La enorme verga del viejito de mi jefe estaba frente a mi, enorme, gruesa, subiendo y bajando cual machete que quisiera penetrar cualquier trozo de carne que se le pusiera frente a el.
Me quede mirando por unos instantes aquel formidable aparato tan excepcional; al igual que a mi vagina le escurría jugos vaginales, mis glándulas salivales comenzaron a hacer su función, lo que me hacia tragar y tragar saliva, mis pechos se pusieron duros cual si fueran dos globos de agua a punto de reventar con cualquier mínimo roce, mis pezones se irguieron de tal manera que no obstante de tener unas aureolas grandes, toda ella quedo fundida en los pezones los cuales se percibían sin ninguna dificultad, lo cual fue detectado inmediatamente por el viejito de mi jefe.
Sin inmutarse en lo más mínimo, ni voltearse hacia la taza del baño y frente a mi mirada, tomó su enorme verga a la altura de sus testículos y comenzó a sacudirla como queriendo sacudir la más mínima gota de orina que pudiera quedar en el orificio de la cabeza de su enorme verga; la sacudió con gran fuerza de arriba abajo y de la forma en que se la tenía tomada, hacía ver más enorme su pedazo de tronco; caminó hacia el lavabo y dejó caer dentro de el aquella enormidad de verga, la cual ya había perdido un poco de erección, pero aún así le faltaban escasos milímetros para poder alcanzar a tocar con su enorme verga el grifo de la llave. Abrió la llave del agua y comenzó a toser de nuevo para tratar de llamar mi atención nuevamente, lo cual ya no era necesario que lo hiciera, pues la mirada de mis ojos jamás se había separado de su enorme verga, mojó la mitad de su verga y la enjabonó lentamente, su mano enjabonada recorría con suavidad su verga desde la cabeza hasta sus testículos, subía y bajaba su mano como samurai afilando su sable para una gran batalla, no perdía yo ni uno solo de sus movimientos, excitándome cada vez más la ternura y suavidad con la que lo hacía.
Finalmente con la toalla secó su pene y yo voltie la mirada hacia mi monitor, tratando de hacerle creer que no había visto nada, cosa que para nada lo creyó el viejito de mi jefe, pues mis senos y pezones decían lo contrario, al igual que el sudor de mi frente; y no se diga mi vagina, la cual con el orgasmo que había tenido, había mojado mi tanguita, falda y llegado hasta la silla.
El viejito de mi jefe, salió del baño y se dirigió nuevamente a mi lugar, parándose de nuevo a mi costado derecho, no sin antes ofrecerme su pañuelo diciéndome: “toma niña, para que te seques ese sudor que según veo, tienes demasiado calor, no obstante de estar fresca la noche”, comprobando él con esto el grado de excitación que había logrado en mi.
Permaneció parado al lado mío y bastó solo un arrimón que mediera en mi antebrazo con su pene para volverme a poner la carne de gallina, solo fue uno, transcurrieron como cinco minutos y no lo volvía a hacer, cosa que yo ansiaba, pero no fue así, la excitación que tenía me llevó a pensar la forma en que podría volver a sentir su verga en mi antebrazo, poco a poco y muy disimuladamente fui levantando mi codo y como él se encontraba lo suficientemente cerca de mi, no fue mucho mi movimiento para que mi codo rozara repetidas veces su verga por encima de su pantalón, acercándose el viejito más hacia mi para que me fuera más facial el roce de mi codo en su verga, al grado que mi codo ya permanecía fijamente oprimiendo su enorme verga, percatándome perfectamente como se le fue poniendo dura, ya que le hacía movimientos circulares aparentando que dicho movimiento era por causa del movimiento propio al escribir en el teclado. Ahora yo intencionalmente tire unas hojas de mi escritorio, procurando cayeran sobre sus zapatos diciéndole: “perdón, voy a levantarlas”, hice mi silla hacia atrás, para poder agacharme sin ningún obstáculo y sin voltear a ver las hojas que estaban tiradas, mi cara se fue directamente hacia su paquete que no obstante de lo suelto de su pantalón del traje, se notaba su enorme verga perfectamente bien parada, posé mis labios en el tronco de su verga y la recorrí hasta la cabeza, mojando su pantalón con mi saliva, olvidándome por completo de los papeles, al sentir mi jefe mi boca abierta sobre su verga, me tomó con sus manos de la cabeza y me aprisionó empujándomela fuertemente contra su verga, al grado de casi asfixiarme, queriendo introducirme aquel sable en la boca aún con todo y pantalón. Casi sin respirar por lo fuerte que aprisionaba mi cabeza contra su verga, yo la recorría cual larga es, moviendo mi cabeza de un lado a otro como diciendo “NO”, con dicho movimiento de mi cabeza, sentí el súper de su pantalón abajo, él no se lo había subido al salir del baño, como sabedor de lo que ocurriría inminentemente.
Como pude por la presión que ejercían sus manos sobre mi cabeza, logré ir llevando con i boca su verga hacia la entrada que había dejado su sipper bajo; y o sorpresa, logré sacarlo sin ninguna dificultad, pues tampoco había metido su verga dentro de su bóxer. El viejito al sentir que su verga estaba a punto de salir de su prisión, dejó de aprisionar con tanta fuerza con sus manos mi cabeza, facilitando los movimientos de mi boca para que pudiera cumplir con su objetivo de liberar aquel monstruo impaciente de carne, el cual al llegar al lugar de salida, brincó en una forma descomunal, queriendo devorar lo primero que se encontrara frente a el, lo cual eran mis labios; por un instante el viejito de mi jefe me soltó la cabeza, la cual hice unos segundos hacia atrás, y pude ver en todo su esplendor la verga más descomunal que en mis 27 años de vida hubiera imaginado existiera, larga, gruesa, de circunferencia como del tamaño de una mandarina, sus venas de un tono violeta hacían verla más gruesa, el prepucio que cubre la cabeza de su verga se veía a punto de reventar por lo hinchado de su glande, me quede con la boca abierta de tanta impresión, el sable que había visto en el baño oscilar amenazante, a metro y medio de distancia de mi lugar, ahora lo tenía frente a mi, a unos cuantos centímetros de mi boca, me quedé atónita de tanta belleza, mis glándulas genitales y salivales comenzaron a producir su propios jugos, mis tetas gritaban con desesperación el salir de sus ataduras, estaba perpleja y boquiabierta, situación que mi jefe Arturo, aprovechó para de un solo movimiento y de una forma magistral agarrarme de nuevo de la cabeza con sus dos manos e introducirme toda, pero toda su enorme verga en la boca, la cual atravesó sin ninguna dificultas, pues la tenía salivando grandemente, recorrió de un solo golpe mi boca, faringe laringe y considero que parte de mi esófago, no tuve tiempo de sentir náuseas, pues fue un movimiento rapidísimo, magistral y de mucha experiencia, cuando me di cuenta, su verga ya estaba recorriendo mis entrañas y mis labios rozaban la base de su verga, ahora se que lo hizo así, porque de otra forma no me la hubiera podido meter toda, solo yo me la hubiera metido lo que alcanzara en mi boca, dejando la mayor parte fuera.
Aquel enorme trozo de carne en mi boca, me hacía casi asfixiar, el viejito no hacía ningún movimiento, ni yo para no hacerme volver el estómago, me sentía completamente atravesada, no había un milímetro de su verga fuera, toda me la había comido.
AMIGOS, esta historia continuará, espero sus comentarios para continuar con ella.
salu2
Que rico As I quisiera sentir ima Verga yo