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Que tal amigos, una vez más con el gusto de saludarlo desde México, haciendo un tiempito entre lo agitado de la vida por acá y nuestras propias prisas y preocupaciones, les mando este relato de una relación que he tenido en forma intermitente por varios años ya.
Corría el año de 1993 yo contaba con 34 a esa fecha y para desplazarme a mi trabajo, descubrí un atajo que si no muy directo si me ahorraba como 25 minutos de camino. Este camino incluía una serie de vueltas y callecitas para pasar de una Colonia más bien residencial ( Las Aguilas), hacia Santa Fé que era un nuevo desarrollo de Oficinas y Corporativos de primer nivel donde laboraba en ese tiempo, cruzando algunas Colonias menos afortunadas hasta alguna de ellas bastante humilde. En fin que entre esos andares, por la hora en que transitaba, atravesaba por el camino varias escuelas, tanto primarias como secundarias de la zona. En México y debido a lo complicado del tránsito vehicular, en diferentes tiempos y para protección de los mismos alumnos se han creado brigadas de voluntarios (de los propios padres de los alumnos las más de las veces), que prestan el servicio de vialidad, es decir, que se uniforman con un chaleco fosforecente y mediante una pancarta de Alto, detienen la circulación en los cruceros aledaños a las escuelas para que pasen los alumnos hacia o desde ellas.
Así fueron pasando los días y semanas y por la rutina empecé a fijarme en una de esas "voluntarias", lo que más me llamaba la atención de ella además de su semblante siempre sonriente, era que iba enfundada de unas mallas gruesas color negro, pero totalmente pegaditas y se le apreciaba una cintura estrecha y una cola grandísima y bien parada, que resaltaba más ya que le calculé de talla no más de 1.60 mts. de estatura, y por el poco tiempo que la veía en cada pasada, pude calcular que debía rondar unos 42 o 44 años y además de su apetecible nalga, se veía de un busto regular y unas facciones agradables rematadas con una cabellera muy negra y crespa.
En fin que uno caliente por naturaleza y con ese sentido despierto siempre a alguna posible conquista, no dejaba de contestar la sonrisa de ella y al poco, bajaba la ventanilla de mi auto para saludarle, tratando de pasar siempre a la misma hora por dicho crucero para verla. Por ello me percaté que al final de una semana no la ví dos días seguidos y el Lunes siguiente me acerqué a ese sitio mucho más temprano e incluso estacioné mi auto, ya que no arribaba ninguno de los voluntarios de vialidad. Mi espera tuvo su premio, ya que unos diez minutos después la ví acercarse caminando con el chaleco y su correspondiente cartel en la mano, llegó a su puesto y se disponía a ponerse su uniforme, y en eso que me acerco a ella y después de un cortés buenos días, le dije, que milagro, se me desapareció dos días, ella con una sonrisa enigmática por mi comentario de su ausencia, correspondió al saludo y me contestó que había tenido a uno de sus hijos enfermo pero que ya estaba otra vez "todo en orden" y continuó vistiéndose, como no había dado muestra de molestia por mi acercamiento, le dije hola, mi nombre es fulano de tal y como ya se habrá percatado soy uno de sus admiradores de planta ya que diario me anima mi mañana al verla... "que galante anda", mi nombre es Amparo y si ya me había fijado que hasta el vidrio baja para hablarme, le dije no se me vaya a molestar pero si tiene tiempo cualquier día de estos me gustaría invitarle un cafecito para platicar más tranquilamente, pues haber, me dijo y terminando de vestirse, se encaminó a su puesto y volteando se despidió diciendo, que tenga un buen día y me despidió con la mano y una sonrisa, ya no queriendo insistir y con el tiempo justo para llegar a mi trabajo me fui pero al día siguiente ahí estaba como todos los días y nuevamente llegué temprano para hablarle.
