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Categoría: Orgías

Entra cuando terminen

Tengo 45 años y me mantengo animada y llena de vida, unos pechos grandes y hermosos que atrapan miradas todo el tiempo. Mi cola es grande y apetitosa y trato de sonreír todo el tiempo. Esa esi esencia.
Mi marido es un macho liberal, moderno y nada celoso. Me permite cumplir con mis más bajos instintos, motivándolos y dándome oportunidades.
Ya me he foyado la cuadra entera, siempre con su compañía, aveces participando en ricos trios o sencillamente filmando el espectáculo que doy cuando un amigo en común decide montarme.
Me encantan los hombres rudos, fuertes e impetuosos, con vergas largas y gruesas. Eso sí, sin compromisos ni enganches porque eso lo reservo para mi macho.
Para nosotros, irnos a tirar con otra persona sin la presencia del otro es infidelidad, por lo tanto todo lo que hagamos con lujuria y perversión es lícito en la relación.
Hace poco conocí a una amiga que me encantó desde que la vi. Rubia, alta, pechos grandes y muy sexy. Susan tiene su pareja, un hombre divino y muy bien dotado.
Ella me invitó a su casa a tomarnos unos traguitos y charlar sobre varios proyectos que tiene.
Me puse muy sexy porque se que ella también lo haría y yo quería impresionar a su marido.
Tenía un pantalón transparente y una blusa muy ajustada que hacía realzar mis atributos; el pantalón teansparentaba un hilo diminuto que se veía y notaba muy rico.
Al llegar a su casa Susan me recibió con un divino beso en la boca, cosa que no esperaba pero que me cayó muy bien.
Adentro estaba su marido, otra chica muy cautivadora y tres amigos de Susan.
Cuatro machos y tres hembras… Sentí ganas de llamar a mi esposo para que se incorpora a esto que pintaba delicioso cuándo de pronto uno de ellos, el de piel oscura, alto y fornido, me tomo de la cintura y sin mediar palabras comenso a morrearme mis pechos y besar mi boca. No pude contenerlo y me entregué a que hiciera conmigo lo que quería.
Entre manoseo y besos se incorporaron el marido de Susan, la amiga de ella y un rubio de espectáculo. Tres machos y una chica para los que yo era en centro de esa llama que estaban encendiendo.
Ya no podía llamar a mi macho, pero tampoco quería, allí estaba recibiendo más de lo que imaginaba y estaba cómoda, está sería mi primera infidelidad y quería gozármela con total libertad.
Nos desnudaron a las tres. Un reguero de bikinis, brasieres y ropa había en toda aquella sala. Dos machos estaban con Susan, el rubio con la amiga y conmigo el morenazo marido de Susan, tratando de mostrarme de lo que era capaz su boca en mi vagina.
Totalmente desnuda, con mis piernas abiertas mientras el se tragaba mi coño y manoseaba mi culo y yo tomaba una margarita que el mismo me había traído.
Depronto alguien me quitó la copa de la mano e introdujo su gruesa y caliente verga en mi boca lo que me encantó y me puso a mil… El macho de Susan me penetró con fuerza y ella se acercó y comenzó a besarme mientras alternaba metiéndose en la boca la verga de su amigo.
La escena era de ensueño: estaba tirando con cuatro machos y dos mujeres. Todos mis agujeros estaban ocupados. A Susan y a mi nos estaban haciendo una doble penetración mientras su otra amiga se encargaba de besarles el culo a los machos.
Me llenaron toda de su leche. Mi vagina y mi culo destilaban leche caliente y divina y mi boca estaba llena de su esencia de macho. Que delicia más grande.
Acabamos todos, yo estaba exhausta, comimos, tomamos unos tragos ricos, vimos un partido de fútbol entre manoseo y risas y a las 2 horas comenzó de nuevo la fiesta.
Yo decidi retomar el sexo solo con Susan porque me dolía todo y deseaba agradecerle, cómo solo yo lo sé hacer, la delicadeza de hacerme esa invitación.
Le comí el coño hasta hacer que casi se desmayara de placer y cuando monto encima de mi para comenzar a hacerme un oral, su marido se acercó y le dijo – está es mía.
Su macho me monto como nunca. Me lo goce y le regale al menos 6 orgasmos con gritos de desesperada. Cómo los que le gustan a mi marido.
Me estaba cogiendo con el marido de mi amiga en su cara.
Terminamos a media noche, el rubio simpático y súper dotado se ofreció para llevarme a casa. Estaba cansada de follar duro y quería llegar a casa para contarle a mi marido.
Al llegar, el rubio intento darme un beso en la boca de despedida y quite la cara. – recuerda que es sin enganche.
Pero su mirada de deseo me cautivo y no soporte no besarlo. Me desnudo en su carro y me hizo el amor. Yo estaba lubricada de leche así que fue muy sencillo que me penetrara con esa enorme verga. Mi marido escucho el escándalo afuera y se acercó, nos detuvimos y el me preguntó… – estás bien amor? Yo le respondí – si vida. Estamos muy bien.
El me miró con agrado y tras una sonrisa me dijo… – entra cuando terminen.

Datos del Relato
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1 comentarios. Página 1 de 1
Fantasito
invitado-Fantasito 17-04-2021 17:13:37

Demasiado bueno para ser todo cierto

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