~~Tengo 36 años y desde muy jovencito he sido asiduo a páginas webs de contenido erótico, consumidor de películas pornográficas y por resumir bastante adicto a todo lo relacionado con el sexo.

Dentro del mundillo sexual siempre he tenido una fantasía sexual que nunca había llevado a cabo con las mujeres que había tenido relaciones, y no es otra que sexo anal.
 Ese tema es para muchas mujeres algo tabú, unas piensan que es denigrante y otras que les suele doler bastante, el caso que como no estés con una mujer algo liberal o una profesional cuesta bastante tener sexo anal.
 Cansado de tener relaciones y relaciones sin sexo anal , decidí de una vez por todas aunque me costara dinero de mi bolsillo llevar a cabo mi fantasía sexual de siempre.

Como era asiduo a todo tipo de webs de adultos y sexo, no me fue difícil contactar con una profesional del sector, contraté una scort que era especialista en sexo anal o griego como vulgarmente se suele denominar a este tipo de sexo.
 Quedamos un sábado sobre las 21.00 en una cafetería del centro de Madrid.
 Ella se llamaba Nina y era una ucraniana de 24 años tremenda, ya podeis haceros una imagen de ella, rubia de 1,80 cm, pechos descomunales operados, culo perfecto y piernas largas y finas, bueno un bellezón del este de Europa.

El día que quedamos me arreglé bien, me puse guapo en general y me perfumé.
 La verdad es que me considero un hombre atractivo por lo que normalmente suelo causar buena impresión a las mujeres.

Llegué a la cafetería acordada con diez minutos de antelación y ella acudió con diez minutos tarde.
 Nada más llegar nos dimos dos besos y nos tomamos un par de cervezas mientras charlábamos animadamente de todo un poco.
 Después de acabarnos la cervezas nos dirigimos hacia unos apartamentos que ella conocía que se alquilaban por horas.

Durante la caminata hacia nuestro nidito de amor que estaba cerca de donde habíamos quedado, pude vacilar de acompañante, un pedazo de rubia esbelta ataviada con un vestido negro de noche y encima un abrigo negro largo, calzaba botas negras altas y medias de seda a negras.
 La gente miraba conforme pasábamos por su lado.

Una vez en los apartamentos había en la entrada un conserje, que nos dio las llaves de nuestro apartamento previo pago de una cantidad de dinero elevada todo sea dicho.
 Una vez en el apartamento era todo de lujo, una cocina officce preciosa, amplio salón con un sofá enorme de piel, una habitación de diseño con cama para varias personas y hasta un baño con jacuzzi incorporado.
 Abrí la nevera y cogí una botella de cava con dos copas del mueble bar, me fui hasta el sofá donde estaba medio recostado Nina y después de abrir la botella, brindamos por los dos.
 Al segundo trago de la copa, Nina dejó las copas en la mesa que había frente al sofá y me besó con firmeza, recorriendo toda mi boca con su lengua...
 Su rodilla tocaba mi paquete ya empalmado y empezamos a conocer todo nuestro cuerpo, yo el suyo y ella el mío.
 Conforme iba sabiendo la temperatura sexual, decídimos irnos a la habitación para allí dar rienda suelta a nuestra imaginación.
 Una vez allí, Nina me desnudaba lentamente mientras con su lengua lamía todo lo que encontraba por su camino desde pezones, pecho, testículos, pene, incluso piernas y pies; estaba a su merced.
 Al rato de disfrutar como un bebé me tocaba mi turno y comencé a desnudarla lentamente también y a chuparla entera como si se tratara de una natilla de vainilla.
 Sus pechos eran una delicia, sus piernas una perdición y su clítoris mojado era un manjar de los Dioses del Olympo.
 Cuando conseguí después de un buen rato que no parara de gritar, y me suplicara que la follara, me coloqué horizontalmente encima de ella y sin mediar palabra le introduje mi alocada polla que deseaba aquel salvaje clítoris.
 No parábamos de movernos de placer por aquella enorme cama, nuestros gritos eran cada vez más fuertes y al final conseguí que Nina tuviera un gran orgasmo.

Después de su corrida me dijo que había llegado mi momento, que disfrutara y lo gozara, así lo hice.
 Ella se colocó a cuatro patas y me indicó que le chupara su ano mientras se masturbaba su vágina, así poco a poco dilataría y sería más placentero.
 Al rato me indicó que introdujera mi pene despacito hasta el final, así lo hice, primero la puntita y poco a poco porque cuesta algo al principio, conseguí meterla hasta los huevos.
 Una vez dentro mi polla de su culo, la embestí como si no quisiera acabar aquello, era una sensación única y mi sueño logrado.

Cuando la metes por el orificio del ano entra obviamente muy ajustada y a la mujer normalmente esa sensación le encanta al igual que al hombre, ya que el roce es más profundo.
 No entendía como a unas mujeres las volvía locas y a otras no les gustaba nada.

Después de un buen rato de penetrarla a cuatro patas por el culo, no resistí más el gusto que tenía y la saqué corriéndome por todo aquel trasero de princesa.
 Me quedé exhaustivo en la cama unos segundos, relajado y feliz, hasta que a los cinco minutos aproximadamente, Nina se puso de lado rozándome con su culo y le pedí follármela de nuevo por el culo en esa posición a lo que ella accedió.

La forma igual que al principio, primero despacito para luego coger velocidad, hasta que después de bastantes minutos conseguimos corrernos de nuevo.

Estaba en la gloria y como aún teníamos alquilado el apartamento unas horas más, recuperamos fuerzas con provisiones de la nevera y continuamos haciendo el amor en el sofá y jacuzzi.
 Ese día acabé reventado por el esfuerzo físico pero valió la pena.

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Ilusión cumplida...

Después de aquel inolvidable día, busco normalmente relaciones con mujeres que sean más bien abiertas de mente y de cuerpo...