La saludé ya de mano, le pregunté si seguía todo bien por casa y le dije ya ve uno aquí de insistente, la verdad es que me atraes y de verdad quisiera que te animaras a tomar un café y platicar, extendiéndole mi tarjeta con mis números, me dice hay, así serás de pícaro con todas no?, pero está bien, los Jueves puedo, te queda en la mañana?, ni modo que desaprovechar la oportunidad y le digo si, si quieres paso como a esta hora y nos vamos, me despedí de un beso en su cachete y me fui.
Los siguientes días solo la saludaba bajando la ventanilla y al fin llegó el Jueves y programando una visita a un cliente por la mañana, me estacioné no tan cerca de su crucero, nos saludamos con la mirada y me hizo la seña de que la esperara.
Le dio su chaleco y cartel a alguien y llegó a mi auto y dice, lista, a donde me vas a invitar, yo como les digo que siempre bromeo y trato de tomar confianza rápidamente, le contesto, si te dejas, hasta el cielo mamacita, se sonrió y me dice siguiendo la broma, que muy muy, y le digo a las pruebas me remito, callamos un momento y me dice ya en serio, tengo hambre donde vamos, y sin más nos dirigimos a un restaurante algo alejados de la zona.
Conforme comíamos, inicié las preguntas de rigor y me fue contestando que era dejada, que tenía 2 hijos, uno en primaria y otro iniciando la secundaria, que vivía por la zona de la escuela, que también se hacía cargo de un hermano menor con problemas y que la iba pasando... ella también me fue cuestionando y como siempre digo, con mentiras no se vale iniciar ni una amistad ni nada, le fui diciendo de mi situación personal, casado sin hijos en ese tiempo, que vivía algo cerca de ella y que se me había acomodado esa ruta para llegar a la oficina y demás pormenores de ambos.
Entre que se acercaron a servirnos más café me dice secamente y porqué el interés?, abiertamente como soy, le digo mira Amparo no te hagas la verdad es que con esas mallas negras paras el tráfico y algo más... ya más abiertamente y sonriendo me contesta, como crees, si ya estoy bien vieja, quien se va a fijar en mí?
Le digo, yo sí, siempre me han gustado las mujeres como tú, y como soy? me dice, (pensé total ahora o nunca) y le digo así como de tu edad y bien buenotas para hacer cochinadas...
Se quedó callada un momento (ya la cagué, pensé) pero se fue soltando y me contestó, si, los hombres no más están pensando en eso, en sus cochinadotas....pero no había un tono de reproche en mala onda, sino un tono neutral, por lo que mas calmadamente, le dije, ya en Serio Amparo, la verdad me acerqué a hablarte porque me gustas y como siempre contestas con una sonrisa, me pareció que eres alguien buena onda con la que podría darse algo más porqué no...
Me dice gracias de verdad, a nosotras las mujeres nunca nos molesta el sentir que le interesamos a alguien y se vé que eres de buen nivel y apuesto, pero además de que estás mucho más joven que yo, en mis condiciones no estoy para andar perdiendo el tiempo...
Insistiendo le dije, mira Amparito, o entiendo que todos tenemos una vida con más o menos complicaciones cada quién, pero dentro de ellas debemos darnos un tiempo para nosotros, sino pues con tanta responsabilidad y problemas, se nos vá la vida y cuando regresamos a ver ya se nos fue y de nuestras cosas o intereses nada, nomás nos vaciamos por los demás no crees?
Si, ni mas ni menos, ya llevo 8 años desde que se fue mi marido y como bien dices, entre prisas y apuros, se me ha pasado así nomás.
Tratando de llevarla hacia donde quería le insistí y que con nadie haz salido en ese tiempo, no manches, si seguro fila ha de haber para darte tus paseadas, no si para eso no falta, pero como la posición de una nomás la deján hay que cuidarla, sino de puta no te bajan, la verdad es que no he salido con nadie, mostrando un semblante un poco más triste melancólico.
