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Categoría: Maduras

EL RETO CON ALICIA.

"La bella madurita rubia de 60 años después de un primer intenso encuentro me reta pícaramente para algo más cañero."

 

Como ya conté en el primer relato después de darle bien, Alicia me retó, quería más caña y me dejó completamente descolocado, le di bien pero quería y exigía más, me dijo que en su anterior vida sexualmente activa había sido muy cañera y quería empatar o superarlo.

Me hizo pensar varios días, pensar incluso retorcidamente, y llegué a la conclusión de que necesitaba ir a un sex shop para abastecerme de material cañero e intentar cumplir con su desafío, o incluso superarlo.

Allí que me fui al sex shop con las ideas bastante centradas, tampoco podía ser tan complicado, suponía por dónde y cómo quería más caña. Y en el sex shop encontré lo que creía necesario para cumplir con las expectativas que Alicia desafiaba.

Ya tenía mis artes preparadas, era cuestión de que me volviera a reclamar para un posible cambio de bombillas, y a esperar con impaciencia e ilusión a que llegara el momento.

El día llegó y coincidimos de nuevo paseando, me preguntó si había pensado en algo diferente para la siguiente cita, y le contesté que no se adelantara a las sorpresas que le tenía preparadas, solo estaba esperando que me volviera a citar. Con amplia sonrisa me dijo que estaba deseando, y si por favor me venía bien para el día siguiente de nuevo a las cuatro y media de la tarde. Me dio dos besos en la mejilla y después pícaramente me dijo que ya estaba contando las horas.

Parecido a la vez anterior, me acicalé esta vez un poco más, me puse guapete, y por supuesto me puse esa colonia que le había gustado y guardé en un discreto neceser mi compras del sex shop y el bote de mi colonia preferida.

Con la debida puntualidad estaba tocando el timbre de su casa, y enseguida me abrió la puerta, ella me estaba esperando. Fue verla y estaba preciosa, se había esmerado en ponerse pícara y bonita, sacando partido de su belleza.

Cerró la puerta y nos abrazamos, ella vestía un precioso camisón negro finito semitransparente lleno de picardía, en esas transparencias veía un tanga negro y unas medias negras de liga, estaba impresionante, me tenía burro sin empezar.

Nos dimos un profundo beso y el ambiente ya estaba ardiendo. No hacían falta presentaciones, ni preguntas, los dos sabíamos para que habíamos quedado. Me cogió con suavidad de la mano y me llevó directamente a su dormitorio.

Fue llegar y comenzar a revolcarnos, había muchas ganas por las dos partes, era evidente. Me incorporé y me desnudé rápidamente a la vez que nos mirábamos con pasión. Salté a por ella y comenzamos un magreo mutuo total, a la vez le iba desnudando, le quité el tanga lentamente con la boca y quedó solamente con esas medias tan sugerentes y fetichistas.

Le besé con muchas ganas, fui bajando lentamente recorriendo a besos su cuerpo hasta que llegué a su clítoris, y ya estaba ella muy mojada. Ahí comencé a hacerle con mi lengua un buen trabajo en su coño perfectamente depilado. Ella respiraba muy fuerte y estaba en la gloria, cuando entendí que era el momento adecuado de haberla calentado pero que todavía no estaba para llegar al orgasmo, le di media vuelta, empecé a besar sus glúteos y ya mi lengua se fue descaradamente a por su culo. Cuando ya estaba bien preparada, cogí de mi neceser una de las sorpresas que le había preparado. Con lubricante anal y los dedos fui preparando su ano, y cuando ya estaba al punto, le introduje un plug vibrador de tamaño medio y lo puse en modo vibración. Ella comenzó a retorcerse de placer. Aproveché el momento para girarle y ponerle boca arriba y me fui directo con mi lengua a rematar la faena en su coño.

Ahora sí que se retorcía de placer y le chorreaba el asunto, cogí del neceser un consolador vibrador de considerable tamaño y lo introduje en su chorreante vagina, teniéndole con los dos agujeros ocupados con vibración mientras le comía el clítoris, ella estaba a mil.

Cambié de postura y nos pusimos en posición 69 estando yo abajo, tenía control sobre los dos juguetes que le había puesto y de su clítoris, ella a su vez todo desbocada comenzó a hacerme una brutal mamada, puse la vibración de los dos juguetes a tope, pudiendo jugar con el vaginal a meter y sacar a la vez que le seguía comiendo el clítoris. Los dos estábamos en el punto máximo de placeres, y un brutal orgasmo mutuo llegó, ella seguía comiendo todas mis explosiones y sentí que casi perdía la consciencia por el placer exagerado. Le retiré el consolador vaginal, desconecté la vibración del plug pero se lo dejé dentro, todavía lo iba a necesitar. Mi polla estaba estremecida por la corrida y brillante completamente por su gran trabajo.

Resoplando los dos íbamos recuperando el bajón de tanta tensión, ella me dijo que mi sorpresa le había encantado, y que esta partida todavía no había terminado.

