Mi esposa Sara, a pesar de no ser muy celosa me vigila constantemente, la quiero y he tratado de no darle motivos justificados ni producirle ninguna humillación. Sin embargo ella está atenta sí me fijo en las mujeres de mi alrededor y me pide opiniones morbosas de cómo me parecen sus tetas o su culo para probarme.
Pensé un plan aprovechando la morbosidad de Laura y lo converse con Mara, el plan consistía en que ella debía fingir una inocencia total, hacerse la tonta y dejarse llevar por su tía, que yo haría el resto.
Como nuestro departamento era enorme y la alcoba principal estaba alejada de la habitación que tenia asignada Mara dejamos la puerta de nuestro cuarto abierta para poder escucharla mientras se acomodaba a su nuevo hogar. Normalmente dormíamos desnudos pero los primeros días lo hacíamos en ropa interior, cosa que a Sara le llego a molestar, tanto que no aguantaba por lo que a la segunda semana volvió a dormir desnuda porque le afecta el calor de nuestro clima. Con lo cual los fines de la semana que se levantaba tarde, cuando Mara pasaba para el baño la veía durmiendo desnuda y destapada con el culo al aire, yo a los pocos días la imité, y solo me cubría con la sabana, y a propósito me destapaba alguna parte del cuerpo sobre todo la verga, en ocasiones cuando amanecía con la verga parada me la descubría para dejarla expuesta a la mirada de mi sobrina, Sara se daba cuenta que Mara veía mí erección. A veces ella la cubría mientras yo me hacia el dormido, pero en otras estando parada quedaba destapada y curiosamente no me cubría, al final del mes Mara circulaba a plena vista con la complacencia de Sara, por lo que era normal que la confianza se diera totalmente, todos nos veíamos en ropa intima o medio desnudos, nos parecía normal que Mara anduviera por el apartamento en bata, sin sostén con sus grandes tetas moviéndose al caminar que al agacharse para limpiar el piso prácticamente se le salían pudiendo verse sus grandes pezones. Sara se daba cuenta que yo miraba pero por ser el tío tal vez pensaba, esto no me afectaba.
Un sábado estaban las dos encerando el piso y Mara quien usaba una bata de mi esposa algo escotada, dejaba ver su blanca y deliciosa mama.
Sara me comenta suavemente
- Marcos, ¿que te parecen los senos de tu sobrina?
- Son muy grandes para su edad – conteste- pero hermosos.
A propósito, le compre unas tangas y algunos sostenes ahora que va ir el colegio, pero se ve que no los usa.
Por lo que dirigiéndome a mi sobrina le digo:
- Marita, le muestras tus senos a la tía para ver que talla eres
Ella sin ningún rubor bajándose las tiras de la bata exhibe sus bellas tetas ante el asombro de Laura por lo natural y desprevenido de su acción.
-Creo que es un número mayor al mío, dijo Sara.
Me acerqué a Mara y tranquilamente tomé uno de sus pechos como apreciándolo y luego apreté su pezón y dije
- Creo lo mismo.
Sara no hizo ningún comentario. En la noche hicimos el amor tan violentamente que los chillidos se oían por todo el apartamento a pesar de haber cerrado la puerta, se vino dos veces en cuestión de minutos, después me preguntó,
- ¿Te gustó acariciarle el busto a tu sobrina? ¡Me gustó como lo hiciste! se le pararon los pezones.
Sonreí para mis adentros, mientras ella se dormía.
