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¡Que sí, que lo que he escrito es real! durante varias semanas es la contestación que he dado a los continuos correos electrónicos recibidos. Me he resultado curioso ver cómo tantas personas desean tener experiencias de ese tipo y no se lanzan a cumplirlas. Sólo una de ellas sabe los motivos por los que mi vida sexual dió un cambio. Hablar con el me gustaba mucho y durante varias noches, he disfrutado de mi soledad pensando en el pero cómo todo tiene un principio también un fin y aunque el no fue culpable de nada nuestra conexión dejó de existir por culpa de personas que no supieron respetar ciertos límites.
Uno de los últimos días del verano organizamos en casa un almuerzo con una pareja amiga y los niños en nuestra piscina. Clara y Miguel son una pareja encantadora y sus hijos y los nuestros se llevan de fábula por lo que hacemos bastante vida juntos. Además entienden el nudismo cómo nosotros y lo practican con sus hijos habitualmente por lo que cada vez que vienen a casa disfrutamos del sol y la piscina totalmente desnudos.
Durante el día Clara y yo nos quedamos hablando en el borde de la piscina mientras nuestros maridos preparaban la comida. Clara siempre ha sido muy discreta con su vida privada y yo con ella también por lo que no sabía nada de mis aventuras.
– Laura, me gustaría contarte una cosa pero no sé cómo empezar.
– A ver dime, no será grave ¿no?
– No, bueno, depende. Miguel y yo nos estamos planteando realizar un intercambio de parejas. Llevamos 20 años juntos y yo sólo he estado con el en mi vida. ¿te parecerá una locura verdad?
– Clara, no. Tu vida íntima es tuya y nadie puede juzgarla. Si es lo que desean los dos pues adelante.
– ¿Ustedes no se lo han planteado alguna vez?
En ese momento me entró una sonrisa y los recuerdos de mis histórias pero no quise contarle nada y le dije que no.
En ese momento se acercó Miguel con unas copas de vino para las dos.
– ¿De qué hablaís?
– De nada especial contestó Clara.
Aproveché y para cambiar de tema me dí un baño. Notaba cómo Clara se incomodó y no quería que se sintiera así. Mientras me bañada observé el cuerpo de Miguel. Lo había visto muchas veces desnudo pero nunca lo había mirado de esa manera. Saber lo que querían hacer me gustaba porque me hacía sentir más normal a mí. Miguel tenía un buen miembro. Al estar totalmente depilado se le veía muy bien.
En esto Clara se metió en la piscina y al acercarse le pregunté si se encontraba bien.
– Me da mucha verguenza haberte contado eso. Lo siento no tenía que hacerlo.
– Clara, tranquila mujer. Sómos amigas y puedes confiar en mí. Es algo normal que quieran experimentar.
En ese instante se puso a llorar. La situación fué bastante incomoda porque yo no estaba siendo sincera con ella.
– Esto que quieren hacer, ¿lo desean los dos? o ¿es sólo Miguel?
– No Laura, somos los dos. Creo que más yo que el pero los dos.
Sin decirle nada salí de la piscina y me acerqué a mi marido. En el oido le dije que me dejara el móvil que quería enseñarle uno de nuestros videos a Clara. Luis se quedó con cara de asombro y me dijo que no pero cuando le dije que estaba incomoda por cosas sexuales que quieren hacer y me había contado accedió.
– ¡No le habras contado nada! me dijo Clara asombrada cuando llegué al borde de la piscina.
– Clara, ven que quiero que veas algo. Todos tenemos nuestros secretos….
En ese momento me entró bastantes nervios ya que nunca se lo había enseñado a nadie. La cara de clara era un poema, estaba viendo mi encuentro con los tres chicos y no se lo podía creer.
– ¿En serio eres tú?
– Jajaja si soy yo. No te mentí antes cuando te dije que no había hablado de hacer intercambios de pareja pero quería que vieras que no eres diferente a mucha gente y que yo también tengo mis historias y quedan en la intimidad con mi marido.
Fué enseñarle el video y calmarse bastante mientras seguía mirándolo.
– Ves mujer, no pasa nada. He hecho cosas y sigo queriendo a mi marido y teniendo una vida normal.
Seguimos el día con normalidad hasta llegar la tarde y con los niños cansados Clara y Miguel se fueron a su casa.
Por la noche, le conté lo sucedido a mi marido y bromeamos un poco con el tema de si ayudarles pero decidimos que fuesen ellos los que marcaran sus tiempos si querían.
Pero Luis… a mi me gustaría hacer lo que te dije un día….
– Laura, ¿en serío?
– Si, me gustaría hacerlo y ya no te pediría nada más.
– Laura, puedes pedirme lo que quieres después si quieres pero bueno… si estas segura…. ¿cuándo quieres hacerlo?
– Si puede ser mañana mejor. Le dije segura de mi misma.
En mis relatos anteriores no había contado nada de este deseo que tenía. Quería por una noche prostutuirme…. Tenía la necesidad de verme en la situación. Mi marido me había contado que en alguna ocasión había ido a una casa de lujo y conocía al dueño. A mi no me importaba ya que entendía que tenía que satisfacer sus fantasías y necesidades.
A la mañana siguiente, Luis en el desayuno me comentó que había llamado a Fran y que lo tenía todo arreglado. Que me quedara tranquila que el es muy discreto y que a las 18:00 de la tarde esté por allí.
