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Categoría: Zoofilia

Cuando mi perro se convierte en mi nuevo amante

Como saben tengo un relato de zoo con mí perro Toby.

Para mi desgracia a mi perro Toby le picó una víbora, y eso lo llevó a la muerte. Su pérdida me dejó una gran tristeza, pues fueron muchos años de estar juntos, casi desde que era una niña.

Sigo muy triste por la pérdida de mi perro. Era tan lindo, tan tierno y, además, era uno de mis amantes favoritos.

Toby amaba venirse conmigo cada vez que salía hacia el campo.

Después de haber probado la lengua de Toby, que me volvía loca de placer, no me quedó otra que conseguirme otro perro para seguir gozando con él. Y qué mejor que el perro de mi papá.

Mi nuevo amante se llama Frodo, es de color marrón claro con blanco. Es un perro divino, enorme y estoy en acostumbrarle a que me coja, porque tiene una pija que debe ser deliciosa sentirla dentro.

Esta cuarentena me volvió más puta de lo que ya era jajajaja, y comerle la pija al conductor de uber no fue suficiente. Necesito volver a estar con un perro y el perro de mi papá creo que será perfecto.

Saben que vivo por el campo y ello es el lugar perfecto para hacer locuras. Así que les contaré la última, por el momento, jejejeje.

Era un domingo muy aburrido en casa de mi papá. Después de pasar la mañana sin saber qué hacer, luego de almorzar y tomar unas cuantas cervezas me quedé tan caliente que necesitaba que alguien me cogiera.

Como no tenía con quién fui al baño a masturbarme para al menos poder calmar un poco mi calentura, pero después de venirme eso no me bastaba; me quedé con ganas de más, de mucho más. La verdad es que estaba tan necesitada de verga que hubiera salido a la calle a buscarla, pero eso en el campo no era posible.

Salí al patio con otra cerveza en la mano; pensaba en tomar toda la cerveza y usar la botella para metérmela en la concha, -tan desesperada estaba que me la habría metido toda entera-.

En eso estaba pensando cuando veo que llega Frodo, el perro de mi padre, y empieza a saltar queriendo jugar conmigo. Me arrodillé y empecé a darle caricias mientras él seguía saltando de alegría, hasta que se subió encima de mí y yo empecé a sentir su calor. Me levanté y se me ocurrió una idea para ver de aliviar mi calentura, que ya me tenía completamente mojada la conchita. Vamos, Frodo, que tú y yo vamos a tener un encuentro más íntimo.

Nos dirigimos a la caballeriza de mí padre hacía el fondo de la casa; “les cuento que me vuelven loca los caballos y que me excita mucho la idea de poder tener algo de sexo con uno de los caballos, cosa que aún no me ánimo a hacer, pero no les niego que ya me masturbe más de una vez frente a los caballos y que fue una locura”.

Siguiendo con mi perro, llegamos a la caballeriza. Los caballos estaban cada uno en su lugar, muy tranquilos, así que sin dar más vueltas empecé a quitarme a la ropa que tenía y me quedé solo con la tanga de color azul; mi perro estaba quieto, mirándome como si supiera que algo iba a pasar. Yo le hablaba en todo momento y empecé a tocarme las tetas. Estaba tan caliente que los caballos me estaban mirando y eso me dejaba más loca. Mientras tocaba mis tetas con una mano, con la otra le tocaba a mi perro. Mi concha estaba tan mojada que ya quería sentir la lengua de mi perro. Entonces me fijé en que uno de los caballos tenía el tronco enorme y duro. Diossssssssss qué caliente me puse al ver eso. Me dieron ganas de agarrar esa vergota con la mano y llevarla a mi conchita, pero no me atreví.

Pero empecé a tocarme la concha y a meterme primero un dedo, luego dos, tres, uffff qué rico tocarme y ver a los animales que más me gustan cómo me miraban. Me arranqué la tanga porque ya no aguantaba más; me puse de cuatro a mi perro.

Frodo, veni aquí, dame tú lengua, que la necesito. Mientras yo seguía tocándome las tetas y metiéndome dedos en la conchita.

Estuve unos cinco minutos masturbándome como una puta calentorra hasta que mi perro vino junto a mí y empezó a olfatear mi culo, mi concha, y no tardó más de un segundo cuando empezó a pasar la lengua por todo mi culo, mi concha, mis nalgas.

Yo gemía de placer. Ufff, no pares le decía a Frodo, mientras no dejaba de observar a los caballos que nos estaban mirando, que locura.

Tuve mi primer orgasmo, -que bien se sentía eso-, mientras mi perro no paraba de lamber mi concha y mi culo. Seguía estando caliente, pero es que mi calentura de puta zorra solo podía calmarla mamando una hermosa pija para ponerla bien gorda y dura y que luego me perforase la concha hasta hacer que me volviera loca de placer.

Tenía a Frodo, pero no me animaba ser follada aún por el perro de mi padre. No sabía cómo reaccionaría. Me levanté y fui junto a uno de mis caballos favoritos, el que tenía la verga completamente tiesa y dura y empecé a tocarme otra vez. Estaba tan mojada que me olvidé que mi padre estaba en la casa y temí que apareciese por las caballerizas y me sorprendiera.

Empecé a vestirme y como toda una niña normal regrese a la casa jejeje.

Ustedes saben que yo amo comerme una buena pija, pero también me gustan mucho los animales. Empezó a gustarme desde que conocí a un hombre muy importante en mi vida. Y voy a empezar a pensar seriamente en tener algún tipo de interacción con mi caballo favorito.

Espero que les haya gustado este pequeño relato que obviamente va a continuar en unos días.

Les mando besos a todos en donde más les guste recibirlos.

Datos del Relato
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