Ese domingo como todos los fines de semana acostumbramos a dormir hasta tarde; como a las 11 hs. golpearon a la puerta de la alcoba y Sara se levanto desnuda y al abrir se encontró con Mara también desnuda, que medio dormida pedía permiso para ir al baño que en el suyo no había agua y que el nuestro estaba mas cerca. Entró presurosa mirando nuestra desnudez y a mi con la verga medio parada, se sentó en el retrete a orinar sin cerrar la puerta, desde ahí me podía ver y a propósito no me tapé con la sabana, extrañamente Sara entro al baño y comenzó a lavarse los dientes delante de Mara, esta visión de tener a dos mujeres desnudas en el mismo baño terminaron de pararla, me hice el dormido y entreabriendo los ojos pude ver como Mara se levantaba del retrete y limpiaba su velluda vulva. Cuando mi sobrina al salir del cuarto vio la verga rígida y parada, se paró en la puerta mirándola sin importarle la presencia de Sara, que solo se limitaba a observar, al verla salir sin cerrar la puerta acercándose comenzó a chuparme la verga suavemente y lamiendo mis huevos, cuando en la puerta reapareció Mara justo cuando tenia media pija dentro de la boca, se paro unos segundos mirando y rápidamente paso al baño diciendo,
- Sigan Uds. que voy a bañarme- entró pero no cerró la puerta del todo, mientras tanto mi esposa siguió chupando, cuando la ducha comenzó a sonar me dice - Papito, tu sobrina tiene una vulva grande y velluda, se la acabo de ver, yo simulando asombro le dije,
- No te lo puedo creer, es tan joven.
Por lo que respondió, - si quieres asómate a la ducha y lo compruebas - ,
me levanté de la cama y acercándome a la puerta entreabierta, pude ver a mi sobrina desnuda lavándose esa vulva que tanto me gusta con sus pelos largos mojados escurriendo agua y sus dedos deslizándose suavemente por la vagina mientras sus tetas se balanceaban, produciéndome una erección tremenda motivándome a comenzar hacerme una paja de la calentura que tenia, al verme así Sara se arrodilla frente a mí, retira mis manos y comienza a chupármela hasta rápidamente acabar en ella, que el terminar de tragar, me dice:
-¿Te gustó verla desnuda?
Es linda, ¿verdad?
-Así es, - y además tiene un tremendo cuerpo y una concha adorable -
¿Quieres vérsela bien de cerca?. Sígueme y te llevaras una sorpresa.
Sara tomó la iniciativa, encendió todas las luces de la alcoba iluminando nuestra desnudez, abrió totalmente la puerta del baño y Mara que se estaba secando trató de taparse pero Sara le dice:
- Marita, debes tener confianza, somos tus tíos, así que no tengas vergüenza con nosotros, has visto a tu tío desnudo y él sigue así, yo estoy desnuda porque así pasamos los domingos, como eres de la familia creo que puedes hacer lo mismo y tu tío te tiene un regalo.
Ante esto Mara se quito la toalla y se quedó totalmente desnuda y algo asombrada. Mi verga se empezó a parar nuevamente. Fui por una tanga que aun no le había entregado y se lo pasé a mi mujer que dijo,
- Es tu regalo pónselo tú mismo-
Al agacharme su bosque de pelos quedó ante mi cara y tuve que reprimir mi deseo de hundir mi cara en esa maravilla peluda. Mi verga estaba dura como un poste, levantó una pierna y sus labios justos se abrieron en esa acción frente a mis ojos, luego la otra hasta colocarle la tanga que naturalmente le quedaba chica, los pendejos salían por arriba y por los costados.
Sara me dice:
- Papi, arréglale esos pelos-
Yo muy diligente tomé los largos pelos y comencé a meterlos por los costados pero era inútil; entonces metí la mano… pero Sara me dice; sácale la tanga mañana le comprare una bragas.
Cuando me puse de pie mi palo estaba en lo alto y ambas mujeres veían su dureza. Mara agradecida me abrazó, y sus tetas se aplastaron en mi pecho mientras mi verga queda entre sus piernas, me besó en la mejilla como a un tío, pero las piernas apretaban mi miembro.
Luego abrazó a Sara y le dijo
- Uds. son los mejores tíos del mundo.
Me gusto la escena de ver tetas juntas y sus pieles tocándose en un ambiente morboso.