Tratando de que no se clavara en esos pensamientos le digo y que onda Amparo si la circunstancia se presentara a modo, no te animabas?, no sé, me contestó muy sincera, habría que pensarlo no?
Ya por ese camino dije, si me pongo listo ya chingué y le digo pues no lo pienses más y anímate conmigo, soy serio formal y bien cumplidor, en serio, me gustas y si quieres me gustaría verte ya en otras condiciones, piénsalo y vamos viendo.
Terminamos el desayuno y le dije quieres que te encamine de regreso, yo tengo que ver a unos clientes, me dice no ya te quite mucho tiempo, yo misma me regreso, le dí para sus pasajes y algo más ya que me había comentado que tenía unos pendientes de material para uno de sus hijos, nos despedimos con un beso en la mejilla, aunque lo dilaté algo y le acaricié un poco la espalda con mis manos.
Para que no sintiera mucha insistencia, a veces pasaba más temprano para no topármela pero otras veces nos veíamos y sentía como que más efusivo su saludo hasta que la siguiente semana, nuevamente me paré y saludando le digo que onda mi Amparito, ya lo pensaste bien, cuando te animas? Y me dice, si quieres el Jueves nos vemos otra vez, le digo sale y así llegó nuevamente el Jueves y ahí estaba listo para verla.
La recogí y poniendo en marcha mi auto le digo que hacemos Amparo, quieres que desayunemos o que onda, es bien temprano, no hay mucho a donde ir?, para esto y por así convenirme, ese día lo tomé como vacaciones así que disponía de todo el día, ella me contesta sabes, hoy sí desayuné muy temprano, si tú no has comido nada te acompaño y vemos. Así que me paré en un cafecito, tomamos café y unas rosquillas y nuevamente a hacer mi labor de conquista, no les comenté que ahora no traía sus ya famosas para mí mallas negras, venía enfundada en un vestido apenas a la rodilla con algo de vuelo, bien ajustado a la cintura y sin mangas, con lo que mi calentura y cachondos pensamientos no solo no cesaban sino que más caliente me tenían. En el cafecito que paramos, por la hora estaba para nosotros solos y con la música nuestra plática no era escuchada por nadie más así que seguí al ataque y acercándome a ella y poniendo una mano en su piernas, así como muy natural sin avanzar más a la altura de sus muslos le decía casi al oído, Amparito, ya lo pensaste bien, anímate y nos escapamos para pasarla a toda madre, que con mis ganas y tu cuerpecito, vas a ver que bien la pasamos, ella sin chivearse (apenarse como decimos en México), volteo su cara hasta quedar de frente muy cerca y me dice, mira chiquito, si no es que no me gustes o no quiera, no se necesita ser muy listo para saber que una mujer más o menos normal con tanto tiempo de abstinencia anda quemándose, pero como te dije la otra vez, entre tantas broncas y ya que el muy cabrón de mi marido desde que se salió de la casa no se ha hecho cargo de nada, entre la tiendita que tengo, y que no paro de moverme vendiendo que si cosméticos, tupper y cuanta cosa puedo, pues apenas voy al día, así que no ando tranquila como para distraerme... le insistí y le digo mira Amparo que en buena onda si ya estás haciendo lo más que puedes por tus hijos, debes de buscarte un rato para ti y que mejor que pasarla juntos a gusto, a mis palabras ahora sí mas abiertamente acompañaba el movimiento de mi mano ya directo en sus piernas subiendo despacio pero sin parar y entre palabras y pequeños besos y caricias en su cuello intentaba que fuera bajando sus defensas y porqué no, se animara a lo propuesto. Ella como que no quiere la cosa, pero no rechazaba mis caricias y poco a poco abrió más sus piernas y me permitió sentir el bulto de su panocha ya con algo de humedad, apartando el resorte y llegando con dos de mis dedos a acariciar superficialmente su rajita, soltó un pequeño suspiro ahogado y quedito me dice al oído, ya ves, esto es lo que yo estaba tratando de evitar, pero ni modo, llévame a otro lado...