Me pusé muy nerviosa y exitada a la vez. Sabía que corría el riesgo de que lo que iba a hacer es una locura. A las 18:00 de la tarde llegué allí sóla en un taxi. Luis me dijo que pasaría a buscarme. Entré en el chalet. Era bastante grande y con muy buen gusto decorado. Se veía limpio y cuidado.
Fran me dió dos besos y me preguntó si estaba segura de lo que quería hacer. Le contesté con un si rotundo.
– Entonces Laura, mira, en la planta alta tienes las habitaciones y en esta al fundo está la sala central y el bar. Allí la chica de la barra te dará la llave que te toque en ese momento. ¿Ok?
– si, ok entendido.
– Pues pásate al serivicio del fondo, tienes unas taquillas para dejar tus cosas y sales en ropa interior y con tacones. Píntate bien.
Al entrar en el servicio encontré varias chicas cambiandose de ropa. Tenían unos cuerpazos tremendo y me sentí bastante avergonzada. Eran más jovenes que yo y se notaba que se cuidaban. Me saludaron muy amistosamente. Resultaron ser muy simpáticas.
Una de ellas se me acercó y me preguntó si yo era la mujer de Luis.
Me quedé sorprendida y le dije que sí. Me dió dos besos y me dijo que era Alba y que conocía bien a mi marido.
La chica tenía un cuerpo fantástico, alta buenos pechos y su piel… ¡era negra! . Luis me había comentado alguna vez que había estado con una mujer de color pero no me la había imaginado así.
– Luis me ha hablado de ti. comenté segura de mi misma para no mostrar debilidad.
– Ahh ok, genial. Entonces ya conoces quién se folla el culo de tu marido.
En ese instante me quedé paralizaba mientras la chica me señalaba a su entrepierna.
– ¿cómo? dije sorprendida.
con una sonrisa se subió el vestido que tenía y de entre unas bragas minúsculas se sacó la polla.
– A ver Lauirita, a tu marido le gustan las pollas.
– vale vale, dije entre risas. Sé que a mi marido le gustan las pollas pero no sabía que tu eras… bueno chica, tranquila. Si el disfruta yo soy felíz.
Muy digna yo en ese momento me di la vuelta y me fuí a preparar. En un sólo día estaba a punto de prostituirme y me entero de los gustos de mi marido.
Vestida con con tanga de encajes negro y un sujetador a juego transparente bajé con unos taconazos a la sala central. estaba muy nerviosa y exitada a la vez por la situación que estaba viviendo. Con poca luz y una musica de ambiente entré en el salón. Habían un par de hombres hablando con unas de las chicas. Me acerqué a la barra y le pedí un baso de agua a la chica.
– Tranquila, ¿tu primera vez?
– si
En ese instante se acercó Fran.
– Laura estás de vicio, sabes que eres la única chica que no he probado antes de comenzar a trabajar… tranquila que hoy no será. Tienes trabajo.
En ese momento me di cuenta que a mi espalda había alguién. Me giré y vi a un hombre de unos 50 años y comenzamos a hablar. Al rato me dijo que quería ir a una habitación.
En ese instante me entraron muchas dudas de lo que estaba haciendo pero accedí.
Al llegar a la habitación el hombre comenzó a desnudarse. La situación era bastante fría, no había morbo ni sensualidad. Allí estaba el hombre totalmente desnudo con un físico nada apetecible para mi.
– arrodillate y chúpame la polla.
sus palabras y su frialdad eran humillantes pero entendía que formaba parte del trabajo. El paga yo yo complo me dije a mi misma.
Comencé a chuparle la polla a pesar de que no me gustaba nada. tenía bastante pelo cosa que no me gusta pero bueno… es lo que tocaba en ese momento.
A pesar de que para mi la situación no era agradable notaba como mi entrepierna se humedecía por momentos mientras el hombre me agarraba del pelo para que me la tragara entera. Notaba sus fluidos en mi boca hasta que me dijo que parara que se corría.
Me indicó que me pusiera a cuatro patas y tras ponerse el preservativo comenzó a follarme. Delante de mi había un espejo y podía ver mi cara mientras un desconocido por detras me follaba. A los pocos minutos se corrió.
No tardó en quitarse el preservativo y tirarlo a la papelera se vistió y me dijo hasta la próxima dejando 150 euros en la mesa de la entrada.
Me sentí extraña, sucia… No había disfrutado del sexo pero me había gustado la situación. Me asee un poco, cogí el dinero y volví a la sala….
La siguiente vez estaba más relajada y a medida que fué pasando la noche llegúe incluso a tener algún orgasmo.
Sobre las 6:00 de la mañana bajé al salón después de atender a un cliente y allí estaba entrando Luis a recogerme. Ya no habían clientes y estaba Fran con alguna de las chicas hablando.
– Tu mujer se ha portado esta noche. Le dijo Fran entre las risas de las chicas. Ha tenido una buena noche atendiendo a 10 clientes.
– Me alegro, ya me contará.
Al llegar a su lado le dí un beso y le dí el dinero para que arreglara con Fran su parte.
Fuí a vestirme para irme a casa con mi marido y mis hijos.
En el trayecto de vuelta me preguntó que tal la experiencia y le dije que por momentos asquerosa pero que habían momentos que me habían gustado mucho.
– ¿Lo repetirías? te has llevado para ti 1.000 euros….
Mi experiencia ya la he vivido, yo no lo repetiría salvo que tú me lo pidieras.
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