Ante mi tremenda erección Sara le dice a mi sobrina
-Bueno, ya vez como está tu tío, tiene el pene muy parado y tengo que bajárselo, y Mara haciéndose la ingenua e ignorante dice inocentemente
-Tía, puedo ver como lo haces - y ella respondió
-Aun eres muy joven, pero es hora que aprendas lo que se le debe hacer a un hombre
Me acostó en la cama y los 21 cm. de carne dura apuntaron al techo, comenzó a pasarme la lengua por la enrojecida cabeza hasta metérsela toda chupándola como a un helado, la verga empezó a entrar y salir de su boca, tomo mis huevos y los metió también, levanto mis piernas, bajó su lengua hasta mi ano y comenzó a lamerlo, le estaba dando una clase magistral a su sobrina ya que ella es una experta mamadora, mi orgasmo se aproximaba y empecé a gemir, entonces llamó a Mara y le dice - acércate, ya está cerca de salir el semen de tu tío, agarra junto conmigo su pene para que lo sientas eyacular.
Mara al poner su mano en mi verga caliente siente vergüenza pero sólo un minuto y conjuntamente con mi mujer me pajeaban divinamente, le agarre una teta que estaba cerca y apreté su pezón pellizcándolo, mientras la leche salió disparada hacia la cara de mi esposa, ambas me seguían pajeando y el segundo chorro dio en la barbilla de Mara cayendo algo en sus tetas, las manos de ellas quedaron llenas de semen, Sara con un dedo se limpió la leche de su cara y lo chupo lamiendo el semen, diciéndole a Mara,
-La leche de Marcos es deliciosa pruébala…
Mara tomo un poco de su cara y la probó diciendo – no tiene sabor- a lo que repuso Sara
- ¡Lame la cabeza del pene de tu tío para que le sientas el sabor…!
Mi pene seguía semi-erecto y la cabeza derramaba leche aun y Mara con sus manos recorre mi pecho, sus dedos se enredan en mis pendejos. Mi erección es increíble, está dura, muy dura y me duele por lo caliente que está, pasa la lengua por la punta y noto como se contrae. Estira un poco el prepucio y vuelve a pasar la lengua. Levanta la cabeza y sus ojos me interrogan. Entonces le digo:
-Por favor, hazlo.
Pasa la lengua por un lateral, después por el otro, finalmente la introduce en la boca. Cada vez está más caliente. Empiezo a meterla y sacarla, primero despacio, muy despacio, voy aumentando el ritmo poco a poco. Chupa y succiona. Mientras mis manos recorren su pelo, hacen que su cabeza suba y baje, cuando estoy a punto de conseguir el orgasmo se separa, la mira a Sara que incrédula la observaba y continua ahora acariciándola con la mano. Se la mete totalmente en la boca y empieza a jugar con ella hasta que por fin me hace acabar nuevamente. Noto como el semen sale, como llena su boca baja por su garganta, lo traga y musita. ¡amargo y a la misma vez tan dulce, muy dulce.!
Se incorpora y me besa, luego a Sara en la boca ¿tú también notas el sabor amargo en mis labios?
Ha sido genial, pero aún quiero mas, mucho más y aprovechando muestro silencio vuelve metérsela en su boca y lame todo el semen que aun me quedaba. Le entro hasta la base y con confianza empezó a mamármela, lo cual provocaba que volviera a pararse de nuevo y seguramente hubiera seguido si no fuera por Sara que reaccionando dice:
-Me sorprendiste querida sobrina, ahora si vamos a bañarnos porque estamos llenos de la leche del tío, ven con nosotros Mara que ya te amamos-,
Alegremente entramos los tres al baño, comenzamos a jabonarnos entre nosotros, yo comencé a pasarle por las tetas a Sara que tenia los pezones duros de la excitación, baje a su estomago y luego comencé a lavarle la vulva y los labios perfectamente depilados, metí los dedos en ella hasta el fondo de la vagina, la voltee y abrí sus nalgas que por cierto son grandes y carnosas, restregándolas con fuerza, puse un dedo en su ano y lo metí suavemente, se agacho para facilitar mi labor y para que Mara tomara mas confianza, tan pronto le saqué el dedo le dice a mi sobrina:
Ven para que tu tío te enjabone y lave esa leche que te cayo en los senos. Cuando pueda te afeitare esos vellos y luzcas como yo. Así no es higiénico.