Como si de ello dependiera mi vida pagué la cuenta, salimos y busqué un Motel conocido por Revolución.
Entramos y ya con más calma volví al ataque, ahora sí tratando de ir desvistiendo a Amparo, ella también comenzó a responder a mis caricias y no dejaba de besarme y sobarme la espalda y las nalgas por encima de mi ropa, la lleve hasta la cama y ahí seguí hasta que quedó solo en una pequeña pantaleta muy sencilla, de algodón con dibujitos y que se veía muy gastada, así como un brasier de media copa al que se le notaban que hace mucho habían pasado sus mejores días.
Me fue dejando hacer, me prendí a uno de sus pechos, mediano no muy todavía firme y con un pezón grande y oscuro que conforme lo besaba y daba pequeños mordiscos, se hinchaba hasta alcanzar el tamaño de una uva grande, tomé el otro y le dí el mismo tratamiento, Amparo me sobaba la cabeza y más me repegaba a su pecho, se los seguí amasando con las dos manos y ella jadeaba ya más fuertemente bajé una de mis manos y ya directo a su puchita que teniía con bastantes vellos y sin arreglo o afeite alguno, le fui sintiendo unos labios mayores grandes y carnosos, y un huequito no muy abierto, mimso que fui recorriendo primero con uno de mis dedos y conforme lo movía y se lubricaba, agregué un dedo más y alternaba entre su cueva y su clítoris, este de un tamaño medianito pero muy respingón. Conforme le daba ese tratamiento con mi mano, ella abría más las piernas hasta que me dejó total libertad de movimientos y entonces acerqué mi otra mano, con dos dedos tomé algo de su lubricación y seguí el caminito hasta su culo, este si bien no parecía virgen si se fue abriendo a mis dedos de a muy poquito, pero sus gemidos y pujidos fueron aumentando de volumen sus manos se fueron aferrando a las sabanas y me empezó a decir, chiquito no pares me vengooooooo, no dejé de acariciarla por sus dos huecos, hasta que sus convulsiones fueron casi imperceptibles, me desnudé y poniéndome mi condón me preparé a penetrarla acercando mi verga a la entrada de su puchita, pero ella poniendo sus manos en mi pecho, me detuvo diciendo no, espera, estoy sucia, déjame bañar y sin más se paró y encerró en el baño, prendí la TV y esperé como 15 minutos, luego salió y se metió en la cama y recomenzamos,.
La volví a acariciar directo en su rajita y esta seguía húmeda y tibia, se prendió nuevamente y seguí hasta que me dijo ya, mi rey métemela. ,étemela por favor, que ya no aguanto.
Me acomodé entre sus piernas y se la deje ir firme y continuamente hasta el fondo, ella se acopló perfectamente a mis acometidas y seguía el ritmo de mi penetración alcanzando un vaivén muy sabroso y acompasado, Amparo ponía los ojos en blanco y no dejaba de gemir, me salí de ella y ella misma se montó en mí de frennte, con una de sus manos dirigió mi verga a su raja, se la metió y empezó a cabalgar muy rico, ya que bajaba y subía y lo alternaba con una rotación bien cachonda de sus caderas, yo solo sentía que mi verga estaba atrapada con su funda y conforme alternaba sus movimientos me acercaba a mi eyaculación, pero antes de que esta llegara Amparo se vino nuevamente y eso me sirvió para controlarme.
Dejé que terminara y la puse en la orillita de la cama y se la dejé ir otra vez con sus piernas en mism hombros, en esta posición y debido a su estado de excitación se la dejaba caer bien profundo ya que sus suspiros y gemidos así me lo indicaban, otra vez se vino y entonces me pegué a su pecho y le preguntaba, Amparo te gusta mi verga? Te está entrando rico?, que tal te estás viniendo? Y ella contestaba con monosílabos y movimientos de cabeza, pero le insistì hasta que poco a poco empezó a hablar, hasta que medijo claramente, papito me gusta tu vergaaaa, no me sauqes tu vergaaaa, que rico me metes la vergaaaa, en fin varias frases pero siempre incluyendo la palabra verga y que rico me cojes.
