrutar de las mujeres que pululan en esas zonas en busca de sexo ya que no soy feo y que podía conseguir una mujer más rápido que todos los demás.
A todo esto mi amigo del pene prodigioso se hizo la gran pregunta - es o no es? - claro esa pregunta se la hacía con relación a mí, muchas veces se presentaba a mí sólo con toalla y se abría totalmente con el propósio de arreglársela, pero estoy seguro que lo hacía para yo verle ese trozo de carne que a decir verdad no se la miraba con el propósito de no despertar sospechas en él pero que ganas de agarrársela y chupársela no me faltaba.
Mientras todo esto pasaba para olvidar todo esto me pasaba cogiendo con el otro pata, cuyo pene no era muy grande, pero que me hacía olvidar lo que tanto quería, pero nunca me dejaba penetrar pq a pesar de que no lo tenía muy grande cuando intentaba penetrarmelo me hacía doler a mares y me negaba rotundamente a que me lo hiciera.
Ahora veo a ambos tan sólo como amigos, pero ganas de decírle que le tengo ganas no me falta, creen Uds. que se lo debería decir.
PIENSO QUE TÙ CON ESA GUAPURA QUE TIENES NO TE DEBERÌAS REBAJAR ANTE ELLO. PORQUE O TE COGEN O HASTA TE GOLPEAN, MEJOR DEJA QUE ELLOS INICIEN; SI ES QUE LES GUSTA...