-¡Si Tía!
Inicié sobando sus tetas y tocando sus pezones que estaban parados, estrujando delante de mi esposa esos pechos divinos, luego baje a su barriga y enseguida metí la mano en su peluda entrepierna, me agache y le abrí los labios, su clítoris estaba irritado, lo sobe suave Mara cerro los ojos, lo seguí sobando y mi sobrinita empezó a gemir ante mi esposa, que al ver el estado de Mara me dice,
-Papi, vas a tener que ayudar a Marita que está muy caliente con todo esto, creo que debes chupársela como tu sabes, así que Mara abre las piernas que tío te va hacer gozar, disfrútalo
Arrodillado como estaba metí mi cara en esa selva de rizos mojados, lamiendo y chupando sus flujos, mi mujer seguía de cerca el accionar cuando pasaba la lengua por los labios de su sobrina política, la miré a los ojos y me sonrió morbosamente diciendo.
-Marita date vuelta para que el tío te chupe el culito, te va a gustar mucho cuando sientas la lengua adentro.
Mara se puso en cuatro, la misma Sara abrió sus nalgas, el ano pardo con vellos alrededor quedo a la vista. Con una lamida a lo largo de la grieta comencé a chupar para seguir punteando con la lengua el centro del hueco, Mara movía y empujaba sus nalgas contra mi cara, excitada por el giro de las cosas y que su tío le estuviera lamiendo delante de su propia esposa y con su ayuda. Mara dijo,
- Tío chúpame ahora mi cosita, perdón… mi concha que estoy ardiendo, la gire y pase a lamerle a lo largo hasta llegar al clítoris que mordí y chupe suavemente haciendo que Mara comenzara a gritar y tomara mi cabeza con sus manos sepultando mi boca cuando su orgasmo explotó.
Sara exclama
¡Me encanta lo que haces por tu sobrina! Te ves de lo más lindo con tu cara entre sus piernas, ahora si terminemos de bañarnos y salimos para que Mara conozca la ciudad.
Nos fuimos de compras a un centro comercial, les di dinero a mis dos mujeres y entraron a un almacén de ropa interior y compraron para ellas y para mí. Paseamos por un parque nos reímos y gozamos. Comimos en un restaurante tranquilo, nos tomamos dos botellas de vino y después de cenar nos llevamos otra para el camino, llegamos al departamento casi a la medianoche algo tomados, les serví dos copas de vino y se fueron a desempacar las compras en la alcoba y me quede tomando una copa de coñac meditando en lo curioso que se suceden los hechos en nuestras vidas sin tener un momento para siquiera imaginarlos.
Al rato desde el cuarto Sara me llama:
- Querido prepárate para un desfile exclusivo.
Y salió con un vaso de vino en la mano y con un tanga pequeñísima que apenas tapaba su vulva y unos sostenes trasparentes que dejaban ver sus pezones sentándose a mi lado, luego salió Marita con una tanguita similar por lo que su vulva perfectamente afeitada quedaba medio afuera, giró y me mostró sus nalgas con un hilo que corría entre ellas mi verga reaccionó al instante, su sostén solo cubría medio pezón y se le veían las puntas paradas, se sentó a mi lado dándome un paquete.
-Es un regalo de las dos para el mejor tío, pero queremos vértelos puestos ahora y aquí.
Su beso me llegó a los labios, el vino estaba haciendo su efecto.
