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Me llamo Adriana y me gustaría contarles sin aburrirlos, una pequeña parte de mi vida donde se desarrollan grandes acontecimientos para mí. Ahora tengo 36 años esto pasó hace dos. Resulta que por quedar embarazada me casé muy joven, tenía 16 años y un pequeñito que alimentar, mi marido por así llamarlo nos abandonó después de un año, no supimos más de él, por lo tanto, lo tuve que criar sola, mis padres eran muy religiosos y no entendieron mi embarazo, no los vi más.
Yo y mi hijo vivíamos en un departamento muy pequeño, fuera de la ciudad, no me alcanzaba para algo más grande ya que trabajaba en un supermercado como cajera. Mi hijo fue creciendo de forma normal, fue a la escuela y la cursó muy bien. Agustín, así como se llama, cumplió 18 años y yo ya tenía 34, me sentía vieja, aunque no lo era, estaba cansada de la rutina del trabajo, pero no encontraba como romperla. No tenía amigas más allá de las del trabajo, las casadas tenían su propia vida y las solteras no sentían que podía seguirles el ritmo, me veían como si fuera mayor. Mi vida, aunque era monótona no era aburrida, tenía mucha confianza en mi hijo, aunque nunca lo vi como a un hombre, siempre como mi niño, pero los años pasan y no estoy en la cabeza de mi hijo como para saber cómo me ve él.
Como ya conté el departamento en el que vivíamos era muy chico, así que mi hijo muchas veces me veía en ropa interior, ropa interior muy normal se podría decir, nada provocativa, no veía necesidad, pero no sé qué afecto provocaba en mi hijo. Mi cuerpo se mantenía muy bien, tenía una cola muy bien formada y una cintura muy pequeña, mis pechos no eran deslumbrantes, pero no estaban caídos, no me podía quejar, era rubia y tenía la piel muy blanca. Realmente no le daba importancia a mi forma de vestir usaba ropa que no insinuaba nada.
Un día decidimos con mi hijo tomarnos unas vacaciones, como para despejarnos, yo del trabajo y mi hijo del estudio. Elegimos una playa cercana por lo que tendría que prepararme para ella. Prácticamente no tenía ropa y la que tenía a mi hijo le parecía muy fuera de moda.
Le pregunte a mi hijo si él sabía cómo me podría vestir ya que él es más joven y se junta con sus amigos y sabe cómo se visten las chicas más jóvenes.
-¿no te gusta mi ropa para ir de vacaciones?
-jajaja pareces mi abuela
-no me digas eso, no sé qué llevar y ponerme.
-Ma no te preocupes yo te puedo enseñar a vestir.
-hijo no seas mentiroso, que sabes -
- es verdad no es difícil yo conozco como te puedes vestir y no pasar vergüenza en la playa.
-jajajaja bueno y cómo quieres hacer
-mira primero tenemos que empezar por saber que tienes en los cajones del vestidor y elegimos algo, sino hay que comprar.
-bueno
Miramos y empezamos a sacar ropa de los cajones, principalmente eran jeans y remeras, en el mismo cajón estaba mi ropa interior, eran bragas o calzones que me cubrían toda mi cola y corpiños que no dejaban ver nada, nos miramos y empezamos a reír.
-jajajaja ropa de abuela y calzones de vieja
-tienes razón, pero no estoy acostumbrada a comprar otras cosas.
-bueno, bueno, no te preocupes la madre de un amigo vende ropa interior por catálogo, y él me cuenta que la ropa que le encargan a su mamá ella se las prueba antes de venderlas, así que no habría problema en pedirle algunas para que las pruebes y así podrás elegir tranquila en casa.
-pero él como sabe que su madre se las prueba.
-es muy liberal con él, muchas veces le pregunta cómo le quedan y la ayuda a elegir
-jajajaja, que locura
- pero ma, no te preocupes yo le puedo decir que es para mi novia y listo, no me va decir nada.
-pareces que piensas en todo
-jaja, bueno que quieres hacer.
-Está bien pero no le cuentes para quien es, y trae algo discreto, no soy una loca de las revistas, voy a confiar en vos, estoy en tus manos y espero que cumplas.
-jajaja no te preocupes déjalo en mis manos.
