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Categoría: Incestos

EL JUGADOR NUEVO

EL  JUGADOR NUEVO

 

Me relataron esta historia una tarde cualquiera. Sucedió allá por los ochenta.

El pueblo donde viví hasta mi adolescencia. El pueblo aquel no tenía mas de 3000 habitantes por aquella época.

Recién comenzaban a verse los videos vhs, las cámaras hogareñas y esas cosas, al menos en aquel lugar. Luego me dediqué a eso.

Resulta que llegó al pueblo un muchachito de unos 20 años. Venía a jugar al equipo del fútbol del pueblo. Era un buen marcador de punta.

Llegó en el tren. Todavía andaban por aquellas vías. El entrenador del equipo lo fue a recibir junto con el presidente del club. El torneo Regional por aquella época era muy importante. Este chico había llegado a jugar en las inferiores de Racing y por esos días lo habían dejado libre.

Resulta que el abuelo del chico era el entrenador. Así que habló con el muchacho y el chico se tomo el tren y vino. Aunque sea por una temporada.

El abuelo del chico lo recibió con alegría. Se dieron un fuerte abrazo. Luego de reuniones y agasajos de bienvenida, se marcharon a casa del abuelo. El chico se quedaría allí.

El viejo, como le decían afablemente, había enviudado hacía años y no tenía pareja. Aunque se rumoreaba en el pueblo, que andaba noviando con una estanciera.

Al chico eso no le importaba demasiado. Además hacía mucho que no se veían con el abuelo. No le pareció tan mayor. Apenas un poco más grande que su propio padre.

__¿Y como anda tu madre?__ preguntó el abuelo

__Bien abuelo. Me pidió que apenas llegué la llamé

__¿Y qué esperas entonces? Sabes como es…

__Y tu también. Es tu hija…

Luego que el chico llamara, el viejo había preparado unos ricos sándwiches. Comieron.

__¿Y el vago de tu padre en que anda?

__No sé. Empeñado en que no juegue más.

__¿Y qué sabe el de esto?

__Abuelo, tu sabes que es un ex jugador…

__Si lo sé. Y era tan bueno…

__Pero…

__Pero la joda, la noche, la vida licenciosa que llevó, lo mataron…

__Abuelo, ¿Qué fue lo que hizo para que se distanciaran?

__¡Oh! Eso…paso tanto tiempo que casi no recuerdo…

__¿No te acuerdas?

__Sí, me acuerdo…otro día te cuento

__Está bien como quieras. Necesito una ducha..

__Ven, ven, por aquí es el baño__ le mostro donde estaban las cosas.

__Sí queres algo me gritas…luego del baño tengo que pesarte así que no te vistas…

__¡Está bien abuelo!

Luego que el muchacho saliera del baño, el abuelo entró al baño. Allí estaba el chico totalmente desnudo. Lo primero que vio el viejo fue un pijón colgando de las piernas del chico. Distraídamente le hizo girara y observó el buen culo que presentaba aquel chiquillo sabroso. Subió a la balanza. El entrenador apenas lo rozaba con sus dedos. Noto que el muchacho no se hacía problema en que lo viera desnudo. No tenía nada de pudor. Se sentía confiado y relajado.

El hombre lo miro de arriba abajo. Extasiado.

__¿Y, estoy en forma?

__Sí, si te has mantenido muy bien.

__Suelo cuidarme mucho abuelo. No hago desarreglos importantes. No bebo alcohol. Me cuido con las harinas…

__Se nota que te cuidas…__ luego de aquellas palabras el chico se retiro a descansar. El viejo también. Esa noche soñó con su nieto. Cuando despertó por la mañana, se dio cuenta que tenía una erección sublime. Como hacía rato no tenía. Se acarició. Primero lentamente. Se paso los dedos suavemente por las bolas hinchadas. Se detuvo un momento. El fierro no bajaba. Gemía suavemente. Rozo su tronco erecto. Se extasió recordando el sueño caliente. Sus dedos se fugaron dentro de su culo abierto y caliente. Primero uno, luego otro. El mástil se tenso mucho más. Rodeó la vara con su mano libre. Apuro las caricias y la leche brotó como río espeso. Se sintió mas calmado y se levantó a ducharse.