Pasado un rato, y tras beber una copita de cava había que retomar el desafío.

Comenzamos de nuevo con besos y mutuas caricias, calentándonos poco a poco pero bien hecho, y ella comenzó a bajar hacia mi polla, comenzando a besarla y seguidamente comenzó con una exquisita mamada, cuando la tenía todo tiesa, me flexionó las piernas comenzando a hacerme un beso negro a la vez que me masturbaba lentamente con una mano. Me tenía en la gloria, porque me acababa de correr hacía un rato, de lo contrario me hubiera ido en nada. Se notaba que sabía lo que hacía y cómo lo hacía. Pasado un rato tuve que pedirle que parara que iba a romper de placer en breve. Se río, y me dijo, yo también se jugar con un hombre.

Volví a comenzar a mi partida, puse el plug en vibración suave y jugué lentamente con él y comencé a jugar con mi lengua en su coño, notaba perfectamente cómo le iba subiendo la pasión y cómo se iba calentando. Llegado el momento que entendí oportuno le puse a ella encima de mí y la penetré vaginalmente, sentía perfectamente en mi polla la vibración del plug cosa que me daba un extra de placer, sentía a tope como recorría esa vagina y estaba en un estado de maravilloso placer continuado, mientras mis manos acariciaban y jugaban con sus preciosos pechos. Esa bella mujer era una maravilla para recorrer los mutuos caminos del placer, era picarona y muy atrevida.

Después de un buen rato así, me moví y la coloqué en posición perrito, y volví a jugar lentamente con el plug, cambiándole las intensidades y haciendo un lento mete-saca, a la vez que mi otra mano trabajaba su clítoris estratégicamente.

Se lo quité lentamente, viendo las contracciones de su esfínter, ella resoplaba de placer.

Y ahí fui de nuevo al neceser y cogí la última de mis sorpresas del día, un strapon de los que vienen con dos anillas de goma que se coloca uno en los testículos y otro en el tronco de la polla y que permiten a un solo hombre realizar una doble penetración. Me lo coloqué y le pregunté si se atrevía con la sorpresa, su respuesta fue hacerme una pequeña mamada en la polla, otra al strapon, me miró con ojos de lujuria y de sorpresa, y seguidamente dijo adelante.

Volví a lubricar con todo cariño su zona anal a la vez que seguía jugando con su clítoris, cuando entendí que todo estaba preparado, comencé a penetrar lentamente ambos falos, el strapon en su vagina y mi pene en su ano. El comienzo debía de ser muy lento, mis sensaciones eran tremendas, mi pene sentía a través de las paredes vaginales el strapon, era una sensación extraña pero a la vez placentera, le pregunté a ella cómo estaba, y me dijo que se sentía completamente llena de doble placer.

Poco a poco el ritmo fue aumentando y ella comenzó a emitir gemidos de placer, el ritmo subía y sus gemidos también, entrando en una dinámica de movimiento acompasado en el que se sentía perfectamente el mutuo placer. Pasado un rato así ella comenzó a tener un orgasmo, situación que me calentó más todavía, ella llegó al orgasmo y a mí me quedaba un poco de fuelle todavía, bajé por unos momentos el ritmo mientras ella se corría y en cuanto se repuso vuelta al nivel anterior, yo notaba que faltaba poco para irme, volví a coger con mi mano derecha de su clítoris y a calentárselo, ya no podía más me iba en nada, le avisé, subí a la máxima intensidad y ahí empezamos a corrernos los dos al vez, me corrí como un animal dentro de su culo.

Los dos estábamos rotos, menuda tarde llevábamos.

Nos fuimos juntos a la ducha, nos besábamos y acariciábamos con ternura, la ducha nos sentó genial, la necesitábamos.

Nos vestimos, y me puse un poco de mi colonia a la vez que me peinaba. Nos fuimos al salón y nos sentamos en el sofá mientras tomábamos algo fresquito. Estando más relajados, Alicia me dijo que había superado todas sus expectativas, que mis sorpresas no se las esperaba y que ella había llegado hasta un nivel que tampoco pensaba que era capaz todavía, pero que le había encantado. Que se encontraba molida pero rota de placer.

Le indiqué que me sentía muy halagado por sus palabras y sobre todo por sus virtudes amatorias, que era una mujer increíble, lo tenía todo, belleza a raudales y una pasión descomunal. Que sabía que como amante estaba a su disposición y completamente entregado a ella.

Y ahí nuevamente me sorprendió, me dijo estoy tramando un asunto que todavía no tengo seguro, si consigo cerrar el tema voy a necesitar de tus servicios, así que estate preparado y guarda bien esos juguetes que los vas a necesitar.

Me dejó pensativo, ¿Qué estará tramando?

Nos despedimos con un buen y profundo beso y una lasciva mirada. Cuando salí de su portal eran las 7 y media, tres horas de faena, dos viajes de placer y todavía sin cambiar ninguna bombilla.

Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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