Total que el placer no es eterno, por más esfuerzos hechos, finalmente estaba por eyacular y metiendosela hasta el fondo solte como 4 chorros de semen bien cargado y caliente, me salí de ella y nos recostamos.
Ella se recostó en mi pecho y como soy algo velludo no dejaba de acariciármelos jdesde mi barba hasta la verga, total que luego de un rato, me paré al baño, me di un regaderazo y volví a la cama. Amparo me abrazó y comenzamos otra vez, sin embargo en esta ocasión además de volver a excitarla con mis dedos, ya que ella no me permitió bajarme a besarla, me detenía, yo sí busqué acomodarme de forma que dejé mi verga ya semi parada a la altura de su cara y ella empezó a acariciarla con sus manos pero mñas se la pegaba a la cara hasta que le dio un primer besito apenas en el glande, insistí y fue abriendo la boca y comenzó a meterse mi verga, hasta que la engulló toda y me empezó a hacer una mamada riquísima, es más de esa vez en adelante una parte muy importante de nuestros encuentros eran esas mamadas, ya que se prendía a mi verga y hasta costaba trabajo separarla de ahí.
Ya por meterle la verga, me paró al ponerme el condón y me dijo que en verdad tenía mucho tiempo sin probar hombre, que acudía regularmente a su revisión y que ella estaba totalmente sana, que le metiera la verga al natural, que ansiaba sentirla así, se la metí y volvió a llegar en unas tres ocasiones seguidas, hasta que teniéndola con las piernas al hombro le empecé a untar el culo con sus propios jugos y sentí como se fue dilatando el mismo, metí hasta tres dedos y sus pujidos eran y amuy elevados, me salí, me puse un condón y le empecé a meter la verga por el culo. Si bien no entró de una, no fue tan difícil ya que conforme le iba metiendo paso a paso, su culito se abría y me recibía bien aunque en su cara se reflejaba una pequeña mueca de dolor, paré un momento como a media verga, hasta que Amparo misma se movió y se metió lo que sobraba, así que empecé el movimiento de entrada y salida muy firme y antes de venirme de esta forma Amparo nuevamente se vino y hasta le temblaban las piernas.
Me salí y después de un breve descanso nos quedamos dormidos como dos horas seguidas.
Nos bañamos y todavía aahí me volvió a mamar la verga aunque ya no me vine. Amparo me decía que la había hecho muy felíz, que antes no había cogido así, que ojalá esto se repitiera siquiera cada mes. Yo le dije que si bien no estaba en libertad de verla tan seguido como quisiera, si contara con que buscaríamos un espacio por lo menos cada dos semanas.
El primer año si bien no era cada dos semanas, si nos vimos por lo menos una vez al mes, teniendo unas sesiones muy alargadas y gratificantes de sexo muy a gusto, además de coger en muchas posiciones diferentes, agregamos un vibrador, el cual me comentó Amparo que no le había gustado, que prefería mi verga naturalita y así fue, nunca más probamos otro juguete, pero si la variedad de posiciones, mamadas y penetraciones anales y vaginales, mantenían el gusto de vernos con gusto.
Como ella pudo conseguir un empleo fijo con un horario variable muy pesado, nuestros encuentros se hicieron más esporádicos, sin embargo esta relación se mantuvo caso diez años continuos, hasta que ella se movió de residencia al norte del país hace cosa de dos años y jamás nos pudimos encontrar nuevamente.
De ella guardo un recuerdo muy bello, el cual de alguna forma compartí con ustedes en este relato.
Nuevamente invito a mujeres maduritas con ganas de probar algo nuevo a que me contacten.
Saludos desde México,
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