Las practicas eran por la tarde. El chico dormía hasta tarde. La convivencia se fue llevando muy bien. Compartían muchas cosas. Iban a comer alguna noche a un pueblo cercano con un poco mas de ruido. Miraban algunos programas de televisión. Además el, abuelo se había comprado por aquellos días un videocasetera. Empezaron a ver películas por las noches. La pasaban realmente bien. Se habían hecho compinches.

Además el chico también se había hecho de un grupo de amigos con los que solía ir al bar del pueblo a matar el tiempo. Allí conoció a Susanita. Bueno empezaron a verse a solas. Una noche en la plaza del pueblo. Tarde ya. El chico comenzó a besar profundamente a Susanita. Estaba con el palo alzado. Duro. Intentó pasar a caricias más osadas. Pero Susanita lo paro en seco. Dándole un discurso de moralidad y buenas costumbres se marcho del lugar.

El chico entró a la casa duro como una piedra. Muy caliente. El abuelo rondaba la cocina. Lo vio llegar y lo saludo a lo lejos. Lo noto molesto. Lo dejo hacer. El muchacho se perdió en su habitación. El viejo entrenador salió detrás del chico.

Vio cuando este se quitaba la ropa. Vio el palo alzado del muchacho. Duro como piedra. Sintió los gemidos del muchacho. Golpeó la puerta y se metió. El chico se alcanzó a tapar con una sabana. El verano estaba a full. El ventilador de techo también.

__¿Qué sucede abuelo?

__Te note molesto ¿Qué sucede?

__Nada…nada

__Vamos la chica te dejo caliente como una pava…

__Y si…__ el viejo fue corriendo la sábana y vio el palo alzado del chico.

__¡Que pedazo que tienes muchacho!

__¿Tu dices abuelo?

__¡Lo estoy viendo!¡Puedo ayudarte a calmar esa dureza!

__¿Como?

__Déjamelo a mi__ dijo el abuelo y ya su mano había atrapado el fierro parado. Erguido.

__¡Pero, ahh, abueloooo, ahhh, déjalo!

__¡¡Nooooo déjame déjame !!!__ el abuelo masajeaba la pijota del chico. Ya estaba obnubilado. La calentura podía mas que la negativa.

La boca del viejo atrapo el mástil. Lo beso. Los gemidos del chico aturdían los oídos. Con una mano el viejo apretaba las tetillas duritas del joven caliente y chorreante. Sudaban los cuerpos.

__¡Oh abuelo, que haces!

__¡¡Te hago sentir bien bien macho!!!__ volvía a comer el pedazo del muchacho. El propio mástil del viejo ya estaba totalmente alzado. Caliente. Se fue quitando la ropa. Las bolas del chico ahora eran acariciadas por los dedos del entrenador. Los gemidos del  muchacho ardían el ambiente.  El cuerpo desnudo del chico recibía oleadas calientes. Su mente solo daba rienda suelta a sus instintos mas básicos. Solo quería gozar. Y el viejo comía su vergón como pocos lo habían hecho. El hombre paso como jugando la lengua orillando el anillo rosadito del muchacho, para luego comerse las bolas sin vellos del chico. Jugosas. Redondas. El viejo tomo una de las manos del chico. Chupó sus dedos flacos y largos. Luego los fue llevando hasta su culo que ardía en llamas. El muchacho entendió.  Rodeó primero. Luego frotó. Unos instantes después hundió un dedo en el orificio húmedo del viejo abuelo. El hombre se tensó y gimió. Chupo con mas fuerza la vergota del chico. No la dejaba. La acariciaba con la lengua. El muchacho daba pequeños bufidos. Gruñía apretando los dientes.

Entraron dos dedos en el hueco abierto del abuelo. Resoplaba sin dejar de comerse la tranca del chico. Le daba chupones y lamidas exasperantes. El chico de espaldas estaba con una erección del demonio. El abuelo se alejo un instante. Miraba y sonreía al chico que jadeaba confuso y ardido.

__¡Ahora vas a cogerme!!__ el hombre abrió un pequeño frasco y con los dedos sacó una crema pastosa y cremosa. La unto suavemente en su entrada. Su culo se abrió mucho más. El mismo introdujo sus dedos. Suspiro. Al momento se puso encima del chico que jadeaba agitado y muy caliente. Se tendió casi sobre el. Buscando sus labios, se encontraron y se fundieron sus bocas. Se sintieron los sabores. Se chuparon las lenguas. Chorrearon saliva.