Faltaban unas semanas para salir de vacaciones así que no había tanto apuro en conseguir la ropa. Yo comenzaba a sentir un poco más alta mi autoestima, no quería perder mi juventud siendo una vieja. No me sentía sexi, me masturbaba muy a menudo, pero nunca mi hijo sospecho nada, yo a él tampoco lo vi en esa condición, aunque sabía que lo hacía o por lo menos eyaculaba muy seguido por el estado de sus interiores que yo los lavaba, pero me parecía normal y que no tenía nada que ver conmigo.
Después de dos días mi hijo llego a casa antes del fin de semana y entró con una bolsa de varios colores y la apoyó en mi cama, yo suponía que era, pero pregunté.
-Hola hijo, como estás que trajiste.
- Lo prometido es deuda
-¿Qué cosa?
-ya no te acuerdas es la ropa interior que te prometí.
- jajajaja pensaba que era mentira, no hacía falta hijo
-como, las promesas se cumplen y yo te voy a poner a la moda
-jajajaja, bueno estás loco.
-no yo lo tomé como un trabajo y quiero ser profesional
-bueno a ver que trajiste, yo voy a tener que confiar en tu buen gusto y elección
Empiezo a sacar la ropa interior de la bolsa y empiezo a sentir un calor en las mejillas esperando que no se me notara. Observo y aparecen diminutos pedazos de tela de encaje, de colores claros y oscuros, una gran variedad por su pequeño tamaño, había como 15 conjuntos diferentes. Los sacaba y miraba uno a uno y no me atrevía a decir nada por vergüenza, hacía mucho tiempo que no estaba con un hombre en esta situación, pero él no era un hombre para mí, era mi hijo así que traté de romper el hielo.
-bueno hijo parece que elegiste ropa interior para algún modelo de revista, jajajaja, a mí no va a quedar bien nada de eso, me viste, me sobra de todo.
-no seas mentirosa sabes que tienes el cuerpo de una chica de 20 años.
En cierta forma lo que decía era cierto, pero me daba vergüenza admitirlo.
-jajajaja, no seas mentiroso, bueno entonces voy al baño me los pruebo y elijo alguno.
-bueno, pero la promesa era que yo lo iba a elegir, así que vas a tener que probarte uno por uno y yo elijo, tienes que cumplir la promesa
-bueno hijo, pero me da vergüenza.
-jaja dale ma, si te vi un millón de veces en ropa interior.
- bueno tienes razón, pero no es lo mismo, estos son un poco más chicos
-¿pero que es por vergüenza?
Tomando coraje hice como si fuera una mujer liberal y moderna, y no me importara y le dije.
-No hijo que va, es algo natural, voy al baño elijo un conjunto y te lo muestro así opinas
En ese momento entré al baño con la bolsa y empecé a elegir el conjunto más grande. Tomé una braga, pero todas eran tangas y me la puse, me miré en el espejo y se me veía todo el culo, blanco y redondo, al igual que el corpiño dejaba casi los pechos afuera. No sabía qué hacer si salir y mostrarme o dar todo por acabado.
-Agus, ya está, pero no hace falta que salga no quiero que veas mi feo cuerpo así.
-las promesas son promesas y yo prometí elegir tu vestuario
Escuche su voz un poco entrecortada, parecía algo excitado, de igual forma yo lo estaba, pero no quería demostrarlo así que tome coraje y le dije
-Bueno salgo peo no te rías de mí, no estoy depilada y es feo verme.
-no seas tonta, yo no me voy a reír
Entonces salgo y me muestro de frente, y lo miro a Agustín que trata de mostrar entereza y me empieza a mirar el cuerpo de arriba para abajo, la diminuta pieza dejaba ver mi vello púbico salir por los costados de esta, algo que a mí no me gustaba que ocurriera, pero yo no me depilaba hace mucho tiempo porque sentía que no lo necesitaba, no debajo de los brazos ni nada.
En eso mi hijo me dijo.
-bueno ahora quiere verte de atrás así puedo opinar
-pero no te rías
Me di vuelta consiente de que estaría mostrándole mi cola desnuda y blanca. Claramente excitado me dijo
-bueno ahora pruébate los demás
Yo accedí casi inconsciente por mi excitación, pero fui cambiándome uno a uno y se los mostraba cada vez con menos pudor y más suelta en mis movimientos, trataba de hacer como si no me importara.
-¿bueno cual elijes?
Y casi como el jurado de un concurso me sentencio
-bueno, bueno hay varios, pero no puedo llegar a una conclusión, me distraen los pelos que sobresalen a los costados y desde atrás.