Me levante del sofá, me baje el pantalón y quede desnudo, no uso calzoncillos, mi verga estaba parada, Sara se ofreció a ponerme esos pequeños slip que no podían contener la dureza de mi palo, la metía pero enseguida se salía, Marita se acerco ayudar agarrando mi verga diciéndole a Sara:
Tía, yo creo que se como bajarla, me das permiso y sin esperar respuesta comenzó a lamer mi glande como había visto deslizando su lengua por el tronco y después chupó mis huevos, Sara la dejo hacer, se quitó la tanga y comenzó a masturbarse, mientras veía a mi sobrina chupármela, Marita besó y lamió hasta que se canso, pero se mantenía erguida,
Sara le dice - Marita vamos a tener que usar otro método y yo con lo caliente que estoy me va a servir, así que Marcos méteme esa poronga -como dicen en brasil- primero y luego me haces el culo, para que Mara vea lo que es una buena cogida.
Se arrodilló en el sofá dejando su culo al aire, con una mano separó las nalgas y este se veía brillante de los flujos que se derramaban desde su vulva, con la otra abrió los labios y fue solo poner la punta que la cabeza entró hasta el fondo, empecé a sacarla y meterla, salía brillante y empapada, luego desaparecía. En un momento Sara la agarra y sacándosela chorreando se la coloca en el centro de su ano, empujé suave y mi verga comenzó el recorrido por el negro hueco, la metí hasta la mitad, la saque nuevamente y ahora si la clavé hasta el fondo, comencé a cogerla, mientras con los dedos masajeaba dulcemente su clítoris, ella al excitarse no pudo contenerse como de costumbre y comienza a gritar.
-Papito, dame mas verga, ¡Que pija más sabrosa! Mara si supieras lo bien que la estoy pasando-.
Un fuerte gemido terminó con su éxtasis y se dejo caer sobre la alfombra mientras me quedaba de pie con mi verga erguida.
Marita… - por favor encárgate de tu tío y bájale esa verga, creo que es hora que la pruebes, comienza por el culo para que te vayas acostumbrando.
¡Marcos! Lámelo un poco antes de jugar con los dedos y metérsela, para que esté bien lubricada.
Marita se colocó en cuatro sobre la alfombra, por mi parte complacido que fuera iniciativa de Sara, le saque su tanga, y me arrodille delante de su espectacular trasero, hundí mi cara entre las abiertas nalgas besando su culo cubierto de flujos que salían de su vagina, tragaba esos jugos tan familiares cuando que Marita me dice:
- Tío, por favor, lo que quiero es tu verga
-Si pequeña, le conteste mientras mi dedo se desliza con facilidad dentro de ella, está todo a punto, busqué el hoyo marrón con el glande, apoyando firme y continuado. Entra, despacio pero sin pausa, la presión vence la resistencia del anillo exterior del esfínter, ahora traspone el segundo anillo, a mitad de camino la espero, beso la espalda, acaricio el clítoris. El tacto la excita y distrae, es momento de entrarle de un solo tirón. Me muevo, sacándola y poniéndola hasta que los testículos hacen tope, descanso dentro apoyado contra sus nalgas, placer y gozo en el reposo del guerrero ganador en la batalla vencedor de la carne.
Marita gime de dolor y gozo. ¡Tiíto es un dolor terrible que soporte porque el gozo es mayor, por favor cogeme suavemente hasta que se vaya esta calentura que tengo.
La siento algo más suave deslizarse por el tobogán de su recto, si bien sigue casi tan estrecho como al inicio se hace más fácil entrar y salir del conducto. Empujo con decisión y calentura, el típico movimiento de vaivén, los quejidos se van espaciando, menguan la intensidad, en esta etapa de la cogida ya son gemidos, la tolerancia se está convirtiendo en placer.
Por la forma de moverme ella debió intuir que está cercana la culminación del acto. Le indiqué que con una mano se tocara el clítoris, frotando con la misma intensidad que recibía la penetración. Marita se decide a colaborar en pro de su propio goce, sacude sus caderas con movimientos de acercamiento.