La vergota del muchacho fue guiada al agujero. Apoyó la cabezota. El culo del viejo entrenador hizo una pequeña presión. El chico sintió un hormigueo feroz. Se contuvo apretando mas la mandíbula. La cabeza entró en el aro. El viejo mordió el labio del chico.

__¡Ohhh como esta entrando tu pija, ahhh, así cógeme cógeme!

__¡Abuelo no sabía que te gustaba tanto la pija!!!

__¡Ya veras que es de lo mejor, te lo prometo!!!___ la vergota entró toda. El viejo cabalgaba al chico. El sudor de ambos los hacía resbalar. Los jugos del culo apretado aún del hombre hacían ecos de un sonido en particular. El culo del abuelo se abría con las manos de esta. Lentamente ahora el viejo cerraba su anillo y apretaba la tranca del chico que gemía y sentía como se inflamaba su pistola. Como se hinchaba endureciendo más sus músculos. Las nalgas del viejo se tensaban y marcaban sus músculos fibrosos. El chico rozó con sus manos la gran verga del abuelo que también estaba dura como estaca. Le pasó los dedos. Suave. Lo acarició. En tanto el viejo sentía la espada resbalar en todo su interior. Casi salvaje. Lo serruchaban y el estaba plenamente alzado. El nieto frotó las bolas del hombre. Llenas. Duras. Acarició las tetillas del macho que se abría para el. Era la primera vez que estaba con un hombre. Siempre le habían gustado las mujeres. Pero en esta noche la calentura le había ganado a la razón. En eso pensaba cuando empezó a convulsionar y a llenar el culo de leche. Río. Espeso. Sintió que el abuelo se abría mucho más chorreando el semen a todos lados. Cayendo libre. El pistón del viejo también empezó a largar líquido por doquier. El chico apretaba las nalgas del entrenador. Que suspiraba. Agitado. En brasas. Rojo de pasión. Lamía el borde de los labios del muchacho. Que gemía suave.

__¡Oh abuelo, me has hecho gozar, eres increíble, ahhh!!!

__¿Lo pasaste bien?

__¡Sin palabras. Me ha gustado tanto!!__ la espada aún permanecía clavada en el ojete abierto del viejo. Sentían latir en el interior la vara. No se relajaba. El viejo busco la boca del chico y sed besaron otra vez. El miembro parecía resucitar. De todas formas el abuelo se corrió del lugar y cayó al lado del muchacho. La verga bamboleante de uno. La cabeza alzada del otro. Altivo. El viejo se acomodó y chupaba las tetillas. Lamía aquellas frutillas. Los suspiros del muchacho lo hacían enloquecer. Besó el pecho y bajo hasta el vientre. Atrapo una vez mas esa barra de carne. Acariciaba con los dedos los huevos del chico.

__¡Abuelo, eres tan caliente!!__ la boca del hombre tragaba el sable que iba cobrando vida cada vez mas. Parado. Rudo. Rocoso. El viejo tragó las bolas. El chico bramó. La lengua salvaje del hombre hurgueteaban en las bolas. La saliva se amontonaba. A la altura de la boca del muchacho fue quedando el pájaro semi blando del abuelo. Se fue acercando. El muchacho abrió la boca y lo fue tragando.  El animal fue levantándose . se fue irguiendo. El chico se fue entusiasmando. Acariciaba la cola del viejo. La lengua del abuelo fue ganando terreno. Finalmente alcanzó el anillo apretadito del chico. Cuando sintió la humedad de la lengua rugosa, el chico pegó un salto. Totalmente desarmado. Sintió que le gustaba. Que se sentía pleno. 

La mano del hombre apuraba los masajes en la vergota alzada del chico que gemía a rabiar. Retorciéndose en la cama. Totalmente sacado.

__¿Te gusta lo que hago?__ preguntó el abuelo sádico. El muchacho solo gemía. Y se retorcía sintiendo ahora como su culito era penetrado por un dedo del viejo entrenador. La crema que el viejo se había colocado en los dedos, daba un resultado increíble. El chico se retorcía de placer. Dos dedos lo cogían. El muchacho sentía que explotaría de un momento a otro. En tanto el hombre seguía deglutiendo la verga de aquel chico que se sentía totalmente atrapado en aquella tormenta de deseo y lujuria.

__¡Viejo eres un sádico!!

__¡Pero como te gusta, se nota! ¡Se nota que quieres verga!¡Tu cola la pide a gritos!!

__¡No la hagas esperara entonces!__ el hombre se acomodó detrás del muchacho. Lamió un poco mas el agujero que deseaba ser perforado. El chico acarició la poronga del abuelo que estaba alzada en máximo esplendor. La crema se untó nuevamente en la cola del chico que ya estaba hirviendo al pensar en ser penetrado. Taladrado por el hombre maduro.

La verga fue entrando. El resopló. Aguantó la embestida. El viejo entró poco a poco. Tomando de los hombros al chico que gritaba y gemía. La estaca fue resbalando al interior.

___¡¡Ahhhh ya entra ya entra, ahhh, duele, pero sigue , ahhh dame esa verga, dámela!!!__ el chico estaba en trance. Gozando de la poronga que llegaba a fondo adentro de aquel cuerpo joven. El viejo apuro las embestidas. La verga del muchacho de tan excitado empezó a regar las sabanas de su leche blanca y espesa. El grito que acompañaba aquel ordeñe era desgarrador. Mezclando dolor con calentura sin fin.

El hombre lo perforaba sin descanso. Apuraba y se detenía. La vergota latía en el interior del chico. Las bolas golpean las nalgas del muchachito ensartado. El hombre rodeaba el cuello del muchacho con su brazo. Mordía la oreja de este. La chupaba. En tanto con sus dedos apretaba las tetillas. El muchacho tiraba su culo hacia atrás favoreciendo la empernada brutal. El mástil del viejo se ensanchaba cada vez más. El agujero apretadito del chico se dilataba. Babeando. Mezclando los jugos de su interior con la crema.

El hombre mordía el cuello del nieto. Sus besos eran sonoros. Húmedos. Grandes. Marcando la piel blanca. La vara iba y venía. Era un pistón insaciable. El chico se aferraba a las sábanas. Agitado. Parecía una marioneta a punto de romperse. El viejo besaba la espalda del muchacho. La vergota entraba y salía. El hombre se la sacaba un momento. Luego la volvía a hincar salvaje. El chico gemía a rabiar. Balbuceaba palabras inentendibles. Los gemidos del viejo avanzaban, cubriendo todo el lugar.

__¡Voy a llenarte de leche!!!¡¡¡Te voy a llenar el culito con mi leche!!

__¡Sí, sí!! Acaba, acaba, lléname…!!!__ el hombre apuro las estocadas finales. Los chorros empezaron a saltar dentro del culito abierto del chico que se abría más y más al sentir como se llenaba su túnel.

El chico cayó de bruces en la cama. Su culo aún en pompa. Atravesado por el sable del hombre. Que respiraba buscando oxigeno. La leche rebalsaba por la cola del chico. Aún gemía caliente.

__¡Me has hecho conocer otra forma de gozar!!__ dijo el chico

__¡Te dije que ibas a gozar!__ el hombre besaba la espalda del muchacho mientras sentía que su vara se empezaba a desinflar. Sacó la verga del canal inundado. Chorreaba. Semi blanda.

La madrugada se iba desperezando lentamente. Los gallos llamaban al día que parecía sería de mucho calor y largo.

__Será mejor que tratemos de dormir algo__ dijo el viejo

__¡Claro abuelito ¿Quieres que duerma contigo?__ respondió risueño el muchacho.

Los días fueron pasando y se hicieron cada vez mas cercanos. El muchacho ya no se reunía tanto con sus amigos del pueblo. A Susanita no la vio nunca más. En el club era muy respetado.

El año paso rápidamente. Se tuvo que marchar. Pero volvía más seguido que años antes. Cuando esto sucedía. Los encuentros eran cada vez más fogosos. Se cogían en el baño. En el patio por la noche. Donde se encontraban no podían parar de coger. Eran salvajes insaciables. El abuelo rejuvenecía unos veinte años.

Luego el chico volvía a marcharse por otro tiempo. Allí empezaba el momento de la abstinencia hasta que aparecía alguien por el pueblo que se marcharía al otro día. Y el chico por su lado también tenía otros amantes. Pero cuando volvían a encontrarse se desataba un vendaval de sexo y lujuria. Así por años y años.-

Datos del Relato
  • Autor: MARIO
  • Código: 48376
  • Fecha: 08-02-2018
  • Categoría: Incestos
  • Media: 9
  • Votos: 1
  • Envios: 0
  • Lecturas: 4202
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Víctor
invitado-Víctor 09-02-2018 05:03:40

Excelente relato,gozaron de verdad abuelo y nieto.

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