Cuando me dijo que de atrás sobresalían pelos, me di cuenta que era un desastre, hasta le estaba mostrando los pelos de mi culo
-jajaja viste que ibas a tener asco de verme
-No me da asco, pero todo tiene solución
-¿Cómo solución? ¿Depilarme?
-si claro
-pero no tengo dinero para eso, es muy cara, sólo pude juntar para las vacaciones
-yo te puedo ayudar
-¿Pero cómo hijo? Si no sabes
-Sí que sé, tampoco es muy difícil con cera y alguna hoja de afeitar
-jajajaja no me mientas que puedo aceptar el trabajo.
-No miento lo digo en serio, o es que tenés vergüenza de que te depile.
-no, no es eso, pero no estaría bien es algo muy asqueroso de hacer.
-A mí no me da nada de asco en serio te lo digo.
-bueno, seguro, no te vas arrepentir y dejar el trajo por la mitad
- no dale no tengas miedo.
-bueno es tu elección
En ese momento no fui consciente de lo que lo dejaría hacer, pero seguro que la excitación me nublaba la razón, quise seguir adelante, lo deseaba, se había convertido en un juego sexual.
-Bueno Agus como hacemos
-Primero tienes que confiar en mí
-Si claro.
-¿tienes algún equipo de depilación, cera, afeitadora?
-si claro, ahora lo traigo.
En ese momento, así como estaba me levanté de la cama en donde estaba sentada y fui al baño a buscar los elementos, una máquina que calentaba la cera y unas máquinas con espuma de afeitar y crema hidratante. Los puse sobre la cama junto con una toalla.
Luego pregunte como si no supiera que seguía
-Bueno ahora que hago
-primero quiero empezar por debajo de los brazos
Dijo mi hijo preparando la cera que comenzaba a licuarse en la máquina, y comenzó con la depilación, deslizó una especie de paleta con cera por el sobaco y comenzó a retirar los pelos, yo lo observaba y miraba como me miraba los senos, en eso me dijo.
-Puedes mover un poco el corpiño de lado no lo quiero manchar.
-si como no
Tiro para el costado y en el apuro dejo al descubierto un pezón, al que dejo al aire con naturalidad, pero sabiendo que su forma puntiaguda demostraría mi excitación.
-perdón le digo
- porque perdón es natural, sácate el corpiño es más seguro
Al notar seguridad en sus palabras le hago caso y quedo con las tetas al aire. En ese momento comencé a excitarme de tal manera que tenía pequeños espasmos en mi entrepierna.
Terminó con mis brazos y después me dijo.
-ahora ma tengo que seguir con parte de abajo, no sé si te dará vergüenza, pero hay que podar
- como digas hijo, yo no tengo vergüenza, estoy en tus manos, como hacemos
-primero te tienes que bajar toda la tanga empiezo por los costados, te quiero sacar todo
Obedezco y le dejo a la vista mis labios vaginales a la vista, me recuesto sobre la cama sin separar las piernas porque sabía que ya estaba muy humedad mi vagina, casi chorreaba, pero no me importó.
En ese momento él me separa las piernas y comienza primero a cortarme la mata de pelos sobre mi pubis hasta reducirlo a casi nada. Luego me pregunta.
-bueno, ya está ahora tengo que poner cera, pero me avisas si duele
Comenzó con el trabajo y tiraba levemente, pero trataba de no quejarme, en verdad estaba muy excitada. Después de un rato terminó y me colocó una crema.
-Bueno acá ya está, ahora queda atrás
No pensaba que se acordaría de los pelos de mi culo, pero tratando de parecer normal le dije.
-como no señor, me doy vuelta y me pongo en posición
Quede de espaldas con los codos apoyados en la cama, la espalda arqueada y la cola levantada y abierta. En ese momento siento el tibio calor de la cera alrededor de mi apretado ano y es cuando comienzo un repentino orgasmo, era tan intenso que no dejaba de moverme. Mi coño empezó a expulsar con locura e intensidad un líquido viscoso como nunca antes. Mi hijo quedo mirando y sorprendido, pero no pudo aguantar la tentación, puso su cara dentro de mi culo y empezó a chupar de forma intensa después me dio vuelta y siguió con mi vulva estuvo más de media hora chupando, mientras yo no podía para mis orgasmos y mis eyaculaciones.
Desde ese día no paro de chuparme todos los días hasta llegar al orgasmo, no fuimos de vacaciones, nos quedamos en el departamento disfrutando de nuestros cuerpos.
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