Vaya si apura las acciones, que la colaboración coordinada, empujando ambos a un mismo tiempo dio sus frutos, la calentura me consume de tal modo que no hay forma de prolongar el inigualable placer de culearla, llega el momento del desenlace en ciernes, aviso que se prepare, se aprieta más y más contra mí pelvis, estoy a punto de irme dentro del culito que estoy rompiendo como a ninguna otra mujer.
- ¡Ven, ven, rómpelo de una buena vez!
Con el angustioso pedido de ella, grito y acabamos juntos. Un torrente de semen se va dentro del recto, le termino de largar todo. Quedamos un rato, enganchados por la carne.
Se la saco con cuidado para no lastimar más ese precioso culo.
Me levanté, Sara no entendía como una niña se adaptara tan rápido a una verga gruesa como la mía, pues estuve varios minutos penetrándola, cuando la sacaba del todo quedaba abierto y se cerraba lentamente.
¡Tía… pide Mara acostada todavía en la alfombra.
No soy tan virgen como crees y necesito que tío me coja por delante, pues estoy muy caliente y quiero aprovecharlo. Porque sino lo agarras tu y no tiene tantas fuerzas para mi.
Sara sonríe y le dice: Claro que si querida, hace tiempo que tengo ganas de ver la verga de mi marido en otra vagina, y que mejor que en la de su sobrina preferida, quiero ver como acaba sobre tu vulva y derrama su leche, además me doy cuenta que te tiene unas ganas bárbaras.
Me senté en el sofá y Marita abriendo sus piernas se fue sentando lentamente de frente y a horcajadas sobre la erguida verga, sentía la caricia de su vagina sobre mi glande hasta que nuestros pendejos se juntaron. ¡Estoy clavada hasta la matriz, y siento la cabeza de tu pene en el fondo de mis entrañas, jamás pensé tener la verga de mi tío ensartada en mí vulva ¡Es fantástica!… Por favor, mete tu dedo en mi culito que me enloquece. Un dedo, méteme un dedo- suspiraba Marita, apretándose los pechos.
Agarre una de sus tetas y metí su endurecido pezón en la boca, Marita comenzó a subir y bajar con mayor intensidad, mientras Sara se masturbaba con todos los dedos dentro de su vulva, sentí que mi leche pugnaba por salir así que acelere el bombeo y comenzamos a gemir juntos, el orgasmo de Marita llegaba por lo que acelere el movimiento del dedo en su culito. ¡Me vas a matar! Me vas a matar de gozo- gemía, completamente excitada. ¡Mas, mucho mas!
Nunca, desde que había comenzado todo esto, creí que se pudiera gozar tanto al mismo tiempo y con dos mujeres a la vez, jamás lo hubiera creído y sin embargo lo estaba experimentando
¡Mi amor! Gritaba Sara, llénala de leche, vacía todo dentro de su vagina, para que tenga el mejor regalo que pueda dar un tío y sigue cogiéndola. Percibí las contracciones de su vagina, mientras su pulso se aceleraba clavándome las uñas en mi espalda, el primer orgasmo llego como un torrente, se desparramo sobre mis genitales deslizándose hasta el sofá y quedo como el primer testigo de esa maravillosa escena. Contenía mi explosión que me llevo al éxtasis seguí penetrándola y acariciando su clítoris erecto, no dejaba que descansara por lo que se multiplicaban sus orgasmos unos tras otros. Conté 19 porque se había dejado caer sobre un costado. El paroxismo había cedido, me mira con una sonrisa que abarcaba toda su cara. ¡Me has hecho alcanzar las estrellas y no soy consciente del tiempo pasado, sus ojos rebosantes de lágrimas por el placer alcanzado delataban la satisfacción alcanzada.
Los tres quedamos abrazados como una nueva familia, descubriendo que mi bella y dulce esposa también había dejado de ser inocente.